jueves, agosto 25, 2011

#lapeñadeladespedida

Cacho Miño, bailar de esa manera




A través de La Nota Digital, llego al video -que ya me había pasado mi amigo Marcelo Faure, pero como soy un colgado, no lo había visto- del cumpleaños, 70, de Cacho Miño, gran músico del norte entrerriano. Maravilloso cantante que, entre otras, me dejó esta imagen para siempre. 
Los amigos y familiares de Cacho Miño organizaron el festejo del cumpleaños, en la localidad de Ombú (no conozco) del departamento La Paz, con locro, asado con cuero, y, supongo, pero sólo supongo dado que estaba Faure, abundante vino.
El video, decime sino, es la escenificación de Bailar de esa manera, de Teresa Parodi.
Ya sabemos que El campo no existe pero, hay lugares despoblados, que entre la soja, los caminos de tierra y el chamamé, se parecen, en versión pre portuaria, a la República de Palermo. Una especie de Palermo Texas, entre Palermo Soho y Palermo Soja y Palermo Hollywood donde se puede bailar, bailar de esa manera.

Timerman


La reciente reunión de Unasur, que tuvo a Hétor Timerman y la argentina como anfitrión resolvió, solamente, je, una coordinación de los fondos de reservas (¿dónde está Gerardo Morales, Carrió, El Hijo De alfonsín, Duhalde, Binner, Lozano, para decirnos que no hay que tocar las reservas?) de los países sudamericanos. Ni más ni menos. Y avanzar con el ejemplo de Argentina y Brasil de utilizar nuestra moneda para el intercambio comercial. Todo muy lindo, acá lo explican muy bien.
Esto, en el medio de la crisis financiera y social de los países industrializados, y cuando se pone por primera vez en décadas de predominio militar el dólar yanqui como moneda de reserva y está, por primera vez desde su creación, en cuestión la existencia del Euro.
Sadam quería comercializar el petróleo en Euros en vez de dólares como moneda de referencia antes de la invasión y el genocidio de Bush y el premio Nobel de la Paz, Obama.
Dentro de la Unasur está Venezuela, que le vende el petróleo, principalmente, a los EEUU. Y está Ecuador, atado al dólar.
Ay, esto puede tener consecuencias profundas si el marco suprajurídico de nasur se profundiza.
Tras el aval al golpe de estado en Honduras por parte del premio Nobel de la Paz, Obama, y las asonadas antisistémicas de la oligarquía en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina en el 2008, Unasur decidió organizar un consejo electoral que reemplace la desgastada y podrida OEA, manejada por EEUU y sus cómplicas.
¿Qué hará, Colombia?
Que se constituye un banco en reemplazo del BID, o sea, dando por muerto el modelo exquisito del Frente Amplio de Uruguay, ya fenecido por la propia realidad....es muy importante, pero más, lo es, si se avanza en un banco central real que defienda nuestra moneda: el Consejo Sudamericano de Defensa.

En este escenario es que argentina afrontará las elecciones presidenciales de octubre: la derecha, de los temas que verdaderamente importan, no sabe, no puede, se esconde, se calla, renuncia. A lo sumo propone parecernos a esos paradigmas que se hunden a pesar de las bombas en Trípoli, Irak, Colombia, Afganistán, Nigeria, Palestina, etc.

#lapeñadeladespedida


miércoles, agosto 24, 2011

Si la derecha no fuera hablada por corporaciones poco afectas a la comprensión del sistema democrático, quizás no estaría diciendo tantas boludeces, corazón. No sé, es una hipótesis.

Escribe Raúl Degrossi:


Hace unos días atrás reflexionaba yo sobre el argumento del "desequilibrio" y el peligro de la hegemonía kirchnerista que empezaba a desarrollar el conglomerado opositor (en rigor: primero lo hicieron los editorialistas de los grandes medios, que les marcan la agenda); como una estrategia para desprenderse del peso muerto de candidaturas presidenciales sepultadas en las urnas el pasado 14 (Alfonsín, Duhalde, Carrió), buscando salvar la ropa de los cargos legislativos, de cara al 23 de octubre.

También en este blog se advirtió sobre el intento de instalar la idea del fraude electoral;para deslegitimar a priori el triunfo de Cristina, y generar una plataforma desde la que comenzar a bombardear, desde el inicio, su segundo mandato.   

