martes, septiembre 21, 2010
lunes, septiembre 20, 2010
Ok: revelaciones sexuales y, de paso, poses que ningún chico de menos de 47 años debería dejar de probar.
(Parezco la revista Noticias: un re título y despuès tres nabos fabulando con el analfabetismo funcional de TEA, tres brutos a mil caracteres por "cabeza")
En fin, que hay un acontecimiento que ningún diario dominguero registró: mi esposa (hoy es nuestro segundo aniversario de casamiento) se ha pasado, tras largas discusones, a blogger. Tiene nueva dirección. Y yo, de onda, la seguiría.No sólo porque es tan linda, eh. Aunque sí, es tan linda.
El paìs real y el paìs virtual
En el paìs real me acabo de bajar del trolebús. Cerca de la casa de Josefina, que ni pasé, está, ella, en Paraná. Recién crucé a un tipo al que le faltaba un ojo y tenía, no sé, como los nervios salidos, un tipo que estaba borracho, que vive en la calle. En el país virtual acaba de nacer mi segundo hijo. Un chiste de Patucho, retuiteado por Juan, que se fue a cualquier lado, el chiste. Bah. A cualquier lado. Se fue a la mierda. Cómo, ahora, digo que no tengo nada que ver: más vale me prendo a la joda, la sumo, en el país virtual, a Agustina como madre de la nena, Olivia, hoy cumpliría dos días de vida. Ya debería afiliarla a la Tupak. Lo que queríamos ser de grandes, lo que volvimos, enloquecidos, tan negociables. Eso es el país real. Y el virtual. Ahora que disminuyen, en el país real, los comentarios, se van para facebook, ese botón, ese cana, ese infiltrado que te cuenta que tus ex novias se ven felices y viejas. Como vos, digamos, pero felices. Con quien fuera, alguna vez, un amigo tuyo. Hoy padre, responsable, organizador de encuentros de ex alumnos. Migran a twitter, acaparan la coyuntura, ahí. Eso viene bien, eh. El prestigio de una reflexión, necesariamente larga, queda en los blogs. Una hija de puta escribió -tengo una alerta de google, con mi nombre (cuánto ego, eh), también una tarjeta, que dice bajo mi gracia: "Perito Mercantil" y el teléfono de la casa de mi vieja, y entre paréntesis, "preguntar por Lucas"- que digo dos boludeces cada tres ideas escribió, después, la zorra, lo borró. Lo leí. En caché, de google. En el país real es lúnes. Bah, eso dice el Indec, andá a saber. Eso de las dos boludeces cada tres ideas me gustó. Está nublado. Hay un gato, de ojos verdes, que trepa por la ventana. En un par de semanas se presenta un libro, de Paidós, sobre 678. Sandra Russo me había contado, pero ella creía que los mataban. Me dijo una chica de Paidós que no es así. Que, al contrario. No sé. Anoche dije un par de boludeces de más, uh, ahora que me acuerdo: nada que ver, otro tema, pero bue, mandé a la mierda al gobernador. Un mensaje de texto. Capaz que ni lo leyó. Pasa. Todo. Ni me acuerdo porqué, qué razonamiento me llevó a eso. Como un tren. Las cosas pasan. Y como el tren, mañana volverán a pasar. Y a nadie le importa. Nada. En el país virtual las gordas son felices, los petisos son robustos, los boludos son geniales. Eliézer dice que Jimenita escribe muy bien. Yo creo lo mismo. Aunque, sabelo, no te voy a leer más. Nunca. No ser el protagonista me genera celos, de mí mismo y de mi propio pasado. Inmediato. Hay palomas en el balcón y va a llover. Sobre la azalea, que está floreciendo. Che, las azaleas no van al balcón. Son de interior. Creo. Tan temprano para tomarse un vino. Cuando pienso en las cosas raras, las que pasaron, los misterios que se han