domingo, mayo 30, 2010
Qué cambió?
¿Qué es lo que cambió del escenario político para que, de estar en la lona, el kirchnerismo tenga días de esperanza de cara al 2011? (qué modo complicado de elaborar la pregunta, eh). Hay consenso, en analistas incluso de la derecha, que un dato de la realidad es la recuperación de imagen e intención de voto, a la par que la consolidación de su caudal propio, por parte del oficialismo.
Y se respira, al interior del caótico dispositivo cultural que se articula por la simpatía con el oficialismo, un muy otro clima que, por ejemplo, tras la derrota electoral del año pasado, o tras la derrota institucional a partir del conflicto con las multinacionales sojeras.
Cosas que cambiaron:
1) La imagen sobre el impacto de la crisis financiera mundial (bah, occidental, pero occidente ES el mundo, qué se le va a hacer)
2) La escalada inflacionaria en consumos populares se debilitó, menguó (aunque lejos está de resolverse). A su vez, el dinero para obras públicas (principalmente en las provincias más pobres), las cooperativas en el conurbano, y la asignación universal modificaron la situación social de la base natural del oficialismo.
3) La percepción social se modificó. Ahí entra la teoría que sostiene Artemio sobre la ruptura de la espiral de silencio.
4) Hay más política. Años atrás, Néstor Kirchner se iba los jueves al Calafate y volvía el martes. Ahora hay asados en Olivos con los funcionarios, armados provinciales, reuniones del Consejo Nacional del PJ -como la de Tucumán, donde habrá estado Javier- o en Paraná. Más política. Si se mejora la estrategia electoral en Santa Fe, Córdoba y Capital se puede modificar el escenario electoral.
5) Se afinó, me parece, la puntería en la estrategia con los medios (la salida de algunos, o un funcionario resultó clave). A la par, la oposición que encarna el Grupo clarín y Vila Manzano, se mambeó mucho y ya dicen cualquier cosa.
6) Cumple años Marisol.
7) Un punto a considerar: la oposición al gobierno nacional la encarnaron las corporaciones, no los partidos políticos orgánicos. Sea la cúpula de la iglesia católica, los militares represores, la Mesa de Enlace, el Grupo Clarín, las ex AFJP, el FMI, con más o menos suerte cada uno, esas oposiciones y la estrategia del gobierno de disputar directamente con ellos, minimiza el rol que cumplen los dirigentes políticos a su servicio. Por caso, el vocero de Techint y pésimo funcionario con Alfonsín y De La Rúa, Rodolfo Terráneo, escribió un panfleto vulgar con el ex gobernador Duhalde, que buscaba reeditar los turbios y represivos días de 2002, con nula trascendencia. Sin embargo, ese año, 2002, fue el paraíso de las corporaciones ahora enfrentadas al gobierno nacional. Su intento de reeditar la representación política de ese fiasco, fracasó estrepitosamente.
8) Los gritos desesperados de los conductores narrativos de la oposición para que ésta se una, fracasan porque siempre la unidad opositora es un mito. Y porque, al mantener el oficialismo la iniciativa de la agenda pública -porque así, además, está diseñado el sistema político; y porque el oficialismo es la única fuerza política con despliegue territorial nacional- puede regular las dosis, diría Laclau, de institucionalismo y ruptura, de consenso, si se quiere, y crispación. De este modo, cuando se apresta a iniciativas de alto consenso social (los festejos del Bicentenario, la Asignación Universal, la presidencia del Unasur) el Grupo A no puede unirse detrás de la rabia. A veces parece que Solanas se equivocó de pastillita, pero es que en realidad, hay temas de agenda, algunitos nomás, que no pueden unificarlo con Federico Pinedo.
9)El ministro más fuerte del gabinete, el que genera más internas y a su vez tiene la llave de la negociación política en el senado con las provincias, se llamó a silencio, descolocando a todos los del Grupo A que lo tenían en la mira. Por supuesto, estamos hablando de Lino Barañao.
10) Es feo tener 9 ítems y no poder poner un 10) porque no se te ocurre más nada, eh. Pero es obvio que todos, menos Patucho, estamos en otra: Higuaín, Tévez y Messi, en el segundo tiempo, sale Tévez o Higuaín y entra Milito.
Pino Solanas
Predicador advierte que lo de Pino ya va para el ridículo. Dice, en Página 12 de hoy, que sus socios del Grupo A tienden a reconstruir el radicalismo. ¿En serio? Lástima que no diste cuenta un cacho antes, pero bue. Agrega, chistoso, “No estaba para sacarme una foto con un armado que termina siendo furgón de cola del radicalismo”, esteeee. En la foto, se lo ve al lado de la ex delarruista Margarita Stolbizer, del presidente del radicalismo y enemigo de la Asignación Universal Ernesto Sanz, y del líder la línea socialista enfrentada (por derecha) a Binner, Rubén Giustiniani, ex candidato a vicepresidente de Elisa Carrió. Si eso es la "centroizquierda" máma mía, qué será entonces la derecha!
Qué cosa.
Felíz cumpleaños, Marisol. Calculo que tu noche habrá sido larga y que habrás festejado tus 23 como corresponde, bien ahí.
sábado, mayo 29, 2010
Karina Mazzocco
a ver, a ver, quiero corroborar una información que, al pasar, me acaban de comentar. La esposa de Cacho Envar El kadri tiene 91 años y no quiere recibir a Pino Solanas, porque está con Cristina. Bien, sigamos. Resulta que la nieta, o sea la nieta de El Kadri, es ni más ni menos que Karina Mozzocco.
