martes, febrero 01, 2011

Yo



Como en la vida, la constancia es terminal, definitiva. No todos podemos decir que este pez ya no muere por tu boca, ni que algo es falso como la sonrisa de un camarero, o que: loco no puedo, solo no quiero, solo soy siendo neurótico; eso les sale a algunos y hay una chispa que por más perseverancia, por más empuje, por más lecturas, no se puede y no se puede, punto. Se ha construido una falacia sobre la perseverancia, sobre el cross en la mandíbula. Hay algo, un toque de algo, mágico, inexplicable, en la buena prosa. La portan algunos; otros, yo, no. Tampoco es que me tiro abajo. Me las rebusco para saber contar algo, no es falsa modestia, es, a esta altura del partido, reconocimiento. Pero también hay algo secreto que compartimos los que, con buena, con mala prosa, tenemos la imperiosa necesidad de escribir. Todos los días, cada vez, alguien me pega una patada y me recuerda que no he podido, todavía, decir lo que quería. No es que no lo dije con la belleza que quería. Es que no lo dije. La belleza, en todo caso, puede irse a la mierda. Lo que me obsesiona es escribir siempre sobre lo mismo sin poder decirlo, sin poder repetirme y consolarme, sin abandonarlo. Me sentiría mal si dejo de lado el intento, pero, claro, a la vez nunca lo descarto. Hay gente que es así de rara. Hay gente que, todos los días, se debate entre mostrar esa pulsión, esa desnudez en la escritura, o abandonarlo. Amargarse con eso no tiene sentido; es renunciar de antemano al pequeño placer, secreto y solitario, de ser un buen lector; de tener la gracia de ser un buen lector. Seguro que en el mundo hay cosas más importantes.
Pero estas son las que me importan a mí.

Valeria Ramírez


Estimadxs, les solicitamos compartir este correo entre vuestros contactos

Queremos compartir con ustedes una noticia generada en el marco del trabajo de la Fundación Buenos Aires Sida viene desarrollando durante los últimos quince años

Hace cuatro años, Valeria Ramírez, Coordinadora del Área Trans de la Fundación Buenos Aires Sida, compartió con nuestro equipo su experiencia en durante la Dictadura Militar que se inició con el Golpe de Estado de 1976.

Valeria Ramírez fue dos veces detenida y secuestrada en el centro Clandestino de detención y Tortura denominado: el “Pozo de Banfield, allí, junto a 9 compañeras, fue sometida a la tortura sistemática y fue testigo de un parto en cautiverio, testimonio que acompañamos a presentar el día miércoles 26 de enero pasado ante la Unidad Especial de Obtención de Datos sensibles sobre Delitos de lesa Humanidad y queda en guarda del Archivo nacional de la Memoria, dependiente de la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación.

Desde hace 12 años la Fundación Buenos Aires Sida venimos apoyando a Valeria Ramírez en su liderazgo y desde hace cuatro años estamos acompañándola su proceso de reconstrucción de los hechos que aporta en su testimonio, que prueba el “Homocausto “ocurrido en el marco del genocidio impulsado por acciones de terrorismo de Estado llevadas adelante por las Fuerzas Armadas y el grupo parapolicial Triple A-

Luego de varios años en los que el temor a que no sean respetadas sus garantías constitucionales, Valeria Ramírez ha impulsado con valentía un camino en busca de la Memoria, la Verdad y la Justicia, siendo la primera, pero no la última, persona trans en ser testigo y querellante en juicios sobre delitos de lesa humanidad.

A Valeria la torturaron durante el gobierno militar por querer ser Valeria, hoy, el Estado Argentino, bajo la Presidencia de Cristina Fernández de Kirchner le toma declaración testimonial como Valeria Ramírez.

La Fundación Buenos Aires Sida expresa su determinación de acompañar todo el proceso que Valeria Ramírez inicia en busca de la Memoria, la Verdad y la Justicia, por ella y por todas las Valerias.

Contacto:
Alex Freyre (15 6504 3634)
Director Ejecutivo
Fundación Buenos Aires Sida

Factbook  http://on.fb.me/gAi2L0
Twitter      alexfreyre
Skype      alex.freyre
E-mail      alexfreyre@yahoo.com.ar

A continuación, les compartimos algunos links presentados en orden cronológico:

Los primeros 4 se corresponden a notas de prensa durante la última semana, luego de presentar su testimonio.

Los últimos links se corresponden a dos entrevistas en 2009 y 2010 cuando su historia comienza a ser reflejada en los medios de comunicación, sin que ningún organismo de DDHH se interesara en su historia, invisibilizando una vez más la persecución a la que se enfrentaron las personas homosexuales y las personas transgéneros en nuestro país durante la Dictadura Militar, hasta su declaración ante la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

Conadep recibió el primer testimonio de una persona transexual

Primera declaración de transexual víctima de dictadura argentina

“Otros se ponían la camiseta del CHE, nosotras teniamos los pechos”

Argentina: Hubo más de 400 homosexuales desaparecidos durante la dictadura

El dolor invisible

Los gays esperan su Nunca Más

Para quienes no estén interiorizadxs de este capítulo de la historia Argentina, les presentamos un resumen sobre los acontecimientos en los que se enmarca el aporte del testimonio de Valeria Ramírez, Coordinadora del Área Trans de la Fundación Buenos Aires Sida


Proceso de Reorganización Nacional es el nombre con el que se autodenominó la dictadura cívico-militar que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983 a partir de un golpe de estado que derrocó al gobierno constitucional de la presidente María Estela Martínez de Perón e instaló en su lugar una junta militar encabezada por los comandantes de las tres Fuerzas Armadas.

