Pablo Ferreyra ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Hay un muerto que vive.":
Lucas, tu nota me moviliza. Hace casi dos días que vivo una pesadilla. Mi hermano tenía la cabeza llena de sueños. Le arrebataron todo. Me lo arrebataron. Estoy en una burbuja de dolor. No veo noticieros, no leo diarios. Solo leí esta columna. Quiero quedarme con estas ímagenes de mi hermano para siempre, no con las de los medios.
pablo.r.ferreyra@gmail.com
viernes, octubre 22, 2010
jueves, octubre 21, 2010
Hay un muerto que vive.
Ayer, Marisol, dijo algo tremendo. Escribió, mejor dicho. Escribe muy bien y piensa mejor. Pero, una frase: "Mariano Ferreyra tiene 23 años, mi edad".
Ponerse en ese lugar, el de una víctima de un asesinato político. De un crimen.
Cuando yo tenía 23 años -en el año 2001- en Paraná la policía, en el marco de la represión radical, asesinó a dos nenas de trece y quince años, y a un militante del PCR de 25. El estado nacional y algunos estados provinciales -Reutemann en Santa Fe, Ruckauf en Buenos Aires, Montiel en Entre Ríos, De La Rúa en el país- habían ordenado matar.
La jornada terminó con decenas de muertos.
Por mi trabajo, después visité a los familiares de los muertos. El dolor, el absurdo, lo indecible.
Desde el 2003 el gobierno nacional -en una de sus más nobles e históricas decisiones- resolvió no matar. No asesinar. No reprimir.
El estado, por supuesto, sigue cometiendo crímenes. Ahí están los tribunales avalando las torturas y tratos inhumanos en las cárceles, fomentándolos, festejándolos, ocultándolos.
El pibe tenía 23 años.
Militaba en el Partido Obrero. Como mi hermano, hasta que llegó Kirchner.
Las teorías conspirativas abundan. En torno a una nota del Cronista Comercial se armó un mundo. Una página institucional del gobierno de Scioli tiene en su archivo del resumen de prensa la nota en cuestión. Fechada en setiembre del año pasado.
Los sectores comunicaciones y empresarios que ven en los que ejercen la defensa de los derechos laborales a poco menos que el monstruo, buscan su tajada. El Grupo Clarín, de manera asquerosa, junto a la comparsa política que le hace coro (justito hoy, Pino Solanas le dice con cariño al diario La Nación que opina como la derecha en el caso de Papel Prensa) salen como cuervos a picotear cadáveres. Pero hay cadáveres. No hay que olvidarse.
Y, qué tanto: me parece, entre lo que puede esperarse, hasta te digo, saludable, que todos los sectores en pugna, ahora que se ha visibilizado, durante estos años, los conflictos más profundos de la sociedad, me parece bien que todos busquen su tajada. No sólo porque tienen derecho a decir lo que quieran, y a pujar hasta sin límites éticos. No sólo por eso. Sino porque entre el cinismo de la dirigencia troskista, la miseria del Grupo Clarín, la hipocresía del peronismo disidente y del radicalismo todo, las mañas de algunos sectores oficialistas, las palabras más serias de los organismos de DDHH, entre todos esos, y muchos más, se está creando la presión política imprescindible para la pronta resolución del caso, el castigo penal a los autores materiales e intelectuales y los cambios necesarios en un mapa complejo de sindicalismo empresario, empresarios subsidiados, transporte de mierda (aunque, ciertamente, privilegiado si se compara con el resto del país) y la emergencia de cuadros sindicales jóvenes, que se expresan en la izquierda y en la Juventud Sindical. Puede gustar más menos cada posición política, pero en mi caso, me alegra y celebro esta emergencia de cuadros sindicales jóvenes. Aún tímida como tendencia social. Pero, me parece, positiva. Ahí llegó el tiro, al corazón ése.
Y a un cuerpo, una cabeza, de sueños locos, de 23 años.
Toda muerte es en vano. Pero, ante la fatalidad (triple fatalidad: es un crimen, un crimen político, un crimen que el estado debió prevenir) el dolor social se mitiga con los cambios políticos necesarios, además de el juicio con todas las garantías de la ley a los hijos de puta que mataron, instigaron, planificaron y encubrieron. Cuando de una patota salen tiros y nadie declara quién fue el autor, pasa a ser cómplice.
Y, además, siembra la presunción de que se trata de hechos planificados.