¿Es así?
¿El peronismo revolucionario quedó así nomás, en tonos pasteles? ¿La nieta de El Kadri posando para la revista Caras de Fontevechia?
En fin.
En Santa Fe
YA SE LARGÓ LA CARRERA HACIA 2011. A nueve meses del cierre de listas, hay una multitud de precandidatos a la Casa Gris. Bonfatti, Lifschitz y Giustiniani por el socialismo, que quiere candidato de consenso. Barletta y Torres por la UCR, que también busca zafar de las internas. Mercier y Spinozzi le prenden velas a Reutemann, que no se pronunció. Obeid se corta solo y desafía. Rossi suma en silencio y su ex rival Bielsa quiere reaparecer. Guía para entender lo que viene.
También en esta edición
EN BUSCA DE LA EQUIDAD PERDIDA. El Programa Género de la UNL cumplió ocho años de trabajo por la igualdad de derechos. La docente Fernanda Pagura repasa su historia y los avances que lograron: “Las mujeres sostienen las instituciones barriales, se hacen cargo y las recuperan”.
CONCEJO JOVEN: SE FUE LA TERCERA. La semana pasada volvieron a sesionar los chicos de las escuelas secundarias de la ciudad. Proyectos para recuperar el ex Frigorífico Municipal, ordenanzas para colocar más semáforos y campañas de concientización vial dominaron el temario. Elogios oficiales.
SIG RAGGA, VIAJE DE IDA A BUENOS AIRES. La banda de reggae se fue con disco nuevo bajo el brazo, producido por el tecladista de Los Pericos, a probar suerte a la gran ciudad. “En Santa Fe no hay lugares para tocar”, dijo su cantante en una entrevista con Pausa. Quejas por la política cultural local.
LOS DEPORTES DEL BICENTENARIO. Gastón Chansard saca del baúl las historias olvidadas del deporte nacional. El pato y su evolución y los años en que la Argentina tuvo plaza de toros y riña de gallos, hasta que las prohibió Sarmiento. Y, dos siglos más tarde, las incógnitas de la Selección.
Y además:
- La Verdecita lanzó su escuela agroecológica: no hay vacantes
- De viaje por Barcelona, en busca del sueño europeo
- ¿Inseguridad? Opina Juan Pascual
- Y, como siempre, noticias, humor y la más completa agenda cultural
viernes, mayo 28, 2010
Diario del Bicentenario
Por Raúl Degrossi
Recién
llegado de Buenos Aires de participar de los festejos del
Bicentenario, vuelco mis impresiones de lo vivido a partir del
domingo (que fue cuando llegué con mi familia), y tengo que empezar
por decir que hubo una cantidad impresionante de gente, por los menos
todos los días que nosotros estuvimos.
No
obstante, seguramente el número estimado por Moreno y el Indec
estará inflado, así que voy a esperar los datos de las consultoras
privadas, que como todos sabemos, son los únicos serios.
Nos
encontramos allá con unos amigos que tienen una hija estudiando en
la UBA, y por eso lo primero que hicimos fue ir a su departamento
para picar algo antes de ir a los actos. Las mujeres fueron a
comprar algo a un Coto cercano, y cuando vinieron entendí el
concepto de dieta disociada: en las milanesa el pan iba para un lado,
y la carne para otro, seguramente a mitad de camino entre el súper y
el departamento.
Terminamos
de comer y nos tomamos el subte con rumbo a la 9 de Julio, y al
llegar (ante lo que esperábamos fuera un clima de crispación) nos
encontramos con una grata sorpresa: cerca del edificio del Ministerio
de Desarrollo Social flotan globos alegóricos de una locomotora, un
dinosaurio y una ballena. Es evidente que Pino Solanas, Ernesto Sanz
y Lilita Carrió dan el presente, pese a sus diferencias con el
gobierno.
Emociona
ver largas colas en los stands de las Madres y las Abuelas, y en éste
último una nena no logra convencer para entrar a su abuelo que la
lleva del brazo, y que tiene un parecido increíble con Suárez
Mason.
Comienza
el desfile de las colectividades extranjeras, y claramente se destaca
entre todas la boliviana por su número, alegría, organización.
Como bien dice la locutora, trajeron a la Argentina su espíritu de
trabajo y sacrificio, ese que según De Angeli es patrimonio
exclusivo de los que toman vermouth en el bar del pueblo, mientras
llaman por celular a ver a cuanto cerró la soja.
Pasa
la colectividad china, ataviada con sus trajes típicos: las mujeres
con atuendos parecidos a los kimonos, los hombres con camperas de
cuero y celulares apurados por abrir el súper. En las colectividades
austríaca y alemana (que desfilan juntas) hay algunos brazos en alto
en una posición equívoca, y los integrantes de la colectividad
griega ensayan una extraña danza: la música es de Zorba, pero los
que desfilan pasan la gorra entre el público.
Aunque
está empezando a llover y parece que la tormenta vendrá con todo,
decidimos quedarnos hasta el final del desfile para ver pasar a la
colectividad de Venezuela. “Tenemos que hacerle el aguante a
Chávez” pensamos todos. Al final pasan ocho o diez bailarines
seleccionados por Catherine Fullop.
Y
pasa lo que tenía que pasar: los ruegos de Bergoglio al Señor de
las Cosechas tienen éxito (y eso que todavía no empezó el Te Deum)
y se desata una lluvia descomunal.
