viernes, julio 23, 2010

Ley de Entidades Financieras 3

Por Mariano Kohan

Documento del Credicoop



Sistema financiero y modelo de país

A. El sistema financiero que tenemos
L
os resultados de la aplicación de esta Ley, más allá de las modificaciones parciales que se le introdujeron a lo largo de los últimos 27 años de vigencia constitucional, son en síntesis los siguientes:
Los préstamos son escasos cuando se los compara con el PBI (12%), y se encuentran por debajo del nivel que muestra el promedio de los países latinoamericanos (37%) y desarrollados (123%). Este dato, que se vincula al bajo aporte que realizan los depósitos como proporción del PBI, expresa la baja profundidad que posee nuestro sistema bancario.
En forma complementaria se observa una fuerte concentración del crédito, tanto a nivel regional como por tamaño de empresas. Por caso, a fines de 2007 solo diez empresas, entre 120.000 deudores, concentraban el 10% del financiamiento total. A la vez, la extensión temporal promedio de los depósitos a plazo fijo, concentrada en los de 30 días, dificulta el otorgamiento de crédito a mediano y largo plazo y alienta el financiamiento al segmento más rentable para la banca comercial: el de consumo, que representa casi un tercio del total.
La contraparte de la elevada concentración del crédito es la escasa asistencia recibida por las pequeñas y medianas empresas. En este contexto, los distintos grupos de entidades presentan perfiles diferenciados en sus carteras de préstamos. En los bancos cooperativos, los préstamos de hasta 5 millones de pesos –que hemos tomado como un indicador de los préstamos a PyME– representan 58,8% de sus financiaciones totales. Esto es, más del doble del promedio de la banca privada, cuyas asistencias al segmento suman el 25,8% de sus carteras.







Financiamiento a las PyMEs (Enero 2010)

En millones de pesos



Total créditos al Sector Privado no financiero
Cartera PyMe
%
Bancos
públicos
43.699
14.347
33%
Bancos
privados
95.634
25.742
27%
Bancos S.A. de
capital nacional
44.797
12.991
29%
Bancos
cooperativos
5.563
3.523
63%
Bancos locales
de capital extranjero
38.605
7.964
21%
Sucursales de
entidades del exterior
6.669
1.264
19%
Total
de bancos
139.333
40.089
29%
Fuente: Informe CEFIDAR. Abril 2010
Otro indicador estructural es la concentración de los depósitos y préstamos desde un punto de vista regional. Los créditos otorgados al sector privado no financiero en el Gran Buenos Aires ascienden a 63% del total, una participación similar a la evidenciada por los depósitos. Por otra parte, el 85% de las casas bancarias de los 10 bancos más importantes está concentrado en la Capital Federal y las ciudades con mayor densidad poblacional, Córdoba, Mendoza y Rosario.

Préstamos y depósitos – Distribución territorial (Diciembre 2009)

