Uno intenta encontrarle la vuelta pero lo consigue hasta ahí, no del todo. Y termina convenciéndose, otra vez, de que nunca debe perderse la capacidad de asombro. Nunca.
Lo que sucede en Argentina con las “revelaciones” de Wikileaks, al menos por el tratamiento de los medios de comunicación opositores, es, a juicio del firmante, de un volumen de imbecilidad probablemente jamás visto.Aliverti muy afilado!
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