Pero el tema de fondo no debiera ser despreciado, porque da como para discutirlo bastante.
El problema está en lo que ya dijimos varias veces. La CABA es un artificio jurídico inmanejable (como pieza jurídica, digo). A esta altura, por un simple cálculo de costos beneficios deberíamos darnos cuenta que sale más caro determinar jurisdicciones y potestades de los distintos gobiernos (nacional y ¿municipal?) que actuar en las cuestiones operativas de la gestión.
No va más. Bastó que un Gobierno de la CABA estuviera enfrentado y con aspiraciones presidenciables con el Nacional, para que el engendro explotara con una visibilidad insoportable.
La CABA tiene el tercer presupuesto del país (después del Nacional, y el de la PBA), con un territorio mucho menor y con mucha menos cantidad de habitantes (la ratio presupuesto/habitantes/metros cuadrados de jurisdicción es de las mejores de cualquier estamento estatal en el país) su administración se hace de recursos inmensos, algunos de los cuales se basan en una estructura nacional desigual que facilita cierto drenaje desde otros distritos hacia aquí (casos de empresas con domicilio legal en la CABA y que por ello tributan en ese lugar a pesar de desarrollar actividades fuera de ella, caso de millones de trabajadores que aportan al PBI de la CABA sin residir en el lugar, etc., etc., etc.).
Así y todo, exige el subsidio nacional en servicios como la policía, que le pagan también los santafesinos y los chaqueños, por nombrar dos provincias al azar. Ningún otro distrito del país tiene paga la policía. Cada uno se paga la suya.
Macri pidió el traspaso, recordamos. En realidad, es una vieja reivindicación de la autonomía artificial, a la que se sube cualquiera que tenga ganas de gobernar la ciudad. Pero exigió que se la pasaran (para administrarla él), con los fondos necesarios para mantenerla (que se los aportaban y recaudaban otros).
Exige que chaqueños y santafesinos le sigan pagando la policía a los porteños.
Esa exigencia (de la cual el caso de la policía es sólo un botón de muestra) parte de la existencia de un Estado (el de la CABA) indefinido, inajustable a cualquier otra figura que rija en el país. Y a condicionantes históricos.
Una persona que admiro decía hace poco algo así: que los porteños nacimos con el Estado ya creado, y creemos que eso es natural. Nunca pagamos una boleta municipal en la que se nos recargara el asfalto, o la cloaca. Las conexiones a la red de gas natural ya estaban hechas cuando nacimos. Y así...
Está bien, pero no es la realidad de un país que cuando Kirchner asumió tenía un 70% de la población sin cloacas, o el NEA sin gas (sigue sin gas, pero con gasoducto en cosntrucción.
Los 8 años de crecimiento a tasas chinas sirvieron para ir corrigiendo un poco esta desigualdad tan grande. Aunque, claro, no alcanzaron para agrandar la Buenos Aires-La Plata para el recital de U2 (cosa con la que ironizó el porteño Pergolini).
Sigue acá
No hay comentarios.:
Publicar un comentario