Ser la nada

El sistema de medios de comunicación de la Cadena Nacional de Gente como Uno tiene una obsesión, una paradoja filosófica que lo corroe: Nestor Kirchner les molesta más muerto aún de lo mucho que, vivo, les molestaba. Aunque, decantando, las cosas se van sincerando: les molesta, más bien, el kirchnerismo.
La tesis del kirchnerismo como excepcionalidad histórica, esto es, modalidad falsa de progresismo, de peronismo y de defensor de los derechos humanos, que a la vez hace demasiado (sobreactúa) peronismo, demasiados derechos humanos y se va muy a la izquierda (el chavismo) se sostenía, con la precariedad propia de tamañano histeriqueo, en la crítica moral. Así desfilaban tiernas carmelitas descalzas que, en nombre de la corrupción, impugnaban el proceso kirchnerista, cuando en verdad, lo que querían era a priori esa impugnación y la eventual corrupción les salvaba, de paso, de presentar un modelo alternativo. El problema político -y no moral o eventualmente penal- es el estrepitoso fracaso del gobierno más reaccionario de la historia democrática: el de De La Rúa y Chacho Alvarez. Fue, el injustamente olvidado (penalmente) Chacho el autor de esta toreada con cuernitos de papel que tanto gustaba al entonces partido dolarizador. Fue el autor intelectual del enorme fracaso, decorado como es obvio, con los asesinatos de ocasión. Y los grandes robos, institucionalizados. Pero, Pocha, no va que los senadores no querían despojar de derechos laborales a las mayorías sin un diezmo. Eso, Chacho, habla mejor de los senadores corruptos que de vos y tus convicciones ideológicas, tan puras. Lástima que le sacaste un huevo a Piumato.
La tesis del exceso de inexistencia, seca la bocha de la derecha - entre Majul y Alfredo Leuco apenas si se les puede caer una idea, prestada- viene de Jorge Asís, el menos indicado. El fallecimiento de Kirchner tornó esta tesis del exceso de inexistencia en un pucherito a la maestra: ahora los kirchneristas quieren endiosar a Kirchner y nosotros somos ateos, amigos de Bergoglio, eso sí.
La farsa continúa, sólo que ahora son muchos, engañados los más, digitados como bestias los menos, las cúpulas. La revista Noticias hizo pie, se colgaron de la única idea disponible, aún conscientes de lo berreta de la usina, el resto. A machacar. A patear el aire.
Están, justo es decirlo, construyendo un mito.
Escupiendo sobre la tumba se escupen, de paso, el asado.
No se puede ser la nada. Es una imposibilidad. Se es todo lo que no se es; así que, ciertamente, muchas gracias. Están construyendo un mito.
Nada más potente que el odio.
Nada más aleccionador -casi una magistral y express clase de historia argentina- que un sistema dominante culturalmente insultando tus sentimientos, diciendo que sos un idiota, dando por sentado que te dejás -por bobo- engañar.
Muchas gracias.