La derecha tiene dos iniciativas: una es estar en contra de todo y a favor de todo lo que socave la legitimidad del gobierno nacional. Por otra parte, desde una postura demagógica, propone políticas sociales de indeterminable posibilidad, mientras que también en cuanta oportunidad puede propone además desfinanciar al estado en favor de los más ricos.
Pero asiste siempre a los movimientos turbulentos en su seno que devienen de la propia naturaleza del rejunte (llamado consenso interno): compiten por el mismo espacio y electorado.
Los matices son la resultante de esta complejidad. Los intereses a los que responden les exijen unidad, la naturaleza de la democracia -la competencia entre partidos y la acumulación de fuerzas- tironean hacia otro lado.
Las crónicas sobre el devenir del Grupo A, agrupan y desagrupan siglas y sellos mayormente desconocidos para no iniciados. Los liderazgos emergentes en ambos polos de la derecha -Duhalde y el Hijo De alfonsín- son los menos capacitados para unificar todo este arco opositor. Los maquillajes ideológicos de ocasión (y antología, como considerar a Margarita Stolbizer...de centroizquierda!) se suprimen cuando de defender grandes intereses se trata (las multinacionales cerealeras, el Grupo Clarín, las AFJP, los bonistas extranjeros). En las pequeñas cosas, dan rienda suelta a la algarabía narcisita de diferenciarse.
Pero en conjunto, el rejunte genera más ruido que armonía, lo que desdice objetivamente la prédica del consenso y el diálogo.
Esta prédica de las unidades armoniosas choca contra la pared cuando el rejunte, como en una cinchada, disputa cualquier cosa y a los empujones contra el oficialismo (que tiene más mañana, más costumbre y un imaginario simbólico más apetecible al juego de tercer tiempo en rugby al que se lo somete).
Los tiempos electorales, seguramente acelerarán la descomposición interna del Grupo A. Todos los analistas saben ésto. Y entran a una etapa de desesperación.
Si el kirchnerismo logra que el Grupo A siga siendo meramente reactivo, gana tiempo para el partido estratégico que se juega en el 2011.
Me lo aseguró Lino Barañao. Debe ser así.
jueves, julio 08, 2010
miércoles, julio 07, 2010
1,5-3-500-30, la fórmula para destruir a Dios
El obispo auxiliar de nuestra arquidiócesis, monseñor Antonio Marino, expresó ayer duros conceptos en contra de la unión entre personas del mismo sexo, y en declaraciones formuladas a la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), señaló que "se trata de uniones 30 veces más violentas que las heterosexuales y que se caracterizan por no ser permanentes, ya que tienen hasta 500 parejas en toda la vida".
Marino sostuvo además que "son parejas abiertas que no viven la exclusividad", y alertó que "en caso de que se impusiera la norma homosexual, habría que suprimir el valor de exclusividad de los matrimonios. También añadió que "en las uniones homosexuales no hay permanencia. La duración es aproximadamente y en promedio de 1,5 años a 3, según los distintos estudios".
Para el obispo auxiliar de La Plata, las uniones de homosexuales son, además, "treinta veces más violentas que el matrimonio entre personas heterosexuales", ya que "las personas que practican la homosexualidad padecen de más ansiedad, tienen más tendencia al suicidio, y consumen con más frecuencia estupefacientes. Esto las hace menos amigables a los niños y menos beneficiosas para el Estado".
Por otra parte, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, advirtió que el proyecto de ley de matrimonio homosexual que se discute en el Senado conlleva "una pretensión destructiva al plan de Dios" y consideró que de aprobarse "puede herir gravemente a la familia".
"No se trata de un mero proyecto legislativo -es sólo el instrumento- sino de una 'movida' del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios", aseveró en un mensaje aparecido en el Boletín Eclesiástico de Buenos Aires.
