PABLO SIRVÉN
Fuente: La Nación
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Lucas Carrasco soy yo, edito este blog, me he peleado demasiadas veces con Sirven por Twitter -a quien nunca conocí personalmente- . Creo que he leído todos sus libros. Quizás, me falte alguno. No pienso como él, pero le tengo cierto aprecio. Porque no dijo -en el momento no lo entendí- que yo NO iba a matar a Leuco, sino que eran "metralletas virtuales" (hoy parece una boludes, en esos días, no...). Y aunque las pocas veces que se refirió a mí en su columna de La Nación fue de manera hiriente hacia mí, fue el único que consignó en una columna, de manera respetuosa para quien se quedaba sin laburo, que yo fui echado de Radio Nacional. Hace un buen tiempo, además, contestó preguntas para este blog, sobre la cultura y el kirchnerismo, sin moverse un ápice de sus convicciones pero con apertura y amabilidad. La entrevista, también, quise hacérsela por Víctor Hugo Morales, por las cosas que no sabía y luego supe y porque, en el fondo, quizás cometí un error al no haberlas querido saber. Fue cuando me echaron de 678 y me llamaron de la producción de Víctor Hugo. Es otra historia. Agradezco la predisposición de Pablo Sirven. Y transcribo textual la entrevista, por una sencilla razón: yo crecí leyendo los entonces dos diarios mejor escritos: La Nación y Página 12. Me da cosa editarlo, si es que algo hubiera por editar. Y como algunos de sus libros son en coautoría con Carlos Ulanovsky, qué más. Yo aprendí periodismo por fuera de los circuitos del prestigio, pero leyendo (y disintiendo) con los maestros. Porque para revelarse, hay que estudiar con amor y paranoia la historia de los que nos antecedieron.
Nada más.
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Hola, Pablo, gracias.
Como es internet, no hay drama de espacios, así que todo saldrá textual, mis preguntas y tus respuestas, si te mando alguna repregunta, la versión a salir sería la de esa repregunta si es que la contestás.
Hola Lucas:
Acá va un poco a la disparada, y al correr de la compu, lo que se me ocurre sobre los temas que me proponés.
Haceme las repreguntas que quieras.
(NOTA AGREGADA AL SUBIR LA ENTREVISTA: INVITO A LOS LECTORES A HACER LAS REPREGUNTAS QUE QUIERAN, NATURALMENTE, EN UN MARCO MÁS O MENOS DIALÓGICO: Pablo no está obligado a contestarlas, desde ya, pero me ayudarían a mí, de paso, a mejorar de ahora en más la manera de hacer entrevistas. Y si Pablo quiere contestar alguna, el espacio está abierto. Las preguntas y repreguntas, debidamente acreditada la identidad -sino será un comentario, nomás, al fondo del post, y este blog no modera comentarios; a lucas-carrasco@hotmail.com En caso de que no satisfaga esto, siempre se puede tomar contacto con Pablo Sirven, desde Twitter, cuya cuenta es muy conocida)
1) ¿Por qué un libro sobre Víctor Hugo?
Porque su caso se volvió el más emblemático de esta época. Porque es un N° 1, una primerísima figura en lo suyo, que hizo un viraje muy marcado y resultaba interesante, por eso, tomarlo como eje de los tironeos por el relato que se dieron particularmente a partir del conflicto con el campo, en 2008. Lo mío no fue una obsesión sino un acto de coherencia. En los 90 seguí especialmente los pasos del comunicador N° 1 del menemismo, Gerardo Sofovich a quien, con otros seis periodistas, llevamos a la Justicia por incompatibilidad de funciones cuando siendo interventor de ATC se contrató a sí mismo. Tuvo que abandonar el cargo con prisión preventiva en suspenso y un embargo de un millón y medio de pesos (que entonces, por la Convertibilidad, era igual a un millón y medio de dólares). El presidente Menem, que era amigo de Sofovich, ascendió al juez de la causa, Ricardo Weschler, y la cámara terminó sobreseyéndolo, pero quedó fuera del canal. Víctor Hugo hoy es el comunicador N° 1 del kirchnerismo. Con todo, hay que reconocer que Sofovich abrazó más claramente su adhesión al menemismo que la manera tortuosa y negadora que tiene Morales que después de sus múltiples y diarios apoyos al oficialismo, sigue negando ser kirchnerista con la intención absurda a esta altura de querer mostrarse como objetivo e independiente. De allí que tomé como una misión periodística hacer estos señalamientos no sólo en el libro sino en algunos de mis artículos y en Twitter. Quiero que quede a futuro un mapa, un GPS donde se puedan ver todos sus dedos marcados y no que intente vendernos en el futuro que nada de todo esto pasó. Me quieren mostrar como obsesionado con él y no es así. Me hubiera gustado que otros se hubiesen sumado al trabajo que asumí, pero pronto me di cuenta que esa tarea debía asumirla en soledad. Creo que el único obsesionado por algo aquí es Víctor Hugo y es con Magnetto. Lo más gracioso es que como no pueden callarme, muchos K me tiran con la teoría de que estoy enamorado de Víctor Hugo. Si se aplica ese mismo razonamiento a él, entonces habría que decir que él está enamorado de Magnetto. Igual, yo no siento ni odio ni amor por VHM, sino genuino interés periodístico por su caso. Psicológicamente también es muy fascinante: su complejo de inferioridad por no conformarse con ser relator deportivo y en mostrarse en un tipo más ilustrado de lo que es.