Todos
empiezan a correr por las calles tratando en vano de no mojarse, y yo
me empapo por completo incluyendo el jogging nuevo que me compró mi
mujer dos días antes para estrenarlo en el viaje, y las zapatillas
viejas que llevé yo para caminar cómodo. “Sonamos”, pienso, “no
tengo pilchas para el acto del Colón de mañana.”.
Tratamos
en vano de entrar en el subte pero un amontonamiento impresionante
nos los impide. Pienso para mí: “qué oportunidad desperdiciada
por la comisión interna para lanzar un paro sorpresa, y acumular
fuerzas en la base social para lanzar el argentinazo”.
Al
día siguiente (cambio de ropa mediante) rumbeamos para Plaza de
Mayo, y de pronto sucede algo que desmiente el lugar común de que el
kichnerismo (al igual que el primer peronismo) divide a las familias:
en la mismísima Casa Rosada me encuentro a mi suegra, que viajó con
mi cuñada la noche anterior.
Comenzamos
a caminar por la Avenida de Mayo hacia la 9 de Julio y en la primera
cuadra mi suegra se para a sacarse una foto con los Patricios.
Aprovecho la oportunidad y la convenzo a mi mujer de separarnos y
seguir viaje, “tu mamá no va a parar hasta sacarse fotos con todos
los miembros de la Primera Junta, y nos vamos a demorar un montón”
le digo y nos vamos.
En
el Paseo del Bicentenario comienza el desfile de los autos antiguos y
uno de ellos, que no logra ponerse en marcha, es superado por los
otros en la línea de largada: parece que el reutemanismo ha decidido
sumarse a los festejos.
En
el mismo desfile, recuerdo aquel programa de Cha Cha Cha cuando
Alfredo Casero hablaba de la primera brigada de motociclistas con
problemas de encendido: el conductor de una moto con sidecar
(increíblemente parecido a Pino Solanas) lucha por lograr ponerla en
marcha.
Pasan
varios colectivos antiguos en estado impecable, diría que mejores
que los que andan por acá por Santa Fe, todos los días. El
revanchismo montonero del gobierno no pierde ni siquiera esta
oportunidad para colar su política de derechos humanos: no hay
ningún Falcon verde.
Empezamos
después a recorrer los stands donde se muestran cosas típicas o
representativas de cada una de las provincias: frutas gigantes en el
de Río Negro, la Casa de la Independencia en el de Tucumán, la
maqueta del Puerto de la Música en el de Santa Fe.
Contra
lo que yo esperaba, en el de San Luis no hay platos voladores, pero
en el de Chubut un dinosaurio (un ejemplar de Dasnevesraptor supongo)
muestra sus dientes al kirchnerismo
La
lluvia de la noche anterior hizo estragos, y en el stand de Neuquen
unos pibes se afanan por volver a poner de pie a un dinosaurio de
goma espuma completamente empapado: el intento es tan vano como el de
relanzar la candidatura presidencial de Sobisch.
Volvemos
al hotel en busca de un par de piernas de repuesto, y porque
quedarnos a ver en pantalla gigante el partido de la Selección
contra los oficinistas de la embajada canadiense que te hacen el
trámite de la visa, parece una alternativa poco emocionante.
Decidimos
ir al acto del Colón, en nuestro humilde aporte al diálogo y al
consenso, y a las tres o cuatro cosas en las que nos tenemos que
poner de acuerdo los argentinos.
Cuando
estamos llegando, nos cruzan un señor mayor y dos mujeres también
grandes, él trajeado y ellas dos con vestidos negros de fiesta que
se dirigen indudablemente a la gala. Los intercepta una mujer que
vende escarapelas “a dos pesitos, vamos, a ponérselas que todos
somos argentinos”, les dice para convencerlos. Los tres la miran
con una mezcla de asco y horror, seguramente pensando: “nosotros no
compartiríamos con usted el mismo planeta, no ya el mismo país”.
Pasa
un tipo con la mujer llevando sillones para sentarse a ver el acto: o
no esperaba la repercusión popular que tuvo, o son de la embajada
del planeta Xillium, enviados por Rodríguez Saá.
Empieza
el acto, que no se puede apreciar totalmente porque no se entiende el
guión que lee un locutor de voz algo gangosa: hay quienes dicen que,
en su afán de capitalizarlo políticamente, el mismísimo Macri ha
tomado el micrófono.
Hay
un helicóptero sobrevolando el Colón, ¿será De La Rúa que se va
antes del final de la función, o Hadad que piensa entrar a ocupar su
palco levantando el techo?
Desde
donde estamos no se alcanza a ver claramente el escenario en el que
hay cuadros de baile, pero me consuelo pensando que ver a Ricardo
Fort en calzas no es algo que uno vaya a echar de menos; y en las
imágenes que se proyectan sobre la fachada del Colón se hace un
repaso de las grandes figuras de la lírica mundial: sorprende no ver
en la galería a Iliana Calabró.
Mucha
gente (con indiscutible aire de votantes del PRO) se empieza a ir
desilusionada, seguramente porque en el acto Macri no hace su
conocida imitación de Freddy Mércuri.
Una
mamá intenta explicarle a su hijo de tres o cuatro años (que carga
en brazos y se está durmiendo) la importancia del evento con algo
así como: “mirá Facundito, no te podés perder esto que es re
importante sabés, esto es el Teatro Colón y estuvo cerrado y ahora
lo reabren, bla, bla,...”.
El
pibe sigue haciendo esfuerzos enormes para sostener la cabeza, y es
muy probable que en el futuro se sume a Al Quaeda y organice una
serie de atentados con bombas contra teatros de ópera en todo el
mundo, los traumas de la niñez suelen ser muy fuertes.
