El proceso político sudamericano ya no muestra la misma vitalidad. Cuestión natural, tras una década, o algo más; de gobiernos de izquierda. Las las sospechosas elecciones en México y el golpe de estado en Honduras muestran los límites expansivos: no puede hablarse de este proceso en toda latinoamérica y el límite, para el bolivarianismo chavista, en centroamérica, lo que aísla, objetivamente, a Cuba, a su cansada revolución que no encuentra cómo abrirse a mayores espacios de democracia y explica, por ejemplo, el ingreso de Venezuela al Mercosur. Y la fragilidad institucional del Unasur. Y la fragilidad institucional, ya que estamos, del Mercosur es inocultable tras el golpe de estado en Paraguay.
La diplomacia presidencial está muy bien, pero en definitiva, el saldo integrativo, es de una pobreza apabullante en relación a sus expectativas de integración y un éxito inusitado en relación a su historia. Es así. Contradictorio.
Al Mercosur, nacido de la promesa socialdemórata de la década perdida, los 80, su verdadera marca noeliberal de una década después, no hay con qué darle. Hay mayor apego a lo institucional, mayor ensamblamiento industrial y agroindustrial, principalmente entre Argentina y Brasil, pero ninguna agenda social, comunicacional, y los avances en infraestructura son saldos, cubiertos, de viejas promesas. El neodesarrollismo nacional popular demostró, en este rubro, mayor eficacia que los partidos militares que habían, hasta hace una década, delineado la relación entre los países vecinos al interior de cada uno de ellos.
Pero, no nos engañemos, el Mercosur no funca ni como unión aduanera. Sí, por ejemplo, el comercio Brasil Argentina, desde el Acuerdo de Buenos Aires entre Lula y Kirchner, viene haciéndose con moneda propia, una reserva de valor poco estudiada y resaltada. Entre otras cosas, por que en los bancos centrales de ambos países primaba la visión financiera neoliberal, y aún prima. Aunque la Argentina haya, este año, reformado la carta orgánica del Banco Central -aún se esperan los resultados- y derogado al fin la convertibilidad. Un avance que requirió de una década. Pero que, todo indica, tenderá a perdurar a mediano y quizás largo plazo. Y al kirchnerismo lo acusan de no tener políticas de estado...Hay un leve cambio en Brasil, también, en su autoridad monetaria. Se reemplazó la feroz visión de derecha del sobrevalorado Lula por una visión de centroderecha por parte de Dilma, una presidenta más consecuente con el ideario centrista y moderado del PT.
En Uuguay, la centroderecha liberal del Frente Amplio no puso siquiera si discusión pública su economía basada en el lavado de dinero y el paraíso financiero y en Paraguay, tras el golpe, ni siquiera se tiene la esperanza que ya había frustrado Lugo de discutir la distribución de la renta sojera. La economía venezolana está intendando desdolarizarse, diversificarse y crear un mercado interno para su incipiente industria primaria. En conjunto, es un panorama, si uno mira hacia atrás, a la historia, altamente favorable. Si uno escucha los discursos de los presidentes, los deseos de sus gobiernos, hasta hace 2 años....
El Banco del Sur, la iniciativa boicoteada de manera exitosa por Brasil, con el acompañamiento gratuito de la Argentina, naufraga. La recuperación de Aerolíneas, al creación de la una petrolera estatatal, la estatización de YPF, posibilitaron avances en la integración que se reflejan en PYMES y expansión de mercados.
El boicot de Brasil a Telesur, la pérdida de interés por parte de Argentina -fundamentalmente, para mantener una buena relación con los Estados Unidos, dado que la línea oficial Argentina, desde Menem a hoy, nunca cambiada, es que fue Irán quien hizo los atentados terroristas a la AMIA y la embajada de Israel, único tema de preocupación, junto con la droga que consumen, de los Estados Unidos en esta etapa, claro que de las relaciones carnales del peronismo y el radicalismo y el progresismos hasta el año 2001 a las relaciones comerciales, con autonomía política y cierta, relativa, idenpendencia económica, son distintas, pero en ésta área, no: excepto que Argentina puso más énfasis ahí, de manera de ganar más autonomía política y económica en otras áreas- directamente decretaron que el Mercosur o la Unasur no discutan las comunicaciones, materia en la que Argentina y por impulso de este gobierno (a mi criterio, exceptuando la corrupción, que tampoco es al nivel escandaloso de Menem o la UCR y el Frepaso, pero sin dudas es altísima, es el mejor de la historia) se está a años luz.
No discutir las comunicaciones, teniendo, en Argentina, el principal monopolio, que es Telefónica y es trasnacional, y discutiendo con el segundo monopolio, que es Clarín, resulta un suicidio para la Unasur y el Mercosur. Donde, sí, se tomó una resolución conjunta para normas televisivas digitales, se dejó librado a los monopolios trasnacionales internet y en materia militar, se creó, por mero interés de Brasil, un club de generales que avanzarán, por supuesto, en materia comunicacional pero haciendo seguidismo del acuerdo yanqui-brasilero-argentino en la materia. Por ejemplo, en los satélites. Donde Argentina, este año, creó una empresa estatal satelital (y si la intervención política del ejército, lo que lo diferencia, por ejemplo, de Brasil).
En materia inmigratoria, también fue la Argentina la más radicalizada, libertaria y progresista, mientras que Brasil mantiene su tradicional espíritu imperialista en desmedro, principalmente, de Bolivia y Paraguay y Uruguay mantiene su generosa exportación de pobres para generar las divisas necesarias para mantener la clase media montevideana, la del puerto.