ido, quién sabe dónde, esa magia, esa chispa, que teníamos, Eliézer, cuando creíamos. En nosotros. Que íbamos a comernos el mundo. El universo. Los libros que nunca escribíamos soñando en los bares. Con Julián hicimos varias revoluciones -socialistas- en centroamérica, reescribimos Rayuela y el Ulises, en noches desesperadas, asaltamos desde un velero un barco lleno de trigo y lo repartimos por Africa. Tantas cosas hicimos sin movernos de la mesa del bar Cervantes. ¿Sigue existiendo? Más, no importa. Ese mundo murió. Que esté o no el club Cervantes, al caso no viene. En el país real. En el país virtual tuve una novia en Córdoba que me llevó a pasear por las bibliotecas cerradas. Era de noche. La quise toda la noche. Un montón. Temprano, pero de noche. En esa hora llena de tristeza. Porqué, no sé. Capaz que porque en el país real cuando el día se termina es otro día más cerca de un final, de algo definitivo, y un día más lejos de lo que soñamos. La paloma vuela al cable del teléfono y vuelve. Se para ahí. Hay, al lado, un gorrión. Para mí que los pájaros se paran en los cables cuando tienen que hacer una llamada. La economía va a crecer casi un 10% este año. En relación al año anterior, claro. Año de crisis internacional. Fabián Casas tiene 40 y pico. Yo lo hacía de 30 y pico. En el país virtual cumplo años todos los meses. Cuando estoy aburrido. Sentado, solo, en Santa Fe. Una botella. A veces escribo boludeces. A veces me enojo con el pasado. A veces, pequeña, pienso en vos. En twitter me quejo de que no me saluden, por mi cumpleaños. Y me siento, así y por un rato, querido. Como un boludo. Como en el país real. Hay un hotel, triste, acá enfrente. Gente que duerme en la calle, por Alem, cuando vuelvo a casa, ahí en Retiro. Pero qué mierda me pasa. 11 de la mañana. Podría irme al monumento a la bandera. Ahí metí un gol mejor que el de Maradona contra los ingleses. Lo pasé al rusito -que jugaba re bien, eso te lo reconozco- de la despensa y le amagué al arquero, un gordo banana, pero igual, le amagué re bien y entonces, de zurda, sobre el palo, no había palo, sino una remera, sobre el palo derecho, golazo. Se pararon todas las viejas del parque. Aplaudían los turistas. Frenó un colectivo. Se abrió el cielo. Y llovió. Todos vivaban mi gol. Los contrarios renunciaron al fútbol. Las colegialas me tiraban flores y besos, me regalaban la merienda. Mis hermanos tiraban la toalla y lo aceptaban: sos el mejor, Lucas, renunciamos a la libre competencia entre hermanos. El monumento a la bandera se sonrojaba. Qué golazo. En el país real. En el virtual me duele la espalda, tengo que ir a trabajar, estirar la plata, hasta fin de mes, llegar, sin haberme ido, a ningún lado. Cuando me acuerdo de ese gol. Qué hijo de puta. Un golazo. Tanta gente viaja para solamente llegar a fin de mes. Quiero ver las estrellas y son las 11 de la mañana. Quiero escribir algo genial y me sale esta pavada. Escribir una canción que te haga llorar, piba. Que te mueras o te conmuevas. De pena. Por haberme dicho que era, y algo de razón tenías, que era, yo, un gil. Capaz que tenés razón, ojo. No importa. Voy a escribir esa canción. La voy a cantar. La van a cantar todos. Hasta tu papá y tu mamá. Y te vas a arrepentir. Como los trenes y los cables y los hoteles. Necesito estrellas, que sea de noche. Algún día voy a escribir esa canción. No te fíes. Pero puede que sí. En el país real, esperame en tu balcón. Necesito un vino. Y estrellas.
