sábado, julio 23, 2011
viernes, julio 22, 2011
Me estaba acordando de una plaza
Me llamo Lucas Carrasco. Soy de esa clase de tipos que van por la vida preguntando: ¿Esto es todo? ¿No hay nada más?
Cierro el libro. Me estaba acordando de una plaza. Lo dejo sobre la mesa. Una moza, atenta, aunque como en otra cosa, me deja un café. Que no quiero. El televisor está al máximo del volumen. Un par de noches atrás, acá mismo, festejaban, los comensales, el triunfo sobre el filo de Paraguay contra Uruguay. El dueño de este bar es uruguayo. Los asiduos son paraguayos. La moza una mezcla, caderona, indefinida. Siempre está triste. Es mucha la gente que siempre está triste. Hay un espejo detrás de la barra, entre las botellas. Yo me miro la cara. ¿Tendré cara de estar eternamente triste? ¿Tengo cara de estar siempre triste? Vuelvo, aunque voy por la mitad, de vez en cuando al principio de la novela, de Lawrence Sanders -el hombre que yo hubiera querido ser- El Gigoló. Editó Emecé. Y las tapas, que supieron ser blancas, son amarillas, como de papel de diario viejo. Librería de usados. Algunos incunables, las frivolidades que yo leo, a 30 pesos. Si cambiás, en los dos primeros renglones, el Lucas Carrasco por el Peter Scuro, te queda el primer párrafo, textual, el comienzo. El café, se enfrió. Me estaba acordando de una plaza. En San Benito. Yo salía de la escuela, primer año, de la secundaria. Me senté, sobre el banco que daba a la puerta de la iglesia. Había un jardinero. Con barba y dolor de espaldas.
La cara en el espejo entre las botellas se me deforma. Sin darme cuenta hice bollitos con las servilletas de papel. Salgo a fumar un cigarrillo. No hace, en la vereda, tanto frío. Pero igual, me aburro. Vuelvo. Con ganas de irme. Y de quedarme. En ninguna parte.
Cuando era más chico, y todavía fracasaba en la facultad, leía mucho, pero con algo así como el remordimiento. Giorgio Agamben, en fotocopias, al costado de la cama. Se me hacía imposible, Agamben. Y agarraba, nomás, de nuevo, 10 negritos. Fui a muchas partes sin moverme, a los 20 años, de la casita donde vivía. Me fui con Ross Mcdonald, Rex Stout, Ellery Queen, Julian Symons, James M. Cain, Graham Greene, Paco Ignacio Taibo, John le Carré, John Dickson Carr, Ed McBain, Mepo Giardinelli. Tirados, al costado de la cama. Durante todo el día. En pilas, abandonadas. A la espera de un lector, los libros, así, dan pena. Un libro mientras no se lee es un hombre sentado en la plaza, a la espera de algo. A la noche, salía. Me iba al bar. Hablaba de literatura. Y cuestiones políticas. Era un chico, prepotente, medio tarado -como ahora, sólo que ahora, imaginate, más suavizado- y las cosas me salían razonablemente bien. Teniendo en cuenta que la mayoría de las cosas que suelen ser importantes en una vida normal, a mí no me importaban. Anoche le decía a Hank, a Hank Soriano, que nosotros, de treinta y poco, por nuestra formación, nuestro desapego, esta cosa, algo pesada, que nos quedó de los años 90, que nosotros, tenemos esa particularidad. De sentir que llegamos tarde a lugares donde nunca nos invitaron. De estar colados. Medio de paso. Apurados, sin tener adónde ir.
Las cosas de la economía, de las teorías filosóficas, las que tenía que estudiar, me aburrían. No soportaba que me impongan horarios ni lecturas sistemáticas. Así estamos. Sin un título. Ni un camino, como de escalera. Donde entrás de cadete en la vida y a esta altura, sos subgerente. De algo. Que no te importa. Pero haces como sí. De tanto actuarlo, por la torpeza propia de la rutina, terminás por creerlo. En algo.
Me estaba acordando de una plaza.
El jardinero me miraba. Desconfiado. Se rascaba la barba. Y sacaba unos yuyos. Mientras anochecía, y el viejo se secaba el sudor, terminó por aburrirse. Dar vuelta la cara. Irse para otra parte. De la plaza.
Entonces la besé a Carolina y le acaricié una teta.
Me estaba acordando de esa plaza.
Y el café está frío y los paraguayos gritan.
Cierro el libro. Me estaba acordando de una plaza. Lo dejo sobre la mesa. Una moza, atenta, aunque como en otra cosa, me deja un café. Que no quiero. El televisor está al máximo del volumen. Un par de noches atrás, acá mismo, festejaban, los comensales, el triunfo sobre el filo de Paraguay contra Uruguay. El dueño de este bar es uruguayo. Los asiduos son paraguayos. La moza una mezcla, caderona, indefinida. Siempre está triste. Es mucha la gente que siempre está triste. Hay un espejo detrás de la barra, entre las botellas. Yo me miro la cara. ¿Tendré cara de estar eternamente triste? ¿Tengo cara de estar siempre triste? Vuelvo, aunque voy por la mitad, de vez en cuando al principio de la novela, de Lawrence Sanders -el hombre que yo hubiera querido ser- El Gigoló. Editó Emecé. Y las tapas, que supieron ser blancas, son amarillas, como de papel de diario viejo. Librería de usados. Algunos incunables, las frivolidades que yo leo, a 30 pesos. Si cambiás, en los dos primeros renglones, el Lucas Carrasco por el Peter Scuro, te queda el primer párrafo, textual, el comienzo. El café, se enfrió. Me estaba acordando de una plaza. En San Benito. Yo salía de la escuela, primer año, de la secundaria. Me senté, sobre el banco que daba a la puerta de la iglesia. Había un jardinero. Con barba y dolor de espaldas.