2) Por qué "Converso" de título? Tu libro es más equilibrado que la hagiografía que se mandó a hacer el propio Víctor Hugo por su productor. El recorte del título le da un sesgo a priori -en función del lector- que, en todo caso, ¿es buscado?
El título tiene varias lecturas: la más evidente es la que alude a sus cambios; pero también jugué a otra expresión que incluye esa palabra (Con verso), con la que apunto a lo “versero” que es también Víctor Hugo más allá de su pomposa formalidad. Por último, también me gustó ponerle “Converso” porque es la conjugación de la primera persona del verbo “conversar”, que es lo que él hace esencialmente, su razón de ser, su oficio, su arma. Al principio le iba a poner “El converso”, pero después me di cuenta que pegaba más “Converso” solo que, además, permitía hacer todos los juegos semánticos que recién te cité. Por otro lado “Converso” sintetiza en una palabra lo que a muchos les paso en este tiempo. No dudo que hay muchos kirchneristas convencidos, pero en el periodismo y en los artistas fundamentalmente se dio como una suerte de exacerbación de oficialismo, alentada por el pluriempleo muy bien remunerado que se dio en ambos sectores. No fue sólo Víctor Hugo el que cambió respecto del Gobierno. Vean lo que decían Diego Gvirtz o el Chavo Fucks antes de 2009 y así varios más. Cuando pase el tiempo se recordaran estos años por los cambios y virajes notables que algunos personajes hicieron y, en ese sentido, “Converso” servirá como un texto de consulta.
3) Sencillo: ¿no es poca la relevancia política del personaje Víctor Hugo, ni que hablar su influencia real en la cultura, como para biografiarlo? Admito que responderme que sí es antivender tu libro y además boicotearte, pero ¿no se te pasó por la cabeza?
Es algo que nos planteamos (Majul como editor y yo como autor). ¿Qué interés en verdad podía despertar una biografía de Víctor Hugo? Más allá de su innegable importancia en el mundo de los relatores deportivos radiales, podía resultar muy gris, poco excitante. También nos pareció que los que son sus fans no lo iban a leer y los que lo odian, tampoco querrían saber tanto de su vida. Finalmente creo que evité esos riesgos porque la biografía es una excusa para plantear los debates y desencuentros de esta época en torno al periodismo, los medios de comunicación y las tensiones con el Gobierno. Eso, creo, que le dio un plus de interés. Ahí está la gran diferencia.
4) ¿No te parece que lo mal que se tomó el libro Morales, revela una especie de complejo de inferioridad para con su -coincido con vos y lo remarcás- talento como relator de fútbol?
Víctor Hugo creo que debe haber tenido sensaciones ambivalentes frente a mi libro que, sin duda, es muy crítico, lo cual no me impide ser bastante ecuánime al examinar sus muy variadas facetas. Eso también, creo, hace interesante al libro. No se trata de un panfleto, sino un libro pleno de matices y de reconocimientos a distintos aspectos de su trayectoria, lo que hace más rico. Un fan que él terminó contratando e incorporando a su producción hizo en contraste una biografía oficial sin colorido absolutamente previsible. Pero lo gracioso es que muchas de las anécdotas que cuenta esa versión, están reflejadas de una manera muy parecida en mi libro. Lo que no hay en su libelo, claro, es todo aquello que yo sí cuento y que lo opaca por sus brutales contradicciones.
Sí, lo leí todo. Me parece que es su libro más extraviado, menos documentado, más panfletario y obsesivo en su odio delirante hacia Magnetto. El tono de su prosa es el de un pastor enajenado por sus creencias y, de hecho, cuando él se pone a leer párrafos del mismo –lo hace a diario en su programa- adquiere un tono de homilía apocalíptica. Da la sensación que es un gran fracaso por cómo implora en su Twitter y en su programa porque sus seguidores lo lean. Y creo que el amor no les da para tanto. Ni siquiera para seguir su Bajada de línea. En las redes sociales, los K con tal de ir contra Lanata eligieron hablar de Masterchef mientras que a Morales directamente lo ignoraban todos.