El transcurso de los días confirmó la hipótesis, y si no vean esta nota de La Nación de hoy, que como bien señala Gerardo en este postes desmentida por la propia justicia electoral.

Las denuncias de fraude ("irregularidades") al voleo son -lamentablemente- un clásico de la política argentina, cultivado por los que no saben perder, porque antes no supieron hacer nada para ganar; y cultivado con un entusiasmo digno de mejor causa, sin advertir que están horadando el piso común en el que nos apoyamos todos para vivir en democracia.

Para no aburrir a los lectores, diré que cualquiera más o menos informado sabe que los telegramas que se envían al correo la noche de las elecciones no tienen valor legal a los fines del escrutinio -ni siquiera el provisorio, que estrictamente hablando es el que se hace en la mesa-, sino que buscan satisfacer la ansiedad informativa por los resultados de los medios y la opinión pública; y que el escrutinio definitivo (que es el que en definitiva determina los resultados que consagran a los candidatos) se realiza bajo la supervisión y control de la justicia electoral, y con la presencia y fiscalización de los partidos políticos, por intermedio de sus apoderados y fiscales generales; que pueden entonces realizar todos los cuestionamientos y planteos que crean necesarios.

Y se hace con los certificados de escrutinio originales, firmados por el presidente de mesa y los fiscales, que se confrontan con las copias que el día de la elección el primero les extiende a los segundos, como constancias.

Presidentes de mesa que -también conviene recordar- son designados por la justicia electoral (es decir: no por el gobierno) de acuerdo al artículo 75 del Código Electoral Nacional; por un sistema informático aleatorio, entre las personas que reúnen los requisitos que establece el mismo Código y los inscriptos en el Registro de Aspirantes (ciudadanos voluntarios que quieren ser autoridades del comicio) creado por la Ley 26.571 (la reforma política impulsada por el kirchnerismo en el 2009, la misma que estableció las P.A.S.O.).

Esos principios centrales de la mecánica del comicio no cambian con la famosa -y todopoderosa, al parecer- boleta única: se sigue requiriendo de la existencia de un presidente de mesa que es la autoridad del comicio (dicho sea de paso: en Santa Fe, cuna de la boleta única, esto tiene consagración constitucional en el artículo 29 de la Constitución provincial), y de fiscales partidarios que controlen la regularidad del acto eleccionario.

Del mismo modo que tampoco cambia la mecánica de confección de certificados de escrutinio (original y copias para los fiscales) que sirven para el escrutinio definitivo; de modo que sólo se abren las urnas en caso de discordancia, como sucedió este año en las elecciones de Chubut. 

Y si no que en Santa Fe el socialismo -que impulsó la boleta única- acceda al pedido del candidato a vice de Miguel Del Sel, Osvaldo Salomón; de abrir todas las urnas para hacer de nuevo el recuento, porque los votos nulos en la categoría de gobernador (atribuibles a confusión por el sistema de boleta única) fueron 75.000, mientras que Bonfatti superó al candidato del PRO por 62.000 votos. Desde ya que sería un absurdo hacerlo, pero valga el ejemplo para demostrar el absurdo del planteo opositor.

Pero volvamos al "desequilibrio": los cultores del disparate nos quieren convencer que, de repente, la elección del 23 de octubre es exclusivamente legislativa, y allí hay que poner el acento, olvidando la disputa presidencial, lo que nos lleva a preguntarnos ¿qué hicieron al respecto antes, cuando se armaban las listas?

La misma reforma política del 2009 de la que antes hablé establecía -para presentar listas de candidatos a presidente y vice- que los partidos o alianzas debían presentar avales para las fórmulas equivalentes al uno por mil del padrón general, o el uno por ciento del padrón partidario del partido, o de la suma de los padrones de los partidos que la conformaban si se trataba de una alianza, lo que fuera menor; siempre que los electores o afiliados que avalaran la postulación pertenecieran al menos a cinco distritos electorales.

Eso significa que, con un padrón general de 28.853.153 electores, bastaban 28.853 avales, conseguidos por ejemplo en las provincias de la pampa húmeda y la muy autónoma ciudad de Buenos Aires, para presentar una fórmula presidencial; o menos, si se optaba por el porcentaje calculado sobre el padrón partidario. Y si no, pregúntenle al amigo Bonacci.

Para presentar candidatos a cargos legislativos (senadores y diputados) los avales exigidos eran del dos por mil del padrón de cada distrito con un máximo de un millón de electores; o 2 % del padrón de los afiliados del partido o de la suma de los partidos, si se trataba de una alianza.