La cara en el espejo entre las botellas se me deforma. Sin darme cuenta hice bollitos con las servilletas de papel. Salgo a fumar un cigarrillo. No hace, en la vereda, tanto frío. Pero igual, me aburro. Vuelvo. Con ganas de irme. Y de quedarme. En ninguna parte.
Cuando era más chico, y todavía fracasaba en la facultad, leía mucho, pero con algo así como el remordimiento. Giorgio Agamben, en fotocopias, al costado de la cama. Se me hacía imposible, Agamben. Y agarraba, nomás, de nuevo, 10 negritos. Fui a muchas partes sin moverme, a los 20 años, de la casita donde vivía. Me fui con Ross Mcdonald, Rex Stout, Ellery Queen, Julian Symons, James M. Cain, Graham Greene, Paco Ignacio Taibo, John le Carré, John Dickson Carr, Ed McBain, Mepo Giardinelli. Tirados, al costado de la cama. Durante todo el día. En pilas, abandonadas. A la espera de un lector, los libros, así, dan pena. Un libro mientras no se lee es un hombre sentado en la plaza, a la espera de algo. A la noche, salía. Me iba al bar. Hablaba de literatura. Y cuestiones políticas. Era un chico, prepotente, medio tarado -como ahora, sólo que ahora, imaginate, más suavizado- y las cosas me salían razonablemente bien. Teniendo en cuenta que la mayoría de las cosas que suelen ser importantes en una vida normal, a mí no me importaban. Anoche le decía a Hank, a Hank Soriano, que nosotros, de treinta y poco, por nuestra formación, nuestro desapego, esta cosa, algo pesada, que nos quedó de los años 90, que nosotros, tenemos esa particularidad. De sentir que llegamos tarde a lugares donde nunca nos invitaron. De estar colados. Medio de paso. Apurados, sin tener adónde ir.
Las cosas de la economía, de las teorías filosóficas, las que tenía que estudiar, me aburrían. No soportaba que me impongan horarios ni lecturas sistemáticas. Así estamos. Sin un título. Ni un camino, como de escalera. Donde entrás de cadete en la vida y a esta altura, sos subgerente. De algo. Que no te importa. Pero haces como sí. De tanto actuarlo, por la torpeza propia de la rutina, terminás por creerlo. En algo.
Me estaba acordando de una plaza.
El jardinero me miraba. Desconfiado. Se rascaba la barba. Y sacaba unos yuyos. Mientras anochecía, y el viejo se secaba el sudor, terminó por aburrirse. Dar vuelta la cara. Irse para otra parte. De la plaza.
Entonces la besé a Carolina y le acaricié una teta.
Me estaba acordando de esa plaza.
Y el café está frío y los paraguayos gritan.
Carrió denuncia a La Nación por campaña sucia
No sean hijos de puta, cómo pueden publicar esta foto!
En fin, lo bueno es que además de la vacía puerilidad de Mauricio Macri, Francisco De Narváez, Miguel Del Sel, Alfredo Olmedo, el Mago sin Dientes, el Ecuatoriano Sin Escrúpulos y la banda de rufianes melancólicos que compone la alegría globiblera de nuestra ex recatada y sofisticada derecha prensera, hay momentos sublimes de, por llamarla de algún modo, inquietud literaria y responsabilidad social empresaria comprometida con la educación, más allá de ese olor a bosta que despiden nuestros nativos lavadores de dinero, yo también los quiero a todos.
¿Menem es candidato de Cristina?
Especialmente los radicales, chicanean -mucho no les queda, más que frustración: falta aún para que la memoria popular olvide a De La Rúa- con que Menem es candidato a renovar la banca de senador nacional por La Rioja en alianza con el kirchnerismo.
Sería como decir que el radicalismo es masserista porque lleva al milico Aguad como candidato en Córdoba, y la mayoría de las listas provinciales del radicalismo están integradas por ex funcionarios de la dictadura militar. Pero las cosas son más complejas.
De todos modos, Carlos Menem, no es candidato a senador por La Rioja, sino por...los partidos aliados al Hijo De alfonsín.
Sí es cierto que Carlos Menem, al igual que otros sectores de la derecha rompieron con el Grupo A: como Pino Solanas, De La Sota, Binner, Dhualde, El Hijo De alfonsín y Macaloser.
Para las internas del 14 de agosto, los candidatos del Frente Para La Victoria son la actual vicegobernadora de La Rioja Teresita Luna y Mario Guzmán Soria. El Frente para la Victoria Riojana está integrado por el Partido Justicialista (donde Menem perdió las internas y se fue por afuera, ya en el 2005), Kolina -que orienta Alicia Kirchner- el partido provincial Norte Grande y el partido de la Victoria.
