sábado, abril 23, 2011

¿Y las utilidades? Bien, gracias, pero es un asunto privado

Las acciones de Siderar cerraron la semana pasada con un alza del 4,4% y un alza mensual de 7,7% (considerar el mes es importante, entre otras cosas, porque estaba anunciado el viaje de Cristina a México, y el presidente de la cámara de empresarios argentino mexicano es Paolo Rocca, el dueño de la trasnacional italiana Techint). Igual, con un mercado de valores pequeño -el negocio financiero está, en nuestro país, en la soja- cualquier gran empresario puede hacer trastabillar todo. Pero la economía argentina está fuerte. Producto del viento de cola del crecimiento mundial, dicen los radicales, en relación a la principal crisis financiera mundial desde 1930.
La discusión con techint tiene varias aristas, y hay posiciones para todos los gustos, pero acáun ejemplo de una posición conservadora que pretende pasar por tercera posición (je)
El candidato a gobernador por el extinto Proyecto Surf, Mario Cafiero, dice:

Lo primero que el Gobierno debería hacer es resolver el problema de los jubilados y usar las acciones para pagarles las sentencias judiciales. Lo segundo es que el Estado no necesita tener directores minoritarios para controlar la empresa, el gobierno debe ejercer su poder de policía o de control con la AFIP y con la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia. Tiene mucho más poder un agente de la AFIP, que el que puedan tener directores del gobierno en minoría en Techint”, afirmó Cafiero.
También aseguró: “Techint detenta una posición dominante en el mercado siderúrgico que la pagamos con sobreprecios todos los argentinos. Techint juega irresponsablemente a que se dispare la inflación. Para frenarlo el Gobierno tiene otras herramientas mucho mas eficaces. Pensar lo contrario supondría que para controlar las empresas es necesario comprar acciones y nombrar directores en las 500 empresas formadoras de precios de la Argentina. En el gobierno no hay una visión estratégica, ni de estadistas; se comportan como si fuera una disputa empresarial, como no pudieron poner a alguien de la Cámpora surge todo esta pelea.”
Para concluir dijo que la solución es “vender las acciones, darle la plata a los jubilados y terminar con las sentencias impagas que se acumulan por cientos de miles en los tribunales. Para controlar a Techint está la AFIP, la IGJ y Defensa de la Competencia. Aunque se nombre a los tres directores, Techint hará lo que quiera en el directorio porque los representantes del estado serán minoría.”
Muy lindo todo. Mas allá de que "las 500 empresas formadoras de precios" están muy contentas con su apoyo a la anulación de las retenciones móviles que, afectaban justamente, a esas 500 empresas:no sólo porque están ahí adentro de las multinacionales de exportación -las que pagan retenciones- sino porque la valorización financiera de la soja es lo que imposibilita el aumento de la inversión industrial. Alfredo Buzzi diciendo que las retenciones móviles afectan "los mercados a futuro", ja. Si estos son de izquierda...
Pasar por alto las utilidades y la fuga de capitales no es un detalle menor. Remite a una idea de país donde boconeamos -total nunca vamos a ser gobierno- pero no nos metemos en conflictos con las grandes empresas. Se vio en el caso de la soja, se vve en el caso de Clarín, ahora se suma Techint. Lo que dice Cafiero es lo que dice Techint, a no confundirse: que Techint no esni nunca fue quien pregonara las ideas neoliberales sino una especie de desarrollismo atendido por sus propios dueños.
¿O es una novedad en el ambiente político que hay dirigentes pagos por Techint, formados por Techint, empujados por Tecint? No, no es nuevo, es más bien viejo.
La propuesta de Cafiero es, en sustancia, dejemos todo como está. Pero más aún: una vez pasado lo peor de la crisis financiera mundial, y considerando que las acciones del estado argentino deberían tener la misma finalidad que las de las AFJP (eso se desprende de ese razonamiento maniqueo) entonces el estado bobo debería...vender las acciones! Y obviamente, no meterse en la empresa de la que posee una cuarta parte de sus acciones, no. Que de eso se encargue la AFIP. Ja. De Angelli dice lo mismo sobre las retenciones.
Por supuesto, la Afip y la comisión de defensa de la competencia tienen que hacer lo suyo, claro está. Pero eso no implica dejar pasar por alto las utilidades que no distribuye Techint, la presunta fuga de capitales, los sobreprecios para la industria argentina, su incidencia en la inflación en tanto principal formadora de precios, el destino de sus inversiones. Es tan elemental.
¿Porqué cuando Rodolfo Terragno y Duhalde firmaron un "acuerdo programático" dejaron afuera a este buen amigo de Techint? ¿Por celos?

El desmoronamiento

La sensación de que las oposiciones se caen es así, obvio. Pero también están sucediendo dos cosas, me parece(en cierto modo previsibles):

1) Las estrategias opositoras estaban pensadas para una realidad que se modificó. En pos de negar que la realidad iba modificándose, los actores de la oposición perdieron tiempo en redefinir su estrategia. Por eso, los emergentes políticos tras la disputa por la renta extraordinaria de las multinacionales de exportación de soja, fueron perdiendo lustre y bajándose de los grandes podios: Julio Cobos,  Felipe Solá, Carlos Reutemann, Pino Solanas.