Una
señora trata de abrirse paso entre la multitud diciendo “permiso,
tengo que llegar a Retiro”, el argumento suena tan poco creíble
como si dijera “disculpen, pero me cierra el canje de bonos de la
deuda, tramo minorista”.
El
acto es una típica postal del macrismo: imágenes proyectadas sobre
una fachada. De todos modos, lo raro es que en un acto organizado por
el PRO, no se escuche bien.
Termina
el acto y una marea humana pugna por encontrar un lugar para comer,
yo (experto en estas lides) les aconsejo a mi mujer y mis hijas”:
“no hay que resistirse, hay que dejarse llevar y ver donde te
dejan”.
Reviso
mi teoría cuando la ola nos deja en la puerta de un restaurant donde
un bife sale 68 pesos, y una parrillada para dos, 140, y espero la
próxima que nos deposita enfrente, justo donde hay una promo de una
muzzarella y dos cervezas por 48 mangos.
Nos
sentamos a comer y mi mujer llama por el celular a mi suegra para
decirle donde estamos, cuando llegan con mi cuñada se sientan en la
mesa de al lado y piden una pizza. El paro de Barrionuevo se hace
sentir: demoran como cuarenta y cinco minutos en traérselas (juro
que yo no tuve nada que ver).
Como
no tenían lugar en nuestra mesa, se sientan en la de al lado en los
lugares que les ofrece un matrimonio que no los ocupaba. El tipo le
da charla a mi suegra porque la ve que andaba con un prendedor de
Evita y la mantuvo entretenida todo el tiempo. Después me entero que
era radical, lo cual confirma que, entre tantos, alguno tenía que
servir para algo.
Cuando
volvemos a la calle, una gorda se queja amargamente al marido y a los
hijos que se fueron y la dejaron sola “mientras los 5000 negros me
tocaron el orto y me apoyaron”. La miro y pienso en consolarla
diciéndole que, por una cuestión de volumen, seguramente fue
involuntario y sin intención, pero no lo hago: temo que lo tome a
mal.
Como
estoy con mi señora y mis dos hijas les preguntó si a ellas les
pasó lo mismo y me dicen que no. No muy convencido de la respuesta,
no se si atribuirlo a la caballerosidad del público, o al hecho de
que todos estamos con el cuerpo completamente insensibilizado de la
cintura para abajo.
Volvemos
a la 9 de Julio buscando lugar cerca del escenario principal cuando
están tocando Los Kjarkas, (tengo que explicarle a uno que no son
kirchneristas garcas) y para estar ahí cuando todos cantemos el
himno a las doce de la noche.
Cuando
termina de cantar la Sole, se arma el desbande y mientras empieza el
espectáculo de tango vamos buscando la salida, y cuando llegamos al
cruce con Sarmiento (la calle, no el prócer) lo encontramos a
Mariotto (este sí, en camino de ser un prócer), al que apenas
alcanzamos a saludar antes que una columna de fans de 6 7 8 se lo
lleve puesto con rumbo desconocido.
La
misma ola se lleva a mi suegra, así que cuando vuelva a Santa Fe
prendo Canal 7, a ver si aparece de panelista en el programa, y
aprovechamos el vacío que se genera para acercarnos a hablar con
Filmus (ya que Sarmiento no estaba), que parecía francamente
emocionado.
Cuando
volvemos al hotel, pasan por la tele imágenes de los presidentes
extranjeros que vienen invitados a los festejos, y cuando aparecen
Zelaya y su mujer, la mía insiste en que están alojados en el hotel
que estamos nosotros, y que ella se los cruzó en el ascensor.
Yo
le digo que una cosa es que lo hayan derrocado, y otra que además le
hayan confiscados los bienes dejándolo en la calle, y sin guita para
pagar otra cosa.
Nos
dormimos después de ver las imágenes de la gala del Colón, con
Ricardo Fort con un traje de luces que reíte de Dominguín o
Manolete, y Susana con cara de estar pensando (dado que la función
que daban era “La Bohemia”): “¿para qué nos mostrarán la
vida de una hincha de Atlanta?”.
El
25 de mayo amanece con un sol esplendoroso, como dice la canción,
desmintiendo aquello de que los días peronistas eran el 1º de mayo
y el 17 de octubre.
Antes
de salir prendemos la tele, y Gastón Recondo opina (ante el
comentario de otro panelista que destacaba la ausencia total de
episodios de violencia en los festejos) que eso pasa cuando la gente
va espontáneamente a los actos.
“Sí”,
pienso yo, “como por ejemplo el 19 y 20 de diciembre del 2001”.
¿Nace un nuevo cientista social, un agudo analista de la realidad
nacional para reemplazar a Guinzburg, y suplir el ostensible declive
de Lanata y Pinti?
Allí
comentan el acto que en el acto del Colón de la noche anterior uno
de los dos únicos gobernadores presentes fue Binner, que se ve que
se ha tomado en serio eso de tener completo el carnet de vacunación
contra el populismo, no le falta ninguna dosis: desde el coloquio de
IDEA a Expoagro, el tipo no deja pasar una.
Decidimos
ir caminando por Callao y cuando llegamos a la plaza enfrente del
Congreso, hay un acto de los pueblos originarios, y más allá, en la
Plaza Lorea, se congregan (bueno, es un decir) grupos de izquierda
del MST, el PO y la CCC. Un cantautor confundido (seguramente
escindido de la Plaza Lorea) se apodera del escenario montado en
Plaza Congreso para cantar un tema dedicado a Severino Di Giovanni.