A su vez, en una carta enviada a las monjas carmelitas, Bergoglio señaló "no seamos ingenuos: No se trata de una simple lucha política, es la pretensión destructiva al plan de Dios". El primado argentino sostuvo allí que "el pueblo argentino deberá afrontar, en las próximas semanas, una situación cuyo resultado puede herir gravemente a la familia. Se trata del proyecto de ley sobre matrimonio de personas del mismo sexo", y con esa iniciativa "está en juego la identidad y la supervivencia de la familia: papa, mamá e hijos".
http://www.eldia.com.ar/edis/20100707/informaciongeneral15.htm
martes, julio 06, 2010
La provincia de Buenos Aires
Con el peronismo de derecha estancado en el amontonamiento diplomático, la reedición de la Alianza, esta vez vestida de Acuerdo Cínico del Club Social tiene también un parecido problema: los liderazgos emergentes, como el deel Hijo De alfonsín excluyendo a su anterior ídolo Julio Cobos, alejan la posibilidad de un diálogo con la otra principal fuerza opositora: el peronismo conservador.
Pero comparten también un problema correlativamente inverso: el despliegue del radicalismo por todo el país, que le garantiza una estructura territorial sólida, carece de un candidato fuerte en el principal distrito del país: la provincia de Buenos Aires.
Con casi el 40% del padrón concentrado en esa provincia, tanto el liderazgo emergente de el Hijo De alfonsín como el de la experta en salir tercera Margarita Stolbizer, no pueden garantizar un caudal de votos como candidatos a gobernador capaz de darle competitividad a una fórmula nacional.
En caso de que el Hijo De alfonsín pretendiese ser candidato a Presidente tras la acumulación de experiencia como delegado provincial al comité nacional de la ONG radical, la ausencia de un candidato a gobernador en justamente su provincia, capaz de atraer a los cientos de candidatos a/o intendentes y a los miles de candidatos a/o concejales de la provincia de Buenos Aires, es la principal debilidad. Que comparte, esta debilidad, con todo el Acuerdo Cínico del Club Social.
En las charlas de salón, donde la ideología se cuece en pasionarias encuestas de imagen, puede que tengan algunita relevancia las pretensiones académicas de ser socialdemócrata de el Hijo De alfonsín, las credenciales falsas de progresismo de Stolbizer y el conservadurismo anti institucional de Cobos. Pero, ciertamente, sin un candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires, todas estas especulaciones son propias del radicalismo post De La Rúa: metamos un candidato taquillero y después nos colgamos de la lista sábana. De ahí a pretender ganar una elección nacional, hay un trecho bastante largo.
Ese es el problema de un eventual liderazgo necrofílico del Hijo De: después de todo, con un poco de suerte, De Narvaez no presta su billetera al sucesor de Sobich y va solo como candidato a gobernador en Buenos Aires, posibilitando el corte de boleta hacia las candidaturas nacionales del Acuerdo del Club Social. Para lo cual, cabellorosamente, se necesita siquiera un guiño. Que ni Stolbizer ni el Hijo De están en condiciones de dar. Sí, por caso, Julio Cobos.
Claro que Cobos se cae por la cornisa, si hasta los autores de su hagiografía (Carrió, alfonsín, Stolbizer, Morales, Sans) se desprenden de él como si pobre fuera un mamarracho institucional. Como si lo fuera desde la semana pasada.
Un yanqui paranoico -de esos que abundan en los Thriller- se animaría a sostener, como con Reagan, que la señora Elisa Carrió en realidad falleció hace varios años, y el kirchnerismo contrató un doble que es quien ahora, como "líder de la oposición", le hace todos los mandados. A Kirchner.
Y también está el bueno de Hermes Binner, conservador en Santa Fe, progresista, dicen, en la Capital Federal. Donde todo el que no esté a la derecha de Macri -imposibilidad geométrica- pasa por progresista. Binner es el político más serio del pelotón. El único que tiene algo por perder.
