Macri al 2015

El grueso de los analistas políticos trabajan con la hipótesis más improbable de todas: la lucha política estará supeditada a las candidaturas, por un lado de Cristina y por el otro, de un gran frente de derechas, de Macri. Al día de hoy, ambas posibilidades son, sin embargo, nulas. Imposibles.
En el caso de Macri, deberá ser candidato, el año que viene, a senador y tratar de lograr ser el primer senador del PRO., Aún ganando la elección, será un senador opaco, recordando su pésima tarea legislativa como diputado, muy parecida a la de los jóvenes kirchneristas que iban a comerse la Cámara de Diputados, pero peor, porque Macri ni siquiera iba a las sesiones.  Aún ganando la elección, yendo a las sesiones, hablando, aprendiendo en este escaso tiempo a ser un orador político, imaginando, en este escaso tiempo, iniciativas movilizadoras desde lo jurídico, no haría más que escenificar la soledad política de su bloque en el recinto. Que apenas contaría, de ganar, con dos senadores; él incluido. Dado que en las provincias donde se renuevan senadores él no tiene ninguna chance de salir segundo o, incluso, de poder presentar su partido. Pero hasta en las mejores condiciones posibles, es muy difícil que un senador nacional porteño, con nula experiencia de gestión -en el mejor de los casos, en realidad con una experiencia decadente, plagada de delitos y donde no tiene nada, ni una sola cosa relevante para mostrar; si se parte de la base que el metrobus y las biscisendas, las dos iniciativas encomiables, apenas si servirían para ser un opaco intendentes, ni ahí para gobernador y menos a presidente-. ¿Y sino fuera candidato a senador? En ese caso, desde la cárcel, sería muy difícil hacer una campaña electoral.
¿Y si no fuera preso? En ese caso, desde el pedido de licencia como intentonto de la CABA, sería muy difícil, desde el llano, hacer una campaña electoral. ¿Y si no pidiera licencia para afrontar el juicio por las escuchas telefónicas y el espionaje ilegal? En ese caso, le sería muy difícil, sentado buena parte del día en el banquillo de los acusados, tener tiempo para que al salir del juzgado, además de oficiar de intentonto, armar un partido político que no tiene, hacer campaña electoral.
No es tan complicado el análisis político....
¿Y si el juicio le sirviera para hacer creer que la seguidilla de delitos probados en realidad fueron necesarios por que Cristina es mala? Bueno, jurídicamente, no está contemplado como atenuante, pero aún así...bueno, ponele, aún así, todavía resta explicar por qué la sociedad votaría a un incapaz bien intencionado que ni siquiera sabe delinquir con eficacia.
Pero, si todas estas hipótesis favorables se dieran a favor de Robustiano Macri, falta, todavía, la interna vecinal por su propia sucesión. Encarrilarla, al estilo de cuando les tomaba exámen oral a la tanta de Gabriela Michetti y al desangelado de Rodríguez Larreta, que eran los dos únicos que no se daban cuenta que Macri iba a ir por la reelección como intendente. Si se tratara de una lucha política por el poder real, más con el jefe vecinal en semejante deriva política, nada garantiza que se haga en términos de exámen; más bien todo indica que el PRO perderá la ciudad del puerto y desaparecerá como fuerza política, lo que, en argentina, equivale a la probabilidad de la cárcel, la que Aníbal Ibarra evitó al costo de ser eterno concejal...
Simultáneamente, Robustiano Macri debería establecer una alianza en cada una de las provincias,  y hoy, tras la desaparición del peronismo federal, que ni siquiera logró presentar candidatos en todos los distritos en su mejor momento, todo indica que tendrá disponible a la UCR siempre y cuando les entregue la intendencia de la CABA. Naturalmente, el radicalismo se partirá en dos, unos irán con Binner, los otros con Macri. Pero tendría, de este modo, un aparato y un partido, ok. Que es hoy el 10% del electorado. Olvidate. 
En el lado del Frente para la Victoria, cuya desaparición electoral también es probable de acá a cuatro años, las cosas no están fáciles. Pero eso es otra nota.