Si bien las bandas de rock tienen, en promedio, más vida de estar en la palestra que el promedio de los gobernantes, es más fácil escuchar -desde esos rincones de la antipolítica, ahora encauzados con la Tía Party, cuyo mayor exponente nacional es el columnista de Libre, el suplemento de calumnias e injurias de Perfil, Jorge Lanata-con liviandad que los gobernantes son de turno. Como bajándoles el precio. La mayoría de las cosas son siempre de turno.
Hasta las cosas buenas. Más que nada, las cosas buenas.
Se despiden los piojos.
Y hay una nueva -por suerte- despedida. La despedida de turno. Bien ahí, en diciembre.
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