Entre las confluencias imposibles están las ideológicas. Hay que ver los votos y lo que cada uno tiene para ganar y para perder. Eso es el radicalismo. Y sus parientes pobres.
El asunto es que, así como el peronismo de derecha no podría garantizar, no ya quórum sino ser primer minoría legislativa en un eventual gobierno suyo el año que viene, el Acuerdo del Club Social no puede garantizar el caudal de votos necesario en la provincia de Buenos Aires para alzarse con el triunfo.
La esperanza está en que el Hijo De alfonsín sea el candidato taquillero en ese distrito. Lo cual sería bastante razonable. Pero. Los radicales, querido, están culposos después de De La Rúa, de Moreau, de Lavagna y de Cobos. Mamarrachos institucionales que les han hecho perder la autoestima republicana. Sueñan con volver al 83, y el Hijo De alfonsín activa esas baterías -algo gastadas- que encienden la película del retorno.
Si yo tuviera los poderes sobrenaturales para visualizar el futuro que tiene la señora Carrió, apostaría por alfonsín candidato a gobernador de Buenos Aires, Cobos gobernador de Mendoza, y un candidato tapado a presidente.
lunes, julio 05, 2010
D´Elía: “Kirchner es un hijo de puta pero es un hijo de puta nuestro”
En el blog de Gerardo Yomal se cita esta frase, dicha por Luis D Elía en una reunión. La seriedad de la fuente está descartada (a Yomal lo conocimos con el Betta en un almuerzo que organizó Eva, me acuerdo) y por eso le preguntamos a D Elía por esa frase y en esta entrevista la explica. Es interesante el punto de vista.
La frase tiene un antecedente que gracias a Jorge Croce, podemos leer acá.
Maradona y los Anónimos
Carlos Balmaceda ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Y bue, jugamos bien.":
Me encantaría un día hacer un encuentro cara a cara, nombre a nombre, con los "anónimos". Una jornada larga, con mesas redondas, charlas, etc. Verles la cara (como diría Tangalanga "si es que tienen cara ustedes, ustedes deben tener un orto"), comprobar cómo, en tantos años de mierda, dictadura, menemismo, Alianza, carriotismo, fueron gestándose estos soretes argentinos. Ya no es el pequebú al estilo Sebrelli, que se horroriza de las manifestaciones masivas y "alienadas", no es la finura torpe y aguda de un Borges, no es siquiera una posición política más o menos elaborada, son una colección de pelotudeces, lugares comunes, repeticiones hasta el hartazgo, regadas con un grado de imbecilidad, de mediocridad, pero sobre todo con un resentimiento tan obvio... Y lo que más resalta, aunque ellos no lo saben, aunque no se quieren dar por enterados, es que que están esperando que la bota del patrón los vuelva a pisotear. No hay mucha más miga que eso: estos tipos van a ser felices el día que se recorten sueldos, jubilaciones, el día que el patrón disponga otra vez a pleno del poder, cuando ni la sombra de un montonero nostálgico alcance a rozar un puesto de cuarta en la administración pública, cuando se cuelguen otra vez los cuadros de Videla y Bignone en el Colegio Militar y se descuelguen los de Sandino y Pancho Villa de la Rosada. Entonces sí, dirán "ahora somos un país serio, otra vez, como siempre".
Por eso, en ese sentido, discrepo con los que piden que se los borre, porque es útil su presencia, porque es didáctica. Uno no sabe, hasta no ver sus líneas escritas, la cloaca en la que pretenden convertir todo.
De fútbol, un lugar común: Maradona representa lo mejor y lo peor de nosotros, pero sobre todo, si me permiten la obviedad, lo más genuino: un guapito arrebatado, bocón, amigo fiel, pícaro que jaquea al poder y se alía con él, apasionado, clarísimo (a pesar de sus contradicciones) en sus odios últimos y en sus últimos amores.
