domingo, septiembre 30, 2012

Jarvar

Los términos de la confrontación principal -no necesariamente la que más convenga al país, de hecho, hay gente durmiendo en la calle mientras tanto- los sigue planteando, sin misterios ni rodeos, el Partido Clarín. A medida que se acerca del 7 de diciembre. 
No vi la conferencia de Cristina en Jarvar, a veces, parezco un imposible: un kirchnerista crítico, dado que no tengo televisor. 
Pero, la verdad, amores míos, la lectura de la realidad, no pasa, ni debe pasar, creo, por ahí. Pero bueno, uno no elige los términos de la confrontación principal. Y da moooy grasa andar de detective de contradicciones ajenas, como si la vida no fuera en sí y para sí, contradictoria. El edicto al contradicto, moda paulatinamente in crescendo, tiene, a esta altura del campeonato, el efecto inocuo de reforzar saberes preexistentes. Dotar de argumentos para seguir enemistado con las tías. 
Es notable, sí, la virulencia del Partido Clarín, lo previsible de su militancia desesperada. Los infructuoso de aburrirse. 
La sobreinterpretación tiene, cada día, un nuevo titular es una piña en la torpeza de darse por nunca más sorprenderse. Se van a la mierda. Ayer había un título que era SCIOLI DEFENDIO LA UNIVERSIDAD DE LA MATANZA PERO IGUAL DEFENDIO A CRISTINA, qué se yo, están locos, es mucho, se nota, da parar reírse, no queda otra. 
Las operaciones, berretas, de prensa, no cesarán a irán creciendo. Los insultos, ya medio pelotudos, de su estrella tonta, el fundador de Crítica, Lanata, y así. Pero tendrán que cumplir la ley, tarde o temprano. Y punto. Y es un asunto de guita. Todo lo demás es Miami. Y acaparará, sin conmover las relaciones de fuerza preexistentes, la agenda hasta fin de año, cuando el partido Clarín seguirá en la misma y el kirchnerismo deberá organizar una agenda más amplia o perderá las elecciones; no por lo que señala, estéril, el partido Clarín, sino porque no es un agenda que no atraviesa más que las necesidades intelectuales de las clases medias porteñas. Pero igual los amo a todos, eh.  

viernes, septiembre 28, 2012

Educar una mirada desconfiada siempre garpa en situaciones distintas porque uno no sabe si algún día te pueden tomar una foto sin que sepas o una cámara de seguridad (¿viste que ahora está lleno, modas municipales, dios nos libre de las modas municipales, de cámaras en todos lados?) y asaltan a un tipo que iba con las manos en los bolsillos de la campera y salís en un canal de cable y tu tía desde Santiago del Estero te llama al teléfono fijo y te dice que te vio en la tele y sos así tipo una re celebridad por un ratito y bueno todo eso que nunca nos pasa pero siempre estamos como preparados a la contingencia más bien como deseando que suceda




Sos tan linda.
No, yo no, yo soy astuto.
Vos sos tan linda. Yo tan astuto. 

Qué se yo, a veces, no se de qué escribir. A veces. A veces, también, especialmente esas veces, creo que nunca sé de qué escribir. Salga o no salga, lo que quería, cuando tenía algo que, creía también, decir.  Pero me levanto de la cama, prendo la luz, prendo un cigarrillo y prendo la computadora y tecleo con la actitud de estar escribiendo el Manifiesto Comunista o Trópico de Cáncer o Facundo o así, esas cosas, pobladas, mayormente, de obviedades tan sombras, sombras como metáforas gastadas que todavía estremecen, contando lo que estoy haciendo -fumar, teclar, tras prender la luz- y algo de pronto surgirá. O no. A veces salen porquerías. Cosas que estoy probando a ver si de verdad pienso eso que ya, de todos modos, está escrito.

