VIERNES, 29 DE JUNIO DE 2012
Créditos a los jubilados, con la plata de los jubilados
Hace unos días se anunció la puesta en marcha de la línea de créditos para jubilados a través de la tarjeta Argenta, financiada por el FGS de ANSeS (nuestro tímido banco de desarrollo, a cargo de nuestro banquero con corazón, Diego Bossio).
Ya se escucharon voces (tapadas por los bombos moyanistas) de que les iban a prestar a los jubilados, con interés, su propia plata.
Sin embargo, el asunto viene de bastante atrás.
Se calcula que existe más de un millón de jubilados que son demandantes de crédito. Lo que no hay, casi, es oferta para esa demanda.
Por cuestiones que tienen que ver con los requisitos, los jubilados no suelen ser sujetos de crédito formal bancario. Esto los ponía a merced de las tasas de rendimiento de capital esperadas por entidades superavitarias con capacidad para reemplazar al sector bancario en el menudeo, y que pueden cobrar primas de riesgo estrafalarias por hacerse cargo de esta demanda cuya satisfacción deja vacante el sector formal.
Los sindicatos, a través de sus asociaciones mutuales, empezaron a montar sus mesitas de dinero, para darles crédito a los jubilados con intereses anuales de hasta 70%. Esta situación ya había sido abordada por el gobierno el año pasado, cuando decidió ponerle tasas máximas de usura a estos créditos. Lo cual redundó en que las mutuales tomaran una actitud esperable de parte de una entidad benéfica: amenazar con retirar del mercado parte de sus créditos en tanto no rindieran lo esperado en relación a los riesgos de las operaciones. Los banqueros son unos sentimentales al lado de esta gente.
La línea de créditos Argenta viene a competir con este segmento, legitimando de alguna forma que las entidades comerciales queden exentas de dicho abasto, pero limitando fuertemente la capacidad de lucro de las organizaciones de ayuda (al blanqueo).
Como yo que soy un ultrakirchnerista, pero crítico (de la línea del lucascarrasquismo, creada por el mismo Lucas Carrasco), no puedo ocultar algún malestar porque todavía queda pendiente la intervención sobre el sistema para-bancario, de las empresas de efectivo fácil, altamente usurarias, que se financian al 15% y cobran intereses del 70%, con tasas de ganancia exorbitantes, para ellas y para el aparato jurídico subsidiario que trabaja de la persecución a la morosidad, que incluye recursos judiciales exprés (de viernes a la tarde) para la inmovilización de salarios del deudor.
Ya se escucharon voces (tapadas por los bombos moyanistas) de que les iban a prestar a los jubilados, con interés, su propia plata.
Sin embargo, el asunto viene de bastante atrás.
Se calcula que existe más de un millón de jubilados que son demandantes de crédito. Lo que no hay, casi, es oferta para esa demanda.
Por cuestiones que tienen que ver con los requisitos, los jubilados no suelen ser sujetos de crédito formal bancario. Esto los ponía a merced de las tasas de rendimiento de capital esperadas por entidades superavitarias con capacidad para reemplazar al sector bancario en el menudeo, y que pueden cobrar primas de riesgo estrafalarias por hacerse cargo de esta demanda cuya satisfacción deja vacante el sector formal.
Los sindicatos, a través de sus asociaciones mutuales, empezaron a montar sus mesitas de dinero, para darles crédito a los jubilados con intereses anuales de hasta 70%. Esta situación ya había sido abordada por el gobierno el año pasado, cuando decidió ponerle tasas máximas de usura a estos créditos. Lo cual redundó en que las mutuales tomaran una actitud esperable de parte de una entidad benéfica: amenazar con retirar del mercado parte de sus créditos en tanto no rindieran lo esperado en relación a los riesgos de las operaciones. Los banqueros son unos sentimentales al lado de esta gente.
La línea de créditos Argenta viene a competir con este segmento, legitimando de alguna forma que las entidades comerciales queden exentas de dicho abasto, pero limitando fuertemente la capacidad de lucro de las organizaciones de ayuda (al blanqueo).
Como yo que soy un ultrakirchnerista, pero crítico (de la línea del lucascarrasquismo, creada por el mismo Lucas Carrasco), no puedo ocultar algún malestar porque todavía queda pendiente la intervención sobre el sistema para-bancario, de las empresas de efectivo fácil, altamente usurarias, que se financian al 15% y cobran intereses del 70%, con tasas de ganancia exorbitantes, para ellas y para el aparato jurídico subsidiario que trabaja de la persecución a la morosidad, que incluye recursos judiciales exprés (de viernes a la tarde) para la inmovilización de salarios del deudor.
pero los usureros estos no quedan afectados por el nuevo límite a los cŕeditos sin garantía tipo tarjeta de crédito?
ResponderBorrar....
ResponderBorrarLanata es el mejor periodista de Argentina. Anoche, desde Famatina mostró el circo de Cristina y su minero trucho para convencernos de que no hay contaminación, mientras que arrasan con los glaciares.
ResponderBorrarMirá. Todo bien, pero los bancos van a tener que agiornarse. Mientras el estado nacional tome la iniciativa y de más y mejores beneficios que los privados vana a suceder dos cosas en forma simultánea. La primera el ataque desde todos los ángulos posibles a la medida. Segundo que hasta los gorilones Anti-K de alta pureza se van a anotar, como sucedió con el pLan de viviendas. Lo cual obligará a los bancos a volcar el dinero al mercado a tasas menos usureras. AL tener limitaciones para exportar sus ganancias... digo. Y no soy ingenuo, se que evaden los cercos. Pero me parece el mejor camino posible de momento.
ResponderBorrarDanielus: la tasa de interés es un precio (el precio del dinero) y como todos los precios se mueve proporcionalmente con la demanda e inversamente proporcional con la oferta.
ResponderBorrarSi el gobierno quiere que baje la tasa de interés, podría empezar por hacer que suba la oferta de crédito y no sólo con el encaje y el redescuento sino simplemente NO tomando casi todo el disponible en las entidades