Esta etapa, a la que suele referirse simplemente como "el Proceso", es considerada una de las más sangrientas de la historia argentina. Se caracterizó por el terrorismo de estado, la violación de los derechos humanos, la desaparición y muerte de miles de personas, el robo sistemático de recién nacidos y otros crímenes de lesa humanidad. Un largo derrotero judicial y político ha permitido condenar a parte de los responsables en juicios que aún continúan su curso.

En febrero de 1976 el entonces general Roberto Eduardo Viola elaboró el plan de operaciones del golpe. El plan contemplaba la necesidad de "encubrir" como "acciones antisubversivas", la detención clandestina de activistas y opositores, desde la noche misma del golpe.

El mismo 24 de marzo de 1976, los golpistas organizaron un gobierno dictatorial que impuso, como "órgano supremo del Estado", una Junta de Comandantes de las tres fuerzas armadas (ejército, marina y aviación).

El gobierno realizó detenciones, secuestró, torturó y ejecutó clandestinamente a miles de personas, sospechadas de ser guerrilleros o activistas civiles sin relación con las organizaciones armadas en centros clandestinos de detención establecidos al efecto. Gran cantidad de ellos fueron ejecutados y enterrados en fosas comunes o arrojados al mar desde aviones militares, o forzadas al exilio, como parte del plan de exterminio del gobierno militar

Dentro del marco ideológico del Proceso, heredero en muchos aspectos del nazismo, el concepto de nacionalidad excluía cualquier forma de heterogeneidad posible. Esta búsqueda de homogeneidad de la sociedad dejaba al costado las minorías tomando en cuenta, por ejemplo, sus raíces (judíos, descendientes de los pueblos originarios, etc.) su orientación sexual y su identidad de género (homosexuales, lesbianas, transexuales, etc.) o sus creencias religiosas (Ateos, Testigos de Jehová, etc.).

Estas minorías fueron tratadas con especial ferocidad por los represores, creándose incluso comandos especiales con dedicación exclusiva (como es el caso del Comando Cóndor, dedicado a perseguir personas homosexuales).

Durante el Proceso, la conducción militar definió en un sentido sumamente amplio el concepto de "subversión". Para la Junta Militar y sus principales personeros, todo aquel que no estuviera alineado con los criterios y objetivos de los golpistas, estaba "infiltrado" por el "germen" subversivo. Los principales jefes de las Fuerzas Armadas compartían esta posición y lo explicitaron en sucesivas declaraciones públicas, que potencialmente ubicaban dentro del espectro "subversivo" a gran parte de la población.

Jaqueado por las crecientes protestas sociales, la presión internacional por las violaciones a los derechos humanos, y la derrota en la guerra de las Malvinas, el Proceso decidió finalmente entregar el poder en 1983. Bignone, el último líder de la Junta Militar, se vio obligado a llamar a elecciones.

DEMOCRACIA
El presidente Alfonsín creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas para investigar las violaciones de derechos humanos ocurridas entre 1976 y 1983 y luego promovió el juzgamiento de los miembros de las tres primeras juntas por los delitos cometidos durante su gobierno, como resultado del cual cinco de sus integrantes fueron condenados y cuatro absueltos. Al mismo tiempo otros responsables fueron enjuiciados en diversos procesos. En 1986 y 1987, a iniciativa del presidente Alfonsín, se dictaron las leyes de Punto Final y Obediencia Debida dando fin a los juicios por crímenes de lesa humanidad.

En 1989 y 1990 el presidente Carlos Menem dictó una serie de indultos que beneficiaron a los funcionarios del Proceso y a los jefes guerrilleros que continuaban judicialmente comprometidos. La situación de impunidad en Argentina determinó que los familiares de los desaparecidos buscaran apoyo en el exterior, por lo que desde 1986 se iniciaron procesos penales contra miembros de la dictadura militar en España, Italia, Alemania, Francia, por desaparecidos de esos países. En 2004 el Tribunal de la ciudad de Núremberg, Alemania emitió órdenes de captura y extradición contra Jorge Rafael Videla y Emilio Massera.

En 2003, a poco de asumir, el presidente Néstor Kirchner impulsó ante el Congreso de la Nación la nulidad de las leyes de impunidad (Punto Final y Obediencia Debida), posteriormente convalidada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Y los juicios se reabrieron, en tanto que la justicia comenzó a declarar inconstitucionales los indultos por crímenes de lesa humanidad que habían cometido los militares durante la última dictadura y condenó a la pena de prisión perpetua e inhabilitación absoluta perpetua y cárcel común a los represores y genocidas. 

La satisfacción de este reiterado reclamo de las organizaciones defensoras de los derechos humanos hizo posible la reapertura de los juicios a los genocidas y las severas condenas

Día Nacional de la Memoria
El 15 de marzo de 2006, la ley 26.085 declara al 24 de marzo como Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, en conmemoración al terrorismo de Estado y crímenes de lesa humanidad cometidos durante el Proceso, al cumplirse 30 años del golpe que derrocara a María Estela Martínez de Perón. Se establece como feriado nacional inamovible.

A principios de 2008, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner se manifestó como una fiel defensora de la cárcel común para aquellos que cometieron crímenes de lesa humanidad.