Me da bronca que seas tan linda, que estés dormida, que yo esté despierto, que todo sea, camino a nada, un lugar, así como una estación, en la vida. Que tendrás otras. Y ojalá, sean muchas. O pocas. O una. Y que seas feliz hasta aburrirte. Y dejes de recuerdo una postal en cada lado. Con pintura de labios. Acá, por ejemplo, podría intercalar, algo de un buzón. Da una panorámica, también una imagen contundente, una panorámica de añejo y vendedor, autoconsciente, de ilusiones. Que se derribarán. Pero ya no hay buzones. En la literatura. Queda algo, en eso, de lo que aún vivo, el periodismo. Me tiene harto. Pero ahí, como se escribe para viejos o pendejos envejecidos, los buzones, pero sólo como metáforas, pueden tener lugar.
Claro que el buzón, esas viejas cajas de hierro, no tenían sentimientos. Más que simbolizar la espera. Y a mí me duele todo. Como un boludo. Como un arquero de barrio. Como un buzón. Como otra cosa así, de imagen nítida y singnificaciones polivalentes de una semiótica del disturbio que suba, a la vez, por los escalones quietos de un mensaje que te enamore. Definitivamente.  

Me da bronca que seas tan linda. Me duele, por mí, porque me hago viejo, con una calma imprescindible, sin demasiada protesta, como contento de haber vivido. Un espíritu, quien lo diría, de mesita de luz. Me duele saber que no serás, belleza inmensa, la última parada. Que ya no crea en el tiempo. Que vos ya lo sepas, que seas inteligente, que vivas todos los mundos que a mí me dan miedo con una naturalidad de artista en un país extranjero, donde todo parece, corazón, tan bien. Donde uno es siempre el equivocado.

Conocí a mi bisabuela. Le decíamos la abuela, y a mi abuela, la llamábamos y llamamos por el nombre, Marta. En una cama, siempre estaba en cama, la abuela, mi bisabuela, y siempre era muy viejita, en Paraná. Me regalaba unos caramelos de fruta abrillantada, envueltos en nailon transparente, recubiertos de azúcar. La ví a mi abuela Marta, su hija, dormir en un colchón en el pasillo. Y a mi vieja nerviosa. Y supe, pero muchos años después, qué eran las vísperas. Sabía que algo iba a ocurrir.
Un día de esos, forzado, volví de jugar en la vereda. Volví tarde sin que me reten. Me habían dado un franco demasiado largo, sospechoso. Antes de que me digan nada corrí las escaleras y subí y prendí la luz por que había un mueble que me daba miedo y la cama estaba tendida y vacía y la abuela, a quien nunca llegué a ver parada ni caminando, no estaba.
Cosas de chicos.
Tomé aire.
Tomé coraje.
Y me asomé debajo de la cama.
La abuela no estaba, tampoco, ahí.
Bajé y pedí explicaciones.
No me acuerdo qué me dijeron. Algo sobre dios. Pero a mí me parecía terriblemente injusto que la abuela no esté más acostada en la cama.
En la misma cama donde mi abuela Marta, su hija, está ahora.
Ahora que entiendo todo.
Ahora que sé, esa cosa, tan, no sé, la puta madre, tan insistente, de la finitud de la vida. Ahora que ya he vivido. Que no tengo, a grandes trazos, de qué arrepentirme. Y te miro, acostada, tengo unas ganas locas de besarte. Despertarte de tus sueños y explicarte, con esos rodeos y modos rebuscados con los que hablo y me disperso y bueno, contarte, que no es por vos ni sobre vos ni sé a qué ni porqué, pero tengo miedo.
Mucho miedo.


A que no me quieran, a que se den cuenta, a que me dejen solo. Pero también tengo miedo a que me quieran, a defraudarlos, a que se equivoquen. A no merecerlo. A sentir dolor, físico, no sé, que me choque un auto y me deshaga la rodilla, como le pasó, hace un par de meses, a mi hermano, que se recupera, suerte que salió vivo, se recupera leyendo, dolorido y entre médicos, y leyendo, probablemente, pienso, inhibitorio, ésto, que ahora mismo estoy escribiendo.



Vivo en un planeta de casas, bares, oficinas, donde todos tienen certezas.
Como si tuvieran la vida que yo querría vivir.
Los miro por la calle, de la mano, comprando algo en un kiosco, esperando el colectivo, haciendo tiempo en la cola del rapi pago. A algunos les sobra la plata. Otros cuentan moneditas. Pero se parecen, me siento tan, si lo supieran, lo disimulo, como si yo perteneciera a otro lado, secreto y errado, de la vida. Parecen tener una paz, una tranquilidad de objetivo cumplido, una seguridad que a mí me falta.