viernes, septiembre 17, 2010
La cultura es la sonrisa de Palermo
Días atrás fui al Museo Evita, porque había una charla de mi amigo Brienza pero, en realidad, porque estaba ahí Agustina. No me dejaron entrar y adentro no había señal de celular, una vulgaridad, poco peronista, además. Entonces, con Hank, nos quedamos en la puerta. Como pidiendo monedas. Porque el peronismo trajeado ni nos junaba. La gente grosa, es así. La vanguardia es así. Después fuimos al bar de ahí a la vuelta, nos arrancaron la cabeza, Palermo es una porquería. Suerte que ya estoy en mis pagos, entrerrianos. Dios, cómo detesto a Palermo. Me voy a volver terrorista, sabelo: cuando Plaza Serrano y todos sus maricas estallen por los aires, fui yo. Bueno, después volvimos. Y había terminado todo. Me pasa seguido, llegar cuando lo mejor ya terminó. La sobrina de Evita se sacaba fotos en un busto de la puerta con Coscia, uno que es re groso. Está por asumir como secretario de cultura. Dicen. Bueno. Un amigo, me agarra, medio de prepo y con voz gruesa e imponente, me lo presenta. Peor aún: le dice un par de elogios sobre mí. Coscia, ni bola. Algo, además muy obvio, de desprecio. Mejor. Como funcionario de la cultura porteña con sueldo federal, nada. Mantiene a las putas de la oligarquía que están al frente de los museos. Torcuato Di Tella lo sabe. Claro que después de Torcuato vino el fantasma, la consultora de la esposa de Nun aunque creo que en el cargo de secretario de museos porteños a sueldo federal figuraba el propio Nun. No me acuerdo. Ahora está becado en una embajada así que no le puedo preguntar. En fin. Una vez fuimos a una reunión con Coscia. Eramos unos 20. Nos explicó cómo funcionaba el mundo a partir de su nacimiento. Yo tuve un pequeño entredicho, en esa reunión, con Juan Terranova. Al pedo. Andando el tiempo me di cuenta que él tenía razón. Coscia ni se metió en ese entredicho, seguramente porque no lo conoce a Terranova (ni a mí, pero a mí no tenía porqué conocerme) ni el mundo en el que él, Terranova, está inserto. Qué pena. Hay una generación de escritores porteños, de treinta y algo, que expresan un momento literario muy intenso. Que interpela. Qué sería de este gobierno con un Esteban Schmidt de secretario de cultura. Ese mundo de escritores progresistas encuentra en el kirchnerismo una puerta de entrada al universo del peronismo, del peronismo como objeto del deseo, como obsesión. Se cruzan con el periodismo, más no con la militancia, sí están institucionalizados editorialmente. Y operan como referentes en un campo más amplio de la literatura. Hay un mudo de poetas dando vueltas, más periféricos. Marina Mariasch, por ejemplo. Pero hay también grupos más jóvenes, pibes. Anoche, antes de acostarme, cuando me peleaba con jimenita, pensaba en eso.
En Café Cultura Nación, ese programa de becas que manda periodistas porteños a hablar sobre la ampliación de subtes y su significación cultural a Perico, provincia de Jujuy, estas cosas no se consiguen. Una vez Nun me dijo que ese programa de becas a quienes no la necesitan es recontra federal: si a Paraná fue, xxxx, no lo nombro. Es un amigo. En ese entonces trabajaba en una radio, porteña. Nadie se percató que allá nadie lo junaba. Había 6 personas. Una era yo. Otra era él. Otra un funcionario de la secretaría de cultura de la "Nación", y estaba el de la provincia y el de la municipalidad. Bueno. Son cosas que pasan. Ahora bien, ya resignados a que los supuestos cultos no sepan que viven en un país, que es ése país el que les paga el sueldo (ya caído el gobierno de Ibarra que era especialista en locación de obra de arte) si hay que a eso resignarse, sería mejor, me parece, incentivar lo mejor de ese mundo. Las nuevas generaciones. Los que tienen algo nuevo para decir. Algo que exprese este momento. Estaría bueno que el kirchnerismo tuviera una política cultural, que integre el mundo cultural que no parió, pero sí resignificó. Casi sin quererlo. Sin, seguro, darse cuenta. En fin. No sé. Pero la historia será contada en las editoriales independientes, en los bares donde se recita, en las salas barriales, en ese aparte del canon que, se me hace (aunque estas cosas yo las toco de oído) está construyendo su propio canon. Con mucha potencia.
En los museos no pasa nada.
La reapertura del Colón es una boludez. Hay que incendiar el teatro Colón. Cambiarle de nombre. Demolerlo. Poner una garita con tres putas.
jueves, septiembre 16, 2010
El enclave derechista en sudamérica
No es Perú ni es Colombia. Son las FARC, el cártel político más grande de sudamérica, el enclave reaccionario en sudamérica.