lunes, enero 31, 2011

Egipto siempre estuvo cerca


Con Túnez, Egipto, Yemen y Jordania sacudidas por masivas protestas sociales contra las dictaduras petroleras financiadas y sostenidas por los EEUU y Europa, se evidencia un nuevo capítulo de la disputa por el mundo que viene.
La legitimidad que estos regímenes tiranos adquirieron para el aparato bélico estadounidense y su primo viejo europeo estuvo dada, primero, en el marco de la guerra fría y una eventual tercera posición -los países no alineados- amén de la obtención de recursos energéticos baratos, manchados de sangre.
La caída de la Unión Soviética y la reconversión de China en una dictadura capitalista, potenciaron las razones internas para que el sector del bloque dominante al interior de cada uno de estos países árabes se mantuviera en el gobierno (y en el poder): la represión a los movimientos religiosos que, eventualmente fogoneados por los soviéticos o por los estadounidenses, y siempre rehenes de la política de venta de armas de los países industrializados, llevaron a una esperable radicalización religiosa política; sustentada, a su vez, en las profundas desigualdades sociales, el cierre de las libertades democráticas y la opresión cultural y simbólica de estas dictaduras occidentales de familias que viven en oriente.
Esas razones internas -reprimir los movimientos islámicos, prudentemente arrojados a la radicalización- son ahora razones de estado para Francia, Alemania, Estados Unidos, Inglaterra y los países bajos. No sólo para, como con el actual genocidio yanqui en Irak y la invasión afgana, regular los precios internacionales de la energía y su consumo, sino también para legitimar el avance del control social en los países occidentales, que ya tienen, en una reedición del otrora Plan Conintes, su enemigo interno a medida: es el musulmán oriental, de clases pobres inmigrantes.
La trama de empresas multinacionales de origen europeo y yanqui encuentra así un punto articulador muy poderoso discursivamente con la clase dirigente política.
Una bomba de tiempo, no sólo allá, donde ponen los muertos, los desaparecidos, los secuestrados, los mutilados; sino también de este lado, en occidente, donde ponen la guita y, de ser necesario y perdurar la crissi económica mundial, pondrán sobre los libros que enseñan represión un poco de sangre y barrotes de su propia cosecha.
Que Obama esté calculando los costos de mantener esas dictaduras o reemplazarlas por otros dictadores del palo pero con caras nuevas, refuerza, en realidad, esta tendencia que es también tensión propia de un período de transición donde,a mi modestísimo (je) juicio, se le da demasiada importancia al BIRC y menos de la que tiene a la disputa con la radicalización musulmana.

Operaciones de inteligencia

Recibo este mail:


Date: Sun, 30 Jan 2011 20:35:32 -0800
From: info@laese.com.ar
To: lucas-carrasco@hotmail.com
Subject: Lucas Churrasco, el blogger k de las minitas. : No somos un blog anónimo.

La Ese de Souto te ha enviado un enlace a un blog: 

Churrasco no somos anonimos. 

Blog: Lucas Churrasco, el blogger k de las minitas. 
Entrada: No somos un blog anónimo. 
Enlace: http://lucaschurrasco.blogspot.com/2011/01/no-somos-un-blog-anonimo.html 

--
Asistido por Blogger 
http://www.blogger.com/ 




Bastante raro, quizás, pero, la verdad es que, recibo un montón de porquería diaria, proveniente de la agencia La Ese, contratada por el Grupo Clarín. Ese mail publicado arriba es en relación a esta entrada.
El mail anónimo busca, obviamente, que yo me crea ese relato puesto en el post citado del blog Lucas Churrasco, y que lo difunda. Gran dilema. Porque, básicamente, el lenguaje policial, el anonimato del autor, el espíritu buchón y esa perversidad cloacal que exudan las oraciones, aconsejan no creer una sola palabra de lo que ahí se dice. Más aún: yo no les creo nada.
El asunto es que no se trata de un mail privado, sino de una publicación de libre acceso en internet. Ojo, es cierto, es un blog que no lee ni el loro pero, atención:


1) Mi blog lo leen dos loros, no es mucho, pero es algo, y tomé en joda los ataques de un puñado de blogs hacia mí, entre los cuales figuraba éste. Es decir, alguien que lea cada dos o tres días este blog, se va a topar con esa entrada y seguramente linkear ese blog y encontrar ese artículo difamatorio, buchón, estúpido y cobarde.


2) El blog en cuestión intenta parodiar a este (nunca) humilde servidor, y hasta ahí, todo bien, yo me lo tomaba como de quien viene. Pero esto es ya más pesado. Es una operación de inteligencia, que difama y calumnia personas concretas, de carne y hueso, sin ninguna verosimilitud y sin cumplir ninguna de las normas mínimas de una investigación periodística. Hasta Juan Cruz Sanz, que utiliza ese método onda lumpen de la SIDE, firma sus notas y pone su cara -sí que de boludo, pero bue, la pone.


3) El escrito del anónimo pone como soporte una nota mía, para luego, agregar un montón de datos superfluos, con el único ánimo de enlodar gente, y con vaya uno a saber qué fines oscuros. No se trata de fuentes ni de ningún mecanismo parecido a la información, eso es mierda pura, salida de una cabeza podrida. Que me citen a mí, me da verguenza, bronca e impotencia.


4) Cualquiera de los mencionados está en su justo derecho a sentirse ofendido. Trabaje donde trabaje y haga lo que haga. Que sepa: nada tengo que ver con esa miserabilidad y la repudio desde y hasta donde puedo. 


5) Las investigaciones sobre la agencia La Ese que llevan mi firma, nunca contaron con fuentes de ninguno de los mencionados, y menos aún, en panfletos anónimos de una vulgaridad insalubre. 


6) Yo, por si importa, no le doy ningún crédito a esta operación de inteligencia encubierta como "información", cuyo objetivo, claramente, es que algún audaz elabore una nota con esta carne podrida, para luego poder, con sorna, desacreditarla.


7) Ojalá hubiera tenido más tiempo para tratar de indagar quién o quiénes son los autores intelectuales de esta operación de inteligencia, pero está la urgencia de alertar a los incautos. En principio, los nombres citados no tienen asidero, no se corresponden con los DNI ni CUIT citados ni con las nacionalidades. El lenguaje utilizado -amén de la escritura anónima- es muy parecido a los partes de inteligencia o policiales o para policiales de ex desplazados de la SIDE. No habría que descartar a empresas competidoras de LA ESE o ex empleados, por el maltrato que han sufrido. De todos modos, no tiene ninguna credibilidad ese panfleto. 