Contra esa tendencia -bah, tendencia como palabra es demasiado sutil, contra este ventarrón- de ya tener todas las respuestas, como en una novela del Séptimo Círculo, de los años 40, me da una cosa tan inusual, tan fuera de lo común en este cuerpito: me pongo modesto, humilde, espero. Me quedo callado. Y sin embargo, la disputa por la significación de este crimen, con la carga de crueldad que implica disputar la significación, me parece algo hasta positivo: porque hay que resolver la crueldad mayor de un asesinato, y es la que carga, para siempre, en su ausencia, el asesinado. Para que el muerto viva, para que se genere presión, para que nos sintamos incómodos, para que los culpables sean llevados a tribunales, para que recuperemos la alegría, que dimensiones la perdida, para que digamos Nunca Más. Para eso es necesario romper los huevos.
Ponerse en ese lugar, el de una víctima de un asesinato político. De un crimen.
Cuando yo tenía 23 años -en el año 2001- en Paraná la policía, en el marco de la represión radical, asesinó a dos nenas de trece y quince años, y a un militante del PCR de 25. El estado nacional y algunos estados provinciales -Reutemann en Santa Fe, Ruckauf en Buenos Aires, Montiel en Entre Ríos, De La Rúa en el país- habían ordenado matar.
La jornada terminó con decenas de muertos.
Por mi trabajo, después visité a los familiares de los muertos. El dolor, el absurdo, lo indecible.
Desde el 2003 el gobierno nacional -en una de sus más nobles e históricas decisiones- resolvió no matar. No asesinar. No reprimir.
El estado, por supuesto, sigue cometiendo crímenes. Ahí están los tribunales avalando las torturas y tratos inhumanos en las cárceles, fomentándolos, festejándolos, ocultándolos.
El pibe tenía 23 años.
Militaba en el Partido Obrero. Como mi hermano, hasta que llegó Kirchner.
Las teorías conspirativas abundan. En torno a una nota del Cronista Comercial se armó un mundo. Una página institucional del gobierno de Scioli tiene en su archivo del resumen de prensa la nota en cuestión. Fechada en setiembre del año pasado.
Los sectores comunicaciones y empresarios que ven en los que ejercen la defensa de los derechos laborales a poco menos que el monstruo, buscan su tajada. El Grupo Clarín, de manera asquerosa, junto a la comparsa política que le hace coro (justito hoy, Pino Solanas le dice con cariño al diario La Nación que opina como la derecha en el caso de Papel Prensa) salen como cuervos a picotear cadáveres. Pero hay cadáveres. No hay que olvidarse.
Y, qué tanto: me parece, entre lo que puede esperarse, hasta te digo, saludable, que todos los sectores en pugna, ahora que se ha visibilizado, durante estos años, los conflictos más profundos de la sociedad, me parece bien que todos busquen su tajada. No sólo porque tienen derecho a decir lo que quieran, y a pujar hasta sin límites éticos. No sólo por eso. Sino porque entre el cinismo de la dirigencia troskista, la miseria del Grupo Clarín, la hipocresía del peronismo disidente y del radicalismo todo, las mañas de algunos sectores oficialistas, las palabras más serias de los organismos de DDHH, entre todos esos, y muchos más, se está creando la presión política imprescindible para la pronta resolución del caso, el castigo penal a los autores materiales e intelectuales y los cambios necesarios en un mapa complejo de sindicalismo empresario, empresarios subsidiados, transporte de mierda (aunque, ciertamente, privilegiado si se compara con el resto del país) y la emergencia de cuadros sindicales jóvenes, que se expresan en la izquierda y en la Juventud Sindical. Puede gustar más menos cada posición política, pero en mi caso, me alegra y celebro esta emergencia de cuadros sindicales jóvenes. Aún tímida como tendencia social. Pero, me parece, positiva. Ahí llegó el tiro, al corazón ése.
Y a un cuerpo, una cabeza, de sueños locos, de 23 años.
Toda muerte es en vano. Pero, ante la fatalidad (triple fatalidad: es un crimen, un crimen político, un crimen que el estado debió prevenir) el dolor social se mitiga con los cambios políticos necesarios, además de el juicio con todas las garantías de la ley a los hijos de puta que mataron, instigaron, planificaron y encubrieron. Cuando de una patota salen tiros y nadie declara quién fue el autor, pasa a ser cómplice.
Y, además, siembra la presunción de que se trata de hechos planificados.
