Es innegable que el triunfo en primera vuelta de Maci se debe al impacto que generó entre los portuarios el giro de Mauro Viale al incluir en su programa a Samantha y Natalia. Es el voto Samantha. Explica a De La Rúa, Ibarra, Macri.
Puede parecer un delirio, mi teoría.
¿Pero acaso, en las recientes elecciones de Catamarca, no había claves explicativas en torno al caso María Soledad?
-Hay elecciones en Santa Fe, ¿sabés algo de Santa Fe? Ehhh, no, ¿hay campo, no?
Si los números dicen que una zona vive de la explotación rural -por ejemplo, la República de Palermo, o el distrito cumbiero de Puerto Madero- ¿hay una traslación mecánica a un voto-soja? ¿Se dice, el voto-soja al voto Samantha de Puerto Madero?
El problema de generar un relato falso es que uno se lo termina creyendo. Así, se lo puede ver a Claudio Lozano festejando un triunfo ajeno en Rosario: ahí está el mismo diseño institucional municipal que es la base política del Tigre Caballero (ex intendente socialistas, hoy candidato del FPV) y de Binner. El mismo diseño institucional que existe en José C Paz. En uno hay buenos administradores, prolijos, blancos, hasta -en la fabulosa imaginación de un hombre corrido a la derecha como Lozano- de "centroizquierda", en el otro, malos y feos intendentes del conurbano.
La única diferencia, en la buena o nueva o mala política, es que antes los mismos diseños institucionales, y funcionamientos distintos, tener un puerto o no tenerlo es definitivo.
Desde los puertos se elaboran relatos funcionales a los puertos que totalizan la otredad: el problema es cuando se las creen. Entonces, Menem es el candidato de Cristina porque es La Rioja, Salta requiere voto calificado porque hay mucho estado (no lo dijo Cavallo, sino Pino Solanas, quien recreó la mitología profundamente reaccionaria del país de las Grandes Riquezas Naturales) Insfrán es malísimo porque se asesinan -como Julio Argentino Roca, se llega a decir, en el colmo de la ignorancia y la banalidad- porque es malo, y fue reelecto casi tantas veces como Martín Sabatella, pero lejos del puerto, Gioja es un criminal que asesinó a todos los sanjuaninos, y la zona periglaciar hace que Cristina Kirchner -esto lo escribió, hace poco, es bruto salvaje y bastante ranquel que es Luis Majul- no sea progresista porque votó una ley que escribieron Bonasso y Filmus, dos expertos en, bueno.
El problema es luego creerse esas limitaciones. Esas agresiones. Esos prejuicios, de derecha. Esas "explicaciones": la derecha, racista, agresiva, violenta, que expresa Del Sel, es, en realidad, el "voto del campo".
¿Porqué entonces el voto a Alfredo Palacios -durante la proscripción del peronismo, que según Atilio Borón, en el 61 se dio porque "defendió la bandera de la revolución cubana" (juaz!)- no es el voto a Samantha?
El mismo dispositivo explicativo.
U otros, más retorcidos: el puerto no quiere al peronismo, justo en vísperas de la reelección del oscuro duhaldista, Mauricio, que es Macri. Hasta la fecha, el duhaldismo sólo cosechó una victoria electoral en lo que va de las 8 elecciones (descontando la fraudulenta de quien, en ese entonces, no era duhaldista en Chubut) y es en la ciudad puerto. Tiene, ese voto, una lógica económica bastante clara. Pero el reduccionismo economicista no se aplica. Sí, en cambio, para explicar "el voto del campo" en Reconquista.
Claro, hubo un escrache a Rossi...hace 2 años!
El núcleo militante de la derecha hizo ese escrache. Sus aspiraciones políticas -no acompañadas, por ahora, por los grandes flujos sociales- son hacerse cargo del puerto: sea con Binner en la presidencia, o esperando al 2015 junto al intendente del puerto, Mauricio, que es Macri. A eso, por piruetas lingüísticas del cinismo de la historia, se le llama, ja, "federalismo". Es, más bien, lo contrario. Pero esa es otra discusión (de todos modos, a la luz de analizar esta nueva derecha, es estratégico comprender que la apropiación de los liberales conservadores hicieron de las tesis confederales yanquis, previas a su revolución, para homologarlas con el federalismo: así, la etapa confederal "argentina" y el paso al federalismo arrodillado con autoritarismo político, que llega hasta el triunfo radical de 1916, es la panacea a recuperar).
El Voto del Campo es un cacho imposible. Porque en la Pampa Húmeda, núcleo de disputa de un país para pocos, el campo no existe, el campo es un espacio vital que opera -con arados, espuelas, Martín Fierro y mucho siglo 19- solamente en la imaginación de la gente de campo, la de la República de Palermo. Donde se escuchan -por suerte-las mejores vidalas del norte argentino -en el norte argentino, no se consiguen.
Borges decía, profético, que de tanto pasar tango en la radio, a la gente iba a terminar gustándole el tango. Sucedió.
El campo es esa insistencia, pétrea como los granaderos, la mazamorra (esa comida típica de los argentinos, que sólo escuchamos mencionar en la escuela primaria y, ahora, se consigue pero en wikipedia).
Vidala tengo una copla, no me la vas a llevar. Escribió Chango Rodríguez. Pa cuando vuelva a mi pago. Porque las buenas vidalas son las que hablan de la lejanía, el destierro, el exilio, el desgarro, por eso, quizás, en el norte no se consigue.