2) Como la estrategia opositora es escrita por otros y no tiene más sustancia que la subordinación a la AEA (Asociación Empresaria Argentina y principalmente el Grupo Clarín), y hecha pública, casi como atendida por sus propios dueños, el momento de los acuerdos, la organicidad, los tiempos, etc, es "exterior" a lo político. Eso nunca puede funcionar muy bien a medida que se fundiendo los momentos institucionales (el Congreso, las elecciones, los diagramas partidarios, etc) con la escena montada.

Je

viernes, abril 22, 2011

Éramos todos progresistas


Oh, no nos dejan pensar distinto! Oh, no podemos disentir! Oh, acá faltan los matices! Oh, no somos funcionales a la derecha!
El grito desesperado proviene de opositores políticos en el –por decirlo de algún modo- terreno de la cultura. No tiene mucho sustento, en tanto las más de las veces anda, ese discurso, como pidiendo disculpas. O permiso.
Pidiendo ser incluido.
Una carta en el diario La Nación:
Respeto por el otro
Se­ñor Di­rec­tor:
“Salvo algunas excepciones, los funcionarios y políticos afines al actual gobierno se caracterizan por la descalificación como único argumento contra quienes piensan distinto y salen de la uniformidad de sus opiniones. Como dice el escritor y periodista americano Walter Lippmann: «Cuando todos piensan igual, ninguno piensa mucho».”
“Señores funcionarios y políticos, para ser creíbles les pedimos respeto por el otro, defensa de sus ideas con fundamentos y creatividad.”
Graciela Damilano
gd2105@gmail.com

El diario La Nación publica hoy, fines de abril de 2011, esta carta, cuando desde el cálido diario se puede respirar el aroma a derrota. Hay un par de editorialistas retando a su oposición. Y muchas notas intentando que el kirchnerismo, producto de sus propias contradicciones, implosione.
Quizás les resulte, quizás funcione.
Es ese recorte editorial un pedazo del malestar en el terreno de la cultura Un reflejo y a la vez una aproximación.
Por impulso, desde la oposición se asocia el actual momento a los días fugaces del camporismo original. Donde, groso modo, el ala izquierda del peronismo se creía fuerte y era débil y dónde, la puja interna y las contradicciones del peronismo, sumado a la muerte de Juan Perón, llevaron a una implosión. Que se llevó puesta la institucionalidad del país.
Por espasmo, desde el terreno opositor, se busca reacrear ese escenario.
Hay miles de personas en el campo de la cultura que entienden que un retroceso del gobierno implica un avance de posiciones reaccionarias. Para impedir un avance de esas posiciones reaccionarias, es conveniente cerrar filas.  Lo que no incluye no plantear críticas, dudas, etc. No. Sí incluye no comerse los amagues de los simpáticos pluralistas que, ciertamente, no quieren escuchar ninguna crítica al kirchnerismo desde sus filas y funcional a su propia realimentación. Es lógico: también están haciendo política. Buscan destruir -sí señora, usted busca destruir- esta identidad política y cultural. Y está muy bien, señora.
Estos enunciados simples marcan la cancha. Recubiertos, con elegancia, de citas de ocasión con Gramsci, indignaciones con Smith, sobreactuaciones discursivas en torno a significantes vacíos y mucho, pero mucho de señora ofendida.
Yo me cruzo con señoras ofendidas todos los días. Cunde, ahí, la vieja práctica de la subestimación. Es la escala de valores para administrar el respeto: la subestimación. Campo fértil para el arte astuto de la injuria.
El problema político, ausente en el campo de la cultura, es que sin el kirchnerismo polarizando, los opositores no asumen su responsabilidad institucional de construir una oposición seria, una oposición política necesaria. Una alternativa. Se le reclama, entonces, al kirchnerismo, lo imposible: construir una oposición seria y no polarizar. El único modo en que esto puede hacerse es perdiendo. Derrotándose, republicanamente. Suena a chiste. Pero hay personas así de imbéciles. Y no son pocos, eh.
Hay personas que fundan su posición política (contraria a este gobierno en materia de minería, energía, derechos humanos, política exterior, administración de la deuda externa, derechos de tercera generación, aportes jubilatorios, asignaciones universales, derechos laborales, políticas universitarias, etc y etcétera: TODA una posición política) a partir de….un programa de televisión en canal 7! O las estadísticas –me arrodillo y me golpeo el pecho tres veces- del Indec. Del Indec!
O bien con el arrojo de biografías, poniendo cara de señora ofendida, te arrojan la biografía de tal o cual con la contundencia de la mujer despechada que arroja un cenicero a la cara del cornudo. Hay escenas así, histéricas y divertidas, todos los días.
¿Quién puede sentir un cachito de ganas de golpearse el pecho y pedir clemencia ante la corona por haber ofendido la elevadísima consideración de Martín Caparrós, dueño de los derechos de autor del setentismo heroico? Hay que dejar de currar con los setenta, me parece.
¿Quién puede ser tan mala persona -yo, por ejemplo- de poner por encima la política de derechos humanos o la asignación universal, cuando en esta hora grave de la patria amenazada las otrora instituciones republicanas han sido demolidas con un canto de Barragán? ¿No es esto de una gravedad, llamémosle, universal? ¿Dios pretende quedarse quieto, nadie hace nada, no te espanta terriblemente que el Cuervo Larroque -según una investigación de Ceferino Beato- se haya llevado matemáticas a diciembre mientras cursaba 2 año del colegio nacional? ¿No es un crimen abyecto que, según dicen, Santiago Álvarez se compró un plasma en vez de seguir el camino franciscano de arrojo y entrega de los compañeros, por caso, Galimberti o Firmenich?
Parece una joda. Pero es real.
Muchos, miles, nos cruzamos a diario con señoras ofendidas que nos tratan de fanáticos, ultrareligiosos, enfermitos, violentísimos por ser tan tercos de no querer suicidarnos. Por no respetar a quienes tienen un inmenso respeto de sí mismo, con perdón. Por no darles bola.
Es un momento político muy divertido. Para discutir entre quienes se quedaron en el momento moral de los 90.
Cuando, ser progresista, era tan fácil, tan tierno, tan lamentable.
Cuando el legado fue la Alianza.
Una selecta minoría se quedó ahí, en los 90, como si la Alianza no hubiera pasado y el momento de la moralina fiscal no hubiera sucumbido en un doloroso –y bastante criminal- fracaso. No sacaron, al parecer, ninguna conclusión.
Ese malestar pequeño, selecto, privilegiado, tiene la voz quejosa muy amplificada. No se entiende a quién le habla, qué es en concreto lo que quiere, porqué no habla en castellano.
Sin embargo, descifrarlo no es tan difícil: están pidiendo que el kirchnerismo tenga la gentileza de suicidarse.
Y el kirchnerismo, de puro hinchapelotas nomás, les retruca: ¿cómo vamos a suicidarnos, cómo haremos para autoderrotarnos si no existimos, si somos la impostura, si todo esto es, como ustedes dicen, un montaje?
En fin.
Es una mala cosa esa del paso del tiempo.
Contra Menem, yo me acuerdo, estábamos mejor.
Éramos todos progresistas.

