martes, septiembre 21, 2010

Los voy a matar a todos




  Hank escribe, en la fiesta de los Negros de Mierda, que hay algo más bajo que ser Alfredo Leuco, y es trabajar para Alfredo Leuco. Me hace reír, obvio. Hasta que supe, y esto es imperdonable, que Agustina, que está en el rincón, hablando con un gil, sí, que trabaja con Leuco. Ese, un gil. Voy a juntar gente, irme a la puerta de canal 26, hacerle un escrache. Si me la enamorás a Agustina, ay, dios










Voy a matar a todos. No va a quedar ninguno vivo. Este post servirá de prueba. Voy a entrar con una metralleta a ese programa. Voy a matar a todos. Agustina, por dios, sos la mina más linda del mundo, no podés, ok, te entiendo que no me des bola, por eso, porque sos la más linda del mundo, en ésa te banco, ahora bien, convengamos; con ese gil no. No y no. Necesito ayuda. Solidaridad. Ay, Agustina, querida. Si lo ven en la calle, es ese nabo que señala una pantalla gigante, y Leuco lo mira desconcertado, debe ser el hijo del gerente del canal, no sé, no importa, pero Agustinita, dejate de joder. Por dios. Voya matarlos a todos, lo juro. 







Alfredo Leuco, el brazo indeciso de la ley



Escriba, te cuento: mi justiciero favorito ya no es más Torrente. Es Alfredo Leuco, el brazo indeciso de la ley. (Click Acá) 
Ya, señora Presidenta, tiene que convocar a un acto en la Rosada para homenajear a Alfredo Leuco, de una. Y hay que hacerle un monumento a su valentía y heroísmo. Abajo, pondremos su frase aclaratoria: "Yo no era ningún pelotudo". No, no, no, qué va.

Tigre de papel




 Cuando no existía la masividad de soportes digitales (computadoras y teléfonos, principalmente) el costo del papel en el mercado mundial era mayor y tenía la clásica fluctuación de todos los comodities de poco valor agregado (relativo, en el caso del papel de diario)
Hoy las cosas cambiaron. El papel es barato, el precio en el mercado mundial es más estable, hay menor producción (por razones obvias) y avanzan culturalmente las nociones derechistas sobre medio ambiente,e cología y todas esas pavadas que dicen los progresistas holandeces y suecos (que de tontos, ni un pelo). Por razones diversas es más fácil importar y exportar papel de baja calidad (como el de diarios) hoy que hace 30 años. Algunas razones tienen que ver con los avances tecnológicos en la producción, otras por el menor uso en el mercado, otras con los avances en infraestructura y comunicación, las de mayor peso, por el avance de las nuevas tecnologías comunicaciones, junto con nuevos soportes.
Los grandes diarios del mundo no sólo van pensando en la extinción del formato papel: aún en ese formato van modificando pautas y lenguajes, y sienten que es desde afuera que les llegan, como imposiciones, estas nuevas modalidades. En alguna medida siempre fue así (la radio y la tele renovaron la agenda y el leguaje del periodismo gráfico) pero ahora el proceso se presenta más veloz (y por ende más forzoso y menos natural).
Los diarios nunca compitieron con otros géneros de la ficción (la radio, los blogs, la Tv, el teatro, las redes sociales) y su lugar en el mundo sigue siendo demandado socialmente: organizar, editar, legitimar, explicar, influenciar, moldear, condicionar. La multiplicidad de fuentes y agendas y formatos informativos torna más relevante el fundamento del periodismo gráfico: editar.
En fin, compañero, acá en este blog estamos de lo más serios (citamos a Mao y tomamos en serio a Tumini!, re groso) y graves y agudos pero desafinados y allá se toman todo en joda. Así la argentina no despega más, Tomás.

