domingo, octubre 17, 2010

La nostalgia de sacarse y sacarse fotos

Mientras en Salta se desarrollaba elencuentro "Caquiques sin Indios" de la derecha conservadora, en Entre Rìos el tambièn llamado peronismo disidente realizaba varios pequeños actos simultàneos en distintas ciudades. La primera vez que, tras el estrepitoso fracaso de un encuentro que no fue, en Paranà y promocionado por Busti, la primera vez que el peronismo "federal" saliò de la capital federal fue a la conservadora Salta, de la mano del ultramontano reaccionario Juan Carlos Romero, ex candidato a vicepresidente de Menem.
Que el ex kirchnerista Busti no haya participado del mamarracho salteño es un hecho sin relevancia, que sòlo puede ilustrar el debilitamiento objetivo del espacio conservador popular. Hasta el punto que salen a cazar alguno que quiera cruzar el charco: Scioli, por caso; cual si las encuetas "de imagen positiva" suplieran los armados polìticos, sociales y econòmicos que traman una candidatura.
Pero asì como frente a la foto del rejunte menemista en Salta pasò sin pena ni gloria, en Entre Rìos sucediò algo novedoso.
El peronismo que comanda la Sociedad Rural y gerencia Busti tenìa, ante cada acto masivo, su contraparte urribarrista enrolada en el kircherismo. Tras la huìda de Busti de la presidencia del justicialismo provincial-luego de realizar, durante la misma semana, un acto contra el campo encabezado por èl y un acto del campo encabezado por èl, Busti organizò un partido de derecha con los restos desperdigados del fascismo catòlico -los seguidores de Seineldìn- del fascismo maoìsta y de empresarios negreros del rubro materias primas, junto a macristas y corruptos provenientes del menemismo, como Alasino.
A cada acto, un contracto de Urribarri.
Este 17 de octubre, no.
Hoy hablaba con el gobernador y decìa que la razòn para que el peronismo entrerriano no tenga su acto del 17 de octubre esporque coincide con el dìa de la madre, y se concentraron esfuerzos para el acto de Moyano el viernes. El presidente del justicialismo, mi amigo Josè Càceres, no se corriò de la versiòn oficial. Pongamos que sea asì.
Inevitablemente, cualquier analista polìtico va a entender que la foto actual -la gente de los barrios muy en otra, cerca de la costanera, pescando, reventando los restoranes, mirando los partidos de fùtbol, haciendo asados- frente a un enflaquecido conjunto de militantes de la derecha, aguerridos por el avance de los degenerados, sucios, feos y malos.
Ya no es, el peronismo neomenemista, el principal rival de las fuerzas enroladas en el kirchnerismo. Si se presta atenciòn, Entre Rìos siempre a votado màs o menos igual que el resultado total de la Naciòn. En el corazòn de la pampa hùmeda, sin desarrollo industrial (a diferencia de Santa Fe, Còrdoba y provincia de Buenos Aires) puede encontrarse ahì la razòn para este comportamiento.
Y en el conjunto nacional, el kirchnerismo -primera minorìa que primerea en las encuestas de cara al 2011- ha dejado, ya, de pensar al peronismo macrista federal como el principal adversario, para concentrarse en el radicalismo, hoy alquilado a las corporaciones.
La dinàmica de muchas provincias de la pampa hùmeda -donde tiene desarrollo el glifosato y por tanto el conservadurismo provincial- es el antagonismo entre el peronismo y el conservadurismo popular. Sin embargo, esta dinàmica se està debilitando: no sòlo por el acercamiento de Obeid en Santa Fe, el debilitamiento tras la inyecciòn de efedrina de De Narvàez en la provincia de Buenos Aires y la posiciòn expectante de De La Sota en Còrdoba, sino por la recuperaciòn que tuvo el radicalismo tras los reiterados mamarrachos institucionales y antirepublicanos de Cobos y el afianzamiento del Hijo De alfonsìn que, tras ganar como delegado provincial al comitè nacional una interna con Leopoldo Moreau, ya ha adquirido la experiencia suficiente para presidir el paìs. El papà fue incomprendido mientras vivìa -por eso perdiò todas las elecciones tras renunciar a la presidencia- a diferencia de su hijo, que es comprendido mientras no tenga ninguna responsabilidad de gobierno.
La sobreabundancia de candidatos insignificantes no logra sumar màs que fotos de despliegue exagerado en la prensa militante.

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