Nacidas como un movimiento guerrillero de izquierda, con el tiempo, se fue convirtiendo en una empresa italiana: medio familiar y medio multinacional y medio mafiosa y con excusas épicas. De ejército revolucionario no tienen más que el nombre: no son revolucionarios, sino un enclave funcional a la reacción, ni son un ejército, sino una pandilla a la centroamericana, con mayor nivel y organización que las maras. En Colombia hace años que no hay ninguna guerra civil clásica, sino la disputa (multinacional) por la renta extraordinaria de la droga. Las FARC, entre otros servicios, legitiman que el sidicalismo en Colombia sea muy débil, que gobierne la derecha siempre, que los Estados Unidos puedan instalar bases militares que apunten estratégicamente a Venezuela y Ecuador. No es menor que Brasil dispute un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU: EEUU sabe que necesita acordar con Brasil para que la mafia de las FARC se desplaze a las fronteras con Ecuador y Venezuela. La existencia de un narcoestado colombiano (legitimado por la narcoguerrillas y las narcopandillas patronales) imposibilita estructuralmente que peleen cualquier guerra de cualquier tipo. Los EEUU tampoco pelean ninguna guerra ahí, sino que regulan el flujo de droga hacia sus mercados internos, controlan militarmente zonas estratégicas de sudamérica y, de paso, condicionan políticamente la posibilidad de la integración y la autonomía sudamericana.
La prolífica industria del secuestro (un mercado muy competitivo en Colombia) posibilita cada tanto recordarnos la existencia de la mafia organizada en torno de la familia de Manuel Marulanda Vélez; y algunos escarceos en puestos policiales en disputa por la ruta de la droga, hacernos acordar que Colombia tiene una supuesta guerra civil.
La integración sudamericana, mayores grados de autonomía, no pueden profundizarse mientras no se aísle al narcoestado colombiano, que encuentra en sus socios (la narcoguerrilla y los EEUU) la fortaleza que de ningún otro modo tendría, menos como sostén de la derecha sudamericana y como enclave reaccionario.
Un Estado Mayor de Defensa sudamerican (propuesta de Brasil, aceptada en el bloque) difícilmente pueda neutralizar, ya no la cuarta flota yanqui, sino el tráfico de sustancias prohibidas y de armas que regentean los EEUU, el narcoestado colombiano y la narcoguerrilla del Partido Comunista, dado que ahí no hay ningún problema militar, sino policial, y político.
Si yo fuera mexicano, le prestaría muuuucha atención a las FARC
Frases Feriadas
Por Raúl Degrossi
1.
“Quieren más feriados para trabajar cada vez
menos, y participar de las ganancias para ganar cada vez más, cuando lo
consigan ¿se van a querer afiliar a la UIA?” (Héctor Méndez)
2.
“¡Hay que saltar, hay que saltar, te dan
cien mango’ y viene Macri a controlar!” (Cántico de la Juventud Peronista durante
el acto del Luna Park)
3.
“Después que no se ofendan en el gobierno si
les decimos que son una murga, eh.” (Felipe Solá)
4.
“¡Pero por favor, qué Luna Park, como se ve
que ustedes no vieron el pogo que se armó en nuestro acto cuando anunciamos la
candidatura de Adrián Pérez!” (Elisa Carrió)
5.
“No seamos hipócritas, las escuelas no las
rompimos nosotros, no hay que olvidarse que el pogo fue en la cancha de River y
no en el Mariano Acosta.” (Gabriela Michetti)
6.
“Me parece una exageración que la Coalición
Cívica se haya levantado de la sesión, después de todo el Jefe de Gabinete
hablaba de la trata de blancas, no de la trata de naranjas.” (Agustín Rossi)
7.
“Si Kirchner sube en las encuestas por la
operación tengo la solución Lilita: te internamos para que te pongan el
cinturón gástrico.” (Patricia Bullrich)
8.
“Yo entiendo lo que decís Jaime, que un
problema de salud hace subir la imagen de los políticos porque los humaniza y
da la idea de que ponen el cuerpo en su función, pero no estoy seguro que una
operación de hemorroides logre el tono épico que buscamos.” (Mauricio Macri)
9.
“Al parecer Macri se va a hacer cargo del
problema de las escuelas solamente si los estudiantes toman el Cardenal
Newman.” (Gabriela Cerrutti)
10.
¡Volvé Pino, volvé, el bigotón estaba
hablando de la trata de blancas, no dijo nada en contra de los canosos! (Claudio
Lozano)
11.
“¿Así que Macri estuvo en la Fiesta Anual de
la Inteligencia organizada por Fontevecchia?, y bueno, ya saben lo que dicen:
en ninguna fiesta falta un colado.” (Aníbal Fernández)
12.
