El peronismo federal, al servicio de la comunidad, parece desmoronarse.
Ya antes de la muerte de Néstor venía un poco deshilachado. Por el crecimiento paulatino entonces, a los saltos de garrocha luego, del kirchnerismo.
La muerte de Néstor, según analistas fáciles, pulveriza la razón de ser de esta variante derechista del peronismo. Yo no estaría tan seguro. Subyace en esa conclusión la tesis de la nadería del peronismo: como es todo, es nada, en síntesis. Tesis que, por contraposición, considera al otro gran partido político argentino, el radicalismo, como también solamente -aunque con más elegancia, glamour y estilo- una forma; republicana, en este caso, institucionalista y demás, por encima de los planteos ideológicos. Ni el medio es el mensaje ni la forma es el contenido, pero algo de eso siempre hay, querido.
En el año 2007 todos sabían que ganaba Cristina. Ese saber, más vale, disciplina. No sólo en el peronismo: fue ese saber el que llevó a Graciela Fernández Meijide, Jorge Lanata y Hermes Binner a ser delarruistas de la primera y segunda hora. En el 2007, Alberto Rodríguez Saá, con casi el 10% de los votos, fue candidato a presidente, con Héctor Maya, de Gualeguaychú, como candidato a vice. Ganó, no tan previsiblemente, en San Luis. Ganó, también, varias ciudades.
Puede que el peronismo federal, al servicio de la comunidad, no encuentre candidato todavía. Y que su principal staff sea conformado por quienes saben que dentro del kirchnerismo no tienen lugar (Felipe Solá, Busti, Romero, Puerta, Morales Solá, Rodríguez Saá, Héctor Magnetto) pero conviene prestar atención a las bases, reales, ideológicas, que efectivamente tiene.
El menemismo no pasó en vano.
Hay una herencia, una continuidad.
Si el peronismo federal, al servicio de la comunidad, lleva como candidato al federalismo Mauricio Macri (el hombre que hace pucheritos porque el resto del país se niega a financiar una policía para recoleta) o no, si va Reutemann, el estadista de la duda, es secundario.
Ya encontrará su cauce ese caudal electoral.
El mito de la "unidad" del peronismo funciona como legitimación del libro de pases, para un lado y para el otro. Para "unirse" tanto como para desunirse.
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