El retiro del recinto de los diputados de centroderecha, además de sobreactuarlo (digamos, como estrategia legislativa surgida de la impotencia, es válida y legítima: la sobreactuación, el filtreo reglamentario, es una soberana pelotudez antinstitucional y antirepublicana) deja pendiente la gobernabilidad en la argentina.
No sólo porque esa derecha, hijos y viudas de Menem y De La Rúa revelan carecer de una estrategia discernible de poder, de sostén institucional y de buenas maneras republicanas, no sólo porque el esquema que plantean de negación del debate como sofisticado modo de defender el statu quo corporativo, sino porque esencialmente demuestran su incapacidad para acordar nada que no sea la obstinación al rechazo. Así, compañeros, camaradas, correligionarios, el futuro que nos prometen es turbio, es opaco, es deliberadamente frágil. El fantasma de De La Rúa se asoma no sólo en la incultura y los reflejos dubitativos de ese gran estadista que es el padre de la alumna Cobos, o en el empresario colombiano de riqueza desconocida y escuetas respuestas sin sintaxis sobre temas abundantemente complejos; sino en la tropa del rejunte, indisciplinada, gritona y burdamente manejada por las estrategias de tipos que, como los del partido Clarín, cuando tienen que actuar a la luz pública, revelan desconocer completamente de qué va el juego democrático y cuáles son las normas procedimentales.
Así como el papá de la alumna Cobos y el colombiano acelerado hacen inversamente proporcionalmente grande a Cristina Kirchner, es evidente que al interior de la oposición puede surgir alguien nuevo, ponele mi amigo Marley, y quedarse con el paquete del natural desgaste de gestión de seis años que arrastra el gobierno.
Ese mismo gobierno que en medio de la crisis internacional más grave y de las secuelas del desabastecimiento más salvaje en democracia que llevó adelante la oligarquía ( y el MST) logró ser por décimas todavía la primer minoría electoral. Ciertamente que el botox, el tema de la lechería y el Gran Cuñado de Tinelli junto con Alika y Alikate son factores más importantes en el análisis político que la crisis internacional y la arremetida oligárquica, pero ahora, además, con la generosa Asociación Empresaria Argentina que controlan Techin y Clarín en contra y recontra sacados, el panorama electoral de cara al 2011 –si se llega- en un contexto de fugas por derecha y por izquierda del oficialismo, pero casi siempre para arrojarse en los brazos del adversario, es de incertidumbre. Jamás, hasta ahora, tuvimos un escenario similar.
-Desgaste de gestión y fugas mayoritariamente por derecha del oficialismo.
-Atomización opositora, junto a una nueva jefatura de ese bloque en manos de la Asociación Empresaria Argentina y la tropa de la Mesa de Enlace.
-El desenvolvimiento de la crisis internacional es una incógnita, y habrá que ver que efectos electorales tiene.
-Un eventual gobierno de derecha tendrá que afrontar la herencia institucional de este gobierno: gobernar con esta Corte Suprema, con el empoderamiento de los movimientos sociales y los sindicatos, con la Leyd e financiamiento educativo y la movilidad jubilatoria, con partidarias y salario mínimo vital y móvil, estatización de empresas y creación de nuevas (canal Encuentro, Enersa, Banco del Sur, etc) sin reprimir las movilizaciones y con el antecedente de la tolerancia al neogolpismo rural; etc.
-Tendrá que lidiar con el Indec y redefinir una política de financiamiento a sus sujetos sociales: los tenedores de bonos y la timba financiera, la oligarquía en sus diferentes estratos, Clarín y Techin, las empresas de capital extranjero que explotan servicios públicos, el FMI, etc. Y necesitará, para eso, financiamiento.
Así que, señoras, señores, gente del conurbano y del campo, depongamos actitudes y compremos pochocho, que sin dudas el próximo gobierno “soluciona el tema del campo”, termina con la pobreza, nos mete un ingreso universal para la niñez, arregla el INDEC, soluciona el tema de la deuda, aumenta a los jubilados, y genera previsibilidad para los próximos cuatrocientos o quinietos años, y ahí será el momento propicio para discutir una nueva ley de radiodifusión p-o-r- con-sen-so y sin apuros que demande unos doscientos años más, eh.
Ya lo dijo el compañero Marley, una vez que estaba con un gato comiendo comida rara no sé dónde, dijo, “a que no te tragás este sapo, eh”. Sabias palabras, una vez más, de un tipo que, lamentablemente –como los alimentos que nos demanda el mundo- hemos desaprovechado.