Por Ernesto Sanz (la fuente original, acá)
Hace unos días charlábamos con mis colaboradores las paradojas de nuestro país: hace casi diez años que crecemos económicamente, pero el sistema de transporte está obsoleto, desatendido y funciona poco, mal y tarde. Irónicamente les decía: “muchachos, acá yo tengo una diferencia.” Cuando voy a San Rafael sufro Aerolíneas, cuando salimos a recorrer el país sufro los colectivos y extraño los trenes, pero si no fuese por los problemas de conexión que tiene nuestro país (y que se mantienen hace décadas) yo no hubiera conocido a mi mujer. A Cristina la conocí gracias a una empresa de colectivos, la TAC. En febrero de 1979 yo me volvía a Santa Fe a continuar con mis estudios después de pasar enero en mi casa en San Rafael. Para llegar a Santa Fe no tenía micro directo así que tenía que ir primero a Mendoza, si hubiese habido micro directo, esta historia terminaba acá y no hubiera tenido relevancia en mi vida. Ese día me tocó el asiento 13, pensé que viajaría sólo (el 12 estaba vacío) hasta que ya saliendo el micro se sube una chica que conocía de chico pero con quien nunca había cruzado palabras. Cristina se estaba yendo a Mendoza a empezar su primer año de la carrera de Nutrición. Cuando llegamos a Mendoza la ayudé con un valijón lleno de libros que llevaba, le pedí su dirección postal y carta va, carta viene, hoy cumplimos 28 años de casados, en medio de la campaña en Miramar donde vinimos a pasar nuestra luna de miel. Y por nuestro aniversario, Cristina me regaló el iPad de la foto.
Bastaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Ay, dios, qué cómico es el blog del futuro candidato a presidente de la UCR.