Eso implica que, por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires, bastaban 2.0000 avales (o menos, si se optaba por el 2 % de los afiliados del padrón del partido o alianza) para presentar una lista de diputados nacionales; de acuerdo a lo exigido por la ley de reforma política que Altamira llamaba proscriptiva. Obviamente que en las provincias más chicas el número de avales exigidos era mucho menor.

¿A qué viene todo esto?

A que muchos de los que ahora descubrieron que las elecciones del 23 de octubre son puramente legislativas, -excluyendo al socialismo cuyo caso ya fue analizado acá, y cree que puede remontar en la presidencial - directamente no presentaron listas de candidatos a legisladores en muchos distritos del país.

Es lo que sucede por ejemplo con la Coalición Cívica en 6 provincias y por Unión Popular (Duhalde-Das Neves) en 9; de igual modo que al Frente de Izquierda y los Trabajadores (Altamira-Castillo) en 8, o a Compromiso Federal (Rodríguez Saá-Vernet) en 9 provincias; aunque en este caso hay que hacer la salvedad de que el Alberto -al menos hasta ahora- no ha salido a repetir este tipo de sandeces.

A esos casos hay que sumarles aquéllos en los que sus listas de legisladores quedaron afuera de las generales por no superar el piso del 1,5 % de los votos válidos emitidos en cada distrito, en las primarias: 2 provincias en el caso de la Coalición Cívica y el Frente Amplio Progresista, y 5 en el del Frente de Izquierda y los Trabajadores.

A su vez en las generales las listas de diputados -para poder participar del reparto de bancas por el sistema D'Hont- deberán alcanzar al menos votos equivalentes al 3 % del total del padrón del distrito al que correspondan; algo que (tomando los números del 14) las listas de Carrió no lograrían en 10 distritos, las de Binner en 7, las de Altamira en 6, las de Duhalde en 4 y las de Rodríguez Saá en 3.

Queda una última situación conflictiva, que son los casos de aquellas provincias (distritos) que renuevan en octubre pocas bancas de diputados (2 ó 3), lo que dificulta las chances de un partido o alianza de acceder a una, si su cosecha de votos no es como mínimo más de la mitad de la del que gana; en todos los casos (menos San Luis) el Frente Para La Victoria; porque en esos supuestos el opositor que aspire al menos a una banca de diputado por esos distritos,deberá mejorar su perfomance de las primarias en una ratio que va entre obtener el doble y hasta el cuádruple de votos, según los casos; aunque para otros (como la izquierda o la Coalición Cívica) el crecimiento debería ser aun mayor .

Este último caso le sucede al propio radicalismo (única fuerza junto al FPV en presentar listas en los 24 distritos electorales) en al menos 7 provincias; a Carrió en 3, a Duhalde en 4, a Rodríguez Saá en 5, a Binner en 5 y a Altamira en 2. 

La conclusión que se podría sacar es clara: ¿de qué "carácter legislativo de la elección de octubre" están hablando algunos, cuando tienen graves problemas para meter al menos un diputado, problemas en algunos casos insalvables como que directamente ni presentaron listas o no lograron superar el 1,5 % en las primarias?

Alguna de las cuatro situaciones antes descriptas (no presentar lista, no superar el 1,5 % en las primarias, no llegar al 3 % del padrón en la general o tener que multiplicar varias veces los votos de agosto en octubre) afectan a la Coalición Cívica en 21 distritos sobre un total de 24 (el mismo número se da en el caso de la izquierda), a Duhalde en 17 distritos de ese total (la misma cantidad que Rodríguez Saá) y al Frente Amplio Progresista de Binner en 20.

El problema entonces no es de desequilibrio, ni de hegemonía, ni de fraude; sino de construcción política, algo que no se consigue de un día para el otro, y menos en los estudios de TN. 


Buenas noches, corazones.

