Recibimos este mail del senador Eric Calcagno, y lo publicamos:
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Es indudable que la seguridad constituye
uno de los reclamos más acuciantes en todo el mundo. Se trata, como
dice el diccionario, de estar seguro, es decir “libre y exento de todo
peligro, daño o riesgo”. En particular en la Argentina se presenta a la
seguridad como uno de los problemas fundamentales, si no el más
importante. Sin embargo, entre nosotros este reclamo se refiere sólo a
la seguridad de la vida y la propiedad, que son exigencias esenciales
de la convivencia humana; pero se omiten la seguridad en la
satisfacción de otras necesidades básicas de un ser humano (por
ejemplo, alimentación, salud, educación, vivienda, trabajo, cultura).
Tampoco se resalta como se debería, la
evidente interconexión entre la desigualdad social y económica, la
miseria y el desempleo, con los delitos contra la propiedad.
Todos conocemos o sufrimos casos de violencia para robar, lo cual
suscita una justificada indignación personal y colectiva. Pero no se
trata de un caso excepcional. En la Argentina, en 2007 se perpetraron
711.987 robos, hurtos y otros delitos contra la propiedad (datos del
Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Sistema Nacional
de Información Criminal). A su vez, en Francia, desde febrero de 2007
hasta enero de 2008 se comprobaron 2.352.951 delitos contra los
bienes, es decir 6.446 delitos por día. De ellos, los robos fueron
1.778.888 y las destrucciones y degradaciones 461.977 (datos del
Ministerio del Interior, Policía Nacional, Observatorio Nacional de la
Delincuencia, Bulletin Mensuel, febrero de 2009). De acuerdo con estas
cifras, la tasa de delitos contra la propiedad por cada 1.000
habitantes fue en Argentina de 17,8 y en Francia de 37,3; es decir,
sufrimos menos de la mitad de robos y destrucciones que en Francia.
Esto no es un consuelo y deben extremarse las medidas para impedir los
delitos; pero debe saberse que es un fenómeno universal y que la
Argentina no es un caos en medio de un mundo que vive en orden. Veamos
de acuerdo con las estadísticas nacionales y de organismos
internacionales, qué dicen las cifras con respecto a los homicidios
dolosos.La protesta actual sobre la inseguridad tiene dos características. Primero, sostiene que la situación ha empeorado de modo notorio desde 2003 y que desde entonces la Argentina se ha transformado en un infierno en el que rige la inseguridad, frente a los demás países, que la mantienen dentro de límites satisfactorios. Segundo, que quienes delinquen nunca van a la cárcel.
Homicidios dolosos en Argentina. El gráfico 1 muestra la evolución de los homicidios dolosos en la Argentina, desde 1991 hasta 2007. Se advierte una tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes, de 7 a 9 puntos entre 1991 y 2002, con picos en 1997 y 2002. Después, desde 2003, la cifra de 9,20 cayó a 5,26 en 2007. Queda así demostrado que lejos de haber aumentado, la tasa de homicidios dolosos, en 2007 cayó casi a la mitad de las cifras de 1997 y 2002.
Comparación internacional. En el gráfico 2 se advierte la tasa de homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes, por regiones y subregiones. La Argentina tiene una tasa levemente menor de homicidios intencionales que Europa y Estados Unidos.
Si se compara la situación de Argentina con otros países americanos, nuestra tasa es de 5,4 de homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes. Esta cifra es inferior al 5,8 de Estados Unidos, y mucho menor que el 53,3 de Colombia, el 28,5 de Brasil, el 11,1 de México; igual está Uruguay (5.4), y por debajo Chile (4,2) y Canadá (1,9). (Fuente: Naciones Unidas, Office on drugs and crime, International homicide statistics). Una observación: la tasa de homicidios en Estados Unidos es mucho más alta en los Estados de la Unión con pena de muerte que en los que no la tienen.
Quiere decir que en la comparación internacional, tanto a nivel mundial como americano, la Argentina está ubicada entre los países con tasas por homicidios delictivos más bajas.
Tasa de encarcelamiento por delitos. Otro eslógan afirma que en la Argentina los delincuentes entran a la cárcel por una puerta y salen por la otra. Las estadísticas internacionales muestran que no es así, y que la tasa de encarcelamiento por cada 100.000 habitantes en la Argentina es de 148, cerca de la de España (145), Reino Unido (145), Brasil (191) y México (196). Estamos, pues, ubicados en el medio de la escala; las tasas no son muy bajas ni excesivas, y más bien están en relación con las tasas de delitos. (Los datos utilizados son del National Council on Crime and Delinquency, U.S. rates of incarcelations, a global perspective, Christopher Hartney, Washington, Noviembre de 2006.)
La Argentina demonizada. Las afirmaciones apocalípticas con respecto a la seguridad en la Argentina se han transformado en propaganda política y son materia de intensas campañas en diarios, radio y televisión. Sin embargo, los gráficos 1 y 2 muestran con respecto a la tasa de homicidios en la Argentina, primero una fuerte disminución desde 2003, y segundo, que está en el promedio europeo y por debajo de la tasa de Estados Unidos. Integra también el grupo de menor tasa de América latina.
La situación en cuanto a homicidios dolosos mejoró de modo sustancial desde 2003. En 2007, esa tasa era de 5,26 por cada 100.000 habitantes, mientras que fue de 8,0 por 100.000 entre 1991 y 2002. Claro está que esta cifra significa 2.071 homicidios durante 2007, o sea 5,67 por día. Si una cadena de medios de comunicación quisiera dar una sensación de inseguridad, le bastaría con exhibir cinco asesinatos por día en la primera página, y a la semana el país tendrá la sensación de que está en medio de una guerra abierta; algo de eso es lo que está ocurriendo. Si los diarios de Estados Unidos se propusieran hacer lo mismo, no les alcanzaría el lugar para cubrir los casi 50 homicidios que hay cada día, en promedio, en ese país. Aun si lográramos bajar la tasa de homicidios hasta un nivel similar al de Suiza o Suecia, los medios de comunicación podrían seguir dando la sensación de altísima inseguridad, con una amplia cobertura a los dos o tres homicidios por día que seguirían ocurriendo.En síntesis, es cierto, primero, que el de la seguridad es uno de los problemas más angustiantes que enfrentamos; segundo, que deben cubrirse todos los aspectos de la seguridad, comenzando por el primero, que es la vida; pero después, junto con el resguardo de la propiedad está la seguridad frente al hambre, al desempleo, a la salud, a la educación y, en general, a las necesidades básicas insatisfechas; tercero, que la situación de la Argentina en materia de la inseguridad frente a los homicidios delictivos ha mejorado mucho desde 2003, tanto que en este momento nuestros índices son similares a los de Europa y mejores que los de Estados Unidos; cuarto, que el Gobierno debe intensificar al máximo la política de seguridad de la vida en primer término, y al mismo tiempo la de protección de la propiedad y de los demás derechos humanos básicos.