Sin ser santo de mi devoción, y aun advirtiendo que en sus manipulaciones, con las que tan ladinamente emplea a los propios medios y periodistas para plantar amigos y enemigos y con sus relatos forzados con los que llega a contar cosas que no ocurrieron (como decir que "esta selección representa el verdadero fútbol argentino") hay algo en el tipo que marca límites y traza una frontera, entre -por ejemplo- los imbéciles resentidos y los que queremos algo mejor para todos. Después, sí, habrá que ponerlo a Pastore, habrá que aprovechar ese genio que es Messi, hacer feed lot donde crezcan laterales y para eso, seguramente habrá que descabezar de una vez a la AFA. Y aunque a mi corazón le encantaría que Maradona tuviera una segunda chance, mi cabeza dice que habrá que empezar de cero, pero eso sí, rescatando el entusiasmo que provocó, aunque efímeramente y con todas sus contradicciones, esta selección, entrever que es posible gozar de este juego maravilloso y además ganar, saber que hará falta algo más que los pases mágicos frente a las cámaras de un mago de la manipulación mediática y abandonar finalmente la doctrina de "la barra de la esquina", esa comunión de muchachones que privilegian la lealtad por sobre el fútbol, tal como hemos visto desde hace veinte días a esta parte.
Que la santa palabra no se nos vuelva chamuyo, y que el corazón no se convierta en un tropel de caballos desbocados, como suele ocurrirle en sus peores días a Carlitos Tevez.
Mientras tanto, gloria a la buena gente de este país, que ha dado un genio como Maradona, y gloria a los once tipos que en tiempos de incertidumbre, han encarnado en el relato del fútbol un par de buenas historias para todos nosotros.
sábado, julio 03, 2010
Ojalá que Maradona no renuncie
En la cancha se vio a la presidente de Alemania cuando enfrentó a Argentina. Varios presidentes participaron de espectadores. El presidente de Francia citó a un jugador, porque insultó al técnico.
La demagogia, el simplismo, la utilización política del fútbol se da en todas las latitudes. Quienes gustan simplificar, presuponen que esas son costumbres nacionales. Para nada.
¿Porqué sucede?
Porque el fútbol no es sólo un juego.
Es, ante todo, un negocio. De muchas variables -a diferencia de otros negocios del capitalismo- impredecibles.
Cierto que el fútbol es no anterior al capitalismo, pero sí con otros orígenes. Cierto. Lo mismo ha pasado con grandes entretenimientos populares, como el cine, la radio, etc. Pueden ser anteriores al capitalismo (como la música y la literatura) pero el sistema económico los hizo, primero, propios, luego, en buena medida, los dirigió.
El fútbol es el deporte más popular del globo, por una razón harto sencilla: es simple. Y es, cursiosamente y contra todas las tendencias capitalistas, un juego colectivo.
Los torneos mundiales de Pocker -que expresan mejor el capitalismo- no generan la misma pasión, ni de lejos. Tampoco un deporte complejo como el ajedréz suscita estas expectativas.
Los institntos primitivos se ponen en juego en el fútbol, se civilizan. Se lo carga, para disimular nuestro deshago tribal, de valores y sentidos que el fútbol, y menos el negocio del fútbol, no tienen. Ni ahí. Y se lo explica, con complicados esquemas, al pedo.
La lógica simple explicaría que un técnico que es ovacionado por sus simpatizantes -en este caso, los argentinos que asisten a la cancha- debería tener continuidad, sobretodo porque llevó al equipo a cuartos de final.
La lógica del capital es otra.
Dejé de ver el partido cuando faltaban 12 minutos. Esta nota, se subió en ese momento: antes de que termine el partido. Lo que revela que ya estaba escrita.
El Grupo Clarín no puede perdonarle a Maradona su apoyo al Fútbol para Todos, el gran curro que entre Grondona (ése impresenteble con pinta de mafioso) y Clarín (esos impresentables con pinta de mafiosos) llevaron adelante.