En millones de pesos

Distrito
Préstamos
Depósitos
Préstamos
s/totales
Depósitos
s/ totales
Ciudad de
Buenos Aires
91.069.020
145.370.111
57,0%
53,2%
Provincia de
Buenos Aires
24.820.269
51.658.999
15,5%
18,9%
Conurbano
Bonaerense
10.721.428
24.499.409
6,7%
9,0%
Provincia de
Santa Fe
10.184.404
13.981.214
6,4%
5,1%
Provincia de
Córdoba
8.505.986
15.067.632
5,3%
5,5%
Provincia de
Mendoza
3.262.412
6.401.741
2,0%
2,3%
Provincia de
Tucumán
2.610.594
3.825.061
1,6%
1,4%
Provincia de
Entre Ríos
2.311.467
3.856.174
1,4%
1,4%
Provincia de
Salta
1.920.448
2.806.743
1,2%
1,0%
Provincia de
Neuquén
1.723.565
3.134.375
1,1%
1,1%
Provincia de
Chubut
1.746.808
3.614.707
1,1%
1,3%
14 provincias
restantes
11.585.971
23.320.045
7,3%
8,5%
Totales
del país
159.740.945
273.036.803
100,0%
100,0%
Fuente: elaboración propia en base a datos del BCRA
Uno de los desafíos más importantes es lograr la cobertura universal para toda la población, puesto que hoy está bancarizada menos de la mitad de los hogares. Si bien esa cifra es similar a los promedios latinoamericanos, la disparidad provincial es muy alta, y 13 provincias poseen un alto porcentaje de población sin acceso a la infraestructura bancaria. En diciembre de 2007, de las 3.461 localidades existentes en el país menos de una tercera parte accedía a los servicios financieros, y los dos tercios restantes no poseían sucursales bancarias, por lo que sus pobladores se ven obligados a recorrer grandes distancias para realizar pagos o gestionar créditos. Tales datos indican que el sistema financiero evidencia problemas estructurales que condicionan seriamente la expansión de la frontera productiva y la satisfacción de necesidades financieras por parte de la población.
En este contexto, debe destacarse que en el año 2009 y a pesar de la crisis económica y financiera mundial, los bancos argentinos obtuvieron ganancias por más de $ 8 mil millones, con un fuerte y sostenido crecimiento.
Estas son, entre otras, las consecuencias de un régimen financiero que fue pensado para un país de dos pisos: en uno, los privilegiados o incluidos, y en otro y los que quedan afuera del sistema.
B. El sistema financiero que necesitamos...
La “Propuesta para enfrentar la emergencia” presentada por el IMFC en febrero de 2002 mereció varias actualizaciones, en consonancia con el devenir institucional y económico de país. La última versión, “Propuesta para construir un país con más democracia y equidad  distributiva”, publicada en mayo de 2008, propone un conjunto de reformas necesarias, aún vigentes. Bajo el título Los desafíos pendientes del sistema financiero”, afirma que:
«Los retos aún pendientes consisten en la implementación de cambios que permitan al sistema financiero contribuir eficazmente al desarrollo económico y social de nuestro país. Las transformaciones deben orientarse a solucionar los principales obstáculos del sector, identificados en esta Propuesta. En primer lugar, debe sostenerse la defensa de la moneda nacional, lo cual significa recuperar la soberanía monetaria y económica de nuestro país. Se podrán de esa forma utilizar las políticas monetarias para fomento del desarrollo productivo y social».
«ü Marco normativo: debe sancionarse una nueva Ley de Entidades Financieras, ya que gran parte de los problemas estructurales que afronta nuestro sistema financiero se originan en la filosofía que lo regula y cuyo pilar central es la actual Ley 21.526 de Entidades Financieras de la última dictadura. Esa ley deja las operaciones del sistema al arbitrio de los bancos, según su respectiva política comercial. A partir de allí, las características institucionales de cada entidad son las que determinan si es la obtención de la máxima ganancia la que orienta las operaciones del sistema, como sucede en el caso de los bancos privados comerciales. O bien, si las decisiones están determinadas por el objetivo del equilibrio presupuestario, teniendo en cuenta la problemática social, como es el caso de los bancos públicos y cooperativos».
«La derogación de la Ley 21.526 constituye un requisito ineludible para cambiar la filosofía de libre mercado» que es incompatible con los lineamientos del modelo socio-económico en construcción. Aquél modelo instaurado por la dictadura «es en gran parte responsable de las deformaciones estructurales, la volatilidad de las tasas de interés y el bajo nivel de financiamiento a las PyME. Lo dijimos muchas veces: la concentración de los préstamos es un reflejo de la concentración de la economía argentina heredada del modelo neoliberal-conservador y que debemos superar. Y el problema radica en que la dinámica crediticia todavía vigente consolida y profundiza esa concentración, cuando debería contribuir a revertirla».
«Por lo expuesto, se requiere una nueva ley que interprete al sistema financiero como un servicio público, dado que posee un alto interés para la comunidad, en tanto se vincula con la gestión financiera de sus operaciones cotidianas y sus previsiones de ahorros y de endeudamiento a futuro».
«Pero la intermediación financiera también tiene un carácter estratégico, por su impacto en la producción y en la economía en general. Estas características requieren de un sistema financiero regulado, no sólo por normas prudenciales –para asegurar la solidez y salud del sistema, como sucede actualmente–, sino con reglas que tengan en cuenta los intereses sociales y del desarrollo económico del país».
«Extensión del crédito: Uno de los desafíos más importantes es lograr la cobertura universal para toda la población, y ampliar también el alcance geográfico de los servicios financieros. Debe construirse un amplio mercado de crédito bancario. Para superar el nivel extremadamente bajo de financiación de la economía se requiere de un entorno macroeconómico sólido y tasas de interés activas, compatibles con la capacidad de pago de los agentes económicos. Asimismo, deben desarrollarse las fuentes de recursos mediante la creación de instrumentos de ahorro a largo plazo, que sostengan la necesaria extensión temporal de los préstamos productivos y de vivienda. Estos objetivos están ligados a la necesidad de democratizar el crédito, puesto que las carteras de préstamos bancarios reflejan, con la excepción de muy pocos bancos, una alta concentración por deudor».
