Las categorízaciones generosas suelen evaporar la eficacia de las categorías. El periodismo, en esto, juega mucho. Fundamentalmente porque toma herramientas de análisis surgidas en la academia para luego connotarlas moralmente. Así, por caso, conservador deviene no una categoría de análisis, sino una calificación. Venenosa, insidiosa, negativa.
Mi abuela, que en el año 95, cuando en plena campaña presidencial por el partido Azúl y Blanco, falleció el ex dictador Onganía, se quedó sin tener a quién votar. Aldo Rico, después de haber sido coimeado por Duhalde para que le habilite la reelección bonaerense, ya la había desilucionado.
Cuiando Hermes Binner ganó en Santa Fe, se puso contenta: se trataba de un conservador.
Mi abuela no es politóloga ni periodista.
Estela Berduc, una artista entrerriana, nos contaba en la radio el domingo que tras la sanción de la ley de voto femenino, estaba con unas primas -muy garcas- en Córdoba, cuando les preguntó a quiénes iban a votar:
-Al partido socialista, contestaron.
Estela, en ese entonces muy joven, era peronista: una mancha en el impecable currículum de los Berduc litoraleños, les dijo algo contrariándolas. Las primas, protestaron defendiendo su voto:
-Y quién sino los socialistas van a defender a la gente del Club Social!
¿Estoy tratando de demostrar que los socialistas son conservadores?
No, no. Los conservadores lúcidos abundan en las provincias. Conservadores populares. Conservadores elitistas. Conservadores puros. Conservadores posmodernos de las grandes ciudades. Hay de todo.
Días atrás, filmus y Bonasso consensuaron una de las leyes más conservadoras -y de derecha- de los últimos tiempos: la Ley de Glaciares.
Con la habitual torpeza que cunde en estos debates, el legislador ibarrista-kirchnerista Miguel Bonasso, hoy en el Grupo A para el que nunca fue electo, considera que todo aquel que no lo trate como una persona sofisticada es un empleado de una multinacional canadiense. Es difícil discutir tan toscamente.
¿Cómo es que las nociones industrialistas, Omix, se fueron para el banquillo de los derechistas, y las pavadas más conservadoras contra la igualdad y el desarrollo son parte del "progresismo"?
¿En qué parte, con qué sentido, en qué lugar se han perdido los que consideran progresista el hecho de querer frenan las construcciones en Caballito? ¿Así que desvalorizar un edificio en post de que viva más gente en los espacios de clases medias, es de derechas?
El conservadurismo quiere, obvio, conservar. Conservar la fachada del barrio -aún cuando, condene a otros a no poder acceder a ese status- conservar la flora y fauna -aún cuando la General Paz contamine más que las zonas con enormes atrasos industriales (y su correlato en la calidad de vida, el desarrollo armónico y la democratización) conservar y conservar, con mucho miedo a los cambios.
Buena parte del ecologismo berreta -ése que compran a saldo los legisladores de lugares que usufructúan las materias primas, pero que no las tienen en su territorio- es la bandera más vigente del conservadurismo, ahora posmoderno.
Esto es algo realmente polémico. No en el sentido del "polemico Guillermo Moreno". No sé si estoy de acuerdo, pero me gusta la provocación.
ResponderBorrarMe siento vindicado por su post. Desde cuando nos gustan las pymes? Todo bien con las pymes pero fabrica son 5000 obreros por turno (todos peronistas desde luego) Desde cuando nos gusta lo natural? nos hubieramos ido a vivir al campo, no a Vicente Lopez! y de donde sacamos que lo natural es el yogur ser? que puede tener de natural el activia? cuando se trastocaron tanto las cosas que ahora es progresista comer verduras todas enbichadas porque son organicas o producir una planta de lechuga organica por metro cuadrado (lo que exterminaria a la humanidad)?
ResponderBorrarMuy bueno.
ResponderBorrarPero una sola (y rebuscada) objeción.
Podría tener un tinte progresista oponerse a que se construyan torres en Caballito, si se lo relacionara con dos cosas (por supuesto, nadie de los que se oponen lo hace, se me ocurre a mí ahora):
- primero, esa construcción obliga a que una buena parte de la inversión pública se destine a acondicionar la infraestructura al crecimiento demográfico de esos barrios. Sustrayendo inversión pública de lugares donde es más necesaria.