La Cámpera, a full

Manolo, sobre Martín Caparrós y La Cámpora: 



Caparros, y la Campora como Doppelgänger del Viejo y la M.

¿Por qué nos aborrecen?, se pregunta la pendejada.
Lo del Establishment es comprensible; les disputan los espacios, ¡y los recursos!, que siempre asumieron como irrenunciables.
Lo de la Izquierda menemista, nieta de los Ghioldi Reformistas y Estalinistas, hija de la Patota Cultural de los 80 y 90; también entra dentro de lo lógico.
Sus Enemigos de Clase, la Sindical, tienen un acuerdo estratégico a largo plazo con la C.
Y en caso de “repliegue”, porque se pierden la elecciones o por un golpe Institucional; muchos de sus miembros se “acovacharan” en sus estructuras, en lugar de hacerlo en los partidos de Izquierda.
Lo que no tiene gollete, es la reacción de los del palo setentista; los tratan peor que a la Coordinadora, o los mismos de la M, que fueron el entorno del Turco en sus años de gloria.
Justifican su fracaso generacional en la incomprensión y/o traición del Viejo; hay bibliotecas enteras donde tratan el tema para los perejiles.
Se entiende, desde lo psicológico, que vivan tratando de matar a un Muerto; que lo esta desde hace mas de 2 generaciones, para huir de su propia responsabilidad personal y política.
¿Pero por que aborrecen a la C?, que no existía hace un quinquenio, y recién tomo preeminencia luego del 28J.
La explicación es literaria, y esta en un cuento de Poe; William Wilson.


Y sigue acá.
Imperdible, más que nada para que, tipos como Caparrós, dejen de robar, de una vez por todas, con los setenta.

Llueve sobre mojado



Es vieja la canción, pero el problema continúa. Siempre que llueve hay un grupito que baila de alegría adorando las pizarras de Chicago y otros, un montón de familias, que vuelven a empezar.

jueves, abril 21, 2011

Sigue creciendo el frente progresista


Oh, los jóvenes de los años setenta (3) sí que le ponían voluntad!


No es Abelardo Castillo, un afiebrado maoísta, junto a Beatríz Sarlo, organizando la revolución socialista de carácter nacional, sino el despojado joven idealista Enrique Gorriarán Merlo.
Cuánto se los extraña a los jóvenes idealistas!

Oh, los jóvenes de los años setentas...(2)



Declaraciones de Pino Solanas al diario, ejem, La Nación, este 24 de marzo contando dónde estaba el mismo día en 1976:

"El 23 a la noche estaba comiendo con [Astor] Piazolla en un restaurant del centro porque estaba preparando un largometraje de ficción en el que él iba a actuar. Al salir de ahí vimos los primeros movimientos de tanques sobre la 9 de Julio. Todavía no tenía vida política. Estaba enteramente dedicado al cine. El país atravesaba una crisis política y social profunda, pero de ninguna manera se justificaba un golpe de Estado".