«ü Financiamiento de largo plazo: Se requiere desarrollar un banco público nacional de segundo piso que cumpla con las funciones de un verdadero banco de desarrollo, para poder generar préstamos de inversión a largo plazo. Es una herramienta indispensable para ampliar la frontera productiva, otro de los desafíos relevantes que enfrenta la economía real, muy vinculado con la cuestión financiera. La entidad a crearse deberá colaborar de modo prioritario en la mejora de la productividad de las PyME, junto con los bancos especializados en este segmento».
«ü Asistencia crediticia a las PyME: Las normas de regulación bancaria deben contemplar adecuadamente los bajos niveles de riesgo crediticio de las pequeñas y medianas empresas, así como las ventajas que para los bancos representa mantener una adecuada atomización de las carteras de los préstamos. Ello debe expresarse, particularmente, en las exigencias de capital que deben afrontar las entidades financieras. Esta es una reivindicación importante para el movimiento cooperativo de crédito. A la vez, deben diseñarse y profundizarse medidas concretas para fomentar el crédito a las PyME. Por ejemplo, los mecanismos de subsidios de tasas, que han demostrado ser eficientes y deben ser ampliados en su alcance, con una adecuada diferenciación regional. Hay que ir más allá y establecer tasas de referencia, tanto para operaciones de préstamos como de depósitos y encajes. Se requieren además regulaciones diferenciales según la zona geográfica y las características de los usuarios atendidos (PyME, empresas de la economía social). Una adecuada regulación del segmento de préstamos al consumo permitirá liberar recursos para el segmento de las pequeñas y medianas empresas».
«ü Banca pública: Hay que preservar la propiedad pública de los bancos oficiales e impedir cualquier forma de privatización, incluida la incorporación de capital privado minoritario. Para evitar el financiamiento a las empresas extranjeras y a las grandes empresas nacionales debe fijarse un monto máximo a los préstamos. Las entidades públicas deben tener funciones exclusivas, donde se excluya la competencia de la banca privada».
«ü Banca cooperativa: Deben reconocerse las características de solidaridad y servicio no lucrativo que le son inherentes. En especial por su naturaleza de entidades minoristas y de servicio público, y por su función de apoyo a las PyME. Se requieren regulaciones que alienten el desarrollo de los bancos cooperativos».
«ü Cajas de crédito cooperativas: Debe fomentarse su creación, a través de regulaciones que mantengan su espíritu de entidades de la economía social y permitan su localización en las zonas con mayores necesidades de cobertura de servicios financieros, que son las localidades de menor población relativa».
«ü Origen de los capitales: Debe revertirse la extranjerización y concentración bancaria, a través de la aplicación de la legislación antimonopolista y las regulaciones bancarias...».
«Todas estas herramientas permitirán de manera combinada redireccionar el ahorro y el préstamo para obtener el máximo de eficiencia social. El desafío pendiente es que el Estado, junto con la sociedad, gestionen la problemática financiera de manera democrática. De tal forma que el sistema bancario sea un pilar que contribuya al desarrollo económico y a mejorar la equidad de la sociedad»[1].
C. ...para el país que queremos
Estamos insertos en una crisis profunda a nivel mundial y en nuestro país en una confrontación ideológica política que implica vastos intereses económicos y, también, poner en escena situaciones conflictivas que arrastramos históricamente. De cara al Bicentenario de la Revolución de Mayo, estamos en un momento en el cual se están definiendo los rumbos futuros del modelo de nuestro país, que puede ser la reinstalación del modelo neoliberal en plenitud o un proceso de avance con cambios profundos.
Como cooperadores y ciudadanos, no podemos ser espectadores de esta realidad en la cual estamos insertos. Hay que asumir que la sociedad argentina está fracturada. No todos compartimos el mismo proyecto de Nación pero hay que procurar, en la confrontación de ideas, en el protagonismo democrático, político, ideológico y cultural, construir un modelo de país que integre al conjunto de los habitantes, que asegure la democracia y la inserción en el escenario mundial, a partir de un proyecto diseñado por y para los argentinos.
El choque de ideas pasa, entre otros grandes temas, por el papel del Estado en la economía, la forma en que se genera y distribuye la riqueza, el modo con el que se ubica la República en el contexto internacional. En torno de estas cuestiones, hay quienes siguen pensando en un país con Estado mínimo y mercado máximo. También los que piden anestesiar la memoria y olvidar los horrores del pasado, con el pretexto de lograr una convivencia pacífica.
Nuestra propuesta como cooperativistas se basa en un cambio del modelo económico y social para terminar con el individualismo, la desigualdad distributiva y la explotación desmedida de los recursos humanos y naturales, e instalar una sociedad que se apoye en los principios de solidaridad, justicia social y democracia participativa,  reemplazando el concepto de mercado por el de sociedad.
Soñamos por eso con un país que desarrolle todas sus potencialidades; que asegure una niñez bien alimentada y que pueda acceder a una educación igualitaria y emancipadora para todos; que garantice el acceso a la vivienda digna; al trabajo decente; al goce el tiempo libre; a una vejez protegida, con jubilaciones que cubran todas sus necesidades. Un país que asegure la cobertura de la salud para todos y la posibilidad de disfrutar de todos los derechos humanos, incluyendo los económicos, sociales y culturales.
Para ese país, para ese modelo de organización económica y social, hace falta financiamiento. Es indispensable que los recursos financieros están al servicio de ese modelo de nación y no del negocio bancario.




