El ala lúmpen del duhaldismo junto a la gerencia comercial del Partido Obrero están trabajando, objetivamente, en conjunto. El juego del duhaldismo -de su ala lúmpen, la que conduce, justamente, Duhalde- es generar incertidumbre social, para posicionar a Duhalde como el garante del orden. Esto no tiene mucho sentido: el grueso de la población recuerda lo mal que vivió durante su interinato y no hay razones de fondo con una economía creciendo a todo vapor para una situación de desborde social.
Lo más preocupante es lo que sucede con la gerencia comercial de los profesionales de la revolución social, jóvenes que desde hace unos 40 años viajan por el mundo rearmando la cuarta internacional y prenuncian el inminente fin del capitalismo, mañana y doblando la esquina. Papanatas de la talla de Pitrola, Altamira, Ramal.
¿Cómo es, estimados, que desde el estado y a través de la extorsión organizada les seguimos financiando su más que relajada vida?
¿Se puede saber porqué, estimados, no se blanquean las cuentas de los recaudadores "sociales"?
No jodamos. Las cooperativas, pañaleras y panaderías, es la fuente de recaudación de las camarillas antiburócratas de verdaderos representantes de la clase obrera que avanzan inexorables hacia la marcha triunfal del socialismo y mientras tanto, je, generando la plusvalía que financia la revolución, que viene a ser, digamos, el palacete donde ronca Pitrola y los hoteles europeos donde medita Altamira. Todo muy lindo, pero la cosa es bastante simple: hay que cortarles el chorro, al solo efecto de que esta vanguardia de la clase obrera, esta conciencia organizada, corporizada en el palacete donde ronca Pitrola y los hoteles europeos donde medita Altamira, pierda, a manos del estado -ese enemigo de clase- su fuente de financiamiento leninista. Su, digamos, verdadera conciencia, que a diferencia de la falsa ideología, tiene una base material. Y dialéctica, en el sentido, más que marxiano, de marciano, de chamuyo, dialéctico. El matrialismo dialéctico es más o menos eso: el palacete donde ronca Pitrola y los hoteles europeos donde medita Altamira. Bueno, que lo financie la conciencia de la clase obrera y el periódico, muy bueno por cierto, de la clase obrera.
Hay que hacer política.
Si quieren cooperativas, que haya cooperativas. Pero sin el diego que se quedan los dirigentes de la vanguardia, para financiar la revolución. Que viene a ser el palacete donde ronca Pitrola y los hoteles europeos donde medita Altamira.
Esto, por cierto, puede generar un montón de cortes de ruta.
Al segundo mes, se sientan a negociar.
Ahora bien, que estén, de todos modos, generando quilombo al estado y financiando a sus profesionales del quilombo (nada baratos, por cierto) con ese mismo quilombo, no tiene mucho sentido. Ni salida.
Blanquear las cuentas de las universidades (ja, ya sé que eso atenta contra su "autonomía": saber que es una gloriosa chantada el reparto de esos números) y poner blanco sobre negro en lo que, con generosidad,se llaman "políticas sociales" deschavará, con premeditación y alevosía, a los profesionales de la conciencia histórica de la clase obrera organizada, corporizada en el palacete donde ronca Pitrola y los hoteles europeos donde medita Altamira.
Yo también los quiero mucho.
Por la unidad de la izquierda. La verdadera. Que viene a ser...