domingo, septiembre 16, 2012

Para leer el cacerolazo.jpj



Las notas de Horacio González y Beatriz Sarlo
La nota de Mario Wainfeld
Los análisis de Raúl Degrossi y Escriba
Hernán Brienza en Tiempo Argelino y Manolo Barge, en su blog

(Vuelvan en un rato que actualizado esta lista a medida que voy leyendo, putitos. Recién me levanto. No es fácil la vida de un procer, como yo)

Carlos Pagni, como siempre, el mejor analista de la derecha.
Samuel Cabanchick, en Perfil.
Jorge Fontevecchia, también.


Alejandro Horowicz, en Tiempo Argelino. 

10 comentarios:

  1. hola Lucas
    te cuento que en casa te leemos(mi compañero y yo), admiramos tu capacidad de poner en palabras (a veces en torbellino incontinente...) muchas de las cuestiones que nos interesan. También nos hacés reír mucho (ingrediente fundamental que nos hace sentirte un tipo cercano), sos un pibe de nuestra generación, letrado, reo, a veces bizarro y adorable. Ponés incómodos a un montón de personajes "políticamente correctos" que en realidad te temen, porque tenés una formación cultural contemporánea + capacidad de reflección y síntesis + buen tipo, y en su extravío intelectual necesitan (muchas veces) apelar a recursos ofensivos y jue´putas porque no tienen con qué darte.
    Simplemente queríamos que lo sepas...te queremos loco.
    Un gran abrazo
    Gracias
    Vir y Cristian

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  2. ¿Que opinas vos Lucas?.....
    Pensas que de esa runfla, de cabezas de termo, se puede rescatar algo positivo?
    Si me dejara llevar por lo que me producen las imagenes y los audios recogidos en la marcha, sinceramente merecerian que la proxima vez los recibiera una lluvia de balas de goma, gases y palos, de esa manera la siguiente vez tendrian un motivo valido para quejarse,un aglutinante atendible, y de paso aprenderian acerca de como te trata una dictadura que se precie de tal.
    Pero claro esa opcion es la peor, es lo que buscan los que los empujan a la calle (los nabos creen que van solos).
    Personalmente me inclino por la opcion que propone Brienza, no darle entidad.
    La realidad es que, si gobernas, tenes que procurar el bien comun, eso implica un conflicto con quienes tienen un proyecto distinto, de vida, de pais, de todo. Cuando alguien se beneficia, es porque otro se perjudica, no hay grises ahí.
    Y esta claro que el bien comun (con errores, desaciertos y todo lo que quieras) esta del lado del 54%.

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  3. No seas tan humilde Lucas, poné también el link de tu nota en crónica.

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  4. ¿Quiénes se benefician?... ¿cual bien comun?... ¿el bien común es Monsanto?...

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  5. no darle entidad significa acercarse mucho al autismo.
    veo muchos que descalifican y dicen "sos del pro" o callao y santa fe.
    si lo dicen para la gilada, bueno, pero, de onda, es más que eso, creo.
    mucha auh, mucho lo que quieras, pero máximo viajando en el avión presidencial contrapesa eso y mucho más en mucha gente.
    fijate

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  6. a sarlo hay que recordarle que aún esperamos que carrio reconozca las derrotas del 2007 y 2011