“En esto no concuerdo con Aníbal, creo que
la invitación de Fontevecchia a Macri fue correcta, lo que sí me sorprendió es
que no estuvieran el Fino Palacios y Ciro James.” (Daniel Filmus)
13.
“Cuando yo dije que era necesario que se
alinearan los astros me refería a la concreción del Puerto de la Música, de
ninguno modo estaba planteando alguna alianza con el gobernador Rodríguez Saá.”
(Hermes Binner)
14.
“¿Cómo que qué hacemos en Miami hablando con
exiliados cubanos?, seguimos sumando fuerzas para la conformación de un
auténtico frente progresista, desde luego.” (Ricardo Alfonsín)
Robert Cox
Por Raúl Degrossi
Clarín debe estar muy desesperado y falto de argumentos para reproducir ésta nota.
Dejemos de lado (en mérito a su innegable coraje durante la dictadura) el pobre y arcaico concepto que Cox (como buen liberal, aunque honesto y consecuente) tiene de lo que es una democracia.
No nos adelantemos tampoco a contestarle que creemos (al menos yo) que discusiones como las de la ley de medios, como el manejo de Papel Prensa, lejos de poner en riesgo a la democracia, la fortalecen.
Perdonémosle su gusto por la obra de Sábat, después de todo sobre gustos no hay sino pilas de bilbliotecas escritas, y hasta el mismísimo Verbistky se ha confesado admirador del "Menchi", así que sus méritos tendrá.
Centrémonos en el título de la nota donde Cox se plantea su dilema a partir de una condicionalidad, un hecho incierto que él juzga probable, algo que no ha sucedido pero él teme que suceda: que el gobierno decida apropiarse de Clarín (también usted don Robert, qué verbo fue a utilizar hablando del Gran Diario Argentino, es como mentar la soga en casa del ahorcado).
No hay en la nota la más mínima referencia a la fuente de donde Cox (al fin y al cabo un periodista, y muy respetado en su profesión) haya obtenido la casi certeza de que esa es la intención del gobierno (apropiarse de Clarín).
Es más que probable (conjeturo yo) que esa fuente sea el mismísimo Sábat, con quien comparte una amistad personal que revela en la nota.
Y lo digo porque con la misma condicionalidad hipotética con que se habla del intento de "apropiación" de Clarín por parte del gobierno, se repiten zonceras que el aparato del multimedios se ha ocupado de divulgar profusamente, como que "TN puede desaparecer".
Un periodista de la talla de Robert Cox debería preocuparse por averiguar que Fibertel no está "acusada" de operar sin licencia, sino que opera sin licencia, y más aun: no existe desde enero del año pasado como empresa, por decisión del propio Grupo y no del gobierno justamente.
¿Quién le dijo a Cox que el gobierno amenaza "con hacerse cargo" de Clarín?, porque esa acusación no la sostiene ni Magnetto.
Es raro que critique el discurso de la presidenta sobre Papel Prensa porque fue una lección de democracia e instituciones: el pasado de la empresa, a la justicia para qie investigue, el futuro al Congreso para que regule, ¿dónde está en eso el riesgo para la democracia?.
No importa lo que Cristina personalmente opine, está lo que efectivamente hizo con el caso.
¿Pero por qué dije que Clarín debe estar muy preocupado para recurrir a éstos argumentos y a éste defensor?
Porque en la misma nota Cox dice claramente:
"La adquisición de la mayoría de acciones de Papel Prensa por parte de Clarín , La Nación y La Razón (cuyas acciones fueron luego compradas por Clarín ) junto con el Gobierno nacional fue algo en mi opinión muy deshonesto -entonces y ahora-. En mi opinión, la deshonestidad fue especialmente marcada en el caso de La Nación , que siempre se enorgulleció de su independencia.
Durante más años de los que recuerdo, la sociedad de ambos diarios en asociación con el Estado fue ferozmente criticada por la mayoría de los miembros de la Sociedad Interamericana de Prensa como totalmente sin escrúpulos y como una competencia injusta para los otros diarios argentinos. Recuerdo haber destacado durante una reunión de la SIP que en el caso de La Nación era como si el Vaticano decidiera abrir una clínica para abortos."