Después, se presenta el grupo Izquierda Socialista, sin posibilidades de nada, los radicales, que disputan el segundo lugar y un cuarto partido, el que lleva a Menem como candidato a Senador Nacional. Se llama, el Frente que lleva a Menem, Frente Popular Rioja y está integrado por funcionarios y ex funcionarios de Beder Herrera, sí, y conformado, entre otros, por el Partido Unión Celeste y Blanca que, en todos los distritos donde tiene personería jurídica, integra el frente radical que postula al Hijo De alfonsín y a González Fraga para la presidencia del país. El Partido Unión Celeste y Banca es el partido de Francisco De Narváez, candidato a gobernador del radicalismo en la provincia de Buenos Aires y, como van las cosas, principal aportante de votos a la campaña del Hijo De alfonsín.
Muy lindo todo.
Buenas noches
jueves, julio 21, 2011
Que no, que el pensamiento no puede tomar asiento.
por Teodoro Boot
La relación enfermiza entre Buenos Aires y el conjunto del país viene de antiguo, es en realidad anterior a la independencia y ha pasado por distintas etapas que no viene al caso enumerar ni analizar acá, aunque sí, tal vez, tenerlas presente.
No hay tampoco nada extraño ni extraordinario en esto, ni en la macrocefalia porteña, esa cabeza de Goliat que algunos creyeron ver emplazada en un enclenque cuerpecito argentino: es condición de la dependencia y el colonialismo y regla común a todo el Tercer Mundo; deformidad tenida por normal y que provoca asombrosas distorsiones de la percepción, que va desde creer economía nacional al comercio exterior y llamar economías regionales a la economía nacional, hasta considerar “pajueranos” a los habitantes del interior argentino, convertidos para esa distorsionada mirada porteña en oriundos de un exterior ajeno y a menudo hostil.
Hay años de colonización cultural y pedagógica detrás de esta alteración de las percepciones, que no habría que tomarse muy a la ligera, habida cuenta el rol que en la era actual cumple la instantaneidad y universalidad de las comunicaciones, por más que en rigor hablemos de una universalidad relativa o acotada.
Los medios de comunicación “nacionales” son y no son nacionales: lo son en tanto llegan con su imagen, su voz y sus textos a todo el país, pero no lo son en tanto llegan a todo el país trasmitiendo una problemática que no es la de todo el país, sino apenas la de la ciudad de Buenos Aires, con la episódica inclusión del Gran Buenos Aires, pero sólo como productor de “inseguridad”.
No es ya cuestión de decir que un rosarino, un cordobés, un pampeano o un jujeño están perfectamente al tanto de todo cuanto ocurre en Buenos Aires sin que ningún porteño tenga la más remota idea de qué ocurre en Jujuy o Rosario, excepto alguna catástrofe climática, humanitaria o política, sino que tampoco ningún porteño tiene la más remota idea de lo que ocurre en Avellaneda, ciudad más cercana al centro político y administrativo de la ciudad de Buenos Aires que los barrios porteños de Saavedra, Villa Pueyrredón o Villa Devoto, mientras el vecino de Avellaneda, Quilmes, San Justo o José León Suárez se encuentra permanentemente bombardeado por una problemática porteña que, en gran medida, no se corresponde con su propia cotidianeidad.
No debe quejarse: esa “problemática porteña” trasmitida a todo el país tampoco concuerda con la propia cotidianeidad del vecino de Buenos Aires, pero llega a obnubilarlo, distorsionando su propia mirada hasta hacerla parecerse a la realidad mediáticamente trasmitida.
Los medios ya no son medios
Uno no va a pretender descubrirle el agujero al mate diciendo que los “medios” han ido evolucionando hasta convertirse en “sujetos”: ya no son instrumentos de trasmisión sino sujetos trasmisores, y se encuentran en el centro del debate político y la pelea por el poder real. Pero, curiosamente, esto que todos sabemos, suele olvidarse. Se olvida, por ejemplo, cuando se analizan o más bien se describen las recientes elecciones porteñas y se habla de la campaña de Macri, como si la campaña de Macri fuera la que diseñó Durán Barba, siendo que la campaña de Macri, o la de ese sector que se opone frontalmente a la dirección que el kirchnerismo le ha impreso a la política y la economía argentinas, es diseñada y ejecutada por los grandes medios de comunicación, que no son instrumento de Macri o de cualquier otro factor político sino que sucede exactamente a la inversa. Es así como mientras los medios destruyen sistemáticamente lo que pueden destruir del kirchnerismo e ignoran el resto, el “candidato” se limita a sonreír amablemente y a distribuir globos a los niños y libros a los viejitos.
Está bien, ¿quién puede objetarlo? Se pelea con los instrumentos de que se dispone, con todos los instrumentos de que se dispone. Y eso hay que tomarlo en cuenta, pero no puede pretenderse que un candidato llamémosle kirchnerista se limite a sonreír y a repartir globos y novelas, porque estaría aún en mayor desventaja. Quienes eso pretenden, exigen o recriminan, olvidan quién hace la política, la auténtica política de ese magma llamado “macrismo” y creen que la política eficiente, exitosa, es la que diseña Durán Barba.