[1] IMFC (2008) pp. 36/ 38

jueves, julio 22, 2010

Biolcatti, el campo y el desarrollo social




Por Raúl Degrossi


A través de este discurso de Biolcatti (¿será el primer animal arribado a Palermo para la exposición?, si es así, no sabía que este año había muestra de gorilas), indudablemente inspirado en la pluma de Lilita Carrió (que no se cansa de decir que "el campo nos dio la escuela" y otras boludeces), nos venimos a enterar que al "campo" y la Sociedad Rural, siempre les interesó el desarrollo social, y que el campo siempre "garantizó ambos procesos" (crecimiento económico y desarrollo social).

Raro ¿no?, porque el "granero del mundo" (la Argentina que añora Biolcatti) vio -hasta bien entrada la década del 40'- rechazar a la mitad de los jóvenes convocados al servicio militar obligatorio por su deficiente estado físico, en la gran mayoría de los casos con cuadros agudos de desnutrición, y hasta 1949 tenía Ministerio de Agricultura y Ganadería, pero no de Salud Pública, porque -al decir de Perón- interesaba más la vaca sana, que el peón enfermo.

Ese mismo país tuvo en el norte argentino (antes de la extraordinaria labor de Ramón Carrillo y Alvarado) miles de muertes por paludismo, enfermedad que era endémica al igual que el mal de Chagas.

Que decir de la Patagonia, donde el pliego reivindicatorio de los obreros laneros de Santa Cruz que en 1921 desató sus asesinatos en masa por el coronel Varela (a través del cual Yrigoyen puso al Ejército argentino al servicio de los estancieros y de la propia Sociedad Rural) habla a las claras de cuanto respetaba el "desarrollo social" el modelo de la argentina agroexportadora.

Hubo que esperar a diciembre de 1944 para que se sancionara un Estatuto del Peón de Campo que les permitiera, por ejemplo, tener una jornada legal de trabajo (resistida porque como sabemos "en el campo se trabaja de sol a sol") o descansar un día a la semana, o que el patrón proveyese un catre para que los peones duerman, medidas todas (como también sabemos) fervorosamente festejadas por la Sociedad Rural como puede comprobarse con leer los diarios de la época.

En 1966, en plena Revolución Libertadora y ante el dictador Onganía (otro obsesionado por el desarrollo social), en la misma fantochada anual que ahora inaugura Biolcatti en un predio robado al Estado argentino (o regalado a precio vil por Menem y Cavallo), un antecesor suyo en el cargo, Faustino Fano, expresaba su preocupación por el futuro del país, porque había nada más que cuatro vacas por habitante.

La preocupación por el desarrollo social no lo obligó a explicar al bueno de Fano como resolvería el problema: aumentando el plantel ganadero, o matando argentinos en masa hasta llegar al número que estimara óptimo.

Que decir del "proceso" iniciado en marzo de 1976, donde la conducción económica del país quedó en manos de un hijo (de puta) dilecto del "campo", cuyo apellido se remonta a los orígenes mismos de la Rural, que obviamente derogó el Estatuto del Peón de campo reemplazándolo por el llamado "Régimen Nacional del Trabajo Agrario", que el gobierno actual planea abolir con un proyecto que duerme en el Congreso, con la oposición del Momo Venegas y los agrodiputados del Grupo A (incluyendo a los primos ¿pobres? de la Federación Agraria), mientras en el sector preocupado por el desarrollo social el empleo en negro llega a más del 62 %, y se baten récords de explotación de mano de obra infantil.

En una cosa estoy de acuerdo con Biolcatti, el campo apoyó ambos procesos: la Revolución Libertadora y la dictadura genocida de Videla y Martínez de Hoz.

Perfil lo hizo de nuevo


Como con el nazi Enrique Piragini,  en la portada de Perfil ahora figura que

Denuncian a Manzur por apología del delito

Posteriormente, se califica al denunciante como un simple "abogado". Se trata de Jorge Luis Vitali, un integrista militante, fascista a todas luces, vinculado a la revista Cabildo. 

Denunciante serial, este marginal sabe que tendrá una generosa cobertura de prensa. Son los tiempos raros que vivimos. Ha denunciado a León ferrari por una exposición en el Centro Cultural Recoleta, ha intentado impedir la boda entre  Alex Freyre y José María Di Bello, ha denunciado a la Presidenta y al Jefe de Gabinete por el uso de reservas del banco central intentó que no se pasara en los cines el Código Da Vinci y obviamente es un acérrimo defensor de los represores, hasta el punto de intentar frenar un escrache de Hijos a Videla, en el barrio de Belgrano, escoltado por el neonazi Alejandro Franze. 


No "denuncian" a Manzur, el ministro de salud, sino que se debería titular -en el caso, vaya uno a saber la razón, de que se le quiera dar aire a un fascista confeso y violento- "Un neonazi integrista denunció al ministro de salud por cumplir la ley" "Nunca ganó una causa con sus desopilantes denuncias".