8) La cosa se pone pesada, hay que estar más cautos que nunca.  



domingo, enero 30, 2011

Al margen de la marginalidad



“Yo tengo la convicción profunda de que nuestra ley falla si no llegamos a suprimir el cáncer social que representan 12 a 15 mil niños abandonados moral y materialmente, que no conocen familia, porque es necesario saber que hay muchísimos padres que vienen como inmigrantes y abandonan a los niños a la entrada porque les incomodan; los dejan en los terrenos del puerto donde se alimentan con toda clase de inmundicias y con lo que su mayor o menor habilidad les permite obtener. Otras veces la familia los abandona porque no los pueden proteger. Esos mismos niños, terminan vendiendo diarios y realizando toda clase de oficios callejeros, que no son más que una simulación; porque de los niños que venden diarios sólo el diez por ciento lo son en realidad y los restantes son vagos a quienes adultos explotan de una manera inicua. Las etapas de esta carrera de  vagancia y el crimen son las siguientes: los padres mandan a los niños a vender diarios, y el primero, segundo y tercer día reciben el producto obtenido de la venta. Pero en seguida los niños juegan el dinero o se lo gastan en golosinas, y cuando llegan a sus casas, el producto de la venta se halla muy disminuido. Entonces los padres los castigan, y después de dos o tres correcciones, generalmente un poco fuertes, resuelve el niño no volver más a su casa y vive robando en los mercados, en los mataderos, durmiento en las puertas de las casas, y finalmente cae en la vagancia y después en el crimen”
                                                                                         Agosto de 1919, discurso pronunciado en la Cámara de Diputados por el médico Luis Agote, impulsor de la ley de Patronato
(en Paraná, en su honor, el principal club de fútbol, formado por la iglesia católica para competir contra otro club formado por anarquistas,  se llama justamente Patronato y hoy juega en la B)

Esta crónica terrorífica de Horacio Verbitsky, uno de los mejores periodistas del país, desnuda cómo y porqué el sistema de tribunales y la policía son parte del problema de la violencia social y la inseguridad más que parte de su solución.
Hay, además, otra arista -quizás menos importante en la coyuntura, pero de efectos devastadores al mediano plazo-: las cárceles para supuestos adictos, llamadas como se llamen. Tener una cárcel para supuestos adictos es un negocio muy lucrativo que generalmente explotan personas vinculadas con la iglesia católica y en comunión con funcionarios corruptos de tribunales. Funciona así: un juez promedio firma una serie de papeles que no lee por los cuales se secuestra un adolescente de clase obrera y se lo encarcela para trabajos forzados sin remuneración, se lo droga para que sea más dócil y eventualmente se lo castiga físicamente, además de obligarlos al delirio místico que digan profesar los dueños de la cárcel. Mientras tanto, el estado, por la firma de esos papeles que hizo el juez, destina una gran cantidad de dinero para el secuestro del adolescente, que bien valdría una estadía en un hotel de 3 estrellas. Ese dinero, por supuesto, es repartido entre el puñado de dueños de la cárcel -generalmente bajo la forma jurídica de una fundación u Ongs vinculada, obvio, con el ala empresarial de la iglesia católica- y a través de amables presentes para el cumpleaños, fin de año, día de la secretaria, ágapes, etc, se coimea a los empleados de tribunales para que apuren los trámites y, básicamente, hagan la vista gorda.
Obviamente, en los momentos donde los adolescentes secuestrados comienzan a acostumbrarse a la drogadicción forzada -un lindo negocio para psiquiatras y empresarios farmacológicos- y obtener algo de lucidez, van aprendiendo las técnicas del robo callejero, el sadismo del encierro y el resentimiento que genera la imposición forzada a profesar fe en alguna secta.
El sistema funciona de manera aceitada.
Conseguir una licencia para este rubro de empresas, no es nada fácil. No se trata de un mercado abierto a la competencia.
El reiterado fracaso y más aún, los reiterados problemas de violencia e inseguridad que generan estas cárceles privadas para quienes nunca cometieron un delito o ni siquiera se lo probaron con las debidas garantías constitucionales, no altera en nada la moral corrompida de un sistema de secuestro de adolescentes pobres muy lucrativo para ese lumpenaje empresarial que cruza a la iglesia católica con los jueces y tribunales.
Por el contrario, es muy frecuente que un tutor desesperado por los problemas de adicción de un menor a su cargo no encuentre refugio en el sistema público de salud y los jueces -ni que hablar estas fundaciones truchas- hagan la vista gorda: no es negocio cuando hay detrás un tutor verdaderamente responsable, verdaderamente preocupado y verdaderamente demandante. Aún en el caso de contar con los recursos económicos para financiar un tratamiento que sólo brinda el negocio privado de la medicina, se trata de una estafa.  Que atrasa unos 100 años el saber académico en torno a la psiquiatría, la psicología, la medicina, la criminalística y los derechos humanos.
Cuando Enrique Medina escribió su novela (¿autobiográfica?) Las Tumbas, que transcurre durante los años 50 bajo el segundo gobierno peronista, y desnudó la contracara de la obra social de Evita y el General en los orfanatos, que aún en transición -luego interrumpida por los muy democráticos golpes de estados y dictaduras- entre el sistema de caridad y religiosidad forzada que trataba de manera salvaje y despiadada a los huérfanos y la emergente pastoral social foucaultiana de Evita (muy avanzada para esos tiempos)  sufrió la paradoja de verse prohibido el libro durante las dictaduras y permitido recién en democracia, incluso bajo gobiernos peronistas.
Hoy falta -o yo desconozco- esa novela que narre el sofisticado sistema de las comunidades terapéuticas que nutre al lumpenaje empresarial de jueces, empleados de tribunales y el ala empresarial de la iglesia católica, porque hay muchas gentes bien intencionadas que, si una tía devota y solterona, les contara que colabora económicamente con estas universidades de la adicción, la violencia y el delito, las felicitarían. Lástima que están engañando a la tía: los resultados son los contrarios a los pregonados; y sus responsables lo saben perfectamente.
La marginalidad es, no sólo con las panaderías en cooperativa, la iglesia en portuñol, las botellas de reciclaje, las nenas y adolescentes prostituídas, Facundo Pastor y el paco, la marginalidad es un buen negocio en el rubro Salvación.

