El Partido de SI HUBIERA SIDO DISTINTO, lugar de congoja y arrepentimiento ideológico. He aquí una confesión, Susanti Pancho, desmesurada. Como corresponde. Y a quien corresponda:

Si en el Vaticanto (la Vaticueva de la religión) hubiera ocurrido un imposible, la elección de un Papa de izquierda, en la modalidad cristiana, esto es, la teología de la liberación -opuesta al desvarío de la teología de la dominación, con los mismos, digamos, golpes bajos antropológicos- en el Partido Clarín, obsesivamente aldeano, estarían psicopateando con la histeria de que hace política. Y sí, como cualquier presidente. Así sea electo monarca absoluta en la última dictadura teocrática de occidente.
Pero las cosas no han salido de su cauce natural.
El populista conservador Susanti Pancho, conductor de Bendita TV a escala global, no para el tactiqueo de Comuna 14 ni por la mudanza a su nuevo y bien remunerado trabajo espiritual. Austerea palabras de su vocabulario estudiadamente incomprensible. Deliberadamente insignificante. Cosa rara, tratándose de una persona culta, como Bergoglio. Pero comprensible en lo miserable que resulta tener que inventarse un pasado a medida. Con la misma natural tilinguería con la que un buen paisano de Recoleta, el barrio del Opus Dei, se manda a hacer un traje. Con corbata al tono. De ceremonial y protocolo. Esa agencia suboficial del lumpenaje estatal a la cual yo le presto infinita atención. Pues ahí van a parar las mejores minas.
Susanti Pancho austerea (ajusta, en castellano) ceremonial y protocolo como si no fuera ese conjunto tedioso de reglas estúpidas su única fuente de legitimidad de origen.
Debe, naturalmente, complementar el desatino populista, con mentiritas sobre su pasado personal.
Después de todo, es apenas un presidente. Y no el de Suecia. Ni un monarca sueco. Es el ceremonial y protocolo de un estado quebrado fiscal y moralmente, que se encuentra en la bancarrota de su agotamiento histórico.
La endebles de convicciones y el infinito oportunismo lo pueden rodear de abrazos del oso. Pero se hundirá solo. Así como solo, egoístamente solo, triunfó. Porque en cuanto al resto de sus armados políticos, los que no tenían su cuerpo silencioso como protagonista, fueron un fiasco olvidable.