En el día a día este es un mal momento para el llamado "peronismo disidente". La derecha peronista, a primera vista, tiene un problema en su fragmentación, sustentada en proyectos hiperindividualistas y por tanto, aparentemente antagónicos cuando se escarba el fondo de la gran unificación: el peronismo que le gusta a los disidentes está en contra de Néstor Kirchner, y punto, con el resentimiento de quien fue kircherista humillado, y con la naturalidad de un monaguillo contra Satán. La comprobación de que Kirchner no era Satán y los peronistas volcados a la derecha han dejado -apenas cumplidos los dos años de vida, cuando ya disputaban la preferencia familiar con sus hermanitos- de ser monaguillos, es quizás la visibilización de un fenómeno más profundo. Chán.
Qué bien que vengo hasta acá, eh. Ya escribo como un cientista político, de una.
Ahora bien: ¿cuál es ese fenómeno más profundo?
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Y yo cómo mierda puedo saberlo, eh.
Esa es una de las mejores que tiene el kirchnerismo, que mal que mal puertas adentro logra cierta unidad, raja un par de indeseables como Albertito y los albertistas y fué.
ResponderBorrarLa cosa es: ¿como le decís a una niña que le atropellaron el perrito? O sea, ¿como le decís a lagente que ésto es una bolsa de gatos, si ve a los gatos arañarse, maullar y los vota igual?
Saludos.