Contra esa tendencia -bah, tendencia como palabra es demasiado sutil, contra este ventarrón- de ya tener todas las respuestas, como en una novela del Séptimo Círculo, de los años 40, me da una cosa tan inusual, tan fuera de lo común en este cuerpito: me pongo modesto, humilde, espero. Me quedo callado. Y sin embargo, la disputa por la significación de este crimen, con la carga de crueldad que implica disputar la significación, me parece algo hasta positivo: porque hay que resolver la crueldad mayor de un asesinato, y es la que carga, para siempre, en su ausencia, el asesinado. Para que el muerto viva, para que se genere presión, para que nos sintamos incómodos, para que los culpables sean llevados a tribunales, para que recuperemos la alegría, que dimensiones la perdida, para que digamos Nunca Más. Para eso es necesario romper los huevos.
El atajo de las conspiraciones
Ante el asesinato del militanteMariano Ferreyra, creemos la situación más dificil que elGobierno ha tenido que enfrentar nos sorprende que parte de la militancia y algunos dirigentes oficialistas se prendan en una operación burda acerca de una conspiración duhaldista-gordos de la CGT que se basa en una nota que el diario de De Narváez publicó acerca de una reunión entre José Pedraza y Duhalde (ayer o el año pasado, no importa tanto cuando) como toda prueba de verosimilitud.
La situación es muchísimo más compleja que esto.
Sigue acá.
Qué asco
Se muere un muchacho, asesinado por balas que alguien disparó.
Y entonces leo, veo y escucho que:
- Los antisindicalistas parecen contentos porque le echan la culpa a la burocracia sindical.
- Los antiduhaldistas parecen contentos porque hoy Pedrazza se reunió con Duhalde.
- Los antikirchneristas parecen contentos porque "este gobierno ya tiene un muerto"
- Los antitroskistas parecen contentos porque "ahí tienen el mártir que tanto buscaron".
- Los analistas parecen contentos, porque ahora desarrollarán las más variadas hipótesis conspirativas.
- Los trosquistas parecen contentos porque "acá reprimen y matan a los verdaderos revolucionarios".Sigue acá.
Sin peros
La muerte de un joven, un militante, debería concitar el repudio unánime e inmediato.
Desde estas líneas, por lo menos, así se dice: No hay modelo de inclusión de mayorías que soporte el asesinato como método.
Y no me vengan con la "interna". Los rompehuelgas, los Pinkerton sólo defienden una cosa: al capital.
Nada más, hoy es un día de luto para cualquiera que se reivindique como parte de lo nacional y popular.
Si el asesino es un policía bonaerense, neuquino o un patotero de un sindicato, su objetivo es el mismo: defender al capital.Sigue acá.
Mariano Ferreira
Pero la muerte de un trabajador excede todas las miradas que se puedan construír desde los medios masivos o diversos canales de comunicación. Que en el acto en River estaba el asesino, no sé. Que Duhalde planificó esto con Pedraza para deslegitimar al sindicalismo, tampoco. Son todas suposiciones que se hacen al calor de los hechos, especulaciones que tiran para un lado o para el otro según el lugar político en que cada uno de nosotros esté. En primer lugar me alejo de eso, porque no me interesa ponerme del lado de nadie, políticamente hablando, cuando desde esta tarde hay una muerte de un trabajador.
Muchos de nosotros somos kirchneristas en parte porque durante estos años no se reprimió y porque la política ha sido de elevar el nivel de vida económico y moral de los trabajadores, y mis convicciones respecto de el valor de lo humano no lo cambio por nada: si el kirchnerismo el día de mañana cambia su política es muy probable que yo esté en contra, porque quienes nos identificamos con este proyecto no nos construímos a partir del kirchnerismo, sino que encontramos en este movimiento un lugar en donde expresarnos.
Sigue acá
miércoles, octubre 20, 2010
El que escribe en Ni a Palos
Continuando con esa simpática zaga del suplemento Ni a Palos y su sección "Estereotipos", me tomo el atrevimiento de sugerir para este domingo un Estereotipo:
El que escribe en Ni a Palos:
-Vive en Palermo.
-Los viernes va al Gardel de Medellín.
-Se ríe como el Emo y Papá Noel con un Jo, Jo, JOOO.
-Escribe bien, pero nomás que para burlarse de los otros.
-Le encanta burlarse de los otros.
-Se junta con Facundo Moyano.
-Si tenés algún problema, te da una mano.
-Nunca te lo va a decir, pero muere por estar en 678.
