martes, diciembre 06, 2011

Historia de la oligarquia con drama y humor (2)



Ramiro García me mandó esta foto. Es en Paraná. Esta tomada desde la plaza que tiene otro nombre, pero le dicen plaza San Miguel. Porque enfrente está la iglesia San Miguel. En paralelo a la escuela Fermín Chávez. La escuela, y un cuadro alusivo (yo escribí en aquellos tiempos menemistas que era un "cuadro alusorio, porque es alusivo, pero demasiado; o sea, es peronismo con culpa") que se inauguró en vida de Fermín, por Busti, cuando era casi menemista. Busti no era menemista del todo, digamos, pero ese es otro capítulo, necesario como enfoque distante de cómo entender a Kirchner. Los radicales, luego, sacaron el cuadro. La vuelta de Busti, ahora casi kirchnerista, fue la vuelta del cuadro.  Busti, además, siendo casi montonero, había traído a Paraná, los restos de López Jordán. Siendo casi menemmista, los había vuelto a traer. Siendo casi kirchnerista, una vez le presentamos con Marcelo un proyecto para hacer un monumento en el lugar donde López Jordán y el casi todo casi se nos cagó de risa. Ya no tenía nada que casi demostrar.
Bob Row ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Historia de la Oligarquía con drama y humor.": 

Tremendo post, Lucas. Vas a conseguir muchos nuevos amiguitos, seguro.
Te agrego un detalle: en los noventa le hice un reportaje a Fermín Chávez (no me acuerdo por qué) que salió publicado en Río Negro. Un depto modesto, lleno de libros, claro e imágenes religiosas y/peronistas. El eje de la entrevista fue "Menem no es peronista". No aceptó ningún cargo del entregista (a diferencia de Ramos y Rosa). Me pareció digno. 