Pero la distorsión surgida del uso del resultado electoral por parte de los estrategas de esos instrumentos llamados Pro, Macri, Durán Barba, llega más allá y obnubila el entendimiento hasta de aquellos que deberían tener por lo menos algún entendimiento. Es así como algunos sectores intelectuales y aun políticos se abocan a las catarsis colectivas indiferentes al punto central de la política argentina, que no es ni puede ser una elección para elegir al intendente de Buenos Aires sino la instrumentación del resultado de ese acto electoral para instalar a Mauricio Macri como gran esperanza blanca para las elecciones presidenciales del 2015.
En el 2011 Macri ya no puede ser candidato presidencial ni jefe o cabeza de una alianza o espacio de esa suerte de menemismo fashion y facho que se ha impuesto en las elecciones porteñas, tuvo un notable desempeño con un candidato claramente impresentable en Salta y amenaza con romper records en Santa Fe. Y no puede serlo porque le resultó imposible conjugar en la capital buena imagen y chances electorales de algún sustituto, como podía ser el caso de Gabriela Michetti, con la continuidad de los grandes negocios garantida únicamente por Rodriguez Larreta y su “equipo”, razón por la que tuvo retirar su candidatura nacional para presentarse en la ciudad como único modo de mantener su fuerza política en el distrito. De no ser por esta debilidad estructural, es razonable sospechar que tras un seguro segundo puesto en las elecciones presidenciales habría quedado instalado como gran referente opositor y seguro candidato de una alianza “menemista fashion y facha” para el año 2015. La conducción de todo este proceso, basada en el buen desempeño del Pro en las elecciones porteñas, consiguió disimular esta debilidad e instalar a Mauricio Macri como gran ganador y seria amenaza contra la capacidad electoral de la presidenta de la nación, espejismo construido con la invalorable ayuda de intelectuales, activistas y no pocos dirigentes del kirchnerismo, tan obnubilados por la manipulación como el más inocente de los ciudadanos porteños en particular y argentinos en general.
La real realidad
De repararse las cifras crudas y objetivas de la elección porteña surge con claridad su relativa insignificancia real, que contrasta fuertemente con la construcción simbólica que de esa elección se ha hecho.
Sobre un padrón de 2. 400 mil habilitados para sufragar, el Pro obtuvo 830 mil votos, el Frente para la Victoria prácticamente 500 mil, Proyecto Sur 225 mil, todas las demás fuerzas reunidas unos 300 mil votos, mientras no concurrieron a votar 650 mil ciudadanos, una cifra nada desdeñable al ser colocada junto a las demás.
Si se analizan los diferentes desempeños en función de lo que más importa a la conducción de este proceso y hasta al Pro mismo, más allá de concluir en que Marricio Macri se encuentra muy cerca de ser consagrado jefe de gobierno, puede observarse con mucha claridad que la diferencia entre el Pro y el FPV es de apenas 330 mil votos y que en camino a la elección presidencial los 500 mil votos obtenidos por Daniel Filmus no son un techo sino, por el contrario, el piso del que parte la candidata a presidenta Cristina Fernández, mientras que los 800 mil votos del Pro carecen de un candidato claro con el que encolumnarse, pudiéndose conjeturar que tenderán a dispersarse, yendo en un buen porcentaje a engrosar los votos de Cristina Fernández.
Y esto es así porque, no obstante el “discurso” mediático, el Frente Para la Victoria ha hecho una muy buena elección, tan buena como la del Pro, o acaso relativamente mejor, de comparársela con la elección para jefe de gobierno del año 2007, cuando en la primera vuelta Macri obtuvo 798.000 votos, apenas 32 mil menos que los 830 mil obtenidos el 10 de julio.
El Frente para la Victoria había obtenido en el año 2007, 414 mil votos, 75 mil menos que los 489 mil del 10 de julio.
En cuanto a la segunda vuelta, en el año 2007, Macri recibió 1.007.800 votos mientras que los de Filmus fueron 645.780. En otras palabras, Filmus necesita 156 mil votos más que los obtenidos para igualar su desempeño del 2007, mientras que, para lo mismo, Mauricio Macri necesita sumar 237.800.
En realidad, el desempeño de electoral del Pro fue más o menos equivalente al cumplido el año 2007. Lo que ha cambiado es la percepción, y esa percepción cambia no justamente por la observación directa y fría sino debido a la construcción mediática que ha colonizado a los propios kirchneristas porteños, a sus candidatos y, sorprendente o no tan sorprendentemente a sus intelectuales: todos ellos han sido incapaces de elaborar un discurso, no contrapuesto al de los medios, porque no se trata de algo tan tonto, sino un discurso operativo que surja de una observación fría y objetiva de la realidad y ayude a los activistas y simpatizantes kirchneristas a observar la realidad con la debida perspectiva y no a través del ojo de la cerradura de los medios porteños.
No ha fallado la campaña electoral ni el desempeño electoral: ha fallado la capacidad de los dirigentes, cuadros e intelectuales del kirchnerismo de la ciudad de Buenos Aires, que siguen creyendo en la existencia de una verdad objetiva y, mucho más grave aún, de la existencia de una suerte de tribunal de la Razón que parece residir en la suma de los votantes anónimos.