El largo camino de Tumini








Junto con las publicidades de supermercados en Clarín está la publicidad de Proyecto Surf, en el marco de la delirante candidatura de presidente de ese respetable viejito: Pino Solanas, el hombre que vive de lo que fue. En esa publicidad, con formato de nota periodística, el varias veces candidato a la presidencia, hoy renovador de la política, Humberto Tumini, anuncia la candidatura de Eduardo Buzzi a gobernador de Santa Fe.
El empresario, de reconocida trayectoria en la asonada reaccionaria del 2008, contradice un poco el ecologismo mesiánico que pregona Solanas, pero en términos ideológicos, es también aliado de la derecha en el congreso nacional.
Obviamente, el grado de delirio de esta agrupación universitaria -que le alquila el sello a la inmobiliaria jurídica del ex kirchnerista Mario Mazzitelli- llega a explorar acuerdos con el Partido Socialista que, en el caso de Santa Fe, nunca se darán. Binner no es boludo y jamás va a acompañar la aventura televisiva de Pino Solanas. Y de ser Buzzi el candidato, Proyecto Surf de Santa Fe (que ayer hizo un plenario, arriba del taxi, de camino al cine) se rompería, con Carlos Del Frade, hoy muuuuy incómodo militando en la derecha, que saldría corriendo por las calles de Rosario antes de sentarse al lado de Buzzi y Hoffman, en la capital, también, previsiblemente, huyendo. Por lo demás, Buzzi no sacaría ni un 3%. La Mesa de Enlace, esto es, el formato televisivo de la conducción de la Sociedad Rural, se rompería. La misma Sociedad Rural, que prestó en el 2007 sus locales en el interior para que Hermes Binner haga campaña (como bien sabe la tránsfuga de María del Carmen Alarcón) no se sumaría al delirio de la patronal más pequeña, arriesgando los suculentos subsidios que los distintos gobiernos les regalan.
Pero, es curioso cómo, dirigentes políticos como Tumini, llegan a pegar este giro: de oponerse (cuando sus amigos de Liebres del Sur eran funcionarios de Kirchner) a la asonada rural, a clamar por darles más poder político a la comparsa de la oligarquía.
Triste destino.
Pero siempre se vuelve al primer amor.
Y el amor después del amor se parece a Liebres del Sur.

CTA






Y si Cristina anunciara la personería jurídica plena de la CTA en estos días?

lunes, septiembre 20, 2010

Ok: revelaciones sexuales y, de paso, poses que ningún chico de menos de 47 años debería dejar de probar.





(Parezco la revista Noticias: un re título y despuès tres nabos fabulando con el analfabetismo funcional de TEA, tres brutos a mil caracteres por "cabeza")
 En fin, que hay un acontecimiento que ningún diario dominguero registró: mi esposa (hoy es nuestro segundo aniversario de casamiento) se ha pasado, tras largas discusones, a  blogger. Tiene nueva dirección. Y yo, de onda, la seguiría.No sólo porque es tan linda, eh. Aunque sí, es tan linda.






