Estoy gratamente sorprendido. En Página 12 de ayer, en la contratapa, José Pablo Feinman no le da vueltas al asunto: fue López Jordán el que asesinó a Urquiza.
En Entre Ríos, decirlo así -como lo decíamos en el Grupo López Jordán- es para quilombos. Últimamente, las aguas se habían calmado un poco. Entre otras cosas, porque el menemismo -Busti en Entre Ríos- ya no necesitaba hacer la gran Pacho.
Pacho, el amigo de todos, venía de ser, consecuentemente, alfonsinista. Pacho nunca cambió sus ideas radicalmente, lo que cambiaban eran los gobiernos que él integraba. Con lo que, bueno, había una línea de continuidad en ser siempre oficialista. Y respetuoso del mitrismo. Y de los federales. Y de los portuarios. Y de los Santiagueños. Y de los paraguayos. Y de los yanquis. Después de todo, se trata de historia, no de política. Ahora, le dan a Pacho la posibilidad de auto revisionarse históricamente. Hay algo de maldad en el asunto. El premio -perdón que me ría- Colorado Ramos. Entregado por Pacho. Dosis de revisionismo inyectable, para efecto rápido.
Las culturas de élites siempre tuvieron, en la historia argentina, el tino de quedarse con los restos de lo que valía. El caso de Miguel Hernández. La conveniente parte de Urquiza, del Urquiza de la traición. El Hernández de la derrota. El Perón de la vuelta. Todavía, no el Rosas del orden y la cruza, porque sigue siendo revulsivo. Pero, Dorrego, Dorrego total se murió. Lo mataron.
La historia según los buenos y malos, sin la complejidad de un Colorado Ramos, pone a Roca en el panteón de los malos. Sin beneficio de inventario. Dorrego y quienes tuvieron la oportunidad de ser masacrados antes de entrar en las complejidades de la historia. Alguna mujer, valiente y honrada en lo posible, porque la historia la hacen los pueblos. No vaya usted a creer que según nuestras categorías contemporáneas San Martín era misógino y un cacho pedófilo.
La historia de Billiken, pero escrito en un manual para estudios primarios, mediados de siglo pasado, se rehace. Es la tentación de quienes necesitan darse una razón profunda. Legítima, válida, parte del campo político.
Una pena que la tentación por las ideas federales no llegue a plasmarse en los hechos.
En Santiago del Estero, en Formosa, en Jujuy, en el mismo norte entrerriano, donde López Jordán sublevó las tropas que iban a combatir contra el Paraguay, no se enteran del "desarrollo" (perdón por la chicana) de las ideas revisionistas. Usadas, ahora, para decorar boludos.
López Jordán se quedó solo. Había renunciado a sus cargos públicos. Las ideas federales estaban ahogadas. Por la traición de Urquiza, sí. Pero. No se puede pasar de largo cuestiones económicas, sociales y culturales que asolaban la historia, la condicionaban, como siempre pasa. Es, el asesinato de Urquiza (ni una lágrima vierto al poner la palabra asesinato: Urquiza era un carnicero) un noble acto de impotencia política. Por eso a López Jordán no se lo va a tener en el panteón de los buenos. Resulta, todavía, muy revulsivo. Las élites culturales dominantes -donde ahora, al parecer, hay un lugar para Pepe Rosa. Siempre lo hubo pero en las élites periféricas, junto a toda su camada de sus inicios litoraleños. Después de todo, pertenecían a las élites litoraleñas. Federales, nacionalistas y antiportuarias. Ahora, se lo apropian para darse lustre en el puerto. Ironías de la historia. Nada nuevo, por otra parte- piensan, ahora, en clave de integración. Ese pensamiento es lateral, pero cercano, al partido federal.
Hernán Brienza es mi amigo (se va a enojar cuando lea ésto, y bue: no hay que andar cuidadoso en estas cosas), un gran escritor y un hombre que se interroga. Chumbita uno de los mejores historiadores argentinos. Me da cierta cosa que participen de un juego vulgar. De premios, ja, es para reírse toda la tarde, Colorado Ramos y Pepe Rosa. En algo presidido por Pacho. Ramos y Rosa tienen en común eso de que sus últimos años de vida y política, son perfectamente olvidables. Ahora tendrán un instituto del olvido. Llamado revisionismo histórico. Pacho no tiene nada olvidable, porque no tiene nada reivindicable. Quizás sus libros. Pero no son sus libros los que se ponen al frente del comisariado ideológico, para cuidar la memoria de Rosa y Ramos, para perfecccionar su memoria. Es su cuerpo. El mismo cuerpo itinerante y vulgar que, con todo su esplendor y elegancia, sortea los conflictos reales de la política. Bah, excepto cuando fue candidato a legislador por el menemismo. 2% partido Justicialista de la Capital. Ciudad Autónoma. Ja.
La invalorable participación de un sobrino de Jauretche. Todo muy divertido. Podrían haber llamado, si es que lo conocen, al hijo de José María Rosa. Tiene un gran mérito como historiador. Recopilar cartas originales de los inicios de Forja y publicarlas de manera independiente. Maldición eterna para él. La historia, no debe ser contada en su complejidad, con sus fuentes, con sus cosas, digamos, humanas. En la historia hay buenos y malos. Zonceras y pavotes. Discusiones de salón, donde Pacho destaca.
No hay puñales. Ni la sangre de Urquiza, en una ventana, cosas ridículas que se le ocurren a la secretaría de cultura de Concepción. Departamento entrerriano donde usted, señora, puede visitar el palacio de San José. Ninguno de los guías turísticos le dirá que ahí, en ese departamento entrerriano, se fundó la patria y se declaró la independencia.
Ehhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¿No fue en Tucumán, no festejamos el Bicentenario?
No, señora.
Pero no hace falta discutirlo con Fuerza Bruta.
Ni leer a Ramos. O a Rosa.
No hace falta explicar, asuntos menores, como éste del Bicentenario. A contramano de la memoria de Rosa. De Ramos.
Ironías de la historia.
En los billetes de 20 pesos.
En el último beso, antes de pelearnos, a una novia que filmada un documental a medida, en los años menemistas, para Busti. Busti había repatriado los restos de López Jordán. Y cuando se hizo menemista, los volvió a repatriar.
Menem fue más original. Creó un billete con la figura de Rosas.
Es todo muy divertido.
Revisionismo, corazón.
Sin polémicas inútiles. Para qué, gente que está en los grandes temas. Ja. El Club de la Buena Onda.
Rosa y Ramos, bailando en este carnaval.
Mmm, muchos datos. Me hace acordar cuando fui de visita al Palacio de San josé, que se me cruzan las ideas porque no voy a rendir (hago el prof. de historia lennnnnto) o porque cuando me tocaba dar esa parte de historia Argentina mi prof. era Pascuali (que en paz descanse?) Debe ser una de las pocas personas que se muere y es una fiesta, nadie hablaba bien de ella, que loco,no?. Pero ese no es el tema. Tambien me viene a la mente que hace rato ya, una amiga me decía que Feinmann era un boludo (era lo que yo entendí)y después de (¿ya hará un año?) volviendo quien sabe porque al tema, me vengo a enterar que se refería a Feldman, lo peor era que hablando de 2 pesonas completamente distinatas discutimos un buen rato. Y todas estas pavadas que digo, me remiten a la publicidad de "conectados podemos más", donde nada tiene que ver con nada. Mejor me dejo de ver tv. Saludos!... :)
ResponderBorrar¿abelardo no terminó menemista?
ResponderBorrarme obligaste a leer historia que me la enseñaron mal.
che, ¿abelardo era ese zurdo que terminó menemista?
ResponderBorrarraro, como nuestra historia
me obligaste a leer, me la enseñaron mal
tal vez Urquiza vió algo que no pudo decir... qué kilombo esos años! qué de buena sangre desperdiciada, en nombre de qué? de los ilustres, de los iluminados por la luz que nos mostraba oscuros; siempre tuvimos todo, pero no a nosotros; tal vez los origenes son tan vergonzosos (eliticamente hablando) que nos hacen crear los mitos, Tucumán, la escarapela, la liberación (de España ya vencida, no de los otros); pero quién te dice, que, imposibilitados de mirar como aquellos miraron, podamos creer en una historia posible que nos una de una vez...en el salón; depués de todo, las batallas que perdimos, no fueron por falta de coraje ó pasión, las perdimos porque nos faltamos a nosotros, porque no nos creímos, por vernos demasiado miserables y demasiado traicionados y traicioneros, por ver con esa luz prestada e impuesta... las élites,ja siempre están en otra; no sé quién es Pacho, a mi me gusta Ernesto Palacio (el libro de historia lo encontré tirado en un local abandonado, hace una bocha, no sé que hacía ahí, entre botellas vacías y restos varios)
ResponderBorrarSi esa es la selección para pelearle la historia a, ponele, Hilda Sábato o Eduardo Miguez estamos en el horno con fritas.
ResponderBorrarHace años que la historiografía hegemónica (al interior del ámbito académico) discute otras cosas. Schmith, ponele, que reconstruye las redes políticas que activó Lopez Jordán y que habían sido el sustento de Urquiza. Buchbinder, para Corrientes. De La Fuente sobre las montoneras riojanas. Todo el laburo que hay publicado sobre las fronteras bonaerenses, de Córdoba y Mendoza, etc.
Atrasan y mal.
Lo gracioso es que un Pepe Rosa discutía con, que se yo, un Romero. Cada uno en su diario. Y lo que ponían en columnas de opinión era más o menor lo mismo que podías leer en las actas de un congreso.
Ahora, en cambio, tenés una historigrafía muy interesante, que describe con profundidad procesos complejos. Pero cuando eso se "vulgariza" en discusión mediática tenés a Brienza debatiendo con Rolando Hanglin. O a Pigna discutiendo con Grondona. Vacío, plano, Maniqueo. Ambos con su conspirativismo, su dependencia conceptual de la DC comics y su chatura. Incluso cuando convocan a alguien que en su campo tiene aportes relevantes (Sábato, p.e. por haber mostrado la importancia de las milicias hasta finales del siglos XIX y el predominio del sufragio universal masculino desde la independencia hasta 1912, con participación mayoritaria de sectores populares) es para que escriba sobre lo que no caza un fulbo, tirando al tacho todos los recursos metodológicos y teóricos que hacen que hacen que no se refiera al unanimismo rosista como "dictadura", para mandar fruta industrialmente sobre un período del que no sabe nada (viene a ser en el que vive).
El abismo entre la historiografía académica y la discusión pública sobre historia nunca fue tan grande.
Comparto
ResponderBorrarQuise escribir: comparto la opinión del autor del post
ResponderBorrares divertido, todos los panza verdes creen que Urquiza esto, que Lopez Jordan lo otro,la verdad, uno fue empleado del otro a lo largo de todas sus andanzas, luego, pareceria ser que alg vio que no le gusto.
ResponderBorrarTampoc dicen que el Colegio de Concepcion era el criadero de los pobres con apellido, por eso eran todos los del interior, de Bs As, pocos
Lo mas divertido es la polemica entre los Urquizas y los de Urquizas
en fin, lo cierto es, medir con parametros de ahora cosas de hace 200 años es medio que se yo
saludos
ayj