Cómo la veo yo

Por Raúl Degrossi


Retomando el análisis donde vos lo dejaste acá (suscribo cada línea): http://lucascarrasco.blogspot.com/2010/04/hacie-el-2011.html ,y usando como disparador la pregunta que plantea el Ingeniero acá (que es la misma que yo me hacía anoche mirando el cabaret del Congreso): http://desdegambier.blogspot.com/2010/04/el-fin-del-grupo.html



Para empezar hay que salir un poquito de las cámaras de TN y los cortinados del Congreso, para ver que pasa mientras el Grupo A se esmera en perfeccionar el papelón de cada miércoles.



Los gobernadores se van reuniendo (todos, menos tres) con la presidente para analizar la cuestión del reparto de la guita entre la nación y las provincias, y podrá haber muchas dudas pero se fueron con una sóla certeza: la coparticipación del impuesto al cheque no resuelve ningún problema y crea muchos otros, y les guste o no esa caracterización, si la ley sale, Cristina la veta.



En ese contexto, puede producir más cambios la reunión de anoche conducida por Kirchner en La Plata (buscando aunar voluntades en el oficialismo) y su continuidad, que diez sesiones del reality show de los miércoles.



El anunciado documento del Club de los Rosaditos preocupándose por la pobreza, la indigencia, la marginalidad, la educación, la salud, la crispación y las razones por las que Messi no juega en la selección como en el Barcelona, va irremediablemente rumbo al canasto, y no sólo porque a la AEA le importen poco el matrimonio gay o la despenalización del aborto.



Dejando de lado a los no mostrables como Ratazzi (que supuestamente no quiso firmarlo porque no proponía ajuste y pena de muerte para los pobres), el resto del poder económico, que está de acuerdo con esas ideas pero de ningún modo con la conveniencia de exponerlas en público al desnudo (por ejemplo Pagani de Arcor o Betnaza de Techint) lo dejó para mejor oportunidad, justamente para no hablar de la inflación o el empleo en negro.



Decisión muy inteligente (por algo son lo que son) porque luego de las palabras de Moyano, ¿para que exponerse a que salgan desde varios costados a decirte que vos no podés criticar lo que producís como principal responsable?, o sea ¿para que mentar la soga en casa del ahorcado?. De todos modos, remarcadora y concentración de los mercados con abuso de posición dominante mediante, se están dando buena maña para producir a su modo muy particular un ajuste, sobre todo en la distribución del ingreso.



Decisión que por otra lado revela claramente que la parte principal del poder real tiene una lectura de la realidad política mucho más fina y perceptiva que los sotanudos (que creen que estamos a las puertas del comunismo y la quema de iglesias), y que los dueños de Clarín (que tienen razones más concretas para tener el diablo en el cuerpo, pero no comprenden que el país es algo más que ellos, sus empresas y sus hijos conseguidos en circunstancias turbias); y que esa lectura revela una incipiente pero sostenidad recuperación política del kirchnerismo y una más sostenida descomposición del rejunte opositor (a Reutemann y sus dilemas hamletianos me remito).



El gobierno mientras tanto gestiona como le sale (bien en algunas cosas, mal en otras como atacar en serio el problema de la inflación, por lejos el más preocupante que tiene por delante), y entre computadoras para los pibes, asignación universal, descuentos de los medicamentos en el PAMI, tv digital, obra pública, pago con reservas y canje de la deuda, transmite la idea de que, por suerte, la Argentina no tiene un sistema de gobierno parlamentario (¿te imaginás el panorama si así fuera?).



Y llegamos al Grupo A y sus circunstancias.



Dije hace un tiempo (y lo ratifico) que los objetivos esenciales de esa confusa amalgama (para no llamarlo rejunte, porque se ofenden) se cumplieron el 3 de diciembre en Diputados y el 3 de marzo en el Senado, o sea armar las comisiones buscando satisfacer el ego monstruoso de todas las estrellas de la constelación opositora y permitirles montar pequeños quioscos desde los cuales solventar (contratos, nombramientos, asesores y etcéteras mediante) sus pequeños microemprendimientos en la espera de que la reforma política finalmente no se aplique, y sortear así la necesidad de armar un partido en serio.



Como vos bien dijiste, el intento que vienen llevando adelante desde entonces para ejercer un "gobierno del Congreso" está condenado al fracaso desde el vamos, porque no cuentan con las herramientas institucionales para hacerlo, ni mucho menos con el armado político y una agenda potable de gestión en común de todo el conglomerado (o no la pueden decir en público).



El tema es que nadie (salvo, claro, Magnetto, pero por otras razones que los DNU y el impuesto al cheque) les pidió eso aunque la propia conformación del Grupo A sea el intento (no sé si plenamente conciente) de darle cauce al confuso voto anti K del 28 de junio.



Confuso no por el sentido de oposición al gobierno (que fue claro), sino de ¿a donde apuntaba?: ¿"darle más poder al Congreso para que no sea una escribanía", "poner un límite al poder de los k" o "que se vaya la konchuda", es decir una especie de revocatoria popular del mandato de Cristina; o todo o nada de eso, alternativamente o al mismo tiempo, y según quien lo mire?.



¿Cuanto queda hoy de esa direccionalidad política del voto anti K, a partir de los espectáculos circenses del Congreso, y de otras preocupaciones más tangibles de "lagente"?



