lunes, marzo 16, 2009

Sudamérica 3

¿Porqué Sudamérica y no, por ejemplo, Latinoamérica? Porque creo que no hay condiciones políticas, económicas, para hablar, hoy, de Latinoamérica, como posibilidad. México tiene su futuro como patio trasero del Nafta, el caribe se desangró en guerras civiles, de las cuales, salió teniendo que elegir: entre Sudamérica y una variante menor, una hija bastarda, del Nafta. Pero cuando tuvo que elegir, estaba Menem, estaba Fujimori, estaba Cardozo, estaban los buenos alumnos de la suiza sudaca, los uruguayos, los empleados del mes de Mac Donald, los socialistas chilenos –todos de pie: vamos a nombrar al señor Lagos, agachen la cabeza, reverencias: acá está, así es, un alumno predilecto del curso acelerado para ser anglosajón, y muy lindo todo, de verdad, lástima que en Chile no preferiría, ni loco, vivir. Lo prefieren los que acá cortan rutas y hacen escraches, los propietarios ideologizados: querría verlos si Lagos fuese presidente acá: los carabineros se harían un festín- y entonces, el caribe, tuvo que elegir. Y eligió. Los más cercanos, por ejemplo, los panameños y nicaragüenses, se tomaron su tiempo, y están tironeados de los dos lados. Los otros, el resto, conoce de cerca la experiencia cruel de Haití, de Nicaragua, de Cuba, de Guatemala, saben, lo siento, que La Montaña quizás sea, nomás, una inmensa estepa verde. (Todavía no sé qué pasó en las elecciones de El Salvador, esa pequeña y sufridas nación: pero en todo caso, aunque gane la izquierda descremada, no creo que estas premisas –si es que son tal cosa- cambien). De modo que, no creo, aún con Estados Unidos, con coyunturales (¿coyunturales?) problemas para que el resto del mundo les pague el endeudamiento de la señora que hace cola en Walt Mart (sí, también lo siento: los hijos de Bil Clinton que ganan fortunas jugando a la bolsa, son los principales responsables, pero el pueblo de los Estados Unidos, no está, ciertamente, exento de una inmensa responsabilidad), los estados del Caribe y Norteamérica, que pertenecen (cada vez menos, creo) culturalmente a una misma matriz de Sudamérica, seguirán tironeados, pero optarán, por los Estados Unidos. Por seguir atados al furgón de cola. Estados Unidos los necesita, no sólo porque en Sudamérica la cosa se les complica, entre Chávez y Cristina Kirchner, o mejor, entre Chávez y Argentina (porque, simplemente, Argentina no tiene, como puede quizás razonarse en relación a Haití, una economía que pudiera ser complementaria con la yanqui y sí tiene en cambio, peso relativo para hacer de contrapeso de la diplomacia subimperial brasilera en las disputas sudamericanas), sino porque las zonas calientes del mundo –principalmente donde están ubicados los hidrocarburos- se les complican y aunque a Europa la sigan teniendo atada del cuello, Chindia amenaza, agazapada, como un gato. Cuando Alemania y Japón amenazaron la hegemonía imperante, se desató una guerra mundial. De modo que, creo, ahora, acá, hoy, hay que hablar de Sudamérica. De los recursos naturales de Bolivia y Venezuela y Ecuador, de la potencialidad industrial de Brasil y sus salarios casi Chindios, de los alimentos y el capital social argentino, del rol propicio para demócratas invasores (como Kennedy) que juegan las FARC en Colombia, del rol que juegan Perú (quizás, sólo, temporalmente) y sobretodo Uruguay y Chile, con la venia de Brasil (que, para meter el enemigo en casa, el obrero Lula, junto con Duhalde, cascotearon el MERCOSUR en pos de la UNASUR). Hay que pensar en Sudamérica, hay que pensar en Brasil (que no es lo mismo que pensar en San Pablo, como, creo, hace la derecha política Argentina). Si Chindia encuentra la vuelta para no seguir cargando con la deuda de los yanquis (esto es, cuando finalice su proceso de inserción industrial en el mundo) el mundo puede precipitarse a una guerra. Y en ese cuadro, nosotros estaríamos tironeados hacia el bloque yanqui-europeo por México y centroamérica, y hacia el bloque Chindio por Brasil y por Venezuela, Bolivia y Ecuador. ¿Es delirante decir que de esta crisis mundial puede avecinarse una guerra? Creo que no. Creo que siempre fue así –con una guerra- como se saldó la inevitable discusión de quién pagará los costos y las secuelas de la crisis. Creo, también, que hay ya incipiente una puesta en escena de estas tensiones entre el BIRC (Brasil, India, China, Rusia) y el eje atlántico anglosajón en Afganistán y en Irak, y también en el Grupo de los 20. Y que, Sudamérica tiene dos caminos: o avanzar en una integración hacia la autonomía regional (para lo cual se requiere tiempo, tiempo que, claramente, no está en las voluntades presidenciales ni en nuestras manos) que permita sacar partido de estas tensiones, con un pie en el BIRC y otro pie en la autonomía, o bien jugará –con la actual conformación política- en los organismos internacionales para el BIRC. Siempre y cuando, una ola derechista no atraviese a las actuales democracias sudamericanas. Por ahora, tenemos el incipiente Consejo de Defensa Sudamericano, el Banco del Sur y el MERCOSUR como plataformas que sueñan con la autonomía.

3 comentarios:

  1. Qué fumás tan temprano? O viene con corcho?

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  2. No estás tan errado. Como ponencia preliminar del TP de Análisis Estratégico no está mal. Oscar Cardozo escribió cosas así y le pagaron por ello.

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  3. Sin duda... Sudamérica!!! Qué hay de ese sentimiento setentísta de unirnos por el idioma que nos encontró hace 800 años??? Lo que nos encuentra en igualdad de problemas y similares soluciones es Sudámerica. ¡?'¿

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