Abrumados por el fracaso de su narrativa sobre un país en llamas, un pueblo enfrentado con furia al gobierno, el escándalo permanente, la caída inminente, y demás, siempre sustentado en "fuentes cercanas a la Casa Rosada" los voceros de la derrota, los voceros del legislativo Grupo Aea, salieron, indecorosamente, a desmarcarse de sus candidatos. A reclamarles, a quienes cenaban en la casa de Magnetto, sutilidades en la interpretación de la realidad y del gobierno que, hasta la contundente victoria de Cristina, no se encontraban en los relatos falsos y pueriles de esos mismos voceros.
Tan brutal, tan salvaje resultó ese relato falso que, al frente de ese discurso sólo podían montarse los candidatos más agresivos y mediocres intelectualmente del Grupo Aea: desde Carrió hasta El Hijo De alfonsín, pasando por el duhaldismo línea fundadora del propio Duhalde. Binner, del FAP (Frente Anti Peronista) tuvo que poner, de manera poco elegante y corrupta, mucha guita de las arcas santafesinas a Magnetto para que, de todos modos, lo ninguneen en el útimo tramo de campaña, el tramo en que justamente remontó a un patético cuarto lugar a 40 puntos de la ganadora y perdiendo en la provincia que gobierna, pero que, gracias a que nadie lo toma en serio, y con menos vocación de poder que la peluquería permanente de Altamira, fue tomado como "una gran elección".
Lo que haga esa dirigencia presa de su propia corrupción intelectual, de ahora en más seguramente defina poco. Por que poco y nada pueden hacer por remontar la degradación institucional, republicana y hasta constitucional en la que se han metido.
Pero, en cambio, en esas corrientes puede procesarse la enseñanza y alumbrar una dirigencia que, opositora, de derecha, pero republicana y respetuosa de la constitución y las leyes, se desmarque del aparato corporativo que hoy es ilegal, a pesar de los esfuerzos de la corte suprema de tribunales -en especial de Zaffaroni, Lorenzetti y Argibay- por suspender el estado de derecho a favor del Grupo Clarín.
El poco vuelo intelectual de los voceros corporativos, los llevó a horas de la derrota a decir, contra la ley de medios que mantiene contra el estado de derecho en el freezer la corte suprema de tribunales, algo así como "operamos, mentimos, difamamos, pero la gente no nos cree. ¿Vieron, señores kirchneristas (o sea, más de la mitad de la población) que estaban equivocados cuando creían que alguien tomaba en serio a Majul, a Lanata, a Morales Solá?" De ese razonamiento extorsivo, precario y francamente infantil pretendían derivar que, como Majul, Lanata, Morales Solá y los demás voceros del Grupo Aea fueron claramente derrotados en las urnas, no se debería...aplicar la ley! sobre la propiedad concentrada, dominante y monopólica según el caso del espacio radioeléctrico público concesionado a grupos privados. Una demasía que sólo en el espejismo extorsivo, que probó como parte de su propia medicina Zaffaroni, puede sostenerse. Aún cuando a realidad, las instituciones, al constitución, las leyes, la soberanía popular, en fin, cosas menores para el espejismo de las vocerías del Grupo Aea, desmientan a los gritos tamaña pavada.
Yo también los quiero a todos.
Buenas noches.


pero qué afiche me han hecho, corazón!

Arte Conceptual


Esa foto...la tomaron en Tucumán, una vez que fuimos con Aldo Jarma, Seba Lorenzo, Mendieta y Gerardo Fernández,  a dar una charla. La foto la tomó La Gaceta, el diario progresista, ja. Yo, confieso, no estaba muy a gusto. La reté a la periodista, hice cualquier cosa. No había dormido, había tenido una noche fulera, más mi habitual mal humor. Una porquería. Igual, todo muy lindo, viva el amor, corazón. Y todo eso que decimos hasta octubre. Cuando, sí, bueno, ahí, ja.
Buenas noches. 

pero qué risa carajo.