Viendo
la concurrencia (sobre todo en la Plaza Lorea) y escuchándolo, me
doy cuenta de algo: lo de las izquierdas no será la política de
masas, pero la rima y la métrica, menos.
Cuando
llegamos a la 9 de Julio, aviones militares pasan en vuelo rasante y
pienso: “cagamos, se levantó otra vez la Marina como en el 55’,
y sí, mucho tiempo no se iban a bancar este tema de los derechos
humanos”, pero enseguida me doy cuenta como viene la cosa:
Cristina se pudrió de los agravios de Macri y mandó a bombardear el
Colón. Igual, espero que Piñeyro no tenga razón y se caigan sobre
nuestras cabezas.
Nos
dirigimos hacia uno de los escenarios, donde se va a presentar la
delegación musical de Santa Fe, que en realidad resultó ser una
embajada de Rosario, con Los Palmeras como artistas extranjeros
especialmente invitados.
Baglietto
tiene menos aire que el Chacho Coudet, y Lito Nebbia hundiría la
balsa si se subiera ahora, pero los dos le ponen onda y contagian a
la gente, sobre todo el primero cuando canta el tema que es cortina
musical de 6 7 8 (todo un dato a tener en cuenta).
Entre
los dos, aparecen propuesta vanguardistas: dos xilofones (me corrigen
y me dicen: “no seas bruto, son marimbas”) y otro dúo de bajo y
salero/pimentero, con música que perfectamente podría ser usada por
el Coprosede para prevenir disturbios los sábados en las canchas del
ascenso.
A
mí me parece que, si con ese día y en ese marco la gente alrededor
bosteza y se empieza a ir, hay algo que no camina, menos
aun cuando suben al escenario Los Palmeras, y los primeros acordes de
“El bombón asesino” provocan un movimiento migratorio
impresionante (un aluvión zoológico diría Sanz) desde todos los
puntos del Paseo que virtualmente nos aplasta contra las vallas. Si
yo fuera Binner, replantearía las opciones musicales de cara a las
elecciones en el 2011.
Nos
movemos hacia el escenario principal y conseguimos ubicarnos en el
mismo lugar de la noche anterior, y al lado nuestro (al igual que
entonces) unos tipos improvisan un puesto de choripanes colocando
encima de un carrito de supermercado una chapa sobre la que ponen las
brasas y arriba la parrilla.
Después
que no me vengan con que en la Argentina no hay clima de negocios,
eh.
Lo
que si es cierto es que a los actos del gobierno van todos por el
chori: la cola empieza abajo del reloj del Banco Ciudad y llega más
o menos hasta la bajada de la autopista Illía. De todos modos, esto
desmiente las teorías de Sanz: no sólo en droga y juego se van los
180 pesos por pibe, también hay espacio para el Hombre Araña
inflable, pero eso sí: del Bicentenario.
Enfrente
nuestro, en una especie de cabina o algo parecido, unos pibes tratan
de treparse y son subidos por los que están arriba al mejor estilo
del palco de Ezeiza, aunque en este caso (sobre todo cuando las que
quieren subir son minas) la técnica que prevalece para ayudar al
ascenso, es la mano en los fondillos del pantalón (los agarran del
forro del culo, bah).
Los
que quedan en esa especie de platea privilegiada reciben de lleno y
por horas la humareda del puesto de choripanes que está justo abajo,
con lo cual después de un tiempo tengo ganas de decirle al
parrillero que los diera vuelta para el otro lado que se le iban a
pasar, pero lo pienso mejor: a mí tampoco me gusta que otro se meta
a darme indicaciones cuando estoy haciendo un asado.
No
puedo evitar pensar en lo que debe ser volver hasta Berazategui con
alguno de los que están arriba, en un colectivo con vidrios
cerrados, y si es hasta Jujuy ni hablar: ya sería como pensar que el
choripán es como la revolución: un sueño eterno.
Sorprendido
veo a un chino con una remera con la cara de Evita, pienso para mí:
“¿los amarillos no eran del Pro?”, y cuando anuncian por los
altoparlantes que el desfile esta organizado por Fuerza Bruta, al
lado mío alguien dice: “sonamos, D’Elía va a empezar otra vez a
los piñazos y seguro viene la patota del Indec con Moreno y “Acero”
Cali”, pero le explico de que va la cosa y se tranquiliza.
El
desfile de carrozas se demora bastante, y un amigo me pregunta: “¿no
estará a cargo del general Alais?”. Otros se quejan porque no
entienden las alegorías de las carrozas: esperen a que gobierne Pino
Solanas y festeje el centenario de su cumpleaños, y después me
cuentan.
Sin
embargo, tengo que admitir que la carroza que representa las
distintas crisis económicas es algo confusa, ¿quisieron decir que
para Martínez De Hoz, Cavallo, Souruille y otros era muy complicado
armar planes económicos estando cabeza abajo, o que nos dejaron a
los argentinos culo para arriba?.
La
continuación del paso de las carrozas se demora y algunos proponen
integrar a los que ocupan el recorrido al desfile mismo,
concretamente dentro del paragolpes del camión que va adelante. El
kirchnerismo paga el costo de no reprimir la ocupación del espacio
público.
La
ansiedad que hay porque el Congreso vote ya la ley despenalización
del consumo es muy grande: al lado mío dos tipos no pueden esperar
que salga, y están armando un porro.