En el 2006, me acuerdo que sentí pena por la renuncia de Pekerman. Me parecía un buen técnico. Y nunca entendí porqué los jugadores son responsables de la victoria y los técnicos de la derrota. Y nunca entendí porqué los enfocan, las cámaras, tanto a los técnicos.
Los jugadores de fútbol tienen, en su negocio, el tiempo corto del cuerpo. Los técnicos, que se supone usan la cabeza, deberían verse favorecidos por la edad y la experiencia.
No se juega, ni de lejos, como se vive. Argentina no es el quinto país del mundo. Uruguay no es el cuarto. Y así. La globalización permite (y hasta potencia, sobretodo comunicacionalmente) la participación de equipos "nacionales", el canto del himno (resumido para la tele), las banderas intercambiables (para que televisivamente contrasten) y un técnico que puede ser "extranjero". En el fondo, todo esto es una farsa, dado que las leyes de nacionalización no son las mismas en cada país, poco sentido tiene el nacimiento y la patria. Pero es innegable que estas emociones se ponen en juego e inciden.
Y hasta es elogiable que los valores patrioteros, algo salvajes, con todo sus trasfondo de bolazos, se pongan en juego en este juego primitivo e inocente, con reglas relativamente claras, en vez de, como otrora, en sentimientos guerreristas y alienantes. Bienvenido el fútbol.
El fútbol tiene un secreto para ser popular: es fácil. Lo puede entender cualquiera. Más vale que para los que viven del negocio, así sea comor elator en una FM de Antofagasta, hay que venderlo como algo intrincado, último reducto de ese machismo berreta. Y de paso, entonces, dar rienda suelta a lógicas trasladables de ámbitos donde sí corresponden, al fútbol. La nota del Grupo Clarín que habla de "ideología" del juego, es una burrada que puede ser publicada aunque cualquier entendido en cosas serias se mate de risa. Con cierta ternura, hay que escuchar a Mascherano leer un mensaje contra "el racismo" en un campeonato del mundo...en Sudáfrica!
El fútbol permite a países de desarrollo medio como el nuestro, un poco de gloria. Yo la disfruto, la vivo, la soporto, me emociono, pero también se que no es real, en el sentido material del término. Ni siquiera es sólo un juego. Ojalá, de hecho, fuera sólo un juego.
Me aburrí de escribir: en suma, quería decir que, pase lo que pase con Maradona, quienes tomen la decisión (aparte de él mismo, claro) sobre su continuidad, difícilmente estarán pensando que faltaron volantes de contención. Que quizás Zanetti o Cambiasso o Riquelme. Nada de eso. La cuestión pasa por otro lado.
Y había quiénes estaban esperando que el equipo argentino pierda (ya, discursivamente, se dejaba entreveer un "yo les avisé")-y no por antinacionales ni nada de eso: sino porque esto es un negocio, y algunos ganaban con estas selección, y otros perdían. Si me preguntan, aunque no gane nada, yo prefiero a los que ganan ahora, por distintas razones, sobretodo, porque no son lo mismo. Otros, prefieren que sigan ganando los que ganaban antes del Fútbol para Todos. El problema es que no te lo dicen así, abierta y naturalmente, como cualquier emrpesa que cotize en bolsa. Sino que te lo explican con un 4-4-2 o con la ideología nacional o, como dijo Maradona, "con el verdadero fútbol argentino". No existe tal cosa.
A veces se gana, a veces se pierde. No es por azar, pero miles de variantes entran en juego, y muchas son impredecibles.
Si nadie pide la renuncia de esa máquina precoz de hacer fortunas que es Messi, ¿hay, de verdad, pero de verdad, alguna otra razón que no sea de negocios para pedir la renuncia de Maradona? Puede que sí. Pero se me hace que tienen menos peso que las que en verdad determinan.