La mayoría de mis amigos dedicados a la escritura de algo, sea el periodismo, la poesía, la publicidad, qué se yo, son así, algunos, lo cuentan, entre líneas, otros se matan, otros la manejan. Esa desesperación interna. Arrolladora.
Te miro, dormida, en cada punto y aparte.

Y quedará en la nada, lo que finalmente, escriba. En ese océano terrible donde quedaron las ideas que nunca surgieron. O las que descartamos. O las que no nos animamos decir. O las que fingimos creer, pero se notaban. O creímos, quizás, ya nadie podrá saberlo, que se notaban. Duchos en el arte de fingir. Un cuentista es eso. Un narrador social, de cualquier género de la literatura (el periodismo también lo es, devaluado, como corresponde, pero no más devaluado -el criterioso y salvaje mercado capitalista regula, eso sí, a través de la técnica de los honorarios, los prestigios, recursos simbólicos de administración económica de las emociones- que la literatura sin fisuras, la literatura a secas, ja, carajo) es siempre un aprendiz de sí mismo. Es casi tonto acusarlo de sus egomanías, no tiene otra materia prima. Hasta la demagogia, por ejemplo, postular que a uno le importa "lo que dice la gente" tiene ese insumo vital de existir, pero previamente diagramarse un modo de conocerse; hasta esa demagogia requiere el displacer de explorarse. Narrarse. Con la viveza criolla de la necesaria técnica para que El Otro, esa otredad misteriosa, crea que se está mirando al espejo. Ahí, en ese interrogatorio policial con uno mismo y en cierto y lejano punto inasible inteligible, ahí, hay magia. Conexión. Redes. Cosas así. Buenas noches. Ya me desvelé. Pero voy a salir a caminar. Por ahí. Las calles también tienen misterio y escritura. Mentira. Pero queda bien decirlo.

Mirá, pibe, el sutil arte de descalificar un adversario exige una profunda desconfianza sobre sí mismo. Tomarse en joda. A fondo blanco. Ahora sí, adiós.
Siempre estoy despidiéndome. Con ceremonia. Y protocolo. Todo pomposo. Hasta para, sencillamente, tratar de volver a dormir. Son, total, solamente unas horas.
Para abrazarte, aunque no pueda dormirme, y hacer de los insomnios la ceremonia del largo pensar entre la calidez de tus tetas. Es tan injusto para con el pibe, arrebatado y tierno, que no pude ser. Cuando me quebraron sobre la línea de flotación. Culpa de un montón de chicas que ahora quieren hablarme por facebook porque las cosas me salieron más o menos bien y a ellas, no. Cuando creían que con este loco el único norte era la frustración constante. Y ahora, cuando ya es tarde, cuando ya se rieron demasiado vulgarmente de mí, cuando se sienten vacías, cuando ya no me importa, cuando hice, del rechazo, un resentimiento constructivo. Ahora que envidio a las personas con paz. Pero pago, casi regularmente, el alquiler.

Voy a robarte los ojos, no, voy a sacarte la mirada y dejarte los ojos, voy a quedarme con un 10% de tu mirada y guardarla en una cajita, bajo la almohada, y voy a quedarme, además, con un pedazo de la intensidad de tus labios. Con tus mejores años. Con la esperanza de amarte. Con la promesa incauta de la eternidad.
Voy a quedarme, si no te molesta, uno de tus besos de hoy, de nuestros besos de hoy, voy a quedarme con uno, te lo confieso, es éste, lo escondí bajo las sábanas, para guardarlo en la página 93 de la novela de Alberto Moravia que me dieron ganas de releer, yo, no sé, te quiero, yo me voy a quedar con eso y el mes entero de setiembre y darte, tomá, llevalo a donde quieras, éste es mi compendio, estadístico, edición definitiva, mi compendio de promesas desgarradas, de apuestas pobres a la vida, te soy, como homenaje a la suavidad gloriosa de tus mejillas, sincero: siempre fui una promesa; pero he defraudado a tantos que me agarra, cuando tengo estas horas de la mansa plenitud que te debo y agradezco, ganas de protegerte de mí, de esta felicidad de conocerte y tenerte y todas las promesas que te hice y haga, son tuyas, si llego a herirte, no descreas del amor, descreé de mí, no lleves mis promesas al museo de la mentira, dejalas, sino vas a entenderme y se pudre todo o no resulta o me equivoco o me asusto, dejalas en el museo de la esperanza. Que todas las chicas solas de este planeta sueñen, y eso les de fuerza cotidiana, con un retazo apenas de lo tanto que te amé antes de que te duermas. Por esta noche profunda. Y tonta. Por esta noche inmensa. Por que si en tu concha no está dios no hay infierno ni paraíso.


