sábado, febrero 27, 2010
Paraná
Juan L Ortíz viajó una sola vez al exterior, a China, invitado por el gobierno comunista. Fue empleado público. Se alejó de los movimientos culturales porteños.
He conocido a algunos que lo conocieron.
Un tipo, lo describen, calmo y oscuro. Flaco, alto, retraído, concentrado, un tipo apenas. La pobreza, la de los otros, le dolía. Murió en Paraná. Un centro cultural de Paraná, fundado por Humberto Varisco, lleva su nombre. Está sobre un boulevard, sobre las viejas vías del tren, y tiene una locomotora adentro.
Paraná nunca fue fundada.
Un amigo, que ahora vive en España, jodía en su programa de radio con que había que fundar, de una vez por todas, la ciudad. Hacía un concurso para elegir el fundador.
En la plaza principal están las dos campanas de la ciudad. Se lee, ahí, Municipalidad de Paraná, Opera di Francesco Broilli, in Udine, Italia
La hija del cuidador de las campanas, una chica de 15 años en el 2001, fue asesinada por la policía durante la represión del gobierno radical.
El principal teatro se llama 3 de febrero, en conmemoriación de la batalla de Caseros. Fue inaugurado, con ese nombre despreciable y con su despreciable conmemoración, en 1852. Pero en 1890 lo cambiaron, drásticamente, porque ahí se acantonaron las tropas del ejército. Fue después, varios años después, reconstruído.
La sede de la reforma constitucional de 1994 no podía llamarse de otro modo: ellos han ganado la batalla, un 3 de febrero.
Pero Sergio Varisco, el hijo del otro intendente, inauguró en plena municipalidad la plazoleta "Paraná, capital de la Confederación Argentina".
El artículo 35 de la vieja Constitución Nacional denomina a argentina como Confederación Argentina. Desde 1835 hasta el 80, fuimos la Confederación Argentina, y Paraná, la capital, desde 1853.
Y nada más.
Regresaba
--¿Era yo el que regresaba?--
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
¡Me atravesaba un río, me atravesaba un río!
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Alguien decia sin equivocarse quizas que Juan L Ortiz es uno de los mayores poetas argentinos
ResponderBorrarJuanele supo escribir con el ritmo del río. Gracias por recordarlo.
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