-Le aburren los que estudiaron en Filo.
-No usa anteojos de sol.
-Fuma marihuana una vez a la semana.
-Nunca militó en DDHH.
-Es amigo de Lucas Carrasco.
-Tiene una blackberry.
-Va de traje a la Puerta Roja.
-Nunca ganó un centro de estudiantes.
-Toma fernet con coca.
-No se aguanta que lo curtan.
-Curte a todos.
-Tiene una novia que está buena. Y es más militante.
-Mira Los Simpson y admira a Beto Casella.
-Prefiere no hablar de Szpolski
- Si se ve obligado asegura que "lo usa"
-Siempre está de viaje.
-Es el que cuenta chistes en los asados.
-Trata a Tomás, Paladino y Marisol como Borromeo quedate quieto.
-Nunca tomó cocaína.
-Se levanta al mediodía y lo disimula.
-Prefiere no hablar de Anguita.
-Tiene un blog.
-Cuatro corbatas.
-Sabe que sabe.
- Es amigo del Ingeniero.
-Grita con Martín y el Fede en los bares: "8 mil compañeros desaparecidos, PRESENTES!"
-Nunca lee Miradas al Sur.
-Está esperando la Gran Oportunidad.
-Está dejando y haciendo jirones de historia.
Majulismo: el Grupo de los 500
Desarrollando contenidos para la Wikipedia, Tomás escribió para el Ni A Palos este ensayo epistemolígico imperdible:
Contenidos
1.Definición
2. Influencia en la epistemología.
2.A. Nihilismo majuliano.
2.A. Nihilismo majuliano.
3.Influencia en la literatura
Majulismo
1. Definición.Doctrina construida a partir de las relecturas del periodista argentino Luis Majul. Llamado por algunos “el heredero de Truman Capote y Rodolfo Walsh, pero al revés”, construyó una corriente de pensamiento inter-disciplinaria sostenida en dos dogmas fundamentales: “1. La investigación, si larga, dos veces cierta” y “2. Todo lo que no puedas documentar, infiérelo de variables psicológicas”.
1. Definición.Doctrina construida a partir de las relecturas del periodista argentino Luis Majul. Llamado por algunos “el heredero de Truman Capote y Rodolfo Walsh, pero al revés”, construyó una corriente de pensamiento inter-disciplinaria sostenida en dos dogmas fundamentales: “1. La investigación, si larga, dos veces cierta” y “2. Todo lo que no puedas documentar, infiérelo de variables psicológicas”.
2. Influencia en la epistemología.Con la publicación del libro “El dueño”, Luis Majul disparó interesantes debates al interior de la epistemología, rama de la filosofía que estudia el conocimiento científico. Las 500 páginas del libro fueron el fundamento de un grupo de científicos que cuestionaron el paradigma moderno del método científico y aseveraron que “a la verdad no se accede ni por deducción, ni por inducción: a la verdad se accede escribiendo 500 páginas”. De ahí nació “El grupo de los 500” -que en verdad eran 6, y ninguno había terminado el CBC – que moldeó una nueva filosofía de la ciencia que aseguraba que el acceso a la verdad científica no es un proceso cualitativo de investigación, sino puramente cuantitativo. “El grupo de los 500” llegó a decir que “todo muy lindo con la teoría de la evolución, pero mientras ´El origen de las especies´ sea más cortito que La Biblia, yo un poco creacionista te soy, sinceramente”
martes, octubre 19, 2010
Porqué la odian tanto?
Por Alejandro Rozitchner.
Cristina se hace detestar. Tendrá algún partidario sincero, algún confundido, pero no debe tener admiradores, ni seguidores. El de los K es un mundo sin admiradores, es un espacio de súbditos. Y cómplices: o súbditos que dejan de serlo por un rato, se elevan y después vuelven a caer en la posición de entrega y renuncia. El mecanismo victimizador que usan políticamente es el mismo que debe operar como clave en sus situaciones personales. Es un mundo tenso, sin disfrute, sin amor, y no conviene imaginar mucho los detalles de una vida en ese estilo. Se imponen, logran meterse en la cosa, pero no impulsan su viaje con ningún combustible afectuoso ni positivo: destilan agresividad, ofensa, intolerancia. Vienen de un mundo viejo y se van quedando sin sustento, cada vez más lejos del piso, elevándose a una altura de inmolación e iluminaciones dementes.