Y ahora estás, ahí, toda desnuda y hermosa, dormida. Afuera, en todos los lugares comunes, llueve a cántaros. Decían en las novelas que ya no leo. Como si llover fuera un acto de dios, con cántaros. No, nubes en procesos químicos que ya me olvidé y bañan los ranchos, acumulan tristezas, manchas de humedad, arruinan peinados, mojan tus zapatitos, enloquecen los planes, estremecen la escritura falsa de la dichas perdidas, la mía. Sentada en mi silla. tecleando mi computadora. Con ganas de golpearme, por gil, por desaprovechar, por sentirme, al lado tuyo, menos. Se abren paso. Las cosas. De la vida. A medida que envejezco. Parecía, creía, que ya no podía. Volver a querer con la rabia linda de la pasión. Y me mirás y me quedo tan débil. Sos tan hermosa. Que amago, como a la defensiva, explicarte. Y no me animo. Me da verguenza. Quiero despertarte. Animarme. Y decirte. Que tengo miedo de enamorarme y que, no sé, sos, sos tanto. Tengo miedo de que al final no te parezca. Que me veas poco, siempre asustado, siempre sensible y pesado, siempre, buscando, lo imposible.
En las ramas caídas de la plaza cuando amanezca y el cielo esté, de nuevo, sin esos enojos de tormentas. Cuando quede en el aire el olor a pasto. Y los empleados municipales, ajenos a la poesía, recojan, a desgano, la resaca de la lluvia, las ramas en las plaxzas, las baldosas rotas, los paredones tristes, una alcantarilla tapada de escoria, el retorno de las viejas del barrio a la ceremonia de la bolsa de almacén y las vidas sin naufragios y sin penas ni recompensas tibias en el amor de siesta, el que ahora tengo, mientras te miro, dormida. Y tecleo. Con el sonido de un piano o un machete talando o un caballo al troque que total, las corcheas guían al leñador arriba del caballo hasta todos los lugares comunes y qué carajo a esta altura de tus labios me importa.

Voy a despertarte. Y mostrarte ésto. Lo que no me animo a decirte, te lo escribí. 

jueves, septiembre 27, 2012

Canten todos, putos!





