El Etertonto

Macri: El "Etertonto"

Edición impresa. Crónica. El sábado se conocieron las declaraciones de Mauricio Macri donde aseguró que no iba a permitir que el libro de historieta El Eternauta ingrese a las escuelas.

Por Lucas Carrasco

Fue en declaraciones a Radio 10, ampliamente difundidas por el Grupo Clarín como si se tratara de la cosa más natural del mundo.

No es que, en materia administrativa, cada libro que “no ingrese a la escuela” deba tener una fundamentación, sino al revés, cada libro que sí ingresa como texto escolar debe estar debidamente fundamentado. Pero Macri ha decidido que, de ahora en más, ya no hay nada que fundamentar: decide él, que no es precisamente un especialista en educación ni una persona muy educada que se destaque en alguna tarea intelectual, por la radio y al voleo, qué libro se leerá en las escuelas de la ciudad de Buenos Aires. Bueno, no. No funciona así la cosa.

El Eternauta es una historieta pensada para adolescentes, creada por el dibujante Francisco Solano López, descendiente y homónimo del prócer paraguayo, y el guionista Héctor Germán Oesterheld, desaparecido durante la última dictadura militar. Pero como el protagonista de fantasía de El Eternauta fue usado por La Cámpora para agregarle, con astucia, la cara de Néstor Kirchner, Macri consideró que no debería estar en los colegios. Más aún, puso un 0-800 para denunciar camporistas en las escuelas secundarias. Un disparate que, si Macri no fuera tan torpe en la gestión, sería noticia mundial por la aparición de este cavernícola. Pero, como es Macri, no genera pánico sino hasta la simpatía de Pedro Picapiedra.

Antes de la muerte de Néstor Kirchner, la Fundación Noble,de la dueña de Clarín, y la viuda de Oesterheld presentaron junto a Mauricio Macri una edición especial, pagada por el gobierno de la ciudad, para conmemorar el Día de la Democracia.

Fue el 29 de octubre de 2009 a las 8.30, en la Escuela Técnica Nº 5 Dolores L. de Lavalle DE 7 (Zabaleta 204), y finalmente Macri no participó, seguramente porque era muy temprano, pero sí su entonces ministro de educación Mariano Narodowski, uno de los tantos que pulularon en una cartera donde Macri no da pie con bola, porque no le da bola. Pero para pontificar qué libro debe estar en las escuelas... Una de dos: o Macri es tonto o es un cínico. Pero censurar un libro que él mismo repartió gratis para conmemorar el Día de la Democracia es para matarse de risa.

Cuando uno contextualiza, se entiende un poco más. Macri recibió la noticia de la elevación a juicio oral de la causa que lo tiene procesado por organizar, servirse y financiar un grupo de delincuentes que en el estado se dedicaba a hacer tareas ilegales de inteligencia.

Los principales funcionarios de la flamante Policía Metropolitana están presos por esta causa, donde hasta Macri, alegando que es tonto, reconoció que espió a su cuñado, pero le echó la culpa a su papá Franco, que admitió esa culpa.

No somos quien para meternos en los problemas familiares de nadie y ojalá solucionen ese temita de espiar al cuñado, pero como la cosa se hizo desde el estado, para el estado y financiada por el estado, no va que el jefe de gobierno es Mauricio, no Franco.Y, por lo tanto, quien cometió el delito por el que se lo juzga fue Mauricio, no su papá Franco.

¿Para tapar ese mamarracho, Macri necesita viralizar su odio hacia el kirchnerismo y plantear, como sucede entre quienes están hasta las manos en las pruebas concretas del delito, para plantear que hay una enorme conspiración, montada por el kirchnerismo, que perjudica a Macri, por que Macri, según el propio Macri, es tonto.

No hay que ser un gran analista político, hasta el jurado de “Bailando por un Sueño” se da cuenta de que en este juicio Macri se juega su carrera política. Hay quienes dicen que, de todos modos, no tiene mucho apego al trabajo, pero, más allá de eso, se juega también su libertad ambulatoria. No es poca cosa. Por eso es que Macri coincide con los sectores ultras de la oposición: no pueden decir qué defienden, deben decir a quién se oponen, como si eso fuera una coartada de impunidad.Y la única posibilidad de salvarse, políticamente, de este juicio es destruyendo al kirchnerismo y usar el vendabal como contraseña de deslegitimación y olvido.

El plan no es muy brillante, pero tiene sus fans: Clarín para salvar el monopolio, los represores de la dictadura para salvar su pellejo, los gánsters financieros para reeditar las AFJP, los religiosos de la soja que se nuclean en la Sociedad Rural para llevarse la guita en carretilla y no en pala como ahora, el rey Juan Carlos para cazar YPF, y así, la lista es acotada y sólo expresa a un muy minoritario sector social, político, económico y cultural. Pero esos pocos tienen mucho poder.

De ahí que todo lo que parezca kirchnerismo debe se destruido.Y perseguir la juventud, ese viejo hobby paranoico del conservadurismo añejado (queda feo decirles rancios), es el primer reflejo defensivo de los poderosos. Siempre lo fue. Y apelan a esos miedos. Que Macri haya editado y repartido, junto al Grupo Clarín, en las escuelas El Eternauta para el Día de la Democracia, no es adoctrinamiento, por que lo reparten ellos. Si lo hace la Subsecretaría de Fortalecimiento de la Democracia sí, porque su titular, Franco Vitali, es de La Cámpora.

Y, quizá Macri no lo sepa, pero también, junto a Patucho Alvarez, creador del logo de La Cámpora, El Eternéstor. Que tiene una vida semiótica emparentada con El Eternauta, creado hace 50 años, es decir, tiene un reflejo, buscado, en el campo de los símbolos culturales, pero ninguna vinculación concreta. Que, además, si la tuviera, tampoco sería pecado o delito como para censurarlo. Pero andá a explicarle esto a “El Etertonto”. Y, encima, por favor, desde el cinismo más aberrante, porque el propio Macri difundió, editó y regaló para las escuelas ese libro. Pero en cierta manera Macri logró su objetivo, a costa de demostrarse un intolerante.

Que se hable de El Eternauta mientras “El Etertonto” va a juicio oral por delitos gravísimos. Ok, puede que haya logrado su objetivo, un día. Los juicios son largos...Y las condenas, ni te cuento.