El cambio del paradigma europeo a la China, que prima en sudamérica y avanza, frenó, internamente, los impulsos integrativos, al interior de cada país.
Es lo que hay.
Inimaginables décadas atrás. Un enorme avance.
Gusto a poco en relación a las expectativas que los propios gobiernos supieron despertar
La diplomacia presidencial está muy bien, pero en definitiva, el saldo integrativo, es de una pobreza apabullante en relación a sus expectativas de integración y un éxito inusitado en relación a su historia. Es así. Contradictorio.
Al Mercosur, nacido de la promesa socialdemórata de la década perdida, los 80, su verdadera marca noeliberal de una década después, no hay con qué darle. Hay mayor apego a lo institucional, mayor ensamblamiento industrial y agroindustrial, principalmente entre Argentina y Brasil, pero ninguna agenda social, comunicacional, y los avances en infraestructura son saldos, cubiertos, de viejas promesas. El neodesarrollismo nacional popular demostró, en este rubro, mayor eficacia que los partidos militares que habían, hasta hace una década, delineado la relación entre los países vecinos al interior de cada uno de ellos.
Pero, no nos engañemos, el Mercosur no funca ni como unión aduanera. Sí, por ejemplo, el comercio Brasil Argentina, desde el Acuerdo de Buenos Aires entre Lula y Kirchner, viene haciéndose con moneda propia, una reserva de valor poco estudiada y resaltada. Entre otras cosas, por que en los bancos centrales de ambos países primaba la visión financiera neoliberal, y aún prima. Aunque la Argentina haya, este año, reformado la carta orgánica del Banco Central -aún se esperan los resultados- y derogado al fin la convertibilidad. Un avance que requirió de una década. Pero que, todo indica, tenderá a perdurar a mediano y quizás largo plazo. Y al kirchnerismo lo acusan de no tener políticas de estado...Hay un leve cambio en Brasil, también, en su autoridad monetaria. Se reemplazó la feroz visión de derecha del sobrevalorado Lula por una visión de centroderecha por parte de Dilma, una presidenta más consecuente con el ideario centrista y moderado del PT.
En Uuguay, la centroderecha liberal del Frente Amplio no puso siquiera si discusión pública su economía basada en el lavado de dinero y el paraíso financiero y en Paraguay, tras el golpe, ni siquiera se tiene la esperanza que ya había frustrado Lugo de discutir la distribución de la renta sojera. La economía venezolana está intendando desdolarizarse, diversificarse y crear un mercado interno para su incipiente industria primaria. En conjunto, es un panorama, si uno mira hacia atrás, a la historia, altamente favorable. Si uno escucha los discursos de los presidentes, los deseos de sus gobiernos, hasta hace 2 años....
El Banco del Sur, la iniciativa boicoteada de manera exitosa por Brasil, con el acompañamiento gratuito de la Argentina, naufraga. La recuperación de Aerolíneas, al creación de la una petrolera estatatal, la estatización de YPF, posibilitaron avances en la integración que se reflejan en PYMES y expansión de mercados.
El boicot de Brasil a Telesur, la pérdida de interés por parte de Argentina -fundamentalmente, para mantener una buena relación con los Estados Unidos, dado que la línea oficial Argentina, desde Menem a hoy, nunca cambiada, es que fue Irán quien hizo los atentados terroristas a la AMIA y la embajada de Israel, único tema de preocupación, junto con la droga que consumen, de los Estados Unidos en esta etapa, claro que de las relaciones carnales del peronismo y el radicalismo y el progresismos hasta el año 2001 a las relaciones comerciales, con autonomía política y cierta, relativa, idenpendencia económica, son distintas, pero en ésta área, no: excepto que Argentina puso más énfasis ahí, de manera de ganar más autonomía política y económica en otras áreas- directamente decretaron que el Mercosur o la Unasur no discutan las comunicaciones, materia en la que Argentina y por impulso de este gobierno (a mi criterio, exceptuando la corrupción, que tampoco es al nivel escandaloso de Menem o la UCR y el Frepaso, pero sin dudas es altísima, es el mejor de la historia) se está a años luz.
No discutir las comunicaciones, teniendo, en Argentina, el principal monopolio, que es Telefónica y es trasnacional, y discutiendo con el segundo monopolio, que es Clarín, resulta un suicidio para la Unasur y el Mercosur. Donde, sí, se tomó una resolución conjunta para normas televisivas digitales, se dejó librado a los monopolios trasnacionales internet y en materia militar, se creó, por mero interés de Brasil, un club de generales que avanzarán, por supuesto, en materia comunicacional pero haciendo seguidismo del acuerdo yanqui-brasilero-argentino en la materia. Por ejemplo, en los satélites. Donde Argentina, este año, creó una empresa estatal satelital (y si la intervención política del ejército, lo que lo diferencia, por ejemplo, de Brasil).
En materia inmigratoria, también fue la Argentina la más radicalizada, libertaria y progresista, mientras que Brasil mantiene su tradicional espíritu imperialista en desmedro, principalmente, de Bolivia y Paraguay y Uruguay mantiene su generosa exportación de pobres para generar las divisas necesarias para mantener la clase media montevideana, la del puerto.
El cambio del paradigma europeo a la China, que prima en sudamérica y avanza, frenó, internamente, los impulsos integrativos, al interior de cada país.
Es lo que hay.
Inimaginables décadas atrás. Un enorme avance.
Gusto a poco en relación a las expectativas que los propios gobiernos supieron despertar
Gracias Lanata!
ResponderBorrar678 hoy con menos rating que Polino minas.
Lucas, comoprate una voz como l gente.