Vitali es además un chanta hasta para los propios integristas: se presenta, de manera trucha, como abogado canónico (lo cual en rigor quiere decir lo mismo que nada, pero entre los oscurantistas tiene algún significado) pero, ni más ni menos que "divorciado". 

P/D: escribir esto me llevó exactamente 7 minutos, incluída la búsqueda de quién es Vitali. ¿No cuentan con 7 minutos en Perfil?

 



 

 

El conservadurismo progresista 4


Laura ha dejado un nuevo comentario en su entrada "El conservadurismo progresista 2":

Un centro cultural en una estación de tren es la imagen más decadente, más menemista que uno puede imaginar. Pensando además que un centro cultural es un espacio donde laburan "gestores culturales" categoría laboral pusilánime si las hay, que cuelgan obras de artistas flexibilizados, monotributistas que pintan cuadros conceptuales (?) o dragones y serpientes,...Pucha con la cultura, no?


Asumir las categorías de izquierda o derecha COMO HERRAMIENTAS DE LA REALIDAD, NO COMO LA REALIDAD EN SÍ (es decir: el peronismo no ES de derecha o izquierda, porque nada ES de derecha o izquierda, sino que ESTÁN a la derecha o a la izquierda en un condicionado contexto histórico, geográfico, cultural, económico, etc: lo mismo vale para el radicalismo, para mi abuela y para mi amigo Manolo que es progresista o Tomás que es peronista y medio Guardia de Hierro) no necesariamente implica asumir la existencia de una  modernidad cerrada, obturando las categorías posmodernas. Lino, decime sino quedó re paqueta esa oración, eh.

En mi (nada humilde, ciertamente) caso, la posmodernidad se combina en el análisis con la modernidad y la modernidad tardía, incluso al interior de los debilitados estados/nación.
Hay ciudades, o mejor aún, espacialidades dentro de ciudades, uniformemente posmodernas, que combinan temporalidades globales, y espacialidades de una modernidad tardía al interior de ciudades o territorios que van redefiniéndose, entonces, de modo distinto a como su sistema geográfico, institucional, político fue definido con anterioridad y vigencia.
Días atrás fui con mi hermanita, de Paraná, al gran rex a ver Casi Angeles. Yo tenía que hacer algo en San Telmo, y ella quería ir a un Shopping a comprar un regalo.  Puede leerse esto como dos temporalidades -así lo entiende mi hermanita- si se sale de la noción temporal lineal, positivista. Pero tampoco, y las distancias, al ensancharse, se notan con mayor sustancia, tampoco pueden obviarse las espacialidades. Ahora bien, no necesariamente, y la arquitectura de Recoleta sería un buen ejemplo, las temporalidades son diferenciadas de las espacialidades, sino que las espacialidades construyen temporalidades y viceversa, en una relación dinámica y conflictiva: que total es la acción de los sujetos sociales la que define. Y para colmo, esa acción no es completamente de una racionalidad típica del sujeto epistemológico que piensa, por caso, el marketing.
Así, en Recoleta, estaba Fuerza Bruta al lado del cementerio y en la esquina el Hard Rock. Un problemón filosófico eso de tener una hermana adolescente, eh.
Voy a esto: no existe el conservadurismo progresista, el problema es que la categoría de conservador lúcido, y aún, de conservador popular (que no son lo mismo, aunque en determinado momento puedan fundirse), tiene demasiada sobrecarga (no sé si esto la invalida) exclusiva de la modernidad, el estado de bienestar tercermundista y la noción fuertísima de estado/nación. El drama es que, una provocación como "conservador progresista" aísla el, justamente, drama de la historia: porqué la gobernadora de Tierra del Fuego es bien vista en el puerto y poco querida en su provincia, por caso. Porqué Santiago del Estero tuvo su primer gobernadora mujer, por caso. Porqué Rivadavia es la avenida más larga, porqué las peatonales de todo el país se llaman San Martín, menos en un sólo lugar donde hay una peatonal que se llama...Lavalle!!, por caso.  El drama de la historia concibe hegemónicamente al radicalismo como modernizante, laico, portuario y europeizante, emparentado así nomás con "las clases medias" (entendidas como boludez ideologizante) y el peronismo como el atraso, lo sudaca, del interior, conservador pero dueño de la impostura, dado que sólo la impostura puede tener la caradurez de llevar las cosas al extremo, al límite. Y entonces, el drama de la historia lleva a lo increíble: está la centroizquierda (Alfonsín, Binner, Stolbizer, Heller) la centroderecha (Macri, de Narváez) y la otredad: el kirchnerismo. Después, directamente, ya ni la otredad sino la presencia molesta de la nada es "ocupada" por el MPN neuquino, por  Gildo Isfrán, por Jeneffes en Jujuy. La nada. Lo que no encaja.
¿Pero hasta qué punto es Isfrán un conservador lúcido, y no Macri, que caga a palos a los indigentes bonaerenses pero está a favor del casamiento gay? Isfrán, presumiblemente, está en contra de ese casamiento y a favor de las escuelas públicas industriales.
¿Qué país piensan entonces los progresistas, qué país los conservadores? ¿Cuál país tiene de sujeto la izquierda, cuál país la derecha?
¿Porqué la identidad de los distritos donde masivamente se vota al kirchnerismo es construída por la iglesia católica y la Sociedad Rural? ¿Porqué está bien aliarse con Luis Juez y está mal con Alperovich? ¿Porqué los responsables progres de que Macri haya ganado las elecciones sueltos de cuerpo hablan de "los intendentes mafiosos del conurbano"? ¿Porqué este tipo de preguntas no suscitan investigaciones académicas, se dan por enterradas bajo la alfombra en el periodismo -no sólo ni de lejos en el Grupo Clarín, eh- y no pueden siquiera preguntarse en lo poquitísimo que queda de militancia política en organizaciones con pretenciones "nacionales"?