Puede parecer un delirio, mi teoría.
¿Pero acaso, en las recientes elecciones de Catamarca, no había claves explicativas en torno al caso María Soledad?
-Hay elecciones en Santa Fe, ¿sabés algo de Santa Fe? Ehhh, no, ¿hay campo, no?
Si los números dicen que una zona vive de la explotación rural -por ejemplo, la República de Palermo, o el distrito cumbiero de Puerto Madero- ¿hay una traslación mecánica a un voto-soja? ¿Se dice, el voto-soja al voto Samantha de Puerto Madero?
El problema de generar un relato falso es que uno se lo termina creyendo. Así, se lo puede ver a Claudio Lozano festejando un triunfo ajeno en Rosario: ahí está el mismo diseño institucional municipal que es la base política del Tigre Caballero (ex intendente socialistas, hoy candidato del FPV) y de Binner. El mismo diseño institucional que existe en José C Paz. En uno hay buenos administradores, prolijos, blancos, hasta -en la fabulosa imaginación de un hombre corrido a la derecha como Lozano- de "centroizquierda", en el otro, malos y feos intendentes del conurbano.
La única diferencia, en la buena o nueva o mala política, es que antes los mismos diseños institucionales, y funcionamientos distintos, tener un puerto o no tenerlo es definitivo.
Desde los puertos se elaboran relatos funcionales a los puertos que totalizan la otredad: el problema es cuando se las creen. Entonces, Menem es el candidato de Cristina porque es La Rioja, Salta requiere voto calificado porque hay mucho estado (no lo dijo Cavallo, sino Pino Solanas, quien recreó la mitología profundamente reaccionaria del país de las Grandes Riquezas Naturales) Insfrán es malísimo porque se asesinan -como Julio Argentino Roca, se llega a decir, en el colmo de la ignorancia y la banalidad- porque es malo, y fue reelecto casi tantas veces como Martín Sabatella, pero lejos del puerto, Gioja es un criminal que asesinó a todos los sanjuaninos, y la zona periglaciar hace que Cristina Kirchner -esto lo escribió, hace poco, es bruto salvaje y bastante ranquel que es Luis Majul- no sea progresista porque votó una ley que escribieron Bonasso y Filmus, dos expertos en, bueno.
El problema es luego creerse esas limitaciones. Esas agresiones. Esos prejuicios, de derecha. Esas "explicaciones": la derecha, racista, agresiva, violenta, que expresa Del Sel, es, en realidad, el "voto del campo".
¿Porqué entonces el voto a Alfredo Palacios -durante la proscripción del peronismo, que según Atilio Borón, en el 61 se dio porque "defendió la bandera de la revolución cubana" (juaz!)- no es el voto a Samantha?
El mismo dispositivo explicativo.
U otros, más retorcidos: el puerto no quiere al peronismo, justo en vísperas de la reelección del oscuro duhaldista, Mauricio, que es Macri. Hasta la fecha, el duhaldismo sólo cosechó una victoria electoral en lo que va de las 8 elecciones (descontando la fraudulenta de quien, en ese entonces, no era duhaldista en Chubut) y es en la ciudad puerto. Tiene, ese voto, una lógica económica bastante clara. Pero el reduccionismo economicista no se aplica. Sí, en cambio, para explicar "el voto del campo" en Reconquista.
Claro, hubo un escrache a Rossi...hace 2 años!
El núcleo militante de la derecha hizo ese escrache. Sus aspiraciones políticas -no acompañadas, por ahora, por los grandes flujos sociales- son hacerse cargo del puerto: sea con Binner en la presidencia, o esperando al 2015 junto al intendente del puerto, Mauricio, que es Macri. A eso, por piruetas lingüísticas del cinismo de la historia, se le llama, ja, "federalismo". Es, más bien, lo contrario. Pero esa es otra discusión (de todos modos, a la luz de analizar esta nueva derecha, es estratégico comprender que la apropiación de los liberales conservadores hicieron de las tesis confederales yanquis, previas a su revolución, para homologarlas con el federalismo: así, la etapa confederal "argentina" y el paso al federalismo arrodillado con autoritarismo político, que llega hasta el triunfo radical de 1916, es la panacea a recuperar).
El Voto del Campo es un cacho imposible. Porque en la Pampa Húmeda, núcleo de disputa de un país para pocos, el campo no existe, el campo es un espacio vital que opera -con arados, espuelas, Martín Fierro y mucho siglo 19- solamente en la imaginación de la gente de campo, la de la República de Palermo. Donde se escuchan -por suerte-las mejores vidalas del norte argentino -en el norte argentino, no se consiguen.
Borges decía, profético, que de tanto pasar tango en la radio, a la gente iba a terminar gustándole el tango. Sucedió.
El campo es esa insistencia, pétrea como los granaderos, la mazamorra (esa comida típica de los argentinos, que sólo escuchamos mencionar en la escuela primaria y, ahora, se consigue pero en wikipedia).
Vidala tengo una copla, no me la vas a llevar. Escribió Chango Rodríguez. Pa cuando vuelva a mi pago. Porque las buenas vidalas son las que hablan de la lejanía, el destierro, el exilio, el desgarro, por eso, quizás, en el norte no se consigue.