El paìs real y el paìs virtual





En el paìs real me acabo de bajar del trolebús. Cerca de la casa de Josefina, que ni pasé, está, ella, en Paraná. Recién crucé a un tipo al que le faltaba un ojo y tenía, no sé, como los nervios salidos, un tipo que estaba borracho, que vive en la calle. En el país virtual acaba de nacer mi segundo hijo. Un chiste de Patucho, retuiteado por Juan, que se fue a cualquier lado, el chiste. Bah. A cualquier lado. Se fue a la mierda. Cómo, ahora, digo que no tengo nada que ver: más vale me prendo a la joda, la sumo, en el país virtual, a Agustina como madre de la nena, Olivia, hoy cumpliría dos días de vida. Ya debería afiliarla a la Tupak. Lo que queríamos ser de grandes, lo que volvimos, enloquecidos, tan negociables. Eso es el país real. Y el virtual. Ahora que disminuyen, en el país real, los comentarios, se van para facebook, ese botón, ese cana, ese infiltrado que te cuenta que tus ex novias se ven felices y viejas. Como vos, digamos, pero felices. Con quien fuera, alguna vez, un amigo tuyo. Hoy padre, responsable, organizador de encuentros de ex alumnos.  Migran a twitter, acaparan la coyuntura, ahí. Eso viene bien, eh.  El prestigio de una reflexión, necesariamente larga, queda en los blogs. Una hija de puta escribió -tengo una alerta de google, con mi nombre (cuánto ego, eh), también una tarjeta, que dice bajo mi gracia: "Perito Mercantil" y el teléfono de la casa de mi vieja, y entre paréntesis, "preguntar por Lucas"- que digo dos boludeces cada tres ideas escribió, después, la zorra, lo borró. Lo leí. En caché, de google.  En el país real es lúnes. Bah, eso dice el Indec, andá a saber. Eso de las dos boludeces cada tres ideas me gustó. Está nublado. Hay un gato, de ojos verdes, que trepa por la ventana. En un par de semanas se presenta un libro, de Paidós, sobre 678. Sandra Russo me había contado, pero ella creía que los mataban. Me dijo una chica de Paidós que no es así. Que, al contrario. No sé.  Anoche dije un par de boludeces de más, uh, ahora que me acuerdo: nada que ver, otro tema, pero bue, mandé a la mierda al gobernador. Un mensaje de texto. Capaz que ni lo leyó. Pasa. Todo. Ni me acuerdo porqué, qué razonamiento me llevó a eso. Como un tren. Las cosas pasan. Y como el tren, mañana volverán a pasar. Y a nadie le importa. Nada. En el país virtual las gordas son felices, los petisos son robustos, los boludos son geniales. Eliézer dice que Jimenita escribe muy bien.  Yo creo lo mismo. Aunque, sabelo, no te voy a leer más. Nunca. No ser el protagonista me genera celos, de mí mismo y de mi propio pasado. Inmediato. Hay palomas en el balcón y va a llover. Sobre la azalea, que está floreciendo. Che, las azaleas no van al balcón. Son de interior. Creo. Tan temprano para tomarse un vino. Cuando pienso en las cosas raras, las que pasaron, los misterios que se han ido, quién sabe dónde, esa magia, esa chispa, que teníamos, Eliézer, cuando creíamos. En nosotros. Que íbamos a comernos el mundo. El universo. Los libros que nunca escribíamos soñando en los bares. Con Julián hicimos varias revoluciones -socialistas- en centroamérica, reescribimos Rayuela y el Ulises, en noches desesperadas, asaltamos desde un velero un barco lleno de trigo y lo repartimos por Africa. Tantas cosas hicimos sin movernos de la mesa del bar Cervantes. ¿Sigue existiendo? Más, no importa. Ese mundo murió. Que esté o no el club Cervantes, al caso no viene. En el país real. En el país virtual tuve una novia en Córdoba que me llevó a pasear por las bibliotecas cerradas.  Era de noche. La quise toda la noche. Un montón. Temprano, pero de noche. En esa hora llena de tristeza. Porqué, no sé. Capaz que porque en el país real cuando el día se termina es otro día más cerca de un final, de algo definitivo, y un día más lejos de lo que soñamos. La paloma vuela al cable del teléfono y vuelve. Se para ahí. Hay, al lado, un gorrión. Para mí que los pájaros se paran en los cables cuando tienen que hacer una llamada. La economía va a crecer casi un 10% este año. En relación al año anterior, claro. Año de crisis internacional. Fabián Casas tiene 40 y pico. Yo lo hacía de 30 y pico. En el país virtual cumplo años todos los meses. Cuando estoy aburrido. Sentado, solo, en Santa Fe. Una botella. A veces escribo boludeces. A veces me enojo con el pasado. A veces, pequeña, pienso en vos. En twitter me quejo de que no me saluden, por mi cumpleaños. Y me siento, así y por un rato, querido. Como un boludo. Como en el país real. Hay un hotel, triste, acá enfrente. Gente que duerme en la calle, por Alem, cuando vuelvo a casa, ahí en Retiro. Pero qué mierda me pasa. 11 de la mañana. Podría irme al monumento a la bandera. Ahí metí un gol mejor que el de Maradona contra los ingleses. Lo pasé al rusito -que jugaba re bien, eso te lo reconozco- de la despensa y le amagué al arquero, un gordo banana, pero igual, le amagué re bien y entonces, de zurda, sobre el palo, no había palo, sino una remera, sobre el palo derecho, golazo. Se pararon todas las viejas del parque. Aplaudían los turistas. Frenó un colectivo. Se abrió el cielo. Y llovió. Todos vivaban mi gol. Los contrarios renunciaron al fútbol. Las colegialas me tiraban flores y besos, me regalaban la merienda. Mis hermanos tiraban la toalla y lo aceptaban: sos el mejor, Lucas, renunciamos a la libre competencia entre hermanos. El monumento a la bandera se sonrojaba. Qué golazo. En el país real. En el virtual me duele la espalda, tengo que ir a trabajar, estirar la plata, hasta fin de mes, llegar, sin haberme ido, a ningún lado. Cuando me acuerdo de ese gol. Qué hijo de puta. Un golazo.  Tanta gente viaja para solamente llegar a fin de mes. Quiero ver las estrellas y son las 11 de la mañana. Quiero escribir algo genial y me sale esta pavada. Escribir una canción que te haga llorar, piba. Que te mueras o te conmuevas. De pena. Por haberme dicho que era, y algo de razón tenías, que era, yo, un gil. Capaz que tenés razón, ojo. No importa. Voy a escribir esa canción. La voy a cantar. La van a cantar todos. Hasta tu papá y tu mamá. Y te vas a arrepentir. Como los trenes y los cables y los hoteles. Necesito estrellas, que sea de noche. Algún día voy a escribir esa canción. No te fíes. Pero puede que sí. En el país real, esperame en tu balcón. Necesito un vino. Y estrellas.