Ironías
del destino: cuando desfila el cuadro que representa al campo, el
tractor que lo encabeza no puede avanzar, porque hay gente que se
atraviesa en el camino. Hace dos años vivimos la situación inversa,
¿una alegoría del cambio de humor social sobre las protestas de la
Mesa de Enlace?
Por
las pantallas gigantes vemos en la 9 de Julio como Cristina baila con
la murga que desfila por la Diagonal Norte. Pienso en Mirtha Legrand
diciendo: “¡claro, como querés que vaya al Colón si es una negra
grasa bailantera!”.
Veo
en la misma pantalla la imagen de Kirchner y me resigno: no va a
pasar desfilando por acá con el caballo manchado.
Cansados,
nos vamos al hotel cuando está terminando el desfile y antes de que
empiece el recital de Fito Páez, el heladero del rock, pensando en
todo lo que vimos y vivimos.
Desmintiendo
rotundamente el lugar común berreta de los medios, se vivieron días
de enorme alegría popular sin crispación alguna, salvo la cara de
tujes de Bergoglio en su Te Deum, o las quejas de Bonelli por TN
(¿tendrá un piércing en la lengua que cada vez se le entiende
menos?) por el poco espacio que se le dio en las imágenes del
Cabildo a los otros gobiernos democráticos fuera de los de Perón.
Descartado
que esté hablando del de Alfonsín (recordado en varios tramos), y
con la duda si para él los de Illía y Frondizi eran o no
democráticos pienso: “¿se referirá a De La Rúa y Menem?, ¿cómo
exponer en un pantallazo la semana de gobierno de Rodríguez Saá?”.
Lo
que si es verdad (y es algo a lo que el gobierno nacional tendría
que prestarle atención) es que durante varios días Buenos Aires
vivió un descomunal, continuo, absoluto y permanente caos en el
tránsito, eh.
Frases del Bicentenario
Por Raúl Degrossi
1.
“Vamos
a rearmar la grilla del canal con un nuevo programa: “Opera de
Primera”, que iría los domingos a la noche, y donde la gente podrá
ver en exclusiva las repeticiones de las arias.” (Adrián
Suar)
2.
“Lo
del grupo Clarín con la televisación de la función del Colón fue
bochornoso, solo les faltó hacer el “prenda y apague” de Lapegüe
con las arañas del teatro.” (Víctor
Hugo Morales)
3.
“Cuando
nosotros lleguemos al gobierno también vamos a descolgar cuadros,
empezando por los que pusieron en la Casa Rosada.” (Oscar
Aguad)
4.
“Leyendo
las últimas columnas de Morales Solá y de Eliaschev se nota que los
periodistas tienen un miedo bárbaro y, sobre todo, que en este país
no hay libertad de expresión.” (Aníbal
Fernández)
5.
“El
festival de mal gusto llegó al extremo de contratar artistas adictos
al kirchnerismo por la dádiva oficial: es imposible no asociar el
embarazo de Soledad Pastorutti, con la asignación universal por
hijo.” (Pepe
Eliaschev)
6.
“Como
si fuesen pocos los fastos populistas que rodearon la celebración
del Bicentenario, un triunfo del seleccionado en el mundial de fútbol
-alentado por los Kirchner para favorecer sus oscuros designios
políticos- nos proporcionaría otro episodio escandaloso: director
técnico corriendo desnudo en la vía pública, a la vista de una
sociedad horrorizada.” (Joaquín
Morales Solá)
7.
“Parafraseando
al Diego, diría que para Eliaschev todo sigue siendo una cuestión
de tamaño: del tamaño de la que tiene adentro.” (Luis
D’Elía)
8.
“Ratifico
plenamente lo que dije, estos tipos tienen un culo bárbaro, y por lo
menos Cristina lo mueve bastante.” (Jorge
Lanata)
9.
“No
es que el paro que nosotros organizamos en los bares yrestaurantes
haya fracasado, es que lo hicimos a la japonesa.” (Luis
Barrionuevo)
10.
“Hay
que decir las cosas como son: Cristina no fue al Colón para evitar
encontrarse conmigo, porque los Kirchner le temen al verdadero
periodismo de investigación.” (Luis
Majul)
11.
“¡Pero
por favor no van a comparar, como se ve que ustedes no se fijaron en
el diferente color de piel de la gente que fue al Obelisco, y la que
nosotros juntamos en su momento en el Monumento a la Bandera!”
(Hugo
Biolcatti)
12.
“El
gobierno presentó una visión sesgada de la historia argentina en
los festejos, en la cual faltaron hitos fundamentales de nuestra
Patria, como la Conquista al Desierto de Roca, o la autorización de
la soja transgénica por Felipe Solá.” (Gustavo
Grobocopatel)
13.
“La
proyección de imágenes de la historia argentina sobre el edificio
del Cabildo fue absolutamente parcial, por ejemplo no hubo ninguna de
mi presidencia.” (Adolfo
Rodríguez Saá)
14.
“La
velada del Teatro Colón estuvo realmente magnífica, pero nos costó
muchísimo llegar a tiempo por los problemas en el tránsito, por eso
le preguntaba a Inés que estaría pasando, probablemente algún
piquete por allí.” (Fernando
De La Rúa)
15.
“Es
verdad que estamos explorando fórmulas de acercamiento con la
asamblea de Gualeguaychú, lo que es falso es que la presidenta vaya
a desfilar en una comparsa en el carnaval.” (Jorge
Taiana)
16.