Pero no se queda allí, dice más:
"En el momento en que el gobierno militar dio su aprobación para la compra de Papel Prensa pensé que era un soborno para que los tres diarios garantizaran su cooperación en el encubrimiento del plan de los militares de exterminar a todo aquel considerado “subversivo” haciéndolo “desaparecer”.
En otras palabras, todo aquel contrario a los militares corría el riesgo de ser secuestrado, torturado de forma rutinaria y asesinado luego. Los cuerpos debían ser hechos desaparecer por distintos medios." (otra vez el lenguaje y su multivocidad le juegan una mala pasada al amigo Cox, esa palabrita "medios" puesta justamente allí, si uno la toma literalmente...)
Si las únicas muestras que Cox pudo encontrar de resistencia de Clarín contra la dictadura fueron los dibujos de Sábat y expresiones de María Elena Walsh (¿ninguna columna de Morales Solá, ningún editorial de Ernestina?), ¿no es esa la prueba más contundente de que la estrategia de la dictadura, que él denomina "soborno" tuvo amplísimo éxito?
Eso siendo generosos y no llamando a las cosas por su nombre: complicidad y participación en los beneficios de la creación de un nuevo orden social a sangre y fuego, eso define mejor a la relación entre algunos grupos empresarios (como Clarín) y los genocidas argentinos.
Para redondear aun más el desconcierto (el del propio Cox, un liberal tan honesto como ingenuo, aún así preferible a los que abundan por aquí) como el del propio Clarín al "colgar" la nota en su defensa, lean éste párrafo:
"Pero fue recién cuando regresé a Argentina dos meses atrás, cuando me enteré de las barbaridades infligidas a Lidia Papaleo a través de una declaración que ella hizo durante una reunión del directorio de Papel Prensa, que no fue debidamente informada por La Nación y, por lo que sé, tampoco reproducida por Clarín."
¿No es ése ocultamiento deliberado de un testimonio personal de una sobreviviente de los horrores de la dictadura (sólo para defender intereses empresariales), la prueba palpable de la unidad que existe, como un puente indestructible, entre la complicidad de ayer de los diarios con el horror, y la falsedad de hoy de esos mismos diarios al pregonar la defensa de la "libertad de expresión" o el "periodismo independiente" amenazados por el gobierno?
Clarín debe estar muy desesperado y falto de argumentos para reproducir ésta nota.
Dejemos de lado (en mérito a su innegable coraje durante la dictadura) el pobre y arcaico concepto que Cox (como buen liberal, aunque honesto y consecuente) tiene de lo que es una democracia.
No nos adelantemos tampoco a contestarle que creemos (al menos yo) que discusiones como las de la ley de medios, como el manejo de Papel Prensa, lejos de poner en riesgo a la democracia, la fortalecen.
Perdonémosle su gusto por la obra de Sábat, después de todo sobre gustos no hay sino pilas de bilbliotecas escritas, y hasta el mismísimo Verbistky se ha confesado admirador del "Menchi", así que sus méritos tendrá.
Centrémonos en el título de la nota donde Cox se plantea su dilema a partir de una condicionalidad, un hecho incierto que él juzga probable, algo que no ha sucedido pero él teme que suceda: que el gobierno decida apropiarse de Clarín (también usted don Robert, qué verbo fue a utilizar hablando del Gran Diario Argentino, es como mentar la soga en casa del ahorcado).
No hay en la nota la más mínima referencia a la fuente de donde Cox (al fin y al cabo un periodista, y muy respetado en su profesión) haya obtenido la casi certeza de que esa es la intención del gobierno (apropiarse de Clarín).
Es más que probable (conjeturo yo) que esa fuente sea el mismísimo Sábat, con quien comparte una amistad personal que revela en la nota.
Y lo digo porque con la misma condicionalidad hipotética con que se habla del intento de "apropiación" de Clarín por parte del gobierno, se repiten zonceras que el aparato del multimedios se ha ocupado de divulgar profusamente, como que "TN puede desaparecer".
Un periodista de la talla de Robert Cox debería preocuparse por averiguar que Fibertel no está "acusada" de operar sin licencia, sino que opera sin licencia, y más aun: no existe desde enero del año pasado como empresa, por decisión del propio Grupo y no del gobierno justamente.
¿Quién le dijo a Cox que el gobierno amenaza "con hacerse cargo" de Clarín?, porque esa acusación no la sostiene ni Magnetto.