Leyendo el diario El Argentino, me lo dieron en la puerta. Para hacer tiempo. Si es que el tiempo, puede hacerse. Si es que podemos tener algún control sobre el tiempo. Si no es más que una ilusión, la ilusión de que controlamos nuestro tiempo. Como si fuera nuestro.
 En la cola del banco hay un señor de un saco oscuro y gastado. Tiene gesto serio, no quiere esperar. Una azafata vieja. Las azafatas también envejecen. Pareciera que no, entre las nubes, indiferentes, sindicalizadas, las azafatas envejecen. Y se aburren. Contando chismes sobre el capitán. Y el comandante. A miles de kilómetros de altura. Donde la humanidad, durante siglos, quiso subir. Soñó con subir. Ahí van, las azafatas, envejeciendo.
La azafata golpea el piso con el taco, se alisa el uniforme, se acomoda el pelo. No sabe qué hacer con las manos. No puede fumar. No puede acariciar. No puede teclear. No puede rascarse la nariz. Ni masturbarse. Las cosas que en los bancos a los dedos no se le permiten hacer. Meterse, por ejemplo, en el bolsillo ajeno del tipo serio de traje gastado. Y oscuro.
En la cola del banco también hay una nena que se ensucia las manos jugando en el piso. La madre la zamarrea, con cariño pero poca paciencia, del hombro.
Hay un tipo panzón, de buzo rojo, pelo bastante largo. De rulos. Manos gruesas. Un diente de plata. Cuando el guardia de seguridad no lo ve, manda mensajes de texto. Y se ríe. A quién le manda mensajes de texto. Capaz que a su esposa. Que lo espera, con la comida en el horno, y cogiendo con otro. Un vecino. Un primo. Un asesino con salidas transitorias. Ahora los bancos pusieron una cortina de plástico oscuro para que no se vean las operaciones de la gente. De los clientes. Y está la fila, que va lenta. El policía, en la esquina. Un cadete, que mira preocupado, la nueva máquina para sacar número. Una jubilada, una embarazada. Y la mañana entera se aburre. Se transcurre, lenta. Escribo en twitter: "voy a romperles el corazón a todas ustedes" Nadie me contesta. Agarro el diario de nuevo. No me concentro. Avanzo dos casilleros. Planifico cómo podría asaltar este banco. Observo las cámaras de seguridad, estudio los gestos del policía. ¿Se animará a tirar? Decido que sí. A otra cosa. Voy organizando el viaje que nunca haré, a alguna isla remota del arpegio asiático. A una colonia de unos extraños nativos. Con plumas. Taparrabos. Porros. Tirado en una cama, frente al temporal, tomando algo así como un mate. No tiene mucha lógica. Menos mal que avanzo otro casillero. Podría relatar esto. Escribir un montón sobre esos momentos quietos donde no pasa nada. Los momentos quietos no deben ser escritos, ni reflexionados, hay que conjurarlos. Como a un trauma remoto. Algo necio que persiste en la infancia. Un tumor del alma. Nunca sospechar la verdad: los momentos quietos son mayoría en nuestra vida. En el tiempo. Que transcurre, casi siempre, muy lento. A contramano de nuestros nervios. Y así una concatenación, reflexiva, que pasa por mi ex mujer, por un amigo que puteé en un asado, demasiado vino, las perspectivas electorales para el 2084, las entradas del pelo que dejo en la almohada, la mina que llega paseando sus tetas, una canción, algo turbia, un plan para el fin de semana. Las responsabilidades laborales. El tobillo, que cuando hay días húmedos, me duele. Un silogismo, un recuerdo del secundario, la chica que besé detrás de la plaza. Avanzo otro casillero. Llego al cajero. Le pido la birome. Le firmo el cheque. Los documentos. Sí, el DNI, lo tenía por acá. Bueno. Me lo olvidé. Buenos días. Afuera el mismo pibe quiere darme el mismo diario con las mismas noticias. Una señora se da vuelta, se le cae la cartera. La ayudo a juntarla. Me tironea como si fuese un delincuente. Se va, furiosa, conmigo. Paso por la inmobiliaria. Pago el alquiler. Me choco, al salir, la puerta de vidrio. La empleada se contiene la risa. Hija de puta. La puerta y la empleada. Seguro que me puse colorado. Prendo el teléfono. Me llaman de Santa Fe. Me había comprometido a... Me olvidé. Pido disculpas. Un colectivo dobla en la esquina. Pisa, fuerte, el charco de agua acumulada sobre el adoquín. Me empapa la camisa. La Puta Madre. Me llama mi vieja. Algo de las facturas, de los impuestos, me pierdo. Y entonces, camino varias cuadras, doblo muchas veces, me siento en el cordón de la vereda. Pasa el tren. Tiro unas piedritas contra las vías. Hay un chico, en la ventana, del tren, con un chupetín. Me saluda. Contento. Lo saludo. Contento. Sale el sol. Me meto en la puerta roja. Un lindo bar. A mirar por la ventana. Pido un café. La parte que me queda de la tarde, incluso el anochecer, pueden irse a la mierda.