“Al
final son todas críticas y a algunos nada los conforma, si
escuchamos se enojan y me procesan, reinauguramos el Colón y nos
dicen que se dañó la acústica y no se escucha bien, ¿quién los
entiende?” (Mauricio
Macri)
17.
“Esto
me pasa por tratar de tomar distancia de Mauricio: en la función del
Colón me mandaron al gallinero, y lo tenía al lado a Majul que me
habló toda la noche no sé de que libro que escribió, no paraba de
darme las gracias por el Martín Fierro, y al final no me dejó
escuchar nada.” (Francisco
De Narváez)
18.
“Cuando
pase la euforia de los festejos, vamos a revelar los fabulosos y
descomunales negociados del gobierno, con las empresas que alquilan
grúas y pantallas gigantes, y con los cantantes folklóricos que
importan camionetas sin pagar los impuestos aduaneros.” (Claudio
Lozano)
19.
“Esto
del Bicentenario es como los casamientos: después de que pasa la
fiesta, llega la dura realidad y vienen las decepciones, y créanme
que yo de casamientos y decepciones conozco un montón.” (Elisa
Carrió)
20.
“Hubo
una trama oculta detrás del baile de Cristina con la murga: meses de
práctica con uno de los coach de “Bailando por un sueño”, que
cobró jugosos honorarios por sus servicios.” (Jorge
Fontevecchia)
21.
“Me
como un garrón por haber quedado en el medio de la pelea entre
Clarín y el gobierno, si no la traía a Cristina al “Bailando...”
y hacíamos una barbaridad de ráting.” (Marcelo
Tinelli)
22.
“Viendo
lo que fueron los festejos -tanto la función del Colón como los
desfiles en la 9 de Julio- creo que tendríamos que plantearnos otra
estrategia, por ejemplo presentarla a Lilita en “El lago de los
cisnes”, total armamos una Coalición Cívica para levantarla.”
(Patricia
Bullrich)
23.
“Mirá
Mauricio, todo bien con el diálogo y el consenso pero esta fiesta es
un embole: estamos los dos solos sentados acá, en una mesa en la
cocina, nadie nos mira ni nos habla y los mozos se hacen los boludos
y no nos traen nada.” (Juliana
Awada)
24.
“Lo
que pasó con Rosario Central tiene que dejar una enseñanza: nunca
más hay que votar a un radical, para presidir nada.” (Agustín
Rossi)
25.
“Todo
este circo armado en torno al Bicentenario es una burda maniobra del
gobierno para encubrir las cosas que verdaderamente importan, como mi
encuentro con la Mesa de Enlace para perfilar la Argentina del
futuro.” (Eduardo
Duhalde)
miércoles, mayo 26, 2010
Elegante como un barco viejo
Leyendo a Jimena:
tu equipaje es una bolsita plásticaY sigue acá.
con las cosas necesarias,
pasta de diente, forros, desodorante,
todas cosas necesarias
que te compró una chica
que se te entregó como quien lucha
y a quien le diste un buen beso al despedirte,
las buenas mujeres te dan miedo,
casi siempre quieren tu alma,
y a uno que le queda tan poca alma,
que querés,
ser un bardo te consuela,
algunas veces mejor no preguntar
¿Qué es estar confundido?
elgrancayman ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Toooodos los argentinos viajamos gratis en subte! ...":
Los formoseños que se preocupen por cuanto recaudan mas que por el precio del subte.
Una provincia que vive del 5% de generacion de recaudacion propia y 95 de coparticipacion.
Y no me vengas con que son pobres: en el interior en general, no te dan un factura ni por casualidad.
200 años de la Patria Como Uno
Luis Gabriel Chaqueñito Campero estaba atado a una silla y mientras uno lo ahorcaba, el otro le apuntó en la sien. Había un tercero, que le explicaba cómo estaban violando a sus dos hijos. Sucedió en la comisaría de Tartagal, Salta. El que le apuntaba no disparó. Lo esposaron y lo llevaron a un descampado, y tras cagarlo a patadas, le apuntaron de nuevo en la sien. El policía que le apuntaba, disparó. No tenía balas. Fue otro de los tantos simulacros de fusilamiento que soportó el Chaqueñito. Pero, tirado en el descampado, creyó que ése sí era verdad. Y hasta pensó con alivio que era mejor que lo maten ahí.
Ana García tiene 15 años y estaba en la misma comisaría, muy golpeada. Antes de que un policía con pinta de decidido la viole, confesó que Mariela Amayo, de 20 años, había descuartizado a Evangelina Pisco.
Escuchaba los llantos de Rebeca Andrada, de 16 años, que estaba siendo torturada por policías en la habitación de al lado.
Mariela se había arrodillado pidiéndole a los policías que le dejaran de pegar. Le respondieron con otra patada en la cara. Después la esposaron y la ahorcaron, soltándola antes de que pierda el conocimiento. Al borde la asfixia, la Mataca, confesó el asesinato de Evangelina. Ni a los policías ni al juez Nelson Aramayo les sorprendió: estos indios de mierda son de comerse entre ellos.
Así se trata, lo sabe el juez, a los pertenecientes a la comunicad Wichi de Tartagal.
El caso estaba resuelto. Aunque no encontraran las partes del cuerpo de Evangelina, a sólo dos días, tenían ya prácticamente cerrado el caso. Bien por la policía y el juez.