Es raro que critique el discurso de la presidenta sobre Papel Prensa porque fue una lección de democracia e instituciones: el pasado de la empresa, a la justicia para qie investigue, el futuro al Congreso para que regule, ¿dónde está en eso el riesgo para la democracia?.
No importa lo que Cristina personalmente opine, está lo que efectivamente hizo con el caso.
¿Pero por qué dije que Clarín debe estar muy preocupado para recurrir a éstos argumentos y a éste defensor?
Porque en la misma nota Cox dice claramente:
"La adquisición de la mayoría de acciones de Papel Prensa por parte de Clarín , La Nación y La Razón (cuyas acciones fueron luego compradas por Clarín ) junto con el Gobierno nacional fue algo en mi opinión muy deshonesto -entonces y ahora-. En mi opinión, la deshonestidad fue especialmente marcada en el caso de La Nación , que siempre se enorgulleció de su independencia.
Durante más años de los que recuerdo, la sociedad de ambos diarios en asociación con el Estado fue ferozmente criticada por la mayoría de los miembros de la Sociedad Interamericana de Prensa como totalmente sin escrúpulos y como una competencia injusta para los otros diarios argentinos. Recuerdo haber destacado durante una reunión de la SIP que en el caso de La Nación era como si el Vaticano decidiera abrir una clínica para abortos."
Pero no se queda allí, dice más:
"En el momento en que el gobierno militar dio su aprobación para la compra de Papel Prensa pensé que era un soborno para que los tres diarios garantizaran su cooperación en el encubrimiento del plan de los militares de exterminar a todo aquel considerado “subversivo” haciéndolo “desaparecer”.
En otras palabras, todo aquel contrario a los militares corría el riesgo de ser secuestrado, torturado de forma rutinaria y asesinado luego. Los cuerpos debían ser hechos desaparecer por distintos medios." (otra vez el lenguaje y su multivocidad le juegan una mala pasada al amigo Cox, esa palabrita "medios" puesta justamente allí, si uno la toma literalmente...)
Si las únicas muestras que Cox pudo encontrar de resistencia de Clarín contra la dictadura fueron los dibujos de Sábat y expresiones de María Elena Walsh (¿ninguna columna de Morales Solá, ningún editorial de Ernestina?), ¿no es esa la prueba más contundente de que la estrategia de la dictadura, que él denomina "soborno" tuvo amplísimo éxito?
Eso siendo generosos y no llamando a las cosas por su nombre: complicidad y participación en los beneficios de la creación de un nuevo orden social a sangre y fuego, eso define mejor a la relación entre algunos grupos empresarios (como Clarín) y los genocidas argentinos.
Para redondear aun más el desconcierto (el del propio Cox, un liberal tan honesto como ingenuo, aún así preferible a los que abundan por aquí) como el del propio Clarín al "colgar" la nota en su defensa, lean éste párrafo:
"Pero fue recién cuando regresé a Argentina dos meses atrás, cuando me enteré de las barbaridades infligidas a Lidia Papaleo a través de una declaración que ella hizo durante una reunión del directorio de Papel Prensa, que no fue debidamente informada por La Nación y, por lo que sé, tampoco reproducida por Clarín."
¿No es ése ocultamiento deliberado de un testimonio personal de una sobreviviente de los horrores de la dictadura (sólo para defender intereses empresariales), la prueba palpable de la unidad que existe, como un puente indestructible, entre la complicidad de ayer de los diarios con el horror, y la falsedad de hoy de esos mismos diarios al pregonar la defensa de la "libertad de expresión" o el "periodismo independiente" amenazados por el gobierno?
miércoles, septiembre 15, 2010
Pero qué hago yo acá!
Como en muchas de estas ocasiones, los motivos que llevan a una a hacer ciertas cosas sólo se clarifican una vez que el evento se termina.
Qué hago acá, pensé más de una vez: en la entrada, en la calle, entre la marea de gente que parecía saber perfectamente qué había que hacer y qué cantar y de qué manera tocar los bombos y de qué forma acompañarlos.
A ver: yo crecí en una familia de clase “media-alta” (?), conservadora: soy una hija de los countries, de los colegios privados, de los clubes exclusivos (/yentes). Estar entre los bombos y, enfrentémoslo, los morochos, me llenó de miedo. Esperaba que, de un momento a otro, se me espetara el clásico “vení, rubia…” pero no. Nadie. En lugar de eso, hubo algún “permiso, compañera, tienen que pasar los bombos”; alguna sonrisa tímida. Nada más.