Ni una cosa ni la otra existe, pues “la verdad” es siempre relativa, subjetiva e instrumental, y no existe una “Razón a la que apelar
¿Cómo, Binner no estaba contra la crispación, a favor de la libertad, la transparencia y esas cosas?
Un post de Nestornautas (y un pequeño agregado mío: saliendo de 678, junto a mi amigo Marcelo Brignoni, diputado provincial por el Frente Progresista de Binner, del cual se alejó por su alianza con la Sociedad Rural y los negociados turbios -que denunció- con Clarín- fuimos a comer. El teléfono de él no paraba de recibir mensajes de texto, que me mostró: con impresionantes amenazadas del tipo de la foto, Rubén Galassi, Secretario de Comunicación del gobierno de Santa Fe. Las amenazas eran por haber revelado los negociados de Galassi y Binner con Clarín, La Nación y la Mesa de Enlace.)
Vía Barricada llegamos a conocer el tweet que vemos abajo de Rubén Galassi, el Secretario de Comunicación Social de la provincia (en la foto) y el hombre que maneja la publicidad oficial del gobierno de Binner:
El tweet (una modalidad que está haciendo furor estos días en el socialismo provincial) de Galassi refiere a esta nota publicada hoy en Rosario 12, firmada por Juan Carlos Tizziani; corresponsal del diario en Santa Fe. Silvia Saavedra -creemos- es alguien que trabaja en la prensa de Agustín Rossi, con lo cual lo que está sugiriendo Galassi es que Tizziani está embarcado en la campaña del Chivo.
Como podrán ver en la nota, lo que hace Tizziani (a quien Galassi dice no respetar, con ese estilo sutil del socialismo santafesino) es limitarse en la mayor parte de la nota a transcribir los dichos de Agustín Rossi, Cristina, Hermes Binner y sus funcionarios a partir del entredicho que se generó sobre si Santa Fe crece más o menos que el resto del país.
En todo caso enhebra las declaraciones, pero no es un artículo de opinión ni mucho menos, y si lo fuera ¿cuál sería el problema, que la opinión de Tizziani le molesta a Galassi y por eso dice en público que no lo respeta?
Detengámonos en este punto: Galassi es el hombre de Binner responsable de mantener la relación con los medios -y vaya si la mantiene- y Tizziani un trabajador de prensa que escribe en un medio, y ese medio se hace responsable de lo que se publica en sus páginas.
Pero claro: es mas fácil enojarse con Tizziani que con Rosario 12, diario que además tiene una línea editorial muy afín al socialismo santafesino. Y si no recordar el debate televisivo de los candidatos a la elección del domingo: cuando más se hundía Bonfatti al no poder responder los cuestionamientos, apareció un salvavidas tirado por Leo Ricciardino (el principal columnista político del diario), en forma de pregunta sobre el traslado de gendarmes de Rosario al conurbano bonaerense.
Juan Carlos Tizziani es un profesional muy respetado por sus colegas y un periodista honesto -no dijimos independiente, sino honesto, que es más importante-, con una dilatada trayectoria y no pocos roces con funcionarios de otros gobiernos provinciales, justamente por esa condición. Seguramente entonces Galassi disfrutaba de la forma que tiene Tizziani de ejercer su profesión, o lo respetaba.
Ahora como funcionario, Galassi está acostumbrado a tratar con otro tipo de periodismo, al que tampoco respeta pero se cuida bien de no decírselo en público como a Tizziani. y no le importa no respetar a ese otro periodismo con tal que cumpla su rol; y vaya si lo hace.
El Secretario de Comunicación Social es un hombre clave del gobierno de Binner, y su vocero oficial: cuando estalló el escándalo de la impresión de las boletas electorales -en realidad cuando se amplificó por ser tratado en "6 7 8"- salió a la palestra en todos los medios, y recordamos un reportaje que le hicieron en Radio Nacional Santa Fe en "Ni un paso atrás", en el que a los gritos vociferaba contra el programa de Diego Gvirtz, y la "red para estatal de medios", sin privarse de lanzar una catarata de chicanas políticas a diestra y siniestra contra el gobierno de Cristina.
Lamentamos no tener el audio, aunque acá hay una buena crónica de sus contradicciones -que son las del gobierno de Binner- en el asunto; y cuando antes había empezado a develarse la trama de negocios ocultos entre el gobierno provincial y el Grupo Clarín, apareció esta nota de Lucas Carrasco en Diario Registrado.
La contratación directa (sin licitación) de manuales escolares con la editorial Tinta Fresca (de propiedad del Grupo) de la que habla Lucas en la nota, fue cajoneada por la repercusión del caso, pero iba a ser solventada por la Secretaría de Galassi en lugar del Ministerio de Educación; lo que deja a las claras que se trataba de un canje de publicidad encubierto.
Y hablando de publicidad encubierta, haría bien Galassi -en lugar de indignarse con un periodista- en aclarar los puntos oscuros de la participación de la provincia en las sucesivas ediciones de Expoagro que expusimos acá; que también lo tienen como protagonista oculto tras las bambalinas de una participación en una exposición agropecuaria. A lo mejor así nosotros lo respetaríamos un poco más.