Hubo un problema. Apareció el cuerpo de la otra india. Evangelina Pisco, la adolescente de 16 años, tuvo la mala idea de aparecer muerta en un pozo de la empresa Aguas del Norte, cera de la bailanta El Gigante, donde la víctima y los criminales fueron a bailar el sábado 1 de mayo. La canción de Los Palmeras, El Bombón Asesino, fue lo último que escuchó. Hubo otro inconveniente más: la autopsia demostró que la chica no fue asesinada. Salió de la bailanta y cortó camino, para volver a su casa, por un descampado. Se cayó en el pozo de Aguas del Norte, porque las lluvias hicieron un embudo alrededor del pozo de registro que, como está cerca de la indiada, la empresa no tapó ni señalizó como corresponde.
No hubo crimen. No hubo asesinato, ni descuartizamiento. Los Wichis no se comieron entre ellos. El jefe de Policía, Humberto Argañaraz, fue corriendo a entrevistarse con el cacique Indalecio Calerno, para que no hablara. El cacique, preso de la impotencia, lo mandó, respetuosamente, a la mierda.
Y Mariela habló: contó que cuando salía de la bailanta vio en el matorral a Evangelina que cortaba camino para volver a su casa, y se cayó. “No sé por qué me quedé mirándola, cuando de pronto vi que desapareció en el pozo. Corrí hacia el pozo y comencé a gritar ‘mi prima se cayó aquí, adentro, yo la vi’”. “Otra gente se acercó, pero no veíamos nada, estaba muy oscuro. Me fui corriendo hasta la casa de mi tío Eduardo (Eduardo Pisco, el cacique de la misión chorote, que queda a unos 500 metros del lugar). Volvimos y yo le decía que la había visto caer, estaba segura”.
La detuvieron y la torturaron durante dos días. Evangelina murió de asfixia con los líquidos cloacales. Se podría haber salvado. Fue velada el viernes 7 en el cementerio aborigen de la comunidad Lapacho 1. Tenía 16 años, seguramente también tenía los sueños, los miedos, las ilusiones que tienen todos los adolescentes.
Sucedió en el mes del Bicentenario. Quién sabe si los Wichis le dan mucha bola al Bicentenario. El jefe de policía anunció que va a iniciar una investigación con Asuntos Internos, una joda. El juez se hace el boludo. Los torturadores tienen la impunidad garantizada.
Ana García tiene 15 años y estaba en la misma comisaría, muy golpeada. Antes de que un policía con pinta de decidido la viole, confesó que Mariela Amayo, de 20 años, había descuartizado a Evangelina Pisco.
Escuchaba los llantos de Rebeca Andrada, de 16 años, que estaba siendo torturada por policías en la habitación de al lado.
Mariela se había arrodillado pidiéndole a los policías que le dejaran de pegar. Le respondieron con otra patada en la cara. Después la esposaron y la ahorcaron, soltándola antes de que pierda el conocimiento. Al borde la asfixia, la Mataca, confesó el asesinato de Evangelina. Ni a los policías ni al juez Nelson Aramayo les sorprendió: estos indios de mierda son de comerse entre ellos.
Así se trata, lo sabe el juez, a los pertenecientes a la comunicad Wichi de Tartagal.
El caso estaba resuelto. Aunque no encontraran las partes del cuerpo de Evangelina, a sólo dos días, tenían ya prácticamente cerrado el caso. Bien por la policía y el juez.
Hubo un problema. Apareció el cuerpo de la otra india. Evangelina Pisco, la adolescente de 16 años, tuvo la mala idea de aparecer muerta en un pozo de la empresa Aguas del Norte, cera de la bailanta El Gigante, donde la víctima y los criminales fueron a bailar el sábado 1 de mayo. La canción de Los Palmeras, El Bombón Asesino, fue lo último que escuchó. Hubo otro inconveniente más: la autopsia demostró que la chica no fue asesinada. Salió de la bailanta y cortó camino, para volver a su casa, por un descampado. Se cayó en el pozo de Aguas del Norte, porque las lluvias hicieron un embudo alrededor del pozo de registro que, como está cerca de la indiada, la empresa no tapó ni señalizó como corresponde.
No hubo crimen. No hubo asesinato, ni descuartizamiento. Los Wichis no se comieron entre ellos. El jefe de Policía, Humberto Argañaraz, fue corriendo a entrevistarse con el cacique Indalecio Calerno, para que no hablara. El cacique, preso de la impotencia, lo mandó, respetuosamente, a la mierda.
Y Mariela habló: contó que cuando salía de la bailanta vio en el matorral a Evangelina que cortaba camino para volver a su casa, y se cayó. “No sé por qué me quedé mirándola, cuando de pronto vi que desapareció en el pozo. Corrí hacia el pozo y comencé a gritar ‘mi prima se cayó aquí, adentro, yo la vi’”. “Otra gente se acercó, pero no veíamos nada, estaba muy oscuro. Me fui corriendo hasta la casa de mi tío Eduardo (Eduardo Pisco, el cacique de la misión chorote, que queda a unos 500 metros del lugar). Volvimos y yo le decía que la había visto caer, estaba segura”.
La detuvieron y la torturaron durante dos días. Evangelina murió de asfixia con los líquidos cloacales. Se podría haber salvado. Fue velada el viernes 7 en el cementerio aborigen de la comunidad Lapacho 1. Tenía 16 años, seguramente también tenía los sueños, los miedos, las ilusiones que tienen todos los adolescentes.
Sucedió en el mes del Bicentenario. Quién sabe si los Wichis le dan mucha bola al Bicentenario. El jefe de policía anunció que va a iniciar una investigación con Asuntos Internos, una joda. El juez se hace el boludo. Los torturadores tienen la impunidad garantizada.
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