Starbucks

Una vez fui a uno de esos locales. Íbamos, con Anabel Cherubito, a la Esma, a escuchar a no recuerdo qué escritores. Yo me dormía. Habíamos llegado demasiado temprano. Dos símbolos, a escala, potentes. Dos miradas de un momento complejo. La Esma, recuperada, para actividades de los organismos de derechos humanos. Enfrente, un Starbucks. Postales de época.

Resulta que un salame, community manager les dicen, de los que manejan las cuentas corporativas, publicó, por orden de otro salame, seguramente más arriba, un breve comunicado en Twitter, anunciando que tenían que usar por culpa del proceso de sustitución de importaciones vasos, servilletas y mangas nacionales. En facebook, ampliaron las cosas. Fue, digamos, para apretar al gobierno, esperando hacer un corte de clase donde, desde las redes sociales, donde, según debería suceder, priman las clases medias altas, como en otros países de sudamérica, donde ese debate, obligara al gobierno a permitirles excepciones al proceso de sustitución de importaciones. Pésima jugada. A este gobierno, y lo sé por pelearlos, de vez en cuando, lo apretás y cagaste. La legítima postura ideológica es una cosa, apretarlo, para obligarlo a que juegue para tus intereses económicos, más desde ese lugar, simbólicamente tan potente de iconografía del yanquismo más berreta, no, muchachos, le erraron. Contraten, de onda, un consejo, asesores nacionales para estas cosas. Que suceden, también, en los Estados Unidos. Allá sí respetan la ley, acá les parece muy poca cosa la ley aborigen. 

Hay otra cosa más, que deberían calcular los CEO que suelen hacer este tipo de jugadas. Primero, que la oligarquía argentina exporta lo mismo que produce, estratégicamente, los propios Estados Unidos. Claro que allá, en un país industrializado nadie va a tomar en serio la opinión de un primate de la soja. Pero deberían saberlo por que la embajada de su país es la que más se queja de las retenciones, pues son sus 5 empresas mundializadas, las que manejan el mercado global de granos, las que pagan retenciones. No la pagan los productores, sino esas multinacionales. 

Eso deriva en un mayor grado de desprestigio, ya de por sí alicaído en el mundo, y ni que hablar en sudamérica, de los Estados Unidos. 

Por otro lado, un dato más. Ayer, que me invitaron del programa de Víctor Hugo para escribir cosas vía twitter, estaba hablando con Hernán Reibel, me contaba dos cosas (yo, lo juro, vivo en babia con la coyuntura) por un lado, que la presidenta entregó la computadora 2 millones para estudiantes secundarios (de escuelas públicas, de un país de 40 millones de habitantes, otro dato para el análisis corporativo: Starbuks es conocido mundialmente, sólo está en la ciudad de Buenos Aires, despreciada de plano por las provincias, pero además, no sólo no está en las provincias sino que la educación pública y lo público en general están diseminados en las provincias donde vale, además, más, mucho más. O sea, todo un país, desde las redes sociales desde las que tienen acceso también los sectores populares juveniles, se te iba a reir. Como está ocurriendo, Starbucks) y por otro lado, la suspensión de la entre de notebooks en escuelas por parte de España en España. Fui buscando links, resulta que allá, que no producen más que burbujas y guerras, y tienen un gobierno neoliberal, también hay trabas a las importaciones. O sea, ni siquiera, en la estúpida ecuación de sumar elementos para demandas internacionales -igual, la de los vasitos, no la veo en la OMC- la cosa podía funcionar. Falló. Fallará. Y les quedará una estigmatización que, ay, otro problema: le pasó a Mac Donald, ya, pero era el año 2000. Hadad comía una hamburguesa en América, el canal, para desmentir a Lanata, que en el mismo canal, las había denunciado por estar, esa partida, contaminada. Algo así, no recuerdo bien. Y me dedico al periodismo, mirá lo que es la estigmatización....

Un detalle. 

No menor.

En el año 2000 no había ley de medios y discusiones, acaloradas, como las de hoy. Midieron mal el clima. 

Son unos pelotudos. 

Justo en el momento en que algunos tratamos de superar ciertos debates, me tiran, la concha de la lora, el mundo se complota contra mí, esta contraofensiva.

Los adoro, manga de servilletas importadas.