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  7. Si no te conforma el gobierno que voto el 54% de la gente, es sencillo, solo hay que tener una propuesta que concite una adhesion superior.
    Estoy 100% de acuerdo con este parrafo que escribio E.Aliverti.
    "Esta columna termina en primera persona, como es de estilo y pertinente aclarar cuando un periodista –más aún en rol opinativo– se dispone a violar una regla básica de la profesión. Me importa una infinita cantidad de carajos tener el más mínimo grado de consenso con esta gente. Casi desde que el mundo es mundo, el mundo se divide en clases. Y en las más postergadas, por obra de las dominantes de la pirámide y sobre todo en las medias, que son el jamón del sandwich, hay franjas asemejadas que hasta salen a la calle para defender intereses que no les son propios sino de quienes las sojuzgan. Se puede creer que vale convencer a los privilegiados y a sus loritos por vía del “diálogo”, siempre desparejo gracias a los medios de comunicación que pertenecen a la clase de punta. O practicar el “centralismo democrático” de dar la batalla a través de los hechos, tal y como toda la vida hicieron ellos. No quiero saber absolutamente nada de pacificar relaciones con esta gente. No quiero ni diálogo ni consenso con quienes vociferan “yegua, puta y montonera”. No quiero sentarme a soportar, ni por un solo segundo, a los que quieren para Cristina el final de De la Rúa. Me repugna que salgan a manifestar muchos de los que hace poco más de diez años canturreaban que entre piquetes y cacerola la lucha era una sola, porque les habían pasado la cuenta de la fiesta de la rata. No quiero saber nada con esa gente que a la primera de cambio apoyaría el golpe militar del que ya no disponen. Quiero tener con ellos una profunda división. Y concentrarme en de cuál manera se garantizaría mejor que se hundan en el fondo de su historia antropológico-nacional, consistente en que el negro de al lado no porte ni siquiera el derecho de mejorar un poquito.

    Quiero a esa gente cada vez más lejos. Y cuanto más los veo, más seguro estoy."

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  8. Salimos 200000 a repudiar el indulto. El indulto se decretó. Salimos 200000 a resistir la Ley Federal de Educación. La Ley Federal se aprobó. Mucho antes, salimos 300000 a oponernos al pago de la deuda. La deuda se siguió pagando. Pero las sucesivas marchas, las luchas de las organizaciones de derechos humanos y los últimos tres gobiernos lograron derogar las leyes de indulto, punto final, obediencia debida y juzgar a los genocidas, alcanzando a la fecha a los responsables económicos y mediáticos (ver Página/12 de hoy, en relación a "La Nueva Provincia" y su soporte mediático a los genocidas); la lucha de sindicatos docentes y los últimos tres gobiernos lograron que la Ley Nacional de Educación reemplazara a la Federal; la prédica permanente de intelectuales, economistas y agrupaciones políticas, el debate y la persistencia en la agenda, lograron que la deuda se renegociara favorablemente y que hoy no sea una espada de Damocles para la democracia. Las luchas políticas son largas, llevan generaciones completas, un estudio profundo de la realidad, y, en el aprendizaje, la propia mejora de los sujetos políticos que las llevan adelante.
    Pueden salir diez, como las Madres de Plaza de Mayo, a manifestar, y en tres décadas conseguir el enjuiciamiento de los más feroces genocidas, pueden salir 200000 a festejar el asesinato por bombardeos contra civiles más salvaje de la historia, incluso peor que el de Guernica, y en cinco décadas, las luchas pondrán a la Historia en perspectiva: hoy queda claro que aquello fue un acto criminal, cuña del disciplinamiento para entregar el patrimonio del país y recortar las libertades individuales y sociales.
    Al pensamiento pequeño burgués le gusta el héroe individual, por eso no le simpatiza "El Eternauta", aunque el mismo Juan Salvo sea un pequeño burgués, solidario y sensible, y por lo tanto, capaz de romper la costra ideológica que lo masilló y así abrazar una lucha colectiva.
    Al pensamiento pequeño burgués le gusta creer que Rosa Parks, la costurera que se negó a dar su asiento a un blanco en la década del '50, por sí sola desató con ese acto la lucha por los derechos civiles de los negros.
    Por eso, cuando el pequeño burgués sale a la calle, en una marcha con consignas pequeño burguesas, en un contexto político acotado (entiéndase: un pequeño burgués podría salir codo a codo a favor de luchas colectivas, pero este no es el caso) supone con su mediocre arrogancia que está cambiando la historia: veáse el porte de los que marcharon el jueves, el "hartazgo" porque no puede "salir del país" (?) y la seguridad de imbécil con la que afirma "esto se va a convertir en Cuba o Venezuela", chilla, grita, vocifera, ordinario y sin timidez, sin saber que un sólido edificio hegemónico le guiña el ojo a sus rabietas, que no habrá una mirada burlándose de su patetismo, que en su mundo de pequeño burgueses, al otro día podrá decir en confianza, sin ningún temor "se le frunce el orto a la yegua ahora".
    Nótese el detalle: miles de piquetes de obreros y desocupados y pocas veces se han visto caras descompuestas en primer plano, gritos destemplados, insultos a cámara dirigidos a destinatarios personales, pero vaya un negro a largar uno y vea como el burgo o el vulgo, se horroriza y clama a los dioses.
    El pequeño burgués cree que está haciendo historia, cuando sólo está haciendo la primera plana del día siguiente, después de que le dispusieran durante meses y años los prejuicios, la información falsa o descontextualizada e incompleta, tendenciosa e insistente, para que piense así. Porque no sabe el pequeño burgués que ese espacio en la primera plana de "Clarín" fue cocinado por el propio "Clarín".
    (sigue)