El kirchnerismo tiene esas cosas, tilingas. Anecdóticas. Por eso se enoja tanto cuando los de su misma clase social y cultural les mojan la oreja.
La cátedra argentina en EEUU probablemente sea una estupidez. Una inmensa boludez.
De nula relevancia académica -impulsada por el gobierno que más ha hecho por la ciencia desde la perspectiva universitaria en toda la historia nacional y por el gobierno que creó universidades, invirtió como no sucedía durante décadas y volvió a otorgarles a los intelectuales un papel destacado en su armazón política (que tiene altos y risueños grados de alcahuetería; de ahí, la borgeana paradoja)-y exclusivamente para consumo interno (no podía ser de otro modo, y está bien que así sea) sirvió, la ocasión, para mostrar las cualidades oratorias de Cristina, nuestra presidenta. Su solvencia intelectual. Sus conocimientos integradores. Por encima del promedio de la dirigencia política profesional, esa casta, lejana. Pero, también, los hilos de la cosa.
Estas torpezas entretienen a la prensa que no logra articular ni un discurso opositor -en el caso del Partido Clarín y los medios conservadores- ni un discurso oficialista. Demasiada presión, ja. Es la escenificación al mundo.
Comiéndose todos los amagues.
La sarasa de la diplomacia blanda, je. Vamos, somos grandes.
Ésto es posible, no lo hubiera sido hace 5 años por ejemplo, porque se tomaron audaces medidas políticas y económicas que amalgamaron al kirchnerismo. Y a los escuálidos nacionales, la oposición más rabiosa y tonta -el Partido Clarín- que hace parecernos a la peor Venezuela, la de los opositores más antidemocráticos a Chávez.
Para bien y para mal, la centralidad política de Cristina en Argentina no se discute. Razón por la cual deriva inocuo que sea un funcionario X el que de las malas noticias y la presidenta la que de las buenas (así de elemental es el temible "relato K" o que se regule el uso de la cadena nacional después de tomar nota de los impresionantes cacerolindos. Por supuesto, al modo K (sin decirlo y redoblando la apuesta) El modo en que  se tuvo que deshacer el microclimita del Comfer. Que ahora tiene otro nombre. Y la misma nadería que antes. Sabatella, dicen, es honesto. Es decir, dado el cuadro general inmutable, tiene más para perder la prensa K que la prensa de la derecha militante con el reemplazo de Sabatella. Y, encima, Sabatella entiende de medios. Eso puede llegar a ser un escándalo para los arribistas y Comisarios de la Revolución Semiótica. Los burócratas del relato.
(Ya voy calculando que este mes por alguna razón, no cobraré mi salario en negro)
El desconcierto en la prensa oficialista (donde, como en todos lados, hay de todo: se trata de la explotación del hombre por el hombre, de relaciones de producción, no de libertad y esas boludeces que dicen los alcahuetes de Magnetto) se suple de manera municipal. Se transcribe lo que dice el Eejecutivo. Y termina siendo leído, bah, ni eso, termina, sí, siendo comprado, por cuanta oficia del estado exista. En Capital Federal, donde viven los Argentinos. El 90% de los habitantes de este mapa que es Argentina, soporta la arrogancia porteña de creerse la Argentina. En el gobierno nacional, donde 5 de cada 3 son porteños, estos dichos son festejados como si...No, chicos, uds nunca ganan nada, nunca construyen nada, pero ponen la dirección "nacional" a todo. Está destinado, inevitablemente, ese armado, a fracasar. Se puede salvar, de esa centrifugacidad, La Cámpora y el Evita, uno porque es comandando desde Santa Cruz y el otro porque tiene otro componente de clase, más de conurbano. Pero, la historia, en todo caso, dirá. Por ahora, ambas fuerzas, unidas y organizadas, han demostrado alguna capacidad de reacción ante el nuevo escenario político. Y en todo caso, son las únicas agrupaciones nacionales. En especial La Cámpora. Que tiene a alguien en cada capital de provincia. Pero es básicamente lo maldito su principal atractivo. Si no tuviera esta campaña de demonización de la ultraderecha, ampliada, en el boludeo desesperado, por el Partido Clarín, sería otro cantar. Es de ahí que saldrá la cantera de nuevos dirigentes políticos, y la renovación de un sector cultural del peronismo. La reinvención de la izquierda peronista, que fue un género literario en los 90, situado en los 60. La nueva JP. Hoy, más real que es conjunto de locos que se intercambian hagiografías sobre sus años violentos y equivocados. Como suele suceder, dado el cinismo de la historia, la fuerza creativa de lo emergente tiene la potencia de la resignificación de lo residual. Para plantearlo en términos más sencillos: entre el Cuervo Larroque y Firmenich hay un corazón de distancia, entre Juan Cabandié y Galimberti hay realismo trágico, entre la Promesa, toda en mayúsculas englobadoras, de Cámpora y de Cristina hay una concreción de diferencia.
Después está toda la pompa y circunstancia, eso que abruma, que cansa, que absorbe. Saber separar lo importante de lo accesorio, no sólo es inteligencia política, sino también capacidad táctica.
Los quiero a todos, mis amores.

miércoles, septiembre 26, 2012

Qué mamarracho Oscar Aguad!