Los minúsculos lobbys de alcance municipal buscan eso. Me contaban hace poco, que algo parecido pasa en rosario con la construcción en la costanera, desde el centro al norte. El intendente progresista de la Ciudad, y el Gobierno progresista de la Provincia (me dijo un amigo que debe ser conservador ahora que lo pienso) actúan como era de esperar: cediendo.
- segundo, la construcción de torres en Caballito en cierta forma es una demostración de que sigue vigente una estructura socio económica centralizada en la ciudad de Buenos Aires. O sea, es una muestra (chiquita) de que se reproduce la misma estructura injusta.
Igual, por ahí eso es efectivamente ser progresista y tenemos naturalizada una valoración positiva inmerecida por esa palabra.
Saludos
Por fin un pibe que no sale a matar por el paisaje y la pureza del aire. Estoy harto del conservadurismo agrario disfrazado de hippismo.
ResponderBorrarCómo andás, julio!
ResponderBorrarMariano: puse el ejemplo de Caballito, pero pasa lo mismo en barrios de clase media de Formosa.
Una vez, conversando con un intendente de Formosa, justamente, me decía que la inversión pública en servicios era más barata ahí, que ya tenía una infraestructura (que debía agrandarse) que llevar todos los servicios a un terreno baldío donde se empiece a construir.
Habría que hacer números, y tu objeción vale, porque parte de una base sensata: veamos los números. Pero los números públicos, no los evalúos inmobiliarios y la cantata de conservar el pasado arquitectónico de la casa de mi tía abuela en Belgrano, eh.
Sí.
ResponderBorrarDespués hay otra cosa.
El que invierte para dar Wi-Fi, por ejemplo, (que no es un servicio público, no? habría que pensar en eso también) le va a querer sacar la máxima utilidad a la menor cantidad de infraestructura. La concentración demográfica (y con poder adquisitivo de bueno a muy bueno) le sirve mucho más que horizontalizar el alcance del servicio.
Saludos
Sí, Mariano, por eso el WI-FI, librado a las leyes del mercado, saldrá más barato y llegará antes a los centros urbanos más poblados, y saldrá por eso más barato, reproduciendo las condiciones estructurales de inequidad.
ResponderBorrarJustamente, la acción dele stado debe pensarse como contraste de la reproducción sistémica de esas condiciones estructurales de inequidad.
seria algo como conservar el pasado y el futuro mientras te dicen me cago en tu presente.
ResponderBorrarAhora, sin presente los otros dos tiempos no existen ¿eh?
desde aquel salto de la necesidad a la posibilidad del poder, casi todo es hipocresía.
Se agradece la franqueza con que expones tus ideas.
ResponderBorrarPero, Y tu postura que defiende por izquierda (para usar un giro que te gusta)al capital, al capital concentrado, al capital transnacional; qué vendría siendo? Qué tiene de nac&pop la ley de minería de Menem?
Claro que la conservación ciega, como la transformación ciega, nos llevan a -o nos dejan en- la mierda.
Yo también pienso que el capital es ciego -y me parece que no solo la teoría sino innumerables ejemplos de la cotidianeidad me lo confirman.
Se podrá parar la pelota y tomar decisiones que impliquen soberanía política, independencia económica y justicia social?
Yo agradezco que Filmus y Bonasso hayan consensuado la ley de glaciares. Por lo menos nos da tiempo. Sino, cuando te querés acordar ya te la pusieron.
y yo -más allá de celebrar la ley de igualdad- paso.
Saludos
Lucas, las torres en Caballito son intrascendentes, se hagan o no, el barrio este y todos los de centro sur están hasta las bolas, no hay escapatoria, no hay inversiones de infrestructura en esas zonas de la Ciudad sea el que fuera el que gobierna y eso no es peronista...será progresista o conservador, o justicialista no lo sé... pero lo que interesa no se hace, con torres o sin torres , ese eje es muy lateral. Con los glaciares no me meto proque no se un carajo.
ResponderBorrarsalu2!
Me habrías hecho falta dos días antes, cuando tuve que vérmelas solito mi alma con los ecologistas preocupados porque se acaba el mundo. Curioso, hace años esa frase era una invitación al sexo desenfrenado. Ahora es un imperativo para comer lechuga.
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