Son sólo preguntas, eh. No es para andarse enojando, que acá nos queremos todos, abogamos por el consenso, la unidad y la armonía. Contra los confrontacionistas crispados que sostienen que hay que integrar al imaginario del eje Matanza/Riachuelo a las provincias que son barridas como la nada en los imaginarios simbólicos que construyen "el país".

Me voy a ver si me sale la milhojas de zanahorias. Sí, ya sé, soy un encanto.  

El conservadurismo progresista 3




(Como verán, cero ganas de ponerme a trabajar, je)

Lic. Baleno ha dejado un nuevo comentario en su entrada "El conservadurismo progresista 1":

Me siento vindicado por su post. Desde cuando nos gustan las pymes? Todo bien con las pymes pero fabrica son 5000 obreros por turno (todos peronistas desde luego) Desde cuando nos gusta lo natural? nos hubieramos ido a vivir al campo, no a Vicente Lopez! y de donde sacamos que lo natural es el yogur ser? que puede tener de natural el activia? cuando se trastocaron tanto las cosas que ahora es progresista comer verduras todas enbichadas porque son organicas o producir una planta de lechuga organica por metro cuadrado (lo que exterminaria a la humanidad)?

En la ciudad de Rosario, una amiga trabaja en una pyme. es una casa de ropas, céntrica. Trabaja 9 horas al día. Toma el trolebús, en eso gasta más o menos, al mes, un 15% de su salario de $750 mensuales. Está en negro. No tiene obra social, vacaciones, jubilación, y está asustada porque quedó embarazada: embarazada "ya no te toman". No tendrá indemnización.
Su hermano trabaja en turnos de ocho horas. En el cordón industrial de Rosario. Tiene, apenas, dos años más que ella. También joven, aunque es hombre.
Tiene jubilación, vacaciones, le pagan el transporte, la comida, obra social. Gana, sin casi antiguedad ni cargo jerárquico, $2.800. Tiene tarjeta de crédito, de débito, recibo de sueldo (todo trabajador sabe la enorme diferencia entre tener o no recibo de sueldo) y sindicato. 

El conservadurismo progresista 2


Saliendo de mi casa, acá en Santa Fe, hago dos cuadras y estoy en el Boulevard: para el lado del puente colgante, camino a Paraná, hay una vieja estación de trenes. Convertida, por la gestión socialista de la provincia, en un Centro Cultural. Con mayúsculas.
Para el lado contrario del boulevard, hay otra estación de trenes, cuyas instalaciones se reconvirtieron y ahí se hizo la feria del libro. Adelante, el gobierno radical de la intendencia, está construyendo otro centro cultural. Con más mayúsculas.
Si yo viviera más lejos, supongamos, en el barrio Santa Rosa de Lima, donde se afinca uno de los movimientos de desocupados más combativos, para venir a los centros culturales, tendría que pagar un colectivo, más cara que un colectivo de Recoleta a Morón.
Como vivo cerca, puedo ir caminando.
El predio de los centros culturales, si tuviera la misma dimensión que un centro cultural comunitario que existe en Santa Rosa, valdría por lo menos 20 veces más.
¿A quién beneficia un centro cultural, entonces, en el barrio Candiotti, o cerca del barrio Guadalupe? Por cierto, a los que más tienen. Se les subsidia un consumo, ciertamente -pero este es otro debate- superfluo.
¿Estoy diciendo que la cultura es un consumo superfluo? No, no. Estoy diciendo que las obras de arte, que presentan los docentes de la universidad estatal, con entradas con descuento para sus alumnos -los únicos, dicho sea de paso, que, obligatoriamente, van a ver esos bodrios- en los centros culturales estatales, implican un generoso subsidio estatal a quienes no lo necesitan para un consumo apreciadamente superfluo. Los radicales manejan el gobierno provincial, el municipal y la caja universitaria.
¿No sería, por caso, progresista, que en esos terrenos cotizados, se hubiera construído un hospital público? Tá, afea los barrios lindos un hospital público. Pero sería progresista.
¿No sería progresista construir escuelas públicas o centros deportivos?
¿No sería progresista construir un centro cultural sofisticado y de calidad en pleno barrio Santa Rosa de Lima?
Hacen falta hospitales, no centros culturales. Pero como esto puede herir la sensibilidad de los más incultos con pretensiones, bien, consensuemos: lo progresista sería construir esos centros culturales en los barrios populares, así las clases medias con inquietudes existenciales son las que toman un colectivo o un taxi o pagan un estacionamiento y consumen sus gancias y pronto shake en lugares donde la plata necesita volcarse. No es muy complicado de entender, si se tiene como meta la equidad, el desarrollo armónico, la solidaridad, la convivencia y el avance progresivo de la sociedad.