Una radiante mañana estival



¿Estival es de verano, no? Me da paja ponerme a buscar. Aunque ahora -con el navegador de google (el monopolio)- es más fácil. Un seg. Ya está. Sí, refiere al verano. Lo sospeché desde un principio. De paso busco a ver si el título de la novela de Chase da alguna pista. Hay. La portada de la edición de 1980 de Bruguera. En el sitio Negra y Criminal. Y una sinopsis, qué mal. Lo que iba a escribir radicaba en no recordar de qué trataba la novela. Tenía vinculación con la dimensión imaginativa de la política. Mejor dicho,  de los límites de la política.
Pero resulta que en este sitio se puede descargar, gratis además (quisiera pagarlo, pero no tengo tarjetas) el libro.
Y lo de la imaginación se fue, no tengo ganas de escribirlo. 

martes, septiembre 25, 2012

El hombre más pobre del mundo




El hombre más rico del mundo siempre se sabe quién es. Hay un ranking, de la Revista Forbes, la que hace rankings indiscutibles, en la patria donde todo número es discutible, Argentina, la revista Forbes -de una puerilidad tan evidente que requiere de la magia de las estadísticas para legitimarse- es una de las pocas cosas, la otra es Ibope, que no se discuten. Hay, naturalmente, polémica, sobre cuál es el hombre más rico del mundo.
Nadie ha medido cuál es el hombre más pobre del mundo.
Se naturaliza, claro, que los pobres son muchos. Los ricos son pocos. Aunque está prohibido en el periodismo (y en la literatura) vincular unos a otros. Mostrarlos en su necesaria reciprocidad. Por que puede generarse la idea, sociológicamente correcta, económicamente correcta, políticamente incómoda, de que hay muchos pobres porque hay pocos ricos.


¿Cómo medir al hombre más pobre del mundo?

Tiene que haber uno que sea más pobre que la cantidad de pobres que pueblan el mundo.

Una tribu africana, alguien en la india. Me sugirió la mina más linda del mundo, anoche. Cuando la desperté para contarle mi teoría del hombre más pobre del mundo. Ahí, en esas manchas remotas del mapamundi, debe estar el hombre más pobre del mundo. El que tiene menos de los que menos tienen.

Claro, pero sería muy fácil pensarlo así.

Remitiría, además, por puros reflejos, a un asunto civilizatorio.
A un estadio preindustrial.
Algo de eso, ojo, hay. Pero.

La pobreza, como asunto civilizatorio, desencadena preguntas inevitables sobre la desigualdad social. Para explicarlo mejor: probablemente la mayoría de los contemporáneos a Jesús ni soñaron de cerca tener lo que tiene el que menos tiene en Formosa. Tener, por ejemplo, cloacas. El kirchnerismo, sobre todo en sus primeros años, impulsó cooperativas para hacer cloacas. Mientras un conjunto de mentecatos cacerolean en la Plaza de Mayo con la arrogancia de creerse un 46% ni más ni menos del país, hay un país, dentro de los varios países que conforman la Argentina, que no tenía, hasta la llegada del kirchnerismo, cloacas. Algo tan básico. No es el gas natural -que aún muchos argentinos no tienen, pero todos los argentinos pagan el gas de los porteños- sino, sencillamente, cloacas.

La pobreza como asunto civilizatorio habla bien del mundo.
Hemos, en ese sentido, progresado.

Habrá que ver, no creo, si en alguna etapa de la historia de la humanidad hubo excedentes perdurables en la producción de alimentos como sí hay efectivamente hoy, como revela una mirada sobre los problemas que acarrea la basura.
El asunto, otra vez, es su distribución.

Es decir, con un conjunto imaginable de bienes producidos por la humanidad, su reparto (siempre injusto, aunque ésto no debería opacar las metas de igualitarismo social) es lo que determina el hombre más pobre del mundo. Cuánto es lo que ese hombre, el más pobre del mundo, no recibe.