sábado, enero 29, 2011

Estar enamorado



Nunca fui abanderado. Sacaba buenas notas. Caía en plástica, en educación física. Alzaba la bandera en el otoño, porque iba por apellido. Pero formábamos, la fila, frente a la bandera, cantando Aurora, y la fila se formaba por estatura. Siempre fui primero. No, perdón, hubo un grado en que había uno adelante mío. Yo sabía -no sólo porque ellos le cambiaban la letra a Aurora, no sólo por los murmullos, no sólo porque la señorita se quejaba desde el frente de la fila, a un paso de mí- yo sabía que allá en el fondo de la fila la pasaban mejor. Yo no tenía que "tomar distancia". ¿Se seguirá haciendo, eso de estirar la mano derecha -la izquierda pegada al torso- y tocar con la punta de los dedos el hombro del que estaba adelante en la fila? Ojalá que no. Pero en aquellos años, salíamos de la dictadura. Tomen distancia. Descansen. Cantar Aurora. Uno que pasa a izar la bandera (izar se dice, antes dije alzar) después la directora, buen día alumnos, y un coro de pendejitos asustados -todos hombrecitos, no se permitía la entrada de nenas en esa escuela- respondiendo, buenos días señorita. Pura mierda. Y sin embargo, era feliz. Marchando, en fila, entrando a las aulas, pasando debajo de la campana, de un crucificado con una vincha de espinas, haciendo la señal de la cruz, parándonos al lado del pupitre, padrenuestro que estás en los cielos santificado sea tu nombre, fin del rezo, con un amén, pueden sentarse, decía la maestra, parada estoica al lado del escritorio, saquen el cuaderno, los lápices de la cartuchera, dictado. Alguno se copiaba, lo mandaban a dirección. Sonaba el timbre. Con el guardapolvo al viento, a jugar a las bolitas, al yupi, con las figuritas de Fama o del Papa Juan Pablo Segundo, se había puesto de moda, cuando fue a Paraná, a besar el asfalto de la pista de aterrizaje de los milicos, de donde también salían vuelos de la muerte, el handball, los golazos, las bolitas, y cantar credos, tocar la guitarra, ir a la iglesia, tomar la comunión. Volver con mis hermanos, caminando, avenida Pancho Ramírez, calle Perón, calle Urquiza, pateando piedritas, a tomar, rápido, la leche, y tirar la mochila por ahí, mi abuela gritando, foooo, bueno, acomodar la mochila, colgar el guardapolvo y salir corriendo a jugar con los del barrio a la escondida. A treparnos por los techos. A robar limas, a juntar paltas para tirársela por la cabeza a los rivales, formamos un club de fútbol, nos metieron en cana -precoces- a los 7 años, unos años después, me enamoré perdidamente de vos, Julia. Rubiecita erguida y orgullosa. Y vos, creo, también te enamoraste. Éramos tan pendejos. Vos tenías 11 años y yo 13. Te lo juro por lo que más quieras, el amor me pegó mal, intenso, genial, volaba entre los cables, con las golondrinas esas que -¿será verdad?- venían desde Canadá. Eras un poquito más baja que yo, tenías tetas. A los 11 años. De eso me acuerdo.Yo me planteaba que quizás, una diferencia de edad tan grande -imaginate, te llevaba dos! años- no sería un escollo. Nunca tuve paciencia. Pero, sabía, que tendríamos que esperar. Mi madre me dejaba bastante en libertad, no sé la tuya, pero más o menos suponía -nunca se lo pregunté- que si le decía a mi vieja que me iba a ir con vos unos tres años a andar en una góndola por Venecia, que treparíamos lianas en Africa y tomaríamos un café -así, re adultos, con esmoquin- en un bar de centroamérica, mientras planificábamos cómo robar un banco para distribuir la plata entre los pobres, no sé, capaz que -no sé a vos- a mi no me daban permiso, o bien, si le decía: mami, me voy con una chica a dar la vuelta al mundo; me respondía, bueno, pero volvé antes de las 6 e la tarde para hacer la tarea, así que nunca se lo dije. Pero vos tenías esa mirada tan pícara. Yo era un pibito tímido, ni te hablaba, más que por teléfono, pero en el club, me ponía allá arriba donde estaban los árboles con sombra para espiarte en la pileta. Y cuando fuimos, de común acuerdo -fue mi primer cita- a la fiesta en la escuela Sarmiento, que empezaba a las 8 (yo estaba 8 menos cuarto en la puerta, con Nahuel, mi amigo y vecino, creo que vos, Julia,  todavía vivías en Córdoba cuando él en Córdoba, justamente, se tiró de cabeza a la muerte, en fin: lo que te perdiste, boludo) y terminaba a las 12, estuve todo el día, mirá, esto nunca te lo conté, Julia, y me da algo de verguenza, pero el asunto fue así: me levanté, ese sábado, temprano, ordené (como nunca) mi habitación, le pregunté a mi mamá si necesitaba un mandado, agarré la bici y fui volando a todos los lugares donde me pidió, cociné, lavé todo, barrí el patio, me senté a hacer la tarea, adelanté estudio, no hice ruido a la siesta, y nervioso, a la tardecita, me acuerdo, fui a encararla a mi madre: ¿mami, me dejás ir a....? Mi vieja, me dio permiso. Suspiré. Salté de alegría. Crucé la calle, toda rociada de las flores lilas de los paraísos, corriendo, le dije a Nahuel, y también lo dejaron. Me fui a bañar. Cuando íbamos caminando me empecé a poner nervioso. Bailábamos rap, vos no aparecías. Hija de puta. Yo tenía un pantalón nuevo, un jopo con gel, un discurso dicho frente al espejo, una carta en el bolsillo de atrás, Julia. Y vos no aparecías.
Rato después.
Abrazada a una amiga te vi.
Di una vuelta.
No me animaba.
Estaba todo charlado por teléfono, pero igual. Te amaba. Profundamente. Y no me animaba a saludarte. Cuando, con tu amiga, te acercabas, yo salía corriendo, compraba un vaso de gaseosa, bailaba, ridículo y febril. Qué noche rara. Y hermosa. En la cancha de basquet. El baile. Las profesoras, dando vueltas, los padres, los viejos chotos de la cooperadora, los lentos, el querés bailar. Y vos, no sé, eras, supongo, más adulta que yo, andá a saber. Abrazada con tu amiga, te me viniste directo. Ya no te podía esquivar. Y me dijiste, maravillosa, decidida, flotando en el viento, un sueño mágico, tan tierno, un mundo entero envuelto para regalo, me dijiste, vos, tan mujer:
-Hola
Y yo, siempre voy a acordarme, cómo olvidarme, ay, amor, yo te respondí:
-Hola.
Y luego, como me quedé callado, diste media vuelta y te fuiste.
Qué pelotudo.
Ay, Anabel, volvé a Bs As, salvame. Que me siento un ridículo.
Con el viento que entra en la ventana, las ojeras, la voz baqueteada. Decime, Julia, si alguien nos hubiera dicho, a tus once años, que ibas a ser cantante de punk rock, más kirchnerista que yo, un poco menos cínica pero mirá que mi nivel es muy elevado, así, todos adultos, los pibes se fueron quedando, haciendo vidas un poco, perdón pero, aburridas, o no sé, normales, si querés. Capaz que hasta mejores, pero a quién le importa. Si la patria son los juegos de la infancia, y la vida esta manera de olvidarse lo que duele. Capaz que me hago la cabeza, pero en tu mirada pícara capaz ya estaba escrito el destino, capaz que el pibe peinado en gel tenía las huellas de esto que iba a suceder, que sucede, que recién, bah, siempre parece así, siempre parece que recién empieza.
A veces yo también tengo días que pido a gritos INTERNACIÓN, pero entiendo que es como moneda de cambio, no sé si de esta sensibilidad rara, pero sí, seguro, de habernos cagado de risa todos estos años.