P/D: esta note fue escrita a las 18 hs. Por eso no tiene "10 razones para que Maradona no renuncie". Si la hubiera escrito tiempo atrás, especulando con los resultados, hubiera escrito ocho puntos y apenas finalizado el partido de hoy, le agregaba dos de ocasión (nunca los últimos, para que nadie se de cuenta) y ya está .
La demagogia, el simplismo, la utilización política del fútbol se da en todas las latitudes. Quienes gustan simplificar, presuponen que esas son costumbres nacionales. Para nada.
¿Porqué sucede?
Porque el fútbol no es sólo un juego.
Es, ante todo, un negocio. De muchas variables -a diferencia de otros negocios del capitalismo- impredecibles.
Cierto que el fútbol es no anterior al capitalismo, pero sí con otros orígenes. Cierto. Lo mismo ha pasado con grandes entretenimientos populares, como el cine, la radio, etc. Pueden ser anteriores al capitalismo (como la música y la literatura) pero el sistema económico los hizo, primero, propios, luego, en buena medida, los dirigió.
El fútbol es el deporte más popular del globo, por una razón harto sencilla: es simple. Y es, cursiosamente y contra todas las tendencias capitalistas, un juego colectivo.
Los torneos mundiales de Pocker -que expresan mejor el capitalismo- no generan la misma pasión, ni de lejos. Tampoco un deporte complejo como el ajedréz suscita estas expectativas.
Los institntos primitivos se ponen en juego en el fútbol, se civilizan. Se lo carga, para disimular nuestro deshago tribal, de valores y sentidos que el fútbol, y menos el negocio del fútbol, no tienen. Ni ahí. Y se lo explica, con complicados esquemas, al pedo.
La lógica simple explicaría que un técnico que es ovacionado por sus simpatizantes -en este caso, los argentinos que asisten a la cancha- debería tener continuidad, sobretodo porque llevó al equipo a cuartos de final.
La lógica del capital es otra.
Dejé de ver el partido cuando faltaban 12 minutos. Esta nota, se subió en ese momento: antes de que termine el partido. Lo que revela que ya estaba escrita.
El Grupo Clarín no puede perdonarle a Maradona su apoyo al Fútbol para Todos, el gran curro que entre Grondona (ése impresenteble con pinta de mafioso) y Clarín (esos impresentables con pinta de mafiosos) llevaron adelante.
En el 2006, me acuerdo que sentí pena por la renuncia de Pekerman. Me parecía un buen técnico. Y nunca entendí porqué los jugadores son responsables de la victoria y los técnicos de la derrota. Y nunca entendí porqué los enfocan, las cámaras, tanto a los técnicos.
Los jugadores de fútbol tienen, en su negocio, el tiempo corto del cuerpo. Los técnicos, que se supone usan la cabeza, deberían verse favorecidos por la edad y la experiencia.
No se juega, ni de lejos, como se vive. Argentina no es el quinto país del mundo. Uruguay no es el cuarto. Y así. La globalización permite (y hasta potencia, sobretodo comunicacionalmente) la participación de equipos "nacionales", el canto del himno (resumido para la tele), las banderas intercambiables (para que televisivamente contrasten) y un técnico que puede ser "extranjero". En el fondo, todo esto es una farsa, dado que las leyes de nacionalización no son las mismas en cada país, poco sentido tiene el nacimiento y la patria. Pero es innegable que estas emociones se ponen en juego e inciden.
Y hasta es elogiable que los valores patrioteros, algo salvajes, con todo sus trasfondo de bolazos, se pongan en juego en este juego primitivo e inocente, con reglas relativamente claras, en vez de, como otrora, en sentimientos guerreristas y alienantes. Bienvenido el fútbol.