Y sin embargo, el conservadurismo progresista, puede llegar a largar enormes lágrimas indignadas. Nunca me voy a olvidar: en la estación del tren, unos chicos juntaban firmas para el "tren para todos". Nenes que miraban tele y les parecía que Solanas era re copado. Cuando anunciaron un centor cultural en ese lugar, estallaron de júbilo.
Obvio, chicos, obvio: ustedes no vivieron las épocas del tren. Si el tren volviera, el barrio Candiotti se llenaría de obreros.
¿O se creen que el tren -fíjense en Entre Ríos, donde se están restableciendo los ramales y los servicios, después de casi dos décadas, a diferencia de Santa Fe donde gobiernan los amigos de Pino Solanas, que no restablecieron  un solo ramal- y la reinauguración de la vieja infraestructura, no trae trastornos con un mapa de exclusión urbana ya trazado?
Binner es progresista, por eso, a las estaciones de tren las cerró y puso centros culturales, a diferencia de Urribarri, que abrió las estaciones de tren y está restableciendo los servicios, pero es peronista alineado con Kirchner.

¿Queda claro porqué nadie en nuestro país se dice de derecha? Con progresistas así, ni falta hace que existan los conservadores...

El conservadurismo progresista 1




Las categorízaciones generosas suelen evaporar la eficacia de las categorías. El periodismo, en esto, juega mucho. Fundamentalmente porque toma herramientas de análisis surgidas en la academia para luego connotarlas moralmente. Así, por caso, conservador deviene no una categoría de análisis, sino una calificación. Venenosa, insidiosa, negativa.
Mi abuela, que en el año 95, cuando en plena campaña presidencial por el partido Azúl y Blanco, falleció el ex dictador Onganía, se quedó sin tener a quién votar. Aldo Rico, después de haber sido coimeado por Duhalde para que le habilite la reelección bonaerense, ya la había desilucionado.
Cuiando Hermes Binner ganó en Santa Fe, se puso contenta: se trataba de un conservador.
Mi abuela no es politóloga ni periodista.
Estela Berduc, una artista entrerriana, nos contaba en la radio el domingo que tras la sanción de la ley de voto femenino, estaba con unas primas -muy garcas- en Córdoba, cuando les preguntó a quiénes iban a votar:
-Al partido socialista, contestaron.
Estela, en ese entonces muy joven, era peronista: una mancha en el impecable currículum de los Berduc litoraleños, les dijo algo contrariándolas. Las primas, protestaron defendiendo su voto:
-Y quién sino los socialistas van a defender a la gente del Club Social!

¿Estoy tratando de demostrar que los socialistas son conservadores?

No, no. Los conservadores lúcidos abundan en las provincias. Conservadores populares. Conservadores elitistas. Conservadores puros. Conservadores posmodernos de las grandes ciudades. Hay de todo.

Días atrás, filmus y Bonasso consensuaron una de las leyes más conservadoras -y de derecha- de los últimos tiempos: la Ley de Glaciares.
Con la habitual torpeza que cunde en estos debates, el legislador ibarrista-kirchnerista Miguel Bonasso, hoy en el Grupo A para el que nunca fue electo, considera que todo aquel que no lo trate como una persona sofisticada es un empleado de una multinacional canadiense. Es difícil discutir tan toscamente.

¿Cómo es que las nociones industrialistas, Omix, se fueron para el banquillo de los derechistas, y las pavadas más conservadoras contra la igualdad y el desarrollo son parte del "progresismo"?
¿En qué parte, con qué sentido, en qué lugar se han perdido los que consideran progresista el hecho de querer frenan las construcciones en Caballito? ¿Así que desvalorizar un edificio en post de que viva más gente en los espacios de clases medias, es de derechas?

