Abro un comunicado de prensa, del ex concejal de la Alianza, Marcelo Hadad, candidato, ahora, a diputado nacional (cero chances) por el Partido Socialista.
Pide que la AFIP pare con "el acoso de los controles al campo". Curioso, ni Federico Pinedo, ese brillante cuadro de la derecha argentina, cuando fue ministro de economía de la década infame, junto a tantos otros cuadros del socialismo -y sí, el partido socialista, siempre estuvo en toda coyuntura antipopular: lo más progresista que logró fue tener doce años funcionarios en el "progresismo porteño" de De La Rúa, Olivera y Aníbal Ibarra- fue tan brutal para expresar una posición reaccionaria y oligarca.
Bajo la coartada de los pequeños y medianos millonarios santa encarnación de la virtud de la Patria, que al amanecer se levanta mirando el horizonte del futuro celeste y blanco y del Mercado de Chicago) al parecer se puede decir cualquier boludez. Pero hay un límite.
La disputa por los, quizás diluídos, votos sojeros, que mantiene el pinedismo residual con las patronales que alquilaron el Partido Radical, tiene ya ribetes asombrosos, y patéticos.
Las patronales agrarias, una sóla vez intentaron llegar al gobierno por elecciones democráticas: con Robustiano Patrón Costas, lo que dio orígen a la Revolución de los Coroneles, en el 43.
El resto de las veces (con la ayuda del socialismo, por cierto) arribaron a la captura dlee stado bajo el frandude patriótico, los golpes de estado, la represión y las matanzas.
Por eso, es relativamente nueva la experiencia democrática de estas patronales duras en la defensa de su rentabilidad, y duras en la defensa de una ideología otrora criminal, hoy encarnación de la Biblia y las Tablas de Moisés, cuando menos.
Y tienen una interna.
Entre los que proponen un negocio atendido por sus propios dueños y compraron llave en mano el radicalismo abandonado a la deriva y quienes, desde la dirigencia tradicional que representan desde hace treinta años lo nuevo en la política, se proponen como los mejores abogados defensores de las patronales, contra el populismo feo, sucio y malo.
Veremos que pasa.
Y la verdad que escuchar al socialista Binner decir que le fue a llevar un idea a la Presidenta, que tiene que darle al campo noventa días de respiro sin pagar retenciones, y que la Presidenta le preguntó cómo hago para compensar esa plata y Binner dice que no le puede contestar esa pregunta, uno se pregunta qué tiene de socialista esta gente por favor.
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