Luis Majul y Matías Longoni

Un funcionario relevante -y oscuro, convengamos- de este gobierno, el jefe de la AFIP Ricardo Echegaray, demandó por cifras millonarias en un fuero civil a los periodistas Matías Longoni y Luis Majul.
Es el mismo gobierno que despenalizó el delito de calumnias e injurias, pero que, a través de esta acción miserable, emite un mensaje confuso.
Más grave, infinitamente más grave, que la ya de por sí grave denuncia del Grupo Clarín a un conjunto de periodistas por no defender al monopolio. Por que el Grupo Clarín es mayormente ilegal, tiene acceso corrupto a los despachos del poder tribunal pero no maneja los principales resortes de los poderes democráticos -el ejecutivo y el legislativo- como sí lo hace el kirchnerismo.
Echegaray, un funcionario de primerísima línea, tiene los recursos simbólicos y monetarios suficientes como para desmentir si se cree injuriado o situar este debate, inherente a la carga pública, en el plano  de la política.
No se trata, dado el desarrollo de las circunstancias, una actitud suelta de Echegaray. Bueno, con más razón, por mi parte, me parece una actitud condenable. Bah, me parece una actitud de mierda. Lisa y llanamente.