Misiles, pullas y cornetines

Cita de una cita del muy buen blog Los Huevos y las Ideas

...Brevemente, la asociación tiene el objetivo de coordinar políticas entre las provincias entre sí y con el Estado nacional en el campo de la exploración y explotación mineras respetando la organización federal que establece la Constitución Nacional.
OFEMI (esa es su sigla) tiene objetivos y características similares a la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (OFEPHI), conformada por las provincias petroleras...

...Ambas instituciones -OFEMI y OFEPHI- surgen de la necesidad de establecer políticas concertadas a nivel nacional que permitan que las actividades mineras e hidrocarburíferas acompañen positivamente el notable crecimiento económico del país, que en estos últimos diez años ha superado todas las marcas históricas nacionales y lo ha situado a la avanzada del pelotón de los países que más crecen en términos económicos en el mundo.Existen una cantidad de problemas asociados a la expansión de esas actividades y a la creciente demanda interna y externa de esos recursos. Muchos de los problemas se vinculan con las políticas heredadas de los ´90 que le quitaron a la Nación la propiedad de los recursos existentes en el subsuelo transfiriéndoselos a las provincias. Esto que de alguna manera refuerza al federalismo conspira, por ejemplo, con el poder de negociación que los estados provinciales tienen frente a las empresas y conglomerados extranjeros interesadas en su explotación. También afecta a las políticas en relación al cuidado del medio ambiente y a aquellas dirigidas a procurar un desarrollo armónico de las comunidades locales..

Uhhh, cómo no se me ocurrió, antes! Claro, el secretario de miniería, o el de energía son más duros negociando sobre La Rioja que los riojanos, claro.
Mis amores, yo sé que la democracia es un incordio, pero ¡en qué cabecita enamorada se presupone que el estado nacional es -aún hoy, ni hablar hace 10 años, donde ni la potestad de emitir moneda tenía- que los estamos provinciales!
¿Qué es la fuerza?
Defínanme fuerza, por que hasta donde yo sé, por ejemplo, la administración del puerto -lo que en los diarios de Buenos Aires llaman "el gobierno"- no tiene ni siquiera una oficina, no un empleado, o dos, ni una oficina de minería en las provincias mineras ni una de energía en las empresas que producen energía. ¿Qué se la fuerza del estado?
En mí criterio, la fuerza es la soberanía popular.
Para evitar que la riqueza no sea repartida de modo justo y equitativo y de izquierda y peronista, o sea, que sea repartida como ahora y quede en Buenos Aires, los ricos tienen que manejar el puerto, no los fletes, como sucede ahora. Con la excepción, histórica y gracias a este gobierno, de la soja, donde un 30% se coparticipa, para todos.
Si el asunto es evitar que Catamarca y La Rioja no lleguen jamás a parecerse al coqueto barrio de Lugano -donde, trolitos, se vive mil veces mejor y tres mil veces subsidiado- entonces, bueno, sinceremos las cosas. Pero en Lugano no votan al gobernador de Catamarca -donde son todos, horror, delincuentes! parientes de delincuentes! No como en Lugano que son prestigiosos punteros del PRO- y es el gobierno de Catamarca y La Rioja y San Luis y Entre Ríos quienes tienen la policía, los inspectores laborales, los ambientales, las universidades, para controlar y son esos pueblos los que premiarán -como sucede- o castigarán -como sucede con esos gobiernos, pero en Palermo- por lo actuado.
Si el asunto no es concentrar las grandísimas riquezas de Catamarca y que quede algo para los pobres de Recoleta, bueno, señores de Proyecto Surf, vayan y ganen la gobernación de Catamarca, basta de llorar por TN y CN23.
Néstor Kirchner sabía por lo que peleaba durante la Convención Constituyente. Y yo creo que esas ideas siguen siendo válidas. Y hay que profundizarlas.
Los quiero a todos, forros.
Posdata: políticas de los 90 también son las travestis en TV, el fin del servicio militar obligatorio, la concesión al compañero Cirigliano, la privatización de ENTEL, el rol minimizado del ejército, la desacralización de las costumbres, la independencia del Banco Central, un presidente divorciado y expreso político, la eliminación del requisito católico para acceder a la presidencia; en fin, las cosas son un poco más complejas que las consignas, que de todos modos, siempre vienen bien: Clarín, se sabe, miente. Ya lo decía, en los 90, el compañero Menem.
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