El fútbol tiene un secreto para ser popular: es fácil. Lo puede entender cualquiera. Más vale que para los que viven del negocio, así sea comor elator en una FM de Antofagasta, hay que venderlo como algo intrincado, último reducto de ese machismo berreta. Y de paso, entonces, dar rienda suelta a lógicas trasladables de ámbitos donde sí corresponden, al fútbol. La nota del Grupo Clarín que habla de "ideología" del juego, es una burrada que puede ser publicada aunque cualquier entendido en cosas serias se mate de risa. Con cierta ternura, hay que escuchar a Mascherano leer un mensaje contra "el racismo" en un campeonato del mundo...en Sudáfrica!
El fútbol permite a países de desarrollo medio como el nuestro, un poco de gloria. Yo la disfruto, la vivo, la soporto, me emociono, pero también se que no es real, en el sentido material del término. Ni siquiera es sólo un juego. Ojalá, de hecho, fuera sólo un juego.
Me aburrí de escribir: en suma, quería decir que, pase lo que pase con Maradona, quienes tomen la decisión (aparte de él mismo, claro) sobre su continuidad, difícilmente estarán pensando que faltaron volantes de contención. Que quizás Zanetti o Cambiasso o Riquelme. Nada de eso. La cuestión pasa por otro lado.
Y había quiénes estaban esperando que el equipo argentino pierda (ya, discursivamente, se dejaba entreveer un "yo les avisé")-y no por antinacionales ni nada de eso: sino porque esto es un negocio, y algunos ganaban con estas selección, y otros perdían. Si me preguntan, aunque no gane nada, yo prefiero a los que ganan ahora, por distintas razones, sobretodo, porque no son lo mismo. Otros, prefieren que sigan ganando los que ganaban antes del Fútbol para Todos. El problema es que no te lo dicen así, abierta y naturalmente, como cualquier emrpesa que cotize en bolsa. Sino que te lo explican con un 4-4-2 o con la ideología nacional o, como dijo Maradona, "con el verdadero fútbol argentino". No existe tal cosa.
A veces se gana, a veces se pierde. No es por azar, pero miles de variantes entran en juego, y muchas son impredecibles.
Si nadie pide la renuncia de esa máquina precoz de hacer fortunas que es Messi, ¿hay, de verdad, pero de verdad, alguna otra razón que no sea de negocios para pedir la renuncia de Maradona? Puede que sí. Pero se me hace que tienen menos peso que las que en verdad determinan.
P/D: esta note fue escrita a las 18 hs. Por eso no tiene "10 razones para que Maradona no renuncie". Si la hubiera escrito tiempo atrás, especulando con los resultados, hubiera escrito ocho puntos y apenas finalizado el partido de hoy, le agregaba dos de ocasión (nunca los últimos, para que nadie se de cuenta) y ya está .
¿Y los medios argentinos?
"Querido Diego: es hora de decir perdón y gracias"
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Con esas palabras, el New York Times se disculpó con el técnico argentino por las críticas; admitieron que la selección nacional "ha sido la alegría del campeonato"
"Es hora de que nosotros, los críticos, digamos perdón, y gracias", dice Rob Hughes en una nota publicada hoy en el diario norteamericano.
"Has dado vida a una era demasiado prudente en el deporte", detalla el periodista. "El grupo de jugadores que heredaste estaba claramente desbalanceado. Tenés más delanteros de los que necesitás y pocos defensores de verdadera calidad", opina.
"Incluso así, la mayoría de los entrenadores calificados habrían hecho lo que hizo Brasil durante el campeonato: defender en gran número y atacar sólo esporádicamente. Pero no Maradona. Vos liberaste a tu equipo, conciente de sus fortalezas: ataque, ataque, ataque", dice Hughes en esta nota dedicada a homenajear al DT de la selección argentina.
El artículo continúa alabando la manera en que Maradona ha dirigido al equipo en lo que va del Mundial.
"No nos engañas, Diego, con tu traje gris y tus zapatos pulidos. Vemos más allá de ese atuendo formal a un hombre reviviendo su juventud, un hombre de 49 que era el héroe temerario en 1986", describe Hughes. Y agrega: "Ese entusiasmo nos recuerda que el fútbol es un juego sencillo".
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