El hombre que critica a "6 7 8" por su alineamiento oficialista, trata como trata a un periodista como Tizziani, que ejerce su profesión con solvencia desde hace muchos años: un dato a tener en cuenta cuando recordemos que Galassi es, además, el hombre que ha diseñado el proyecto de Radio y Televisión Santafesina Sociedad del Estado que Binner envió a la Legislatura, en el marco de las frecuencias que habilita la nueva ley de medios.
Proyecto que ha encandilado a muchos "progresistas" -no pocos situados de este lado- porque el socialismo tiene la virtud de seducir en ciertos sectores con una pátina de pseudo izquierdismo cultural, debajo de la cual se ocultan tipos como Rubén Galassi.
Qué lindo es el amor!
Amores, corazones, lo veremos el domingo pero...mi humilde (ja) opinión es que Manolo tiene razón acá. El demoprogresismo -partido de ultra derecha, bien milico, obviamente, asociado a las huestes de Binner, en el FAP (Frente Anti Peronista), el gobernador soviético de Santa Fe- es una cultura política importante en la provincia de Santa Fe, sobre todo en el norte rural, los grandes estancieros de la zona núcleo y la ciudad de Santa Fe.
Reutemann era depositario de ese voto hasta la llegada del kirchnerismo y la conversión de Reutemann, sí que de manera oportunista, al kirchnerismo. Ahí, entonces, el peronismo tuvo problemas, principalmente porque no le sacaba votos progresistas a Binner.
Hermes, el gobernador soviético de Santa Fe, fue una variante de reutemanismo, aunque el contexto político lo hizo un gobierno aún más conservador. Ahora, entonces, hay que ver.
Del Sel se lleva los votos, digamos, más ideológicos que tenía Reutemann, y algunos -un porcentaje importante- votos flotantes que fueron a parar casi siempre al peronismo.
De esa mezcla, lo que queda de disputa -en términos ideológicos que, ay, como categoría de análisis no es la herramienta metodológica más adecuada para analizar una elección, pero ese es otro tema- tanto para Binner como para Rossi es el voto que se está llevando Del Sel. A Binner se le complica porque la oligarquía provincial, que desde el 2004 lo apoya fervorosamente, dividió sus preferencias con Del Sel. A Rossi se le complica porque contaba con los votos de las bases sociales populares que, aunque en menor medida, se lleva Del Sel.
Conclusión: hoy, todo indica que Bonfatti está primero, Rossi segundo, Del Sel tercero, y que el peronismo (por la boleta única, corazón) puede ganar la cámara de senadores de la provincia y que está muy bien María Eugenia Bielsa, que encabeza el kirchnerismo en diputados.
Como lectura nacional, hoy, a priori, y si el domingo esto fuesen más o menos los resultados, tenemos que:
1) Binner, sin la nefasta ley de lemas pero instalando un cachivache de sistema electoral en connivencia con Reutemann (ya casi liquidado políticamente) retiene su territorio, Rosario, de manera muy contundente y la gobernación de la provincia. Ya no le debería nada a los radicales y está en condiciones de sacarle la presidencia partidaria nacional a su archirival interno, Rubén Giustiniani. Su candidatura presidencial por el FAP (Frente Antimperialista) tomaría impulso para, como favor al kirchnerismo, sacarle aún más votos al Hijo De alfonsín.
2) Los radicales quedan pulverizados. A otra cosa. Hasta Franciso De Narváez les puede mojar la oreja, mirá lo que te digo. Si a esto le sumamos, por ejemplo, un primer puesto de Juez en Córdoba o segundo detrás de De La Sota, con el maseristas de Aguad atrás, chau, a otra cosa. Vuelvan a alquilar el partido a la Sociedad Rural, eso sí: más barato de lo que se lo ofrece Binner.
3) El kirchnerismo se queda con el control del peronismo. Cosa no menor. Aumenta su caudal y, tras la reelección de Cristina, alinea los legisladores propios, los intendentes (va a ganar muchas intendencias, aunque ninguna de las dos principales: Rosario y Santa Fe) y se queda con los legisladores de Del Sel. El FPV pasa de un 9% a una cifra mucho mayor.
4) La estructura de Del Sel no la controla ni él ni Macri, todo eso, al otro día, sale corriendo a negociar con Rossi. Un refugio. La gente de Obeid y Reutemann ya están disgregados y aún no aparece quien podría conducirlos, que es el Alberto, que apostó por el mercenario de Raúl Castell que va a hacer, como corresponde, un papelón. Duhalde, no existe. El PRO; fuera de Del Sel y el reutemanismo residual, tampoco.
5) Listo, Toniolli va a ser diputado, a otra cosa.
6) Seguro le erro en los pronósticos y después ustedes, putos, se me cagan de risa, así no, eh! Como dice Leo Mattioli: "a veces el amor te enceguece hasta sentir, que hasta tu corazón no pertenece más a tí" groso, eh. Seeee, cómo que no. Putos.
Hermes, el gobernador soviético de Santa Fe, fue una variante de reutemanismo, aunque el contexto político lo hizo un gobierno aún más conservador. Ahora, entonces, hay que ver.
Del Sel se lleva los votos, digamos, más ideológicos que tenía Reutemann, y algunos -un porcentaje importante- votos flotantes que fueron a parar casi siempre al peronismo.
