jueves, julio 22, 2010

El conservadurismo progresista 2


Saliendo de mi casa, acá en Santa Fe, hago dos cuadras y estoy en el Boulevard: para el lado del puente colgante, camino a Paraná, hay una vieja estación de trenes. Convertida, por la gestión socialista de la provincia, en un Centro Cultural. Con mayúsculas.
Para el lado contrario del boulevard, hay otra estación de trenes, cuyas instalaciones se reconvirtieron y ahí se hizo la feria del libro. Adelante, el gobierno radical de la intendencia, está construyendo otro centro cultural. Con más mayúsculas.
Si yo viviera más lejos, supongamos, en el barrio Santa Rosa de Lima, donde se afinca uno de los movimientos de desocupados más combativos, para venir a los centros culturales, tendría que pagar un colectivo, más cara que un colectivo de Recoleta a Morón.
Como vivo cerca, puedo ir caminando.
El predio de los centros culturales, si tuviera la misma dimensión que un centro cultural comunitario que existe en Santa Rosa, valdría por lo menos 20 veces más.
¿A quién beneficia un centro cultural, entonces, en el barrio Candiotti, o cerca del barrio Guadalupe? Por cierto, a los que más tienen. Se les subsidia un consumo, ciertamente -pero este es otro debate- superfluo.
¿Estoy diciendo que la cultura es un consumo superfluo? No, no. Estoy diciendo que las obras de arte, que presentan los docentes de la universidad estatal, con entradas con descuento para sus alumnos -los únicos, dicho sea de paso, que, obligatoriamente, van a ver esos bodrios- en los centros culturales estatales, implican un generoso subsidio estatal a quienes no lo necesitan para un consumo apreciadamente superfluo. Los radicales manejan el gobierno provincial, el municipal y la caja universitaria.
¿No sería, por caso, progresista, que en esos terrenos cotizados, se hubiera construído un hospital público? Tá, afea los barrios lindos un hospital público. Pero sería progresista.
¿No sería progresista construir escuelas públicas o centros deportivos?
¿No sería progresista construir un centro cultural sofisticado y de calidad en pleno barrio Santa Rosa de Lima?
Hacen falta hospitales, no centros culturales. Pero como esto puede herir la sensibilidad de los más incultos con pretensiones, bien, consensuemos: lo progresista sería construir esos centros culturales en los barrios populares, así las clases medias con inquietudes existenciales son las que toman un colectivo o un taxi o pagan un estacionamiento y consumen sus gancias y pronto shake en lugares donde la plata necesita volcarse. No es muy complicado de entender, si se tiene como meta la equidad, el desarrollo armónico, la solidaridad, la convivencia y el avance progresivo de la sociedad.

Y sin embargo, el conservadurismo progresista, puede llegar a largar enormes lágrimas indignadas. Nunca me voy a olvidar: en la estación del tren, unos chicos juntaban firmas para el "tren para todos". Nenes que miraban tele y les parecía que Solanas era re copado. Cuando anunciaron un centor cultural en ese lugar, estallaron de júbilo.
Obvio, chicos, obvio: ustedes no vivieron las épocas del tren. Si el tren volviera, el barrio Candiotti se llenaría de obreros.
¿O se creen que el tren -fíjense en Entre Ríos, donde se están restableciendo los ramales y los servicios, después de casi dos décadas, a diferencia de Santa Fe donde gobiernan los amigos de Pino Solanas, que no restablecieron  un solo ramal- y la reinauguración de la vieja infraestructura, no trae trastornos con un mapa de exclusión urbana ya trazado?
Binner es progresista, por eso, a las estaciones de tren las cerró y puso centros culturales, a diferencia de Urribarri, que abrió las estaciones de tren y está restableciendo los servicios, pero es peronista alineado con Kirchner.

¿Queda claro porqué nadie en nuestro país se dice de derecha? Con progresistas así, ni falta hace que existan los conservadores...

3 comentarios:

  1. Un centro cultural en una estación de tren es la imagen más decadente, más menemista que uno puede imaginar. Pensando además que un centro cultural es un espacio donde laburan "gestores culturales" categoría laboral pusilánime si las hay, que cuelgan obras de artistas flexibilizados, monotributistas que pintan cuadros conceptuales (?) o dragones y serpientes,...Pucha con la cultura, no?

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  2. Ni hablar de Estación Pringles: el proyecto que nuclea y agrupa a los artistas (Carrera, Aira, Link, Pauls, Tellas, etc.) logrando una estetización del obrero, del trabajador del puerto y demás. Este proyecto está en consonancia con Ferrowhite en Bahía Blanca y genera exactamente lo mismo: estetización y exotismo.

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  3. Acá concuerdo mucho más.
    Con la anotación de que, una vez construidos los hospitales -donde vos quieras- hay que dotarlos de recursos humanos para que funquen.
    Ahí todos chiflan y miran para arriba.

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