La guerra del cerdo

Dadme un cargo y te construiré una cultura política...

Como el radicalismo y su pariente pobre pero honrado, el socialismo, fueron construidos desde los salones literarios de la oligarquía, la sucesión de fracasos hasta la aparición del "hombre providencial" fue posteriormente exaltada de manera exageradamente ridícula, incluido, su bautismo de fuego en la revolución del parque de 1890.

En esas sombra de la oligarquía donde a nadie le importaba mucho el asunto de la democracia, la democracia devino la mejor coartada para ir lumpenizando -es decir, descendiendo en la escala social a pesar de los propios deseos e imaginarios- y ampliando el "movimiento"
Como el peronismo y su tío rico pero comprensivo, la burguesía nacional, fue construido a la sombra de oscuras dictaduras, la sucesión de fracasos hasta la aparición del "hombre providencial" fue posteriormente exaltada de manera exageradamente ridícula, incluido, su bautismo de fuego el 17 de octubre, fecha inaugural que luego derivó en las multitudinarias elecciones de la reina de los trabajadores. La vicereina, la reina era Evita. Y nadie era más linda que ella.

La modestia no es una virtud argentina, razón por la cual la reescritura de la historia, en la pampa húmeda y el puerto -el resto, a su manera, también es argentina, pero no tanto- se considera completamente natural y hasta se citan diatribas técnicas, inescindiblemente correctas, para legitimar esa actitud.
Así tenemos un exceso de peronismo. Como fatalidad o vivificación de la historia, que termina, señores, por aburrir.
Puede que termine aburriendo que todos invoquen a Perón. Sin necesidad de adornarlo con algún sujeto histórico.
El sujeto histórico emergente del kirchnerismo, que a fuerza de subsidios y narrativas se hizo de clase media con algún sustento fáctico, no es gorila, no podría serlo. Pero guarda en su memoria que ese es el password de acceso pleno. Dame 3 años de crecimiento a tasas chinas y extrañan no al gris de Balbín sino al incapaz de Frondizi que bien se adapta a cualquier cosa. O Illia, otro comodín.

Claro que es imposible que alguna cultura antiperonista que no sea culposa, es decir, agiornada, hoy tenga algún vuelo, pero hay cierta latencia de hartazgo a la cosmovisión peronista que hay que saber detectar.
Y hacer lo que Perón aconsejaba no hacer: tirar todos los días un viejo por la ventana. No en su sentido biológico, sino en su cosmovisión. Como La Guerra del Cerdo.
Eso es, también, el kirchnerismo. Si se lo mira desde este ángulo.