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La extensión de la nueva peatonal que se ve en la foto (se llama, como todas las peatonales del país, San Martín, excepto la peatonal portuaria, que lleva como nombre Provocación) se hizo con plata que mandaba el kirchnerismo, al intendente duhaldista, que por suerte perdió recién su reelección. La Bolsa de Comercio de Entre Ríos se mudó a su nuevo edificio, más cerca de la UCR. Los radicales, recientemente, hicieron su peor elección en la historia. No tienen idea de porqué pasó esto. Hacen análisis superficiales e internistas, Marcelo Viola, un buen tipo, escribe estas cosas. Ramiro, pasale mi post anterior, creo que ahí están las claves del asunto.
Aunque no creo que Ramiro coincida para nada. Hijo de Enrique Pereira un historiador radical, Ramiro es demasiado radical y demasiado culto para que deje de ser mi amigo. Pero, como lee este blog, por puro melodrama de autofustigación, vamos a seguir con las chicanas.
¿No es la evanescencia del radicalismo, consecuencia de la redefinición de las disputas entre la oligarquía y el kirchnerismo? Lo estoy diciendo en lenguaje melindroso. Porque creo que la cosa no está resuelta. Pero, en el post anterior, parafraseando a Salvador Ferla, decía que todos somos kirchneristas. A ver...más que melindroso, parece lenguaje bucanero. Pero es que se debate el presente, la naturaleza del presente y los campos en que se dirime la vida política del presente. Cuando el menemista que preside el decreto sale a explicar que no van a obligar a no se qué, es decir, cuando sale a la defensiva, expresa su poca valía para afrontar la lucha política que se está, a su pesar, librando. Le faltó decir: "muchachos, si sus patrones se la llevan en pala, no nos jodan..."
El lenguaje melindroso y el bucanero comparten la familia de sentido, en las esquinas donde ambos ocultan, tergiversan, se van por las ramas, convenientes, de la tangente. Puede pasar, también convenientemente, como astucia política. Depende.
En el kirchnerismo kirchnerista hay un sector que pide bajar las banderas sin renunciar a sus objetivos. No hay mucho más, excepto los propios Kirchner, ni más ni menos, que se presentan como una incógnita pero que organizan profundizar sus lineamientos. Conduciendo. El arte de la conducción tiene esa cosa enigmática. Por la cual, apresurados como este escriba, de puro ansioso más que de credenciales (autoinventadas) a la izquierda del mapa, son bienllevados. Los retardatarios, ni más ni menos que el 90% de la alianza que compone el kirchnerismo, son, contra toda evidencia, llevados, también. Bienllevados. Bienvenidos a los objetivos trazados.
El kirchnerismo cultural hace ruido y quilombo. Pero es (somos) un 10% del asunto.
Pero, el drama del asunto es que no hay, parece, otra cosa que kirchnerismo. La oligarquía apuesta a la desestabilización o, alternadamente, la resignación y la pelea "por adentro". Antes se le llamaba conservadurismo popular o conservador lúcido.
Hay expectativas, en el mejor sentido del término, sobre qué va a pasar con el kirchnerismo en el gobierno. En La Nación, por tomar un órgano (ja) de la inteligencia del conservadurismo lúcido, nos pegan por boludeces como éstas en las páginas de política y nos elogian en las de economía. Así fue hasta el 2006. Fue, justamente Marcelo Faure el que la semana pasada me mandó un artículo periodístico que yo escribí en el 2005, discutiendo con la izquierda, sobre porqué apostábamos al kirchnerismo. No le erramos, por suerte. Pero tampoco sobrevivió la transversalidad, donde estábamos y nos sentíamos incómodos. Porque estaba, al frente, Alberto Fernández y toda su comparsa de exquisitos oportunistas. Ahora, en La Cámpora,   hay una conducción de gente más parecida a nuestros derroteros. Que viene del antimenemismo, que tiene deudas con los organismos de derechos humanos, que tiene cercanías con los postulados combativos, que tiene un aire de familia con las disputas decisivas de la historia.
(Hace dos días les explicaba esto a unos amigos de las murgas porteñas. Rematé, diciendo, que cada pelo que se le encanece al Cuervo Larroque es un pelo que yo pierdo).
Pero, a ver, la unidad nacional no niega las luchas y diferencias. Edgardo Mocca lo viene escribiendo, hace rato. Y profundizar no es necesariamente machacar sobre los ejes de conflicto.
Volvamos.
Hay una vieja discusión, que la realidad democrática va depurando, sobre la oligarquía diversificada como burguesía nacional tras el rodrigazo. Fecha, puesta, adrede, porque condensa las expectativas del peronismo y la fase económica abierta con el rodrigazo. La distancia entre ambos. El agua del puente y la sangre arrojada al mar que corrió. La discusión abarca el rol del estado. De lo público, supliendo (decimos en este lado) ese rol de burguesía nacional.
Eso, con sus símbolos y relatos en cada trinchera, organiza la adversidad política del presente. Por eso, camaradas y compañeros, y porqué no correligionarios, la historia de la oligarquía (con drama y humor) no agota el panorama ni define demasiado los marcos actuales.
Pero, es lo que hay.
Y pega en el palo más de una vez.
El problema es que el revisionismo es también Capitanich y sus locuras. Y enfrente, el mitrismo ilustrado es hoy la UBA. La intersección es este revisionismo portuario, convenientemente progresista, que pide disculpas, que no amaga siquiera para no ofender señoras gordas, que anda consensual como administrador de consorcio.
Pero, a ver, ¿cuál sujeto político encarna cada una de estas variantes de la historia, es decir, de las luchas del presente?
El kirchnerismo y el asustadizo, dubitativo y acorralado antikirchnerismo, seducido y abandonado por la oligarquía portuaria.
El sur tiene una historia más definidamente de clase, donde el estado encarnó los sueños truncos de allá lejos y hace tiempo de la burguesía nacional (la Sociedad Rural) y por eso, los Kirchner, gentes del sur, son tan revulsivos y necesarios, por eso conducen este proceso y por eso le roban banderas a los radicales, Ramiro. Pensalo. La crisis de la UCR es inevitable: los Kirchner les roban las banderas de los que no terminaron los gobiernos (Dorrego, Cámpora) esa compulsión, diría Oliverio Girondo, por lo fugaz perpetuo. Ojo con eso, Ramiro.
Pero, calma, ahí tienen un radical, Cobos, que terminó el gobierno. Porque dudaba, pobre, entre renunciar o seguir sin hacer nada institucional mientras libraba una interna (bien radical, Cobos) y pensó y pensó y tardó en decidir y bue, se le acabó el mandato. Pero si los radicales lo hubieran querido expulsar de verdad (le ofrecieron perdonarlo sólo sino terminaba su mandato), no lo hubieran echado de por vida, sino por cuatro generaciones, eh.

3 comentarios:

  1. Todo bien Lucas con tu post, está bueno saber los detalles de la historia y también está bueno ficcionar, pero te cuento que el último que chistosamente me dijo que yo era radical era un pitocorto, no sé, vó fijáte. Saludos.

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  2. Carrasco me encanta tu análisis digital ;).
    Al final sos entrerriano o santafesino vos?

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  3. Interesante.
    Ahora, si el Ramiro del que decis es inteligente es el mismo Lic. que aca contesta, lo disimula muy bien te digo...
    Todo bien...

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