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Tango Feroz
En el año 93 salía del cine, en Paraná, de ver Tango Feroz. Tenía 15 años. La película me gustó. Gobernaba Menem. Los años noventa. El fin de la historia. Las escuelas técnicas estaban pintadas, el resto de las públicas se venían abajo, aunque resistían. Recién las traspasaban, sin los fondos correspondientes, de la Nación a las provincias. La escuela pública fue un lugar que resistió, como si el tiempo no pasara (como la película Tango Feroz), el neoliberalismo, la ola privatizadora, el eficientismo que hoy asoma, de nuevo, la cabeza.
Qué buen discurso, anoche, el del Cuervo Larroque. Mira para adelante, adelanta, también, el horizonte. Le pone condimento, visualiza el conflicto. Estuvo, de verdad, muy bien.
Cuando esa tarde salí del cine me sentí un poco raro. Como transportado en el tiempo y en una cápsula. Me había gastado, además, con la entrada, la plata para el boliche, el fin de semana. Cuando sos adolescente te importa mucho no ser distinto a tus amigos, a tus compañeros del club, de la escuela, de los videojuegos. No sé con qué reemplazan los pendejos de ahora a la juntada en los videosjuegos que hacíamos nosotros (podría preguntarselo a mi hermana) o las películas porno que alquilábamos para la videocasettera (ya ni recuerdo si se escribe o no con dos T). Unos pendejos boludos. Como son todos los pendejos, además. Claro que no queríamos comernos el mundo ni a eduardo Feinmann. Al contrario. Cuando era adolescente era conocido en mi barrio, en las escuelas. Y bastante rechazado. Porque siempre fui un hinchapelotas, obvio, pero también porque hablaba de política, iba a las marchas, ganaba y perdía en los centros de estudiantes. Todos los adolescentes se sienten un poco así, bichos raros. Sin embargo. Capaz que es porque, en vez de las canas del Cuervo, voy teniendo entradas. Pero a mí se me hace que los pibes que vi ayer en el Luna Park tienen otra onda. Algunos. Ayer me paró uno, Matías (ojo, no Matías Castañeda, eh) , con un traje a medida, que me quería "mandar materiales del Ministerio de Planificación así lo publicás en tu blog", pibe, todo bien, pero hablá en Miradas Al Sur. O abrí una cuenta de gmail. Obrasparatodos.blogspot.com Capaz que funciona, qué se yo. Mis 34 visitas diarias -descontando a mi hermano- esperan un buen chiste, una buena fiesta, alguna buena mentira de este chico triste del interior. Demasiado ególatra, además, como para interesarse en la ampliación del subte E. Los pibes que vi ayer tienen otra cosa, una chispa en la mirada, una alegría, como formando parte de algo grande, importante, aguerrido, que trasciende. Además, yo creo que va a ser así. Tengo como esa obsesión con eso de la historia. El Cuervo dijo algo de eso ayer, por eso, ahí afuera, con el Ingeniero (el Ingeniero es un superstart: no pasan 30 segundos sin que alguien venga a saludarlo), lleno de pibes, que cantaban, aplaudían. Nosotros medio malaonda. No sé porqué. Nunca saltar. Nunca cantar. Nunca aplaudir. Qué cosa.
El Conurbano me contaba que cuando vio en Twitter que contaban que yo estaba llegando a una fiesta, dio por sentado que el domingo no lo llamaba de la radio, je. El domingo que viene. Adónde estaba. Ah, sí. Pero ya está. Lo mismo de siempre. Esa obsesión de qué va a pasar con todos esos pibes. Del conurbano, de Caballito, de los asados familiares en las clases medias rurales. Que escucharon decir las peores guarangadas contra la presidenta. En silencio. Y se rebelaron. Como corresponde. En cuanto pudieron. Y hoy son rebeldes, son kirchneristas, son pinguinos. Y está bien que sea así. Me gusta que sea así. Cuando esto se termine, y los payasos neoliberales vuelvan a sus cuevas, van a quedar esos pibes para contar la historia, para resistirla, para moldearla, para pelearla. Para darle brillo y cariño a la larga risa de todos estos años.
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