Faloperos

La política estadounidense de "guerra" contra las drogas fue, es y será un previsible fracaso. El problema es el daño que la paranoia mesiánica por el control social por parte del principal estado terrorista ha provocado en el resto del mundo. El nivel de violencia que los Estados Unidos han generado en el mundo con su política de castigar a los países productores de la sustancias que los yanquis consumen es, quizás, y sólo quizás, reversible a largo plazo, bajo condición no ya de legalizar las drogas blandas o naturales o si se quiere todas las drogas, hoy día, quizás, eso ni siquiera alcance para desenredar la violencia organizada que generaron los Estados Unidos. Más aún, es tal la gravedad que una eventual legalización en los Estados Unidos provocaría espirales de violencia sanguinaria en los países productores, en su lucha por el monopolio de la exportación.
El comportamiento regularmente ilegal de las oligarquías basadas en los comoditties de los países pobres -como en nuestro país por parte de la Mesa de Enlace- es más violento cuando la materia prima que exportan al "centro del mundo" es ilegal en ese centro. El Vandorismo rural- mezcla de Vandor y de Bandido- tiene en nuestro país el mismo consenso que la Mesa de Enlace mexicana o Colombiana -allá los llaman Cárteles- pero niveles de violencia que ni cuando la Sociedad Rural festejaba la carnicería de Videla.
Muy probablemente, el mundo vaya resolviendo de manera alternativa el uso de recursos naturales para la energía -las paparruchadas sobre que "vienen por el agua" es sólo una arista de la reconversión posmoderna de la derecha hacia el ecologismo- y la disputa geopolítica, con su carga de violencia regulada a través de la ilegalización, se centre en la producción de materias primas para fabricar drogas-que jamás en los consumidores, que son los viejitos europeos y los gorditos yanquis, atontados e inocentes de las carnicerías que desparraman por el mundo- y la situación hoy día es tan compleja que la legalización de estas sustancias puede, incluso, profundizar, no sólo la violencia, sino la pobreza de los países productores.
Si los yanquis pueden drogarse legalmente - algo esperable dado que las clases bajas (afroamericanas) ya no son el enemigo interno, sino las religiones mesiánicas de oriente que, por su fanatismo, se alejan de estas sustancias- no es esperable un futuro venturoso para países que viven del narcotráfico como Bolivia, Afganistan, Colombia, México, Perú, etc, dado que la historia económica enseña que más allá de los fluctuantes términos de intercambio, la división internacional del trabajo se profundiza cuando de un lado están los proveedores de materia prima y del otro los que agregan valor. Para decirlo en criollo: si las drogas fueran legales en EEUU, los Bart Simpons alienados no fumarían marihuana sino que se clavarían un ácido u otras drogas de diseño junto a una botella de agua mineral de marca Duff.
El quilombo es grande. Más vale que es preferible la legalización, pero ojo, que pueden quedar los residuos -el paco, la merca con paracetamol- para los más pobres- y la potencialidad industrial para los más ricos.
Así que, no sé.
Bueno, tampoco pienso muy en serio todo lo que acabo de escribir, pero matizado y complejizado sí, es más o menos, me parece, así.

PROmesas de amor PROmesas


Manu, así no salimos, ni de paseo.