La oposición se comporta como si tuviera en lo íntimo la convicción (rayana en la certeza, y más allá de lo que admita en público) de que Kirchner será el candidato oficialista en el 2011, y que tiene chances ciertas de ganar (creo que algunos por lo bajo le adjudican canches mayores que las que se él mismo). El razonamiento pareciera ser "si no les trabamos el uso de las reservas, liberan una gran masa de guita para chequera, kaja, clientelismo, obra pública corrupta y nos empoman de nuevo", y se nota.



Y esa convicción (sumada a sus propias limitaciones) los lleva a absurdos, como por ejemplo la agenda que vienen planteando en el Congreso, a saber:



a) Declarar nulo un decreto derogado por la Presidenta, reemplazado por otro y declarado abstracto por la justicia.



b) Objetar el pliego de Marcó del Pont, después de haber aprobado los de Erman González, Redrado, Lacoste, Pedro Pou, González Fraga y Ricardo Branda (entre otros), por haber ejecutado un decreto luego validado por la justicia (siendo que desistieron de apelar el fallo) y que no tiene en cuanto al fondo del asunto (pagar la deuda con reservas) objeciones serias y por el contrario cosecha cada día mayores apoyos, desde los gurúes de la City hasta el Consejo de Rectores de las Universidades Nacionales o el Plan Fénix.



Hay que recordar que Pino no tiene senadores, y por ende no vota los pedidos de acuerdo para funcionarios, a menos que Gerardo Morales sepa algo que nosotros no.



c) Pretender reglamentar el control de los DNU ¡diciendo que la ley no puede ser vetada! pasando así por encima de la Constitución, sin preguntarse porque todos los presidentes que pasaron hasta 1994 (cuando se los introdujo en la Constitución) y desde entonces los usaron, porque la Constituyente los derivó a una ley especial del Congreso y no los reguló directamente, y por qué esta no se dictó hasta el 2006: porque hasta un nabo como De La Rúa se dio cuenta que son una herramienta de gobernabilidad (como la usés es otra historia que no tiene que ver con la herramienta en sí), y podés querer mucho las instituciones pero donde se come, no se manicurea como se dice.



d) Impulsar proyectos para desfinanciar al Estado nacional como el del cheque, a sabiendas que la presidenta los vetará y no tienen los dos tercios para insistir, u obstruir otros como el pago con reservas, para lo cual me remito al punto anterior.



Y mientras tanto cabe hacerse otra pregunta: ¿cuánto podrá durar la cada vez más dificultosa unidad del Grupo A (que además no tiene un correlato exacto en las dos Cámaras) cuando los candidatos presidenciales con aspiraciones para el 2011 surgidos de sus filas y otros outsiders como Duhalde se multiplican todos los días (lo que puede llegar a ser, en términos prácticos, lo mismo que no tener ninguno) y eligen como carta de presentación zamarrear en públicos a los otros pretendientes opositores, en igual o mayor medida que al mismo gobierno?



En la estrategia política de De Narváez por ejemplo, o en la de Reutemann (si es que tal cosa existe), ¿cuánta importancia tienen las victorias que pueda lograr en el Congreso el Grupo A de acá al 2011, y en caso de darse, en qué medida las capitalizarían?



Valga la pregunta para Cobos o para Duhalde, que sólo cuenta con una senadora y para colmo es un bien ganancial.



¿No sería más racional para la oposición desmantelar la estrategia del Grupo A y buscar cada uno su perfil e identidad propia, aún al riesgo de hacer oposición testimonial en el Congreso, marcando una agenda donde incluso puedan capitalizar políticamente de cara al 2011 algunos hitos que marcen un mayor control sobre el Ejecutivo?



No hablemos ya de que, en ese contexto, los que tienen mayores responsabilidades porque gestionan provincias (como los socialistas y los radicales), se sienten sin tapujos a charlar con el gobierno temas puntuales (que no necesariamente tienen que ser los tres o cuatro en los que todos tenemos que estar de acuerdo, eh), para resolver problemas concretos (¿no debería Gerardo Morales acompañar a Brizuela del Moral o a Colombi a la Casa Rosada, o Giustinanni a Binner?), como pagar los sueldos, aunque no alcancen los niveles de abstracción espiritual que se exigen para ser panelistas de A Dos Voces.



A menos claro, que el verdadero temor sea al escrache de Fontevecchia, Morales Solá o Van Der Kooy por borocotizados, o a la excomunión de la Naranja Mesiánica que los expulse del paraíso republicano. En tal caso, se equivocaron de profesión chicos, la política es otra cosa.



Y así como tener tantos candidatos a presidentes es, en un punto determinado, como no tener ninguno, que tu oposición esté dividida en tantos pedazos es funcional electoralmente pero complicado en términos de gobernabilidad, lo que implica que abandonar la lógica binaria de Grupos A y B vale para el gobierno también, que debería explorar acuerdos con parte del "otro lado", para avanzar en el Congreso con una agenda concreta (ponéle la ley de entidades financieras, el nuevo régimen del personal doméstico u otros de valor simbólico como la despenalización del consumo de drogas).



Si el oficialismo, además de gestionar el PE que es lo que le corresponde, lograra demostrar en los días por venir que hace funcionar el Congreso para algo más que ver si juntaron quórum, haría que el Grupo A pase rápidamente a ser historia (me atrevo a decir incluso que se abriría el libro de pases, empezando por algunos peronistas "disidentes", "federales" o como se llame, pero seguirían firmas).