Otro ataque a la libertad de expresión

Mientras Corea del Norte realiza nuevas pruebas con misiles de largo alcance, en un contexto donde se agudiza la falta de diálogo del Gobierno con el campo, el oficialismo continúa atacando despiadadamente a la libertad de expresión.

Tal como denunciara la SIP y ADEPA, las injerencias del gobierno en la libertad de expresión lejos de cesar, se profundizan. En los últimos días, se conoció que De Vido impidió la libertad de repartir dividendos a pequeños y medianos accionistas de Edesur cuando, en ese contexto, allegados al oficialismo volvieron a atacar al canal de noticias TN.

Mientras se profundiza la escalada antisemita y anticomunista del gobierno (Aranguren, un destacado empresario nacional, al frente de Shell, denunció: "Acá, en la Argentina, los empresarios dicen: "Quiero salvarme yo. Mientras a mí no me toque, no me preocupa qué es lo que pasa". Pero lo que vino después no fue otra cosa que una mayor expresión de lo que inicialmente fue un boicot convocado por una decisión soberana de una empresa de trasladar a los precios de los combustibles el incremento de los precios de los productos.
Acá aplica el poema de [Martín] Niemöller, un pastor luterano alemán, cuando decía: "Los nazis vinieron por los comunistas [guardé silencio, porque no era comunista. (...) Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar], y ahora están golpeando la puerta". Tremendo, exacto, y nadie hace nada) los allegados al oficialismo, en vez de preocuparse por la inseguridad, ahora atacan al Bebe Contemponi en una escalada verbal que trasciende la mera figura del Bebe, o el Canal TN, o el Grupo Clarín; o la Asociación Empresaria Argentina, o si se quiere el sistema de medios en este Cono Sur, por no mencionar a Slim, y en todo caso plantea preguntas más profundas en torno al cuidado del ecosistema, ante el alarmante aumento de los efectos del gas invernadero.

A la ya habitual inseguridad que tiene que sufrir la gente común, se suman cosas como ésta, que sólo contribuyen a enrarecer el clima político, ya de por sí crispado inecesariamente .

Y nadie hace nada.

Acá los nuevos ataques al Bebe Contemponi.