Lo que el viento se llevó


Muy, pero muy mal. Antes de ayer me recorrí varias librerías intentando conseguir Por orden de desaparición, de Simon Brett, que no está reeditado por Emecé, me decían, aunque varios de El Séptimo Círculo sí lo fueron (es curioso que, la saga de los mejores libros de esta colección, ya sin Borges y Bioy Casares, aún lleven los nombres de sus fundadores). Y peor, tampoco pude conseguir De Dioses, hombrecitos y policías de Humberto Costantini. Justo cuando, esos exactos dos libros, los necesitaba. Dos libros, además, geniales, pero que entre tantas mudanzas y porque me gusta tirar lo que ya leí, bue, qué se yo, se perdieron.
En fin, acabo de encontrar dos capítulos de Costantini, acá van:


La señora Viviana Mastrocarbone de Giannello nos estaba deleitando con un bello poema de su autoría. Apenas unos minutos antes, nuestro presidente, el señor Chávez, la había anunciado con su habitual galanura. Recuerdo con precisión algunas de sus hermosas frases: “un florido raudal de iluminado canto”, había dicho, y también se había referido, algo sorpresivamente tal vez, al “femenino poder de su amoroso llamado”. Recuerdo esas frases pues, como es sabido, los lucidos prefacios del señor Chávez, de quien adelantaré que es español y jefe de ventas de una importante inmobiliaria, suelen ser para nosotros casi tan atractivos y dignos de recordar como los mismos poemas que, en tanto presidente de la institución, se ve generalmente en el grato deber de anunciar. Pero además las recuerdo por este otro detalle en apariencia banal: mientras pronunciaba el señor Chávez sus palabras de presentación, y más exactamente cuando, con grave y sugerente voz, dijo aquello de “su amoroso llamado”, el señor Frugoni, quien contra su costumbre se hallaba de pie y detrás de la última fila de sillas, carraspeó dos veces en forma no diré ruidosa pero sí brusca, o por lo menos demasiado ostensible. Atribuí este incómodo carraspeo a la sorpresa, tal vez a la emoción, que las palabras del señor Chávez le habían provocado, aunque más tarde comprendí, no sin asombro, que el motivo de su intranquilidad, como pronto se verá, era muy otro.
Ahora bien; a pesar de que el estro poético de nuestra secretaria de actas no alcanza —debemos reconocerlo— las finezas y excelsitudes del de Irene (quien entre paréntesis, en la reunión del miércoles 26 de noviembre había sido nombrada por unanimidad revisora de cuentas), la verdad es que sus estrofas inspiradas, tiernas y por momentos dolorosas, nos llegaban muy hondamente a todos. Debido a ello me llamó penosamente la atención que el señor Frugoni, en general tan atento y sensible a los poemas de nuestros asociados, y muy especialmente si pertenecen al bello sexo, abandonara en forma imprevista la reunión, atravesara el ancho patio con glicinas, y se dirigiese, con mal disimulada preocupación, hacia la pequeña habitación del fondo donde se encuentra el teléfono.
Miré de reoljo hacia mi derecha. Irene, pendiente de las sugestivas imágenes y rítmicas entonaciones de la señora de Giannello, parecía no haber percibido nada fuera de lo común. Al contrario; su delicado perfil, que sobre el empapelado azul de la salita de actos se destacaba como el de antiguo camafeo, era la imagen misma de la concentración y de esa “mágica comunión en poesía” a que hacen referencia nuestros estatutos. Su cuello fino y nervioso se inclinaba hacia adelante, sus ojos se entrecerraban, los delicados músculos de su rostro se contraían ligeramente, un mechón de suaves cabellos rubios le sombreaba las sienes en cuya casi transparente palidez era posible adivinar rítmicos latidos. Tuvo, lo recuerdo, mientras con cierto disimulo la estaba mirando, algo como un estremecimiento de frío. Extraño realmente, pues, si bien llevaba puesto un liviano y elegante vestido color celeste sin mangas, la tarde era bastante calurosa, y nadie —seguramente para no importunar a la señora de Giannello— había querido encender el ventilador. Tal vez estuviera un poco afiebrada, pensé, pues sin dejar de mirar hacia el estrado, pero evidentemente algo achuchada o friolenta, buscó un saquito de lana que tenía doblado junto a su cartera y se lo colocó sobre los hombros. pero no, no era por suerte nada grave. Pronto pasó su calofrío, y volvió a su rostro la serenidad de siempre. Sentí en ése momento deseos de tomarle una mano. Sentí necesidad de besársela y de declararle todo lo que siento por ella.
Recordé que el miércoles 26, luego de la reunión donde por moción mía fue nombrada revisora de cuentas, estuve a punto de hacerlo, pero la tristísima verdad es que no me atreví. La acompañé esa noche por la sombreada calle Marcos Sastre hasta Nazca donde ella toma su colectivo 110. Caminábamos lentamente contemplando los árboles, los cercos, los jardines. La noche era templada y hermosa. Vimos de pronto sobre un cerco de ligustrina algo ya casi imposible de encontrar en Buenos Aires: un bichito de luz. Nos detuvimos un buen rato a contemplarlo. Vimos al alado prodigio dar un vuelo hacia el interior del cerco, y desde esa oscuridad, encender y apagar su lucecita como saludándonos. Lo vimos volar hacia la copa de una tuya y luego, siempre encendiéndose y apagándose, volar hacia el fondo del jardín hasta desaparecer detrás de una frondosa Santa Rita.
Irene no demostraba apuro por volver a su casa. De  tanto en tanto me dirigía una mirada tierna e interrogante como si en realidad aguardara no sé qué cosa de mí. Creo que jamás se me había presentado un momento más propicio. Sin embargo, en todo el lento camino, como si una fuerza misteriosa me hubiera impedido expresar con naturalidad mis verdaderos sentimientos, sólo atiné a hablarle de lo excelente que me parecían sus creaciones, y de lo justificada que consideraba la distinción que la comisión directiva en pleno le había otorgado. Una tontería, no puedo negarlo, pero me fue imposible hacer otra cosa.
Dejé a Irene en su colectivo, y caminé unas cuadras por Nazca, avergonzado, y maldiciendo de mi casi increíble timidez, de mi estúpida e imperdonable falta de decisión. Recuerdo que al cruzar las vías del tren, oí bien claro el chistido de una lechuza. Tuve la sensación de que hasta el cielo se estaba burlando de mí.
De todas maneras nos encontrábamos ahora en la sede de nuestra agrupación y no era el momento —tenía por suerte de ello plena conciencia— para intentar lo que mi cortedad, o mi súbita cobardía, para decirlo con todas las letras, me había impedido llevar a cabo en un lugar y un momento sin duda más apropiados. De modo, pues, que contuve mis inoportunos impulsos y continué escuchando a la señora de Giannello con la atención y el respeto que son normas de nuestra sociedad.
Nuestra secretaria de actas hablaba en su poema de atardeceres y de lluvia. Aún recuerdo el verso “cuál cariátide inmóvil en su pena” que, no obstante mi inquietud (provocada tanto por la turbadora presencia de Irene como por la intempestiva salida del señor Frugoni), me impresionó dolorosamente. La señora Giannello leía con voz cálida y pausada; sin embargo la hoja de carpeta “Rivadavia” escrita con su letra de ángulos apasionados y un tanto agresivos, le temblaba ligeramente en la mano. Percibí que los movimientos de la hoja se hicieron más visibles a partir de la salida del señor Frugoni, y debido a este pequeño detalle se me hizo de pronto más clara una situación que, al principio, me pareció confusa e inexplicable. Contribuyeron a aclarármela, no lo niego, las sentidas palabras del poema. En él, la apasionada señora de Giannello mencionaba la insoportable soledad de la espera. Soledad, decía “Que tu pecho cobarde no mitiga / preso en horribles vanas ataduras / cual Laoconte herido por las sierpes.”
Recordé entonces que el señor Frugoni, excelente poeta de vena gauchesca y propietario del bazar “La Flor de Lis”, me había confiado semanas atrás serias desavenencias con su mujer. Tan serias y violentas, me explicó, que le habían impedido acabar durante esa semana el extenso poema “El fantasma de la carreta”, que nos había anunciado y que se había comprometido a leer aquel miércoles en la Agrupación.
Las desavenencias fueron provocadas, según me lo dio a entender, por un inesperado amor “tormentoso e imposible”. Recordé también que la señora Giannello firmaba últimamente sus poemas con su nombre de soltera. Y que el señor Giannello, quien antes solía venir a esperarla con su camión a la salida de las tertulias, hacía tiempo que no se aparecía por Teodoro Vilardebó 2562, donde tenemos nuestra sede.
Comprendí entonces la dolorosa situación por la que atravesaban aquellos dos queridos miembros de nuestra agrupación; sentí una gran pena por ellos y realmente temí que algo grave podría llegar a ocurrir ese miércoles 3 de diciembre cuando transcurría la trigésima quincuagésima sexta reunión de poesía, en el décimo año de Polimnia.

