Los programas de mayor audiencia televisiva están hablando del tema. Cada uno, incluído Luis D Elía, juega -y gana- su juego.
El gran perdedor es el gobierno nacional.
-Porque disputa un universo simbólico desde la exterioridad del campo de disputa. Siempre que se debate desde la exterioridad, se pierde. Mejor, no se debate.
-El kirchnerismo, al restaurar la institución presidencial, jugó de local en cada discusión con factores de poder (reales y pesados, noe stos mamarrachos). Actualmente, ensaya otras variantes tácticas vinculadas a organizaciones de base y fundamentalmente al rol del Congreso.
-La exterioridad radica en que la discusión televisiva, sin sujeto social que encarne nada, no puede darse desde una supuesta representatividad que, si D Elía tuviera (no es la discusión: yo creo que la tiene, pero más acotada de lo que sus temáticas amplias abarca. Pero, bueno, es su juego), no alcanzaría ni dejaría de ser exterior al submundo televisivo.
-Se me hace que en esta discusión, el gobierno nacional gana un poquito: en los sectores medios altos de la derecha progresista afincada en las grandes ciudades (que de todos modos no votarán al kirchnerismo). A costa, claro, de perder más: al interior del peronismo de base, de oscilante clase media baja, principal consumidor de la tele basura (que por otras causas son potenciales votantes del kirchnerismo).
-La mística para los sectores medios progresistas que acompañan ya está instalada: la interna kirchnerista. La ausencia de mística en el núcleo duro del peronismo, es UNA de las razones del avance del peronismo de derecha.
-Cuando Mirta, Susana y Tinelli, como referentes culturales de la derecha bananera, ponen los ejes temáticos, asestan un duro golpe a la principal (casi única) virtud comunicacional del kirchnerismo: la sorpresa para instalar una agenda.
-Luis D Elía, con su personaje (que a mí me cae muy simpático) juega su juego. Aún cuando, al kirchnerismo real, no le convenga para nada. Aún cuando, al kirchnerismo real, le resulte más extraño que a Susana, Mirta y Tinelli.
-Amado Boudou tiene más que ver con el kirhcnerismo y de seguro no comprende a D Elía. Susana, Mirta y Tinelli, creen quizás, pero desean sobretodo, que el kirchnerismo sea Luis D Elía.
-Una cosa es bancar a un tipo conmovedor y sólido como D Elía cuando es asediado por el racismo, el clasismo y el veneno visceral de antiperonismo real que sedimenta la hegemonía cultural. Pero muy otra es que tipos con (legítimo) juego propio como D Elía, se monten en conductores de un espacio que los excede. Conclusión: que Luisito se abra un blog para estas puteadas y nos cagamos de risa todos; pero como dirigente político, que tiene mucho más para dar y no quedar atrapado en el personaje que le creó la derecha, conviene mayor prudencia y actitud para sumar; que de enemigos, adversarios y recorosos, el kirchenrismo tiene ya de sobra como para sumar a estos payasos de la derecha cultural.