El conservadurismo quiere, obvio, conservar. Conservar la fachada del barrio -aún cuando, condene a otros a no poder acceder a ese status- conservar la flora y fauna -aún cuando la General Paz contamine más que las zonas con enormes atrasos industriales (y su correlato en la calidad de vida, el desarrollo armónico y la democratización) conservar y conservar, con mucho miedo a los cambios.
Buena parte del ecologismo berreta -ése que compran a saldo los legisladores de lugares que usufructúan las materias primas, pero que no las tienen en su territorio- es la bandera más vigente del conservadurismo, ahora posmoderno.

Ley de Entidades Financieras 2

Por Mariano Kohan.
Documento del Credicoop





El modelo económico neoliberal y la mal llamada “Ley” de entidades financieras

E
l abandono del modelo de sustitución de importaciones a mediados de los ´70 y su reemplazo por un patrón de acumulación basado en la valorización financiera[1] produjo una transformación radical en la relación entre capital y trabajo. Los sectores dominantes pusieron en marcha, a través de la apertura externa, la desregulación económica y la represión directa, un proceso de disciplinamiento de los sectores populares tendientes a recomponer la tasa de ganancias del capital y a revertir una dinámica social y política que generaba constantes conflictos en su seno.
La política aplicada durante los primeros meses de la dictadura difirió de los anteriores “planes de estabilización” en su intensidad: una fuerte devaluación de la moneda, el “sinceramiento” de los precios y el congelamiento de los salarios determinaron una reestructuración de los precios relativos y –por sobre todo- una salvaje contracción del salario real, cuya participación en el PBI pasó del 48,5% en 1974 a tan sólo el30,4% a fines de 1976.
Si bien esas medidas permitieron recomponer la  tasa de ganancia, los sectores dominantes y el capital internacional requería de una transformación estructural que permitiera redefinir en el largo plazo y de un modo irreversible la estructura económico- social, gestando un modelo alternativo al que se había ido desarrollando en el país. En ese sentido, la confluencia de la reforma financiera de 1977, la apertura externa de la economía, la sobrevaluación de la moneda nacional y el nuevo contexto internacional permitieron reemplazar el modelo basado en la producción de bienes industriales como eje central de la actividad económica por otro basado en la actividad financiera, redefiniendo fuertemente la fisonomía y el posicionamiento estructural de los distintos sectores económico- sociales.
La reforma financiera significó la transformación de los rasgos esenciales del anterior modelo: la desnacionalización de los depósitos bancarios y la eliminación de los controles sobre las tasas de interés y de las trabas existentes al endeudamiento del sector privado en el mercado internacional de capitales. Por eso la “Ley” de entidades financieras fue uno de los pilares en los que se sustentó el nuevo modelo al construir un mecanismo por el cual la rentabilidad positiva de las colocaciones financieras era mayor que la generada en los sectores productivos determinando, junto con la apertura de la economía, la creciente canalización de los excedentes hacia la esfera financiera. A título de ejemplo, un dólar colocado en pesos entre abril de 1976 y marzo de 1977 –en el contexto de un tipo de cambio financiero fijo y elevadas tasas de interés-, otorgaba un beneficio real, al volver a cambiarlo en dólares, del 150%.
En síntesis, la apertura externa, la sobrevaluación cambiaria, el “cortoplacismo” financiero y las elevadas tasas de interés internas condujeron a la progresiva desaparición de gran parte de la estructura industrial orientada al mercado nacional, imposibilitándole competir con los bienes importados por lo que se produjo una invasión de productos importados. El brutal desmantelamiento de la estructura productiva se tradujo en una significativa contracción del empleo, en especial del sector industrial[2].

Industria manufacturera (1974 / 1982) [3]

Base 100: 1974

Año
Volumen físico de la producción
Obreros ocupados
Salario real
1974
100,0
100,0
100,0
1976
93,6
100,4
65,0
1978
88,1
85,1
64,1
1980
99,7
76,8
80,4
1982
83,0
63,6
65,9
                     

Endeudamiento externo (1975 / 2000) [4]

En millones de dólares

Año
Sector público
Sector privado
TOTAL
1975
4.941
3.144
8.085
1976
6.648
3.091
9.738
1977
8.127
3.635
11.762
1978
9.453
4.210
13.663
1979
9.960
9.074
19.034
1980
14.450
12.703
27.162
1981
20.024
15.647
35.671
1982
28.798
14.836
43.634
1983
31.561
13.526
45.087
...
...
...
...
1985
40.426
8.874
49.300
1990
52.739
8.598
61.337
1995
67.192
31.954
99.146
1997
74.912
50.184
125.096
2000
85.065
61.330
146.395




[1] La valorización financiera fue un proceso por el cual los sectores dominantes contrajeron deuda externa para colocarla en activos financieros en el mercado interno (títulos, bonos, depósitos, etc.) para valorizarlos a partir de la existencia de un diferencial positivo entre la tasa de interés interna e internacional, y posteriormente fugarlos al exterior. Basulado (2006)
[2] Arceo y otros (2008)
[3] Rapoport (2000)
[4] Idem