Con este cálculo, probablemente, el hombre más pobre del mundo viva en los grandes centros del capitalismo mundial. Sea, por contraste, alguien que está tirado en una vereda y mira pasar el cortejo de naves espaciales del hombre más rico del mundo al encuentro con mandatarios que quieren inversiones en la creencia cruel y estúpida de que eso sacará al hombre más pobre del mundo de su paupérrima miseria. No, la multiplicará, en personas y desigualdad material y simbólica.



lunes, septiembre 24, 2012

Melodrama tanguero



Volver, vencido, a la casita de los viejos, o volver al primer amor: el melodrama tanguero, de manual (de instrucciones para usar el calefón), taaaaaan previsible que aburre, siempre, discutir "la clase media" es una decisión epistemológica y por tanto política, una manera de discutir el peronismo. De discutir algún nosotros. Como si Argentina ya fuera una construcción definitiva. De manual.
Últimamente, que los consigneros, no necesitan ni de cierto filtro que nosotros, los atorrantes, por pudor, antaño, usábamos; hay un ejército de propagandistas que citan al politólogo, naturalmente porteño, Norberto Obvio. Cuyas definiciones jauretcheanas son obvias.
Como si de pronto el mundo cultural se hubiera poblado de Manuales de Instrucciones Para Usar el Calefón. En mayúsculas. Diciendo una catarata de giladas de ocasión. Que tienen, por supuesto, su verdad.
La de la biblia y el calefón.
Qué curiosa la palabra calefón. Tiene su encanto. Su musicalidad. Pero deviene de una articulación ridícula, de calentar. Como el "calorito", ése coso que se pone dentro del termo. Calenturriento. Es otra posibilidad. Se optó por calefón. Y trajo, cuando el calefón era la tecnología de punta, su manual.
El manual de instrucciones para usar un calefón.
Martín Rodríguez llama "Consorcio líquido" al rejuvenecido planteo -cierto, desde cierta perspectiva- del crisol de razas. Algo, al fin, bien Martín, que se pueda leer. Volvió la crítica. Volvió el pensamiento. Colado entra las ramas de otoño de la obviedad que inunda el asfalto con luz mortecina. De las cosas que alguna vez fueron buenas. Después, el resto, es copia. De sí.
En Paraná la gente, la gente que va entre comillas, camina por la costanera con el mate en la mano. Se cruzan, arriba del camalotal, diversidades sociales. Peronismo al palo. Del peronismo conflictivo, de izquierda, rencoroso (je), innecesario y todo eso que nos gusta, maricones de mierda, a nosotros.
Hace falta, señora, más conflicto. Mucho más todavía. Y, obvio, garúa.
Paraná tiene el encanto de las exnovias. De haber caminado tantas veces. Y las tristezas de tapera. Siiiintiendo.
Había que rimar, eh, tapera con gotera. Y esa contundencia.
Lo gloriosamente fatuo se asoma por los balcones. Con vestido floreado. Delantal de mucama. Ruleros. Suspiros y flores de novia que espera. Nostalgias. Y así.
Ando oscuro. Indescifrable. Como un descarte.
Hay cosas que no digo por que no estoy seguro que ocurran.
Se expresa, así, mariconeando, como fatiga.
La gente que va entre comillas. Como el Hombre Promedio. Que, como esta semana estuvo de viaje se echa dos polvos seguidos con su mujer (el Hombre Promedio hace el amor dos veces por semana) y después, poniéndose los tiradores, se garcha una puta en las esquina (el Hombre Promedio es infiel una vez cada 4 años) y se prepara el mate de todo el mes en un balde (el Hombre Promedio consume 1 kilo y medio de yerba por mes) y se toma, después, 1 litro y cuarto de agua (el Hombre Promedio toma un litro y cuarto de agua por día, la opinión de los especialistas: -especialistas en tomar agua, por qué no, hay especialistas de todo, son lo único que queda vivo en la Pedagogía del Boludo luego de que Yahoo Responde hiciera pelota el género literario de los manuales de instrucciones- "le falta anualmente equis hectolitros para llegar al promedio de dos litros de agua diarios" y el Hombre Promedio llena la bañera, se la toma de un saque y muere, por que el Hombre Promedio muere a los 67 años de alguna enfermedad promedio).
Y acaba, así, el melodrama tanguero. 