viernes, septiembre 17, 2010

La cultura es la sonrisa de Palermo





Días atrás fui al Museo Evita, porque había una charla de mi amigo Brienza pero, en realidad, porque estaba ahí Agustina. No me dejaron entrar y adentro no había señal de celular, una vulgaridad, poco peronista, además. Entonces, con Hank, nos quedamos en la puerta. Como pidiendo monedas. Porque el peronismo trajeado ni nos junaba. La gente grosa, es así. La vanguardia es así. Después fuimos al bar de ahí a la vuelta, nos arrancaron la cabeza, Palermo es una porquería. Suerte que ya estoy en mis pagos, entrerrianos. Dios, cómo detesto a Palermo. Me voy a volver terrorista, sabelo: cuando Plaza Serrano y todos sus maricas estallen por los aires, fui yo. Bueno, después volvimos. Y había terminado todo. Me pasa seguido, llegar cuando lo mejor ya terminó. La sobrina de Evita se sacaba fotos en un busto de la puerta con Coscia, uno que es re groso. Está por asumir como secretario de cultura. Dicen. Bueno. Un amigo, me agarra, medio de prepo y con voz gruesa e imponente, me lo presenta. Peor aún: le dice un par de elogios sobre mí. Coscia, ni bola. Algo, además muy obvio, de desprecio. Mejor. Como funcionario de la cultura porteña con sueldo federal, nada. Mantiene a las putas de la oligarquía que están al frente de los museos. Torcuato Di Tella lo sabe. Claro que después de Torcuato vino el fantasma, la consultora de la esposa de Nun aunque creo que en el cargo de secretario de museos porteños a sueldo federal figuraba el propio Nun. No me acuerdo. Ahora está becado en una embajada así que no le puedo preguntar. En fin. Una vez fuimos a una reunión con Coscia. Eramos unos 20. Nos explicó cómo funcionaba el mundo a partir de su nacimiento. Yo tuve un pequeño entredicho, en esa reunión, con Juan Terranova. Al pedo. Andando el tiempo me di cuenta que él tenía razón. Coscia ni se metió en ese entredicho, seguramente porque no lo conoce a Terranova (ni a mí, pero a mí no tenía porqué conocerme) ni el mundo en el que él, Terranova, está inserto. Qué pena. Hay una generación de escritores porteños, de treinta y algo, que expresan un momento literario muy intenso. Que interpela. Qué sería de este gobierno con un Esteban Schmidt de secretario de cultura. Ese mundo de escritores progresistas encuentra en el kirchnerismo una puerta de entrada al universo del peronismo, del peronismo como objeto del deseo, como obsesión. Se cruzan con el periodismo, más no con la militancia, sí están institucionalizados editorialmente. Y operan como referentes en un campo más amplio de la literatura. Hay un mudo de poetas dando vueltas, más periféricos. Marina Mariasch, por ejemplo. Pero hay también grupos más jóvenes, pibes. Anoche, antes de acostarme, cuando me peleaba con jimenita, pensaba en eso.
En Café Cultura Nación, ese programa de becas que manda periodistas porteños a hablar sobre la ampliación de subtes y su significación cultural a Perico, provincia de Jujuy, estas cosas no se consiguen. Una vez Nun me dijo que ese programa de becas a quienes no la necesitan es recontra federal: si a Paraná fue, xxxx, no lo nombro. Es un amigo. En ese entonces trabajaba en una radio, porteña. Nadie se percató que allá nadie lo junaba. Había 6 personas. Una era yo. Otra era él. Otra un funcionario de la secretaría de cultura de la "Nación", y estaba el de la provincia y el de la municipalidad. Bueno. Son cosas que pasan. Ahora bien, ya resignados a que los supuestos cultos no sepan que viven en un país, que es ése país el que les paga el sueldo (ya caído el gobierno de Ibarra que era especialista en locación de obra de arte) si hay que a eso resignarse, sería mejor, me parece, incentivar lo mejor de ese mundo. Las nuevas generaciones. Los que tienen algo nuevo para decir. Algo que exprese este momento. Estaría bueno que el kirchnerismo tuviera una política cultural, que integre el mundo cultural que no parió, pero sí resignificó. Casi sin quererlo. Sin, seguro, darse cuenta. En fin. No sé. Pero la historia será contada en las editoriales independientes, en los bares donde se recita, en las salas barriales, en ese aparte del canon que, se me hace (aunque estas cosas yo las toco de oído) está construyendo su propio canon. Con mucha potencia.
En los museos no pasa nada.
La reapertura del Colón es una boludez. Hay que incendiar el teatro Colón. Cambiarle de nombre. Demolerlo. Poner una garita con tres putas.