De esa mezcla, lo que queda de disputa -en términos ideológicos que, ay, como categoría de análisis no es la herramienta metodológica más adecuada para analizar una elección, pero ese es otro tema- tanto para Binner como para Rossi es el voto que se está llevando Del Sel. A Binner se le complica porque la oligarquía provincial, que desde el 2004 lo apoya fervorosamente, dividió sus preferencias con Del Sel. A Rossi se le complica porque contaba con los votos de las bases sociales populares que, aunque en menor medida, se lleva Del Sel.
Conclusión: hoy, todo indica que Bonfatti está primero, Rossi segundo, Del Sel tercero, y que el peronismo (por la boleta única, corazón) puede ganar la cámara de senadores de la provincia y que está muy bien María Eugenia Bielsa, que encabeza el kirchnerismo en diputados.
Como lectura nacional, hoy, a priori, y si el domingo esto fuesen más o menos los resultados, tenemos que:
1) Binner, sin la nefasta ley de lemas pero instalando un cachivache de sistema electoral en connivencia con Reutemann (ya casi liquidado políticamente) retiene su territorio, Rosario, de manera muy contundente y la gobernación de la provincia. Ya no le debería nada a los radicales y está en condiciones de sacarle la presidencia partidaria nacional a su archirival interno, Rubén Giustiniani. Su candidatura presidencial por el FAP (Frente Antimperialista) tomaría impulso para, como favor al kirchnerismo, sacarle aún más votos al Hijo De alfonsín.
2) Los radicales quedan pulverizados. A otra cosa. Hasta Franciso De Narváez les puede mojar la oreja, mirá lo que te digo. Si a esto le sumamos, por ejemplo, un primer puesto de Juez en Córdoba o segundo detrás de De La Sota, con el maseristas de Aguad atrás, chau, a otra cosa. Vuelvan a alquilar el partido a la Sociedad Rural, eso sí: más barato de lo que se lo ofrece Binner.
3) El kirchnerismo se queda con el control del peronismo. Cosa no menor. Aumenta su caudal y, tras la reelección de Cristina, alinea los legisladores propios, los intendentes (va a ganar muchas intendencias, aunque ninguna de las dos principales: Rosario y Santa Fe) y se queda con los legisladores de Del Sel. El FPV pasa de un 9% a una cifra mucho mayor.
4) La estructura de Del Sel no la controla ni él ni Macri, todo eso, al otro día, sale corriendo a negociar con Rossi. Un refugio. La gente de Obeid y Reutemann ya están disgregados y aún no aparece quien podría conducirlos, que es el Alberto, que apostó por el mercenario de Raúl Castell que va a hacer, como corresponde, un papelón. Duhalde, no existe. El PRO; fuera de Del Sel y el reutemanismo residual, tampoco.
5) Listo, Toniolli va a ser diputado, a otra cosa.
6) Seguro le erro en los pronósticos y después ustedes, putos, se me cagan de risa, así no, eh! Como dice Leo Mattioli: "a veces el amor te enceguece hasta sentir, que hasta tu corazón no pertenece más a tí" groso, eh. Seeee, cómo que no. Putos.
Instrucciones para soportar un mes difícil
La llamada Inestabilidad Kelvin-Helmholtz se da, principalmente, cuando hay velocidades diferentes, en densidades diferentes, entre dos fluidos, a través de la interfaz. Como me decían en la escuela -soy la última camada de esa vieja reliquia antropológica: la escuela (pública) analógica- " a modo ilustrativo", para luego desplegar, una serie de afiches, que pagaban, generosamente, de su bolsillo, Las Viejas. Las Viejas eran señoras, muchas veces señoritas, de mi edad. O rondando mi edad. 33 años. Con la diferencia cronológica de la maduración marchita que tienen los docentes (de escuelas públicas).
De esos afiches, hechos con marcadores y dibujos recortados de revistas y manuales, llamados "láminas", debíamos, nosotros, "extraer conclusiones". Buscaban, Las Viejas, hacernos ameno el trance hacia la ilustración. Buscaban, Las Viejas, lo mismo que ahora pero en la emergencia de la posmodernidad: adentrarse en ese misterio, de a ratos tan insondable que sólo cabe la pedagogía de la penitencia y el resentimiento, en ese misterio que es la infancia en tiempos acelerados y promiscuos.
A modo ilustrativo, los análisis que examinan un recorte, si se quiere con lupa y detalles -números y gráficos que, a modo ilustrativo, dan la talla de seriedad consultoril- de la realidad sin observar el flujo de fuerzas que chocan, en diferentes densidades y velocidades, son apenas y suficientemente, declaraciones políticas. Bienvenidas.
Se viene un mes difícil para el tinglado que gustoso se hace llamar kirchnerismo. Sin la vergonzante contradicción del 2008, cuando, como adolescentes, todos nos renombrábamos para no cargar el nombre del padre.
Las luchas emancipatorias, por usar el desteñido lenguaje del siglo pasado, tienen más sinsabores que triunfos. Qué se le va a hacer.
Aunque, noblemente, Las Viejas se esforzaron por resistir esa percepción del mundo, al fin y al cabo, yo, hijo putativo de la década del 90, sigo mirando las cosas en clave de literatura beatnik: ganadores y perdedores, en clave maximalista y lenguaje minimalista.
