Por Ricardo Buryaile
Diputado Nacional
UCR
En la provincia de Formosa a lo
largo de años de ejercicio se ha construido el liderazgo de un gobierno basado
en una compleja trama de poder. El actual gobernador Gildo Insfrán fue cuatro
años diputado nacional, ocho años vicegobernador de Vicente Joga. Desde hace
casi 20 años ejerce la gobernación con la posibilidad de ser reelegido
indefinidamente.
El pilar en el que se basa es una telaraña de intereses,
que incluye tanto el sistema político partidario y de elecciones, como el empleo
público, el clientelismo, los negocios con el estado, los favores, la compra de
voluntades y principalmente el miedo. En Formosa el miedo se percibe, y sirve
para mantener el control, para ejercer un poder que domestica. Con la sola
excepción de muy pocos espacios políticos, sociales y religiosos, el grueso de
los formoseños está sometido por el gobierno vía todos los pliegues y
repliegues que éste maneja.
"Lealtad y disciplina"
es la fórmula consagrada por este gobernador eterno, siempre fiel al presidente
de turno, que con la llegada del kirchenrismo, llenó la provincia de obras,
pensiones y fondos públicos.
La organización del partido FpV
en Formosa está muy influida por la dinámica que impone la utilización de la
Ley de Lemas para todos los cargos, salvo el de gobernador, y la reelección
indefinida.
Hay una apariencia de
democracia, pero en realidad el sistema hasta tiene características feudales en
cierto sentido. Con la ley de lemas se fomenta la competencia para los cargos
menores. Entonces, salvo para gobernador, se presentan como mínimo dos
sub-lemas oficialistas, pero el lema no se discute, todos trabajan y suman a
favor de un solo “señor”. Así, la cúpula dirigente del partido se mantiene
siempre unida y hegemónica.
Lo mismo sucede en las
relaciones con los municipios. La falta de desarrollo favorece la relación de
dependencia de los gobiernos locales con el provincial.
El clientelismo se practica
corrientemente, a través de referentes leales al gobierno, que pueden ser
diputados, concejales, directores de hospital, agentes de oficinas municipales
o provinciales, ONGs en apariencia, o simplemente allegados políticos. En
tiempos electorales ejercicio se intensifica ferozmente.
Por
otro lado, las actividades políticas que no son organizadas por el partido
gobernante son estrictamente controladas, a través del seguimiento policial.
Las marchas son vigiladas, los presentes fotografiados, se elaboran listados de
las personas que participan, llevándose un registro bastante meticuloso.
Entonces lo que sucede es que la gente tiene miedo de manifestarse, o de
expresar algún tipo de oposición al gobierno. El pueblo se sabe vigilado y
actúa en consecuencia, por temor a represalias laborales y económicas, como
perder su empleo o contrato con el estado.
Los
representantes de la oposición son constantemente agredidos, como fue mi caso, que durante la campaña para las
elecciones del 2013 tuve que soportar ser objeto de maniobras tan sucias
como ser llamado asesino, golpeador, violador, y hasta genocida. Terribles
calumnias e injurias hacia su persona y su familia.
El estado provincial también
controla los medios de comunicación. Los dos canales de televisión públicos en
Formosa están en manos de la provincia, y los principales diarios locales dependen
de la pauta oficial, ya que el gobierno es su principal auspiciante y así puede
controlar sus contenidos. El gobierno también controla de esta forma a más de
60 radios.
De esta manera también puede vigilar
la difusión de las problemáticas sociales. Éstas tienden a esconderse, y se
incentiva a los funcionarios a no realizar registros oficiales de las mismas.
Todo no está perdido
Si bien la cadena de respaldo del
gobierno es amplia debido a las dependencias que el grueso de los formoseños
tiene del Estado provincial, Gildo Insfrán tiene miedo a perder el poder. Lo
demostró en el 2011 cuando, a semanas de las elecciones a gobernador, promovió
una reforma a la ley de lemas para los cargos de gobernador y vice-gobernador,
que se sancionó luego de media hora de debate.
La campaña que precedió a las
elecciones de octubre de 2013, demuestra también la pérdida de poder del
gobierno provincial. Para vencerme como candidato a Diputado de la alianza
opositora “Frente Amplio Formoseño”, quien se puso al frente de la campaña
oficialista fue nada menos que el gobernador Gildo Insfrán, que utilizó todo su
aparato y gastó alrededor de $60 millones de los formoseños en conseguir votos,
llevar a votar entre 5 y 6 mil paraguayos, pagar remises, repartir dádivas a
mansalva e incumplir la veda electoral inaugurando obras y haciendo anuncios
políticos aceleradamente los días
previos a la elección. Pero los resultados definitivos fueron contundentes: el hombre
que gobierna la provincia hace 19 años descendió del 78% en 2011 a casi el 62%
en 2013, es decir 16 puntos menos en 2 años, y la oposición consiguió un
alentador 35,7%.
Algunos datos.
De acuerdo al último censo, la provincia de Formosa tiene
530 mil habitantes, el 1,32% de la población total del país.
Registró en el primer trimestre de 2012 la segunda tasa más
baja de actividad del país (34,5%). El sector productivo, industrial y de
servicios solo genera el 14% del empleo,
es decir da trabajo a 26 mil personas.
El sector
público, a través del empleo en la administración estatal y la obra pública, es
el mayor motor de la economía provincial
captando casi el 65%. Asimismo,
es la segunda provincia con menor tasa de desocupación (1,8%), ya
que los planes sociales y las pensiones
funcionan como subsidio de desempleo: casi 45 mil personas reciben pensiones
nacionales por discapacidad y planes sociales.
Los niveles de ingresos son muy bajos, el 42% de los
asalariados gana por debajo del SMVM.
Baja calidad educativa: La
provincia de Formosa obtuvo un 54% de resultados bajos en el operativo de
Evaluación Educativa (matemáticas)-
Secundaria (el más bajo).
Salud: Por cada 10 mil nacidos
vivos mueren más de 12 mujeres, siendo la Tasa de Mortandad Materna más alta
del país (Promedio país 7%oo); y por cada 10 mil nacidos vivos mueren más de 21
chicos (promedio país 12%oo).
El 95% de los recursos de la
provincia provienen de Fondos Nacionales. Coparticipables, de asignación especificas, transferencias.
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