II
DE AGENTE PASCUALI A OF. SUBAYUDANTE COVAS
El día martes 18 de noviembre de 1975, siendo las 14:30 horas, me constituí en la esquina de Marcos Sastre y Teodoro Vilardebó en cuyas inmediaciones permanecí hasta las 20:43 horas en que se hizo presente el cabo Nicodemo Ramírez con la expresa misión de suplantarme.
No observando al llegar movimientos sospechosos de personas ni de vehículos, procedí a caminar por la vereda de los números pares correspondientes al 2500 de Teodoro Vilardebó a fin de llevar a cabo una inspección ocular un poco más in situ.
De resultas de ésta, constaté que en el domicilio de Teodoro Vilardebó 2562 funciona una entidad, o club social, o comité que lleva el nombre de POLIMNIA según reza placa de bronce de tamaño aproximado 15 x 30 centímetros colocada en el ángulo superior derecho de la puerta de entrada.
El domicilio permaneció totalmente clausurado durante todo el tiempo de mi vigilancia, o sea que nadie entró ni salió de allí entre las 14:30 horas y las 20:43 horas del día martes 18.
Informes de vecinos y proveedores ante quienes figuré como inspector de obras sanitarias, confirman los datos explicitados en la denuncia recibida el día 15 ppdo. Esto es: Los días miércoles aproximadamente a las 17 concurren a ese domicilio entre 15 y 20 individuos de ambos sexos, los que permanecen hasta aproximadamente las 21:30, retirándose luego en pequeños grupos con el evidente objeto de no llamar la atención.
Por esa misma vía de información se corrobora que quien figura como presidente de la entidad es en efecto el sujeto Romualdo Chávez, cuyos antecedentes ya obran en poder de esa superioridad.
Jesús Meijide, propietario de la panadería “La Espiga de Oro”, sita en Baigorria 2199, informa que los días lunes, miércoles y viernes, en horas de la mañana, concurre a dicho domicilio una mujer conocida en el barrio como doña Zulema, con el objeto de efectuar tareas de limpieza. El domicilio de dicha Zulema, quien también efectuó estas tareas en casa de Meijide, es o figura ser Helguera 4045, al fondo.
También informa Meijide que la finca de Teodoro Vilardebó 2562, pertenecía hasta hace algunos años a una anciana de apellido Lobos, hoy fallecida. Fue adquirida por la Inmobiliaria DELOS, en donde aparentemente trabaja el mencionado Romualdo Chávez, y por su intermediación, cedida en alquiler a POLIMNIA.
Por todo lo dicho sugiero reforzar vigilancia los días miércoles. El equipo fotográfico del que se me hizo referencia verbal puede ubicarse frente a Teodoro Vilardebó 2541 si se lo instala en el vehículo registrado como taxímetro, y si, como bien sabe hacerlo el sargento Longo, se lo disimula convenientemente.