¿Qué, nosotros tener algo que ver con la derrota? ¿En qué sentido? No, ni ahí, si estábamos cubriendo la nieve en Bélgica, cuando existía Bélgica, claro. Pero, no nada que ver. ¿Hubo elecciones? ¿Qué, ganó Cristina? Mirá vos...no, estábamos haciendo helado de limón, con una receta nueva, salió en Wikipedia, ¿vos, todo bien, qué se cuenta?


vos más linda, yo más joven: los dos pinta de ladrones. Vos más buena, yo más gris.


Los condenados





Es el momento del boomerang, el tercer tiempo de la violencia: se vuelve contra nosotros, nos alcanza y, como de costumbre, no comprendemos que es la nuestra. 


Y el colonizado se cura de la neurosis colonial expulsando al colono con las armas. Cuando su ira estalla, recupera su transparencia perdida, se conoce en la medida misma en que se hace; de lejos, consideramos su guerra como el triunfo de la barbarie; pero procede por sí misma a la emancipación progresiva del combatiente, liquida en él y fuera de él, progresivamente, las tinieblas coloniales.


Aquí se detiene Fanon. Ha mostrado el camino: vocero de los combatientes, ha reclamado la unión, la unidad del Continente africano contra todas las discordias y todos los particularismos.


Ustedes saben bien que somos explotadores. Saben que nos apoderamos del oro y los metales y el petróleo de los "continentes nuevos" para traerlos a las viejas metrópolis. No sin excelentes resultados: palacios, catedrales, capitales industriales; y cuando amenazaba la crisis, ahí estaban los mercados coloniales para amortiguarla o desviarla. Europa, cargada de riquezas, otorgó de jure la humanidad a todos sus habitantes: un hombre, entre nosotros, quiere decir un cómplice puesto que todos nos hemos beneficiado con la explotación colonial. Ese continente gordo y lívido acaba por caer en lo que Fanon llama justamente el "narcisismo". Cocteau se irritaba con París, "esa ciudad que habla todo el tiempo de sí misma". ¿Y qué otra cosa hace Europa? ¿Y ese monstruo supereuropeo, la América del Norte? Palabras: libertad, igualdad, fraternidad, amor, honor, patria. ¿Qué se yo? Esto no nos impedía pronunciar al mismo tiempo frases racistas, cochino negro, cochino judío, cochino ratón. Los buenos espíritus, liberales y tiernos -los neocolonialistas, en una palabra- pretendían sentirse asqueados por esa inconsecuencia; error o mala fe: nada más consecuente, entre nosotros, que un humanismo racista, puesto que el europeo no ha podido hacerse hombre sino fabricando esclavos y monstruos. Mientras existió la condición de indígena, la impostura no se descubrió; se encontraba en el género humano una abstracta formulación de universalidad que servía para encubrir prácticas más realistas: había, del otro lado del mar, una raza de subhombres que, gracias a nosotros, en mil años quizá, alcanzarían nuestra condición. En resumen, se confundía el género con la élite.







Prefacio de Jean-Paul Sartre a Los Condenados de la Tierra, de Franz Fanon.
Acá. 

Versus


Escribe Mendieta:

Casi una semana tardaron en recomponerse del resultado que arrojaron las urnas en las primarias del 14 de agosto. Y como viene pasando estos últimos años, el intento de ordenar discursivamente la tropa vino primero por el lado de los “periodistas de opinión” y los analistas y luego, recién luego, en algunas voces puramente partidarias.
¿El nuevo caballito de batalla es? En octubre hay que impedir que el oficialismo repita un caudal de votos que le dé mayoría en ambas cámaras, por eso hay que impulsar un “voto equilibrio”. Que viene a ser así: no importa a quién vota a presidente (o presidenta) en octubre, pero corte boleta con nuestros legisladores. 
La vacuna con este argumento fue, primero, tibiamente inoculada desde las páginas de La Nación. Luego fue funcional para que algunos la aprovechen para dirimir sus internas partidarias, y por eso Ernesto Sanz, del radicalismo, fue el primer dirigente de una fuerza en salir a militarla: tira debajo de un camión la candidatura presidencial de Alfonsín y, al mismo tiempo,  resulta la mejor canción para la interna y para quienes son candidatos de la UCR, que ya se habían comprado el traje y la corbata y de golpe empezaron a pensar que con 12% no entraban. Con matices, fueron por el mismo camino Duhalde y hasta la propia Carrió.
Cinco cosas, y nada más que cinco cosas, acerca de este relato del voto “equilibrio”.
1-    Políticos vs. Periodistas: La mayoría de la oposición política vuelve  a chocar con la misma piedra una y otra vez. Su default posicional, su vacío estratégico, es otra vez llenado por los Morales Solá, los Majul, los Lanata. Lo que en sí no tendría nada de malo, pero evidencia este abandono del liderazgo por parte de quienes, en democracia, se supone expresan la conducción política de las sociedades: los representantes políticos. Quizás otra posibilidad, también válida, y también saludable, sería que los actualmente “periodistas” se hicieran cargo y se pusieran al frente de sus ejércitos y directamente, fueran ellos los candidatos (por lo menos no podrían lavarse las manos luego, como hicieron el lunes después de las recientes elecciones). De cualquier modo, nunca está de más recordar que la exclusiva responsabilidad de que esto suceda es de la dirigencia opositora: en política, los vacíos, siempre, alguien, los llena.
2-    Hegemonía vs. Equilibrio. 
 Hasta hace un par de semanas, no más, desde esas mismas columnas se hablaba del “amañado, particular y extravagante” sistema de balotaje argentino, que contempla “extrañas mayorías del 45%” o “las aún más particulares del 40% con una diferencia de 10 puntos sobre quien salga segundo”. Se hablaba, insisto, que estos valores para una segunda vuelta “son únicos”, ya que en cualquier “lugar serio del mundo”, un balotaje implica superar el 50% más uno de los votos. Cuando se decía esto –argumento sensato pero intrascendente: acá se eligió, producto de un pacto político, establecer ese sistema. Y otro pacto político puede modificarlo. Listo. Chau- nadie esperaba que CFK alcanzara las cifras que alcanzó. Por eso ahora es hasta risible escuchar a las mismas personas alertar sobre el peligro hegemónico de que Cristina Kirchner alcance esa cifra del 50% en octubre.
3-    Equilibrio vs. Desequilibrio institucional: hay un aspecto si se quiere más profundo acerca de esta nueva andanada que hace eje sobre un supuesto institucionalismo republicano como último “dique de defensa” ante un “desequilibrio” de poderes. El primero es que niega un aspecto central de cualquier democracia liberal: el voto popular es soberano y es con esa soberanía que deben construirse mayorías para gobernar. Algunas veces esa mayoría debe construirse con alianzas (en el Congreso, por ejemplo), pero a veces no resulta necesario. Es cuando la sociedad dispone, otra vez, con su voto, otorgarle la mayoría a determinado partido o fuerza política. Yendo a la experiencia fáctica reciente, el congreso nacional tuvo estos últimos años (y aún tiene) “mayoría opositora” y sin embargo funcionó menos que nunca. Ni contrabalance, ni contrapoder ni ocho cuartos: se repartieron los cargos de las comisiones y se pusieron a echar nafta a la hoguera de las vanidades.
4-    Argentina: vida cotidiana vs. Alienación. Puede esta apelación “institucionalista” interpelar a grandes mayorías de la población? ¿O es, precisamente, un camino sólo transitable para minorías que tienen resueltas ya otras prioridades? Veamos: se trata de una elección presidencial, donde se juega, principalmente, el gobierno ejecutivo de un país. Lo ejecutivo, en el campo no ideal, sino bien concreto, de la ciudadanía tiene un nombre: cercanía con mis deseos y necesidades. El votante tiene la inteligencia de hacerse una sola pregunta: ¿quién me ofrece mejores perspectivas de futuro a mis necesidades actuales? Y las grandes mayorías argentinas tienen necesidades, deseos y ambiciones muy concretos: trabajo, vivienda, educación, cloacas, seguridad, calidad de vida. Digamos que en las mesas de las familias, salvo en el reducido grupo de aquellas con todas las necesidades básicas más que resueltas, nunca se sirve de postre “institucionalismo y república” como si fuera “fresco y batata” ¿Quiénes son, en verdad, los alienados?
5-    Oficialismo vs. Oposición: Ante una oposición tan falta de rumbos, el actual oficialismo corre el riesgo, efectivamente, de bajar sus estándares de calidad. Nunca es fácil competir contra uno mismo. Y ese es el desafío, en este momento, del kirchnerismo: superarse a sí mismo. Por el lado de la oposición –las oposiciones- resta desear que abandonen su modorra, su confusión de deseos con lectura de la actualidad y vuelvan de las vacaciones que se tomaron mientras dejaban al mando a unos improvisados comentadores. Igual de improvisados que quien esto escribe. Nunca está de más recordar que la Patria necesita de todos.

Sigue acá.