7 claves para entender el actual momento político:

¿Cómo va el plan de viviendas? ¿Va? Esas cosas de gobernar, de carpetas, papeles, aburren. Son las que definen, sin embargo, elecciones.

La fluidez del momento indaga en el puterío extraterrestre sobre quién se va con quién, dónde está parado aquel, por qué fulanito dijo de pepito aquello, la operación de prensa, dónde va la gente cuando llueve y cosas así. Los cerebros de la Revolución Semiótica lograron, por ejemplo, que ya no se pueda capitalizar políticamente la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central o una medida de trascendencia mundial como la estatización de YPF. No, ahora están con el circo, irrelevante, de tecnópolis. Hay que tomar posición. Como si esas cosas, fuera de los cuatro o cinco empresarios que se enriquecen subcontratando los trabajos, le importaran a alguien más. 

Las paritarias cerraron por arriba de la inflación, incluso la que estiman, ya sabemos que el truco de mentirse no va más, las consultoras privadas. La inflación se calcula a ojo. El salario mínimo vital y movil, nominal, está parado, pero ya va a subir. El real, la asignación universal por hijo, también se mueve para arriba. Lo mismo la jubilación, que en Argentina es universal. Fijate, putazón, que la estatización de las AFJP y de YPF se tomaron en contextos de graves crisis mundial, je. 

La crisis, señora, la crisis. 

La política tiene otra dinámica. El kirchnerismo pierde aliados y fuerzas. Hace un mes se convocaba a cierto diálogo, concreto, no chapucero como pretende la vulgata, a las fuerzas, debilitadas, de la oposición partidaria, la formal. Aislando, de ese modo, a Macri. Sucedió con los estudios para reformar, de manera progresista, el código para las clases propietarias, el civil, y el código para las etnias inferiores, el penal. Acá en India no estamos bien, pero las reformas tienden, en economía fiscal, ciertamente, es otra cosa, pero tienden a girar a izquierda. No se pierden los buenos reflejos. Por supuesto, si todos los días hay que tomar posición sobre todos los temas del universo, por más chamuyo rebuscado, te vas a quedar cada día un poco más solo. Esos espasmos de diálogo, que se reflejaron en YPF y en Malvinas, decayeron, para pasar al deporte -debería ser deporte olímpico- de ignorar a la oposición. Es que antes se buscaba aislar a Clarín y a Macri, ahora, a Scioli y Moyano. Bueno, tampoco, hay que dramatizar tanto, la política es dinámica, las relaciones de fuerza no son estáticas ni las identidades, como cualquier puede sospechar en estos días, son sólidas. Más bien líquidas.

¿Y entonces?

Y entonces, hay preocupación, ahora hay que inventar una manera de gobernar el debilitamiento del crecimiento sin que esté bajando la inflación, contra lo esperado (lo dicen los manuales de la ortodoxia, que el kirchnerismo, este año, aplicó. no hay pecado venial ahí, tranquilos. Lo único que hay que hacer es no confundir instrumentos con objetivos, por que sino uno se enamora de los instrumentos y va camino, como el correcaminos, a chocarse una montaña. Es lo que les pasa a tanto chupamedia que ahora es antiK: no pueden modular su entusiasmo. Es lo que les suele pasar a los microclimas) y cuando, como es natural en tiempos de reacomodamientos de cara al calendario institucional, no sólo el gobierno tiene la iniciativa política, aunque siga siendo, por lejos, quien la tiene más larga. 

Ajá.

¿Y entonces?

Nada.

Eso. 

Qué se yo...Vamos bien, o por lo menos, no estamos tan distintos a hace 6 meses. Las cosas son fluidas. Hay una CGT partida en 3, dos CTA que nadie encuentra, algún corcoveo de compañeros gobernadores, pero que no pasa de amague, el Congreso no existe, sobreabundan los discursos y las histerias y las sobre interpretaciones, se sube y se baja, se flota y se gobierna. Así es la política. Bastante parecida a la vida. Lo bueno es no confundirse, a la gente de a pie, todo esto, le chupa un huevo. No quiere mayores ruidos ni preocupaciones. Pero tampoco quiere pasividad y quietud. En las regalías de estas sensaciones y de los elementos materiales que cierran lo simbólico, en las proporciones, está la calidad del gobernante. Quizás sea mejor desencillar hasta que aclare que desenmascarar hasta que aclare, pero quién carajo, en todo caso, va a hacerme caso. Probablemente, ni yo mismo. Con toda seguridad. Las 7 claves, te las debo.

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