Uno no elige, la mayoría de las veces, adonde se trabaja. Cuando sos pendejo, y decidís querer ser periodista, creés que sí. La verdad de las cosas es más dura. Como cada una de las verdades de las cosas, en contraste con lo que soñaste, es más dura.
Nada nuevo.
Distinto es qué postura se tome ante eso. Distinto, eso.
Son momentos duros para el ejercicio del periodismo. A mí, mucho, eso, no me importa. Siempre fui bardero, peleador y medio sacado. Pasa que ahora los tiempos de las discusiones coinciden con ciertas agendas, por suerte. Y además, hay un contexto mundial de redefinición del periodismo, atravesado por las nuevas tecnologías. Y la naturaleza de crisis del viejo capitalismo industrial y el posmodernismo, que más que venir para quedarse, vino a legitimar la financierización de la sociedad de exclusión. Una cosa a mi favor, es que siendo pendejo, ya me llamaba la atención la postura de enorme relevancia que se autoadjudicaban -mezclado astutamente con la responsabilidad y el rigor- los periodistas. Mis amigos, mis compañeros de trabajo. Yo, aunque igual y más, mucho más ególatra, eso, no lo tenía. Al contrario, me rebelaba. En fin. Mucha agua ha corrido bajo el puente, así es la vida.
Mañana 16hs, en el anexo de Diputados en La Plata, doy una charla. Me ha invitado la diputada Karina, amiga de la cena de los jueves.
Estoy escuchando -cortesía de ATE, Santa Fe- un disco de Horacio Guaraní con Soledad Pastorutti. El folklore, ya lo sabemos, es un género literario. Pero Soledad, en este disco, se luce. Como Marina, en su nuevo libro. Llevo 48 hs sin atender ningún teléfono. Me está gustando la experiencia. Es probable que renuncie a tener teléfono. El teléfono no es un género literario,por eso. Si lo fuera, lo pagaría. Lo atendería.
Los globos con los que Mauricio, que es Macri, festejó su reelección como intendente, siguieron volando, llegaron acá. Macri va con Duhalde en Santa Fe, provincia de Buenos Aires, Entre Ríos, Mendoza, entre otros distritos. Ahora se va a saber quién estaba detrás de los globos. Puro amor. Viva el amor.
La Virgen de Caacupé tiene un santuario que visitan 5 millones de personas por año. El nombre proviene del guaraní. Es muy popular, esta virgen, en el Paraguay.
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