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  9. Grita "no tengo miedo" el pequeño burgués, fingiendo una amenaza que no existe, pero que su espiritu gritón y vulgar, su tendencia innata a victimizarse, lo lleva a inventar para, acto seguido, proferir esa declaración heroica cual sargento Cabral pronunciando su frase póstuma.
    Hace años, frente a los piquetes, el pequeño burgués decía "por qué marchan con la cabeza cubierta", ignorando (bah, fingiendo ignorar porque toda la ignorancia del pequeño burgués al fin es, o pereza mental, o cinismo recubierto de una empalagosa ingenuidad) que los manifestantes a los piquetes eran marcados, señalados, ubicados en sus barrios, y al fin detenidos o perseguidos, cosa que nunca les va a pasar a ellos, que, como en este caso, jamás protagonizan lucha alguna por subvertir el statu quo sino todo lo contrario. No va a faltar, sino ocurrió ya, que algún idiota distinga entre esas "caras cubiertas" de estas caras valientes que vociferan a cámara en medio de esta feroz dictadura fascista.
    La clase media, lo que vastamente llamamos clase media, y que a la sazón es un cúmulo de hábitos, comportamientos, ideas estereotipadas y nociones que siempre terminan sirviendo como colchón superestructural para el dominio de las clases poderosas, es una caricatura política: marcha detrás de consignas infantiles ("basta de twitteros K", "basta de los errores de tipeo de Reposo" son dos de sus perlas) y exige soluciones mágicas. No milita, no persiste, no habita un espacio responsable de cambio. El "basta" es su expresión típica. Es un berrinche del que espera que algún padre protector y justiciero se haga cargo.
    La redacción misma de las consignas nos habla de ella y de sus limitaciones: la burla impotente y sin gracia de los monólogos de Lanata se cuela en los "tipeos" de Reposo, un tema por el que sienten "hartazgo", pero que objetivamente es esto: una chambonada del gobierno inteligentemente subsanada con la propuesta de la inflexible y capaz Gils Carbó. Punto final.
    Si fueron o serán 10 o 1.000.000 no cambia que las consignas tienen la liviandad, el nivel de imbecilidad y la rabia irreflexiva de siempre, Que sienten odio, como antes, como siempre, como los de "Viva el cáncer" quién lo duda, que les da vértigo que los viejos patrones como Rocca sean interpelados y disciplinados, no hay ninguna duda, que el cuerpo, entumecido frente a la pantalla les pida salir a la calle, no hay ninguna duda, y al fin, es saludable para la democracia: han empezado a los tumbos el nivel 1 de Construcción de la ciudadanía. Pero es una carrera larga, eso sí, sobre todo si venís con tanta mala leche e ignorancia a cuestas.

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