Vienen, entonces, previsibles derrotas electorales. Un mes difícil. En la histeria de la hiperinformación, se sacarán desde los adversarios-en clave beatnik- notas maximalistas de enormes caídas, acaso definitivas, que siempre, si vamos al caso, pueden ocurrir. Pero, con mirar, no sé, 6 meses, o un año, atrás, y lo previsible, estirando un mes hacia el futuro, lo que se ve, es distinto: la histeria comunicacional -los voceros casuales, ya de acto reflejo, con ratas de laboratorio (pero mucho amor, claro), de las corporaciones- dice, como la pared de Javier Villafañe, que está a punto de caerse. Pero mientras tanto, se desmoronó, con un soplido, la derecha unida en el Grupo A. Y cada archipiélago, no durará, más allá de las elecciones.
¿O acaso, Binner seguirá enfrentado a Pino Solanas? ¿El Hijo De alfonsín seguirá con De Narváez? ¿Das Neves no huirá más pronto que tarde de Duhalde? ¿Solá, Sanz, Morales, dan por concluida su tarea política? ¿Acaso los Saá no seguirán controlando San Luis?
Mientras tanto, el kirchnerismo, la fuerza más cohesionada y con un claro liderazgo y alcance territorial, seguirá, ahí. Un tercio del padrón, de mínima, mientras lo demás, se cae a pedazos.
De esos afiches, hechos con marcadores y dibujos recortados de revistas y manuales, llamados "láminas", debíamos, nosotros, "extraer conclusiones". Buscaban, Las Viejas, hacernos ameno el trance hacia la ilustración. Buscaban, Las Viejas, lo mismo que ahora pero en la emergencia de la posmodernidad: adentrarse en ese misterio, de a ratos tan insondable que sólo cabe la pedagogía de la penitencia y el resentimiento, en ese misterio que es la infancia en tiempos acelerados y promiscuos.
A modo ilustrativo, los análisis que examinan un recorte, si se quiere con lupa y detalles -números y gráficos que, a modo ilustrativo, dan la talla de seriedad consultoril- de la realidad sin observar el flujo de fuerzas que chocan, en diferentes densidades y velocidades, son apenas y suficientemente, declaraciones políticas. Bienvenidas.
Se viene un mes difícil para el tinglado que gustoso se hace llamar kirchnerismo. Sin la vergonzante contradicción del 2008, cuando, como adolescentes, todos nos renombrábamos para no cargar el nombre del padre.
Las luchas emancipatorias, por usar el desteñido lenguaje del siglo pasado, tienen más sinsabores que triunfos. Qué se le va a hacer.
Aunque, noblemente, Las Viejas se esforzaron por resistir esa percepción del mundo, al fin y al cabo, yo, hijo putativo de la década del 90, sigo mirando las cosas en clave de literatura beatnik: ganadores y perdedores, en clave maximalista y lenguaje minimalista.
Vienen, entonces, previsibles derrotas electorales. Un mes difícil. En la histeria de la hiperinformación, se sacarán desde los adversarios-en clave beatnik- notas maximalistas de enormes caídas, acaso definitivas, que siempre, si vamos al caso, pueden ocurrir. Pero, con mirar, no sé, 6 meses, o un año, atrás, y lo previsible, estirando un mes hacia el futuro, lo que se ve, es distinto: la histeria comunicacional -los voceros casuales, ya de acto reflejo, con ratas de laboratorio (pero mucho amor, claro), de las corporaciones- dice, como la pared de Javier Villafañe, que está a punto de caerse. Pero mientras tanto, se desmoronó, con un soplido, la derecha unida en el Grupo A. Y cada archipiélago, no durará, más allá de las elecciones.
¿O acaso, Binner seguirá enfrentado a Pino Solanas? ¿El Hijo De alfonsín seguirá con De Narváez? ¿Das Neves no huirá más pronto que tarde de Duhalde? ¿Solá, Sanz, Morales, dan por concluida su tarea política? ¿Acaso los Saá no seguirán controlando San Luis?
Mientras tanto, el kirchnerismo, la fuerza más cohesionada y con un claro liderazgo y alcance territorial, seguirá, ahí. Un tercio del padrón, de mínima, mientras lo demás, se cae a pedazos.
En una ciudad, en la costa del Pacífico, hay una pared que está por caerse. Son los restos de una muralla que hace siglos —piedra sobre piedra— levantaron los indios.
—Cuidado —decían los habitantes de la ciudad cuando algún turista iba a pasar al lado de la pared—, cruce la calle. Esa pared puede caerse.
Era un peligro esa pared. Podía caerse de un momento a otro.
Sobre la pared dormían la siesta los gatos en invierno.
Había lagartijas al pie de la pared.
Había una enredadera.
Había hormigas que subían y bajaban por la pared.
Había ratas debajo de la pared.
En un hueco de la pared había un nido de pájaros. Había arañas.
Un día hubo un terremoto. Todo se derrumbó en la ciudad: la iglesia, el hotel, la cárcel, los árboles. Sólo quedó la pared de pie, inclinada, a punto de caerse.
Javier Villafañe
Del libro: Circulen, caballeros, circulen.
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