Llama especialmente la atención en estos días, la actitud de la Presidenta, su inalterable convicción garquista, su pasión por exasperar a todos, su intento de imponerse malamente, a como dé lugar, justificada por... por... ¿por qué? ¿Qué ideología o marco de sentido le permite a tal mujer seguir impertérrita cuando la realidad muta, negar el movimiento, suplantarlo por sus emperradas imaginaciones? ¿Qué la lleva a suplantarnos, a los reales, por sus imaginarios?
Es una presidenta sin amor, sin ganas de ayudar, sin humildad, que no cree que tenga ya nada que aprender, encerrada en su mundo de modas y cremas, de delineadores y maquillajes, más dispuesta al enojo que a cualquier otra cosa, que siente siempre que la quieren joder y termina jodiendo ella. Mujer pretenciosa que quiere ser la más inteligente sin tener con qué, sin emotividad que la guíe en la construcción de una visión del mundo, mujer chata de mundo chato, acorralada por su espíritu empobrecido y empobrecedor. Apasionada por la negación y la negatividad, desesperada por quedar bien ante una exigencia desmedida, tan grande que no le permite autenticidad alguna, ni verdadero crecimiento.
Señora de nadie, para nadie, señora sola, que no inspira la piedad que podría, a fuerza de desplantes y caritas necias. Repetidora del Néstor, presidenta de todas las falsedades, mujer de hachas tomar. Sorda a todo llamado, muda de sentimientos y cercanías, ciega a toda verdad. Universitaria de esterilidades, con universidad atragantada, doctora de una cátedra irrespirable de resentimiento y obsesionada por una competencia sin competitividad, dueña de una arrogancia sin frutos, de pensamientos sin asideros, de displicentes mohines sin gracia, autoritaria crecida en el mundo del Proceso al que reproduce aunque intente y diga que lo combate, porque lo lleva adentro, porque lo mamó de joven, porque milita en su sensibilidad por más que diga oponérsele. ¿Será por eso que los K hablan tanto de ese tiempo ido, porque ellos viven todavía imaginariamente en ese contexto, que los traumatizó al punto de impedirles todo desarrollo de una visión superadora?
Mina jodida que prefiere la hecatombe a dar el brazo a torcer, que prefiere hundirse y hundir a todos antes de tratar de salvar algo. Imposible llevar una pareja con esa actitud arrogante, menos un país. ¿Cómo, no está casada? No, está sola de toda soledad, asociada a otro atragantado que escupe desprecio y no tiene donde ir a rascarse. Gente sin amigos, de intimidad sospechosa y amenazante, peligrosos, temidos pero no queridos, incapaces de matices y de inteligencias. Mienten, mienten y mienten. ¿En defensa de una verdad fanática o como ocultamiento de negocios indebidos? Probablemente ambas cosas a la vez.
Sonrisas que no ríen, sonrisas que gastan, que nos gastan a nosotros, que ya no las queremos ver más, que aspiramos a otros tratos, que nos hemos convencido de que merecemos otra consideración, otro respeto, otra realidad. Pelo sobre la cara, cejas y ojos subrayados, vendiendo mujer donde hay desierto, sequedad, páramo. Mujer sin calidez ni comprensión, mujer fanática, mujer todo que termina siendo mujer nada. Mujer yo yo yo yo que tiene que pasar por mucho él él él él y aun más por muchos vos vos vos vos, Néstor, pero incapaz de un nosotros abarcativo, incapaz de ir más allá de un ambiente de venganzas y cuentas a cobrar.
Mujer de relinchos y de mañas, inestable, furiosa apenas contenida, mal disimulada, agazapada y dispuesta al salto. Mujer de frases que enrollan y no saben para donde ir, porque en ellas se mezcla la bronca con la mentira, con el miedo, con el vacío, la chicana política con el desinterés absoluto por los otros, discursos de soledades, patagónicos, agónicos, cancheros, sobradores, palabras esquivas, altisonantes, sin densidad ni consistencia.
¿Cómo guardarle el respeto que ella no nos tiene, tendríamos nosotros que ejercerlo aun? ¿Hasta cuándo? Es duro decirlo, pero suponerle humanidad es un gesto de grandeza que no merece, una conjetura riesgosa. Además, vale más la pena tener claras estas cosas, porque en el intento de los K de llevarse puesto al país, y con él a nosotros, mejor sería que tuviéramos la astucia de impedirlo.
Escrito por el funcionario de Mauricio Macri. Publicado en Radio Miami.
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