6) ¿Cómo es trabajar en una editorial nueva y de Luis Majul?
La verdad, más cómodo de lo que imaginaba. Pude trabajar con mucha independencia y Majul aprendió a no interferir. Luego, fue un lector atento, que me hizo muy buenas observaciones para potenciar mi texto y sacarle punta. Me gusta decir que yo hice la partitura y Majul fue un excelente director de orquesta.
7) La peronización de Víctor Hugo, taaaan reciente, cómo se engarza con tu libro sobre la comunicación en tiempos del peronismo originario?
Esa fue otra razón porque me interesó escribir “Converso”. Desde mi óptica de autor es una continuación, en otros términos, de mi primer libro “Perón y los medios de comunicación”. Víctor Hugo como buen uruguayo era rabiosamente antiperonista hace diez minutos. Su enamoramiento del kirchnerismo le hizo revisar esa alergia y ya hace rato que habla de Perón con admiración.
8) Una anécdota: una vez, el hagiógrafo de Víctor Hugo me llamó para hacer un homenaje a Víctor Hugo pues había sido injuriado, a mi modo de ver, de manera muy baja por Lanata. Participé de ese video pero sin homenajear a Víctor Hugo, desconociendo su rol durante la dictadura uruguaya, creyéndole a altos dirigentes del Frente Amplio y de organismos de DDHH argentinos que respeto. Tu libro, que es posterior, revela datos como que ¡condujo 60 minutos! Más allá de que esté metiendo esta introducción para que se me comprenda, ¿no te parece que a muchos les llamó la atención, más, les dolió enterarse de la sinuosidad de Víctor Hugo, cuando siempre, cada melosa diatriba, la sostiene desde una moralidad empalagosa? ¿No te parece -por este mismo razonamiento- que quizás más allá de intervenir en la coyuntura política, la pelea entre periodistas y empresarios de medios, entre gobierno y oposición, hiciste un material que aún cuando las aguas se aquieten, los nuevos periodistas podrán seguir encontrando datos; es decir, que tendrá, el libro, una vida más larga que lo usual en el género "periodistas escribiendo de coyuntura"?
Víctor Hugo en su afán de construirse su propio monumento, pretende recordarse mejor de lo que fue. El otro día llegó a decir en su programa que su comportamiento en la dictadura uruguaya había sido “ejemplar”. Yo creo que esa palabra le puede cuadrar a Adolfo Pérez Esquivel o Azucena Villaflor. Mi libro analiza minuciosamente los archivos de la dictadura y lo que se desprende de ellos es que sin ser un colaboracionista, Morales no hizo nada para enemistarse con los militares. De hecho en aquella época ya era conductor de ciclos importantes en la radio y la TV charrúas, algo inconcebible para alguien que hubiese sido demasiado opositor. También tenía relaciones de camaradería con varios militares como lo hizo público y notorio el libro Relato oculto, de Leonardo Haberkorn y Luciano Alvarez. Tal vez no sería muy condenable por ello, pero sí por tratar de reciclarse ahora como un cruzado contra la dictadura, mintiendo que fue prohibido por las fuerzas armadas de su país, cuando en realidad fue sacado del micrófono por la Asociación del Fútbol Uruguayo y fueron precisamente los milicos los que presionaron para que le levantaran ese castigo. También suele hablar de que estuvo preso un mes, cosa que es cierto, pero no por razones políticas, sino por una pelea durante un partido de fútbol. Por último, vende que salió prácticamente escapando para la Argentina, pasando por alto que aquí mandaba una dictadura mucho más feroz. Acá, en 1981, empezó a trabajar en las radios Mitre y El Mundo, entonces bajo la órbita de la Marina, que seguía respondiendo políticamente a Massera. Los servicios de inteligencia locales no objetaron para nada su ingreso en nuestro medio. La Nación le hizo una nota de bienvenida muy cordial. Si hubiese sido tan de izquierda como ahora se vende, me da la impresión que el diario lo habría ignorado. Respecto a la otra parte de tu pregunta, estimo que sí, que “Converso” si bien puede ser tomado como un libro de coyuntura, lo elaboré de manera que pueda trascender esta época. No es un libro de descarte que envejece. Cuenta cómo ha sido esta época a través de su personaje más paradigmático.
Hay un poco de pelea en el barro inevitable, exacerbada por la intensidad y frecuencia de las redes sociales. Igual los choques más furibundos ya fueron. Todos estamos más calmados o ya nos dijimos todo lo que había que decir o empezamos a limpiarnos para prepararnos a lo que viene.
Gracias.
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