viernes, septiembre 21, 2012

Zociología

Cebados -que viene, naturalmente, de cebo, aunque también, en el campo sureño se denomina cebar al engorde de animales- suelen desvariar. Pasa mucho más en la derecha, aunque también en el kirchnerismo. Como la derecha es hegemónica en las redes sociales y el kirchnerismo controla el hiperactivo Ejecutivo y el dormido y conservador Congreso, hay, entonces, división de poderes. El Poder Tribunal es claramente reaccionario. Dirigido por chantas. Que, en promedio, son menos delincuentes que cualquiera de los escalones inferiores de jueces, claro. Yo no creo en la justicia. No puedo ser tan cínico. La desigualdad social atroz me hace no creer en la justicia. Pero entonces, usando las categorías zociológicas, hay división de poderes. Para, claramente, voltear la voluntad mayoritaria. Para hacer mierda la democracia. Cebada, la derecha, dice gansadas. Ahora hay una nueva convocatoria espontánea contra la idea de la igualdad social, el 8 de noviembre, será. La prolongación entre fechas expresa la imposibilidad de ser quienes quieren ser: una derecha inculta, incapaz de asumirse como algo político (que, total, lo trasciende, en la ya vieja sociología: en la zociología, bueno, ése es otro planeta linguístico, qué se yo ahí, ni en la astrología, desconozco ambas ciencias posmodernas) y reactivo y reaccionario. No, tienen que organizarse. Una pena. Yo los quiero espontáneos, dispersos, con discursos brutales de manuales de autoayuda. Así, como se los ve, medio nabos, pero con esa arrogancia propietaria.  El 8 de noviembre, entonces. Habrá que ver qué pasa.
Como el problema de la derecha con el kirchnerismo es principalmente estético -lo revela las consignas libertarias, racistas y fantoches- no económico, nada, podrá, desarticularlos ni articularlos. Es un problema para la democracia que la representación electoral concreta de estas clases en sí imposibilitadas de un para sí devenga en un aluvión zoológico de caracterización de la realidad. Por supuesto, se los reprende, de manera vulgar, con una serie de antónimos de características, nunca menos, zociológicas. Y bue. Ya pasará.
Mientras tanto, así las cosas, no se puede ser -yo no puedo ser- otra cosa que kirchnerista. No importa si la derecha se asume como tal (no es una particularidad, esta hipocresía, argentina: sucede en los países donde imperaron tantas dictaduras de derecha. Donde imperaron tantas dictaduras de izquierda, sucede lo inverso: nadie se asume de izquierda. Bueno, en Argentina, nadie, tampoco, se asume de izquierda, excepto sectas marginales funcionales siempre a la reacción. Y esto tiene, un poco, que ver, con el desvarío histórico de la izquierda en nuestro país, pero más, con la necesidad fáctica que, ante la ausencia de la asunción de la derecha como tal, tácticamente conviene ser de centroalgo para acaparar, en los juegos del lenguaje, un universo mayor).
Los quiero a todos, mariquitas. 

Mañana toca en Lanús Leo García en la Plaza Auyero, gratis. Desde las 17hs. Nos vemos ahí, amores míos.


miércoles, septiembre 19, 2012

La primavera de las guerras

La República de Nagorno Karabaj figura entre los 30 países más desconocidos por la dirigencia de derecha de cualquier país del mundo que, naturalmente, se refiere a su país como "aislado del mundo", de acuerdo a un ranking que no elaboró la revista Forbes, con lo cual sería un dato indiscutido tipo la audiencia de un programa de TV, ni elaboró nadie, pues no existe.

Saltó a la fama por la aprontes de guera entre Armenia y Azerbaiyan, tras que Hungría, país cercano a Turkía, que realizó un brutal genocidio a Armenia (que Argentina, como pocos países del mundo, reconoce)- después que Hungría extraditara a un militar que degoyó a otro de Armenia mientras dormía, durante ejercicios conjuntos de disciplinamiento por parte de la OTAN, la gendarmería mundial. La OTAN es la manera de hacer mierda al mundo árabe sin que los europeos sientan esas viejas culpas que, como su gran creación imperialista, la iglesia católica, sienten tras consumar, nunca antes, nunca menos, alguna de sus habituales masacres.
El militar degoyador volvió a su país, Azerbaiyán y fue indultado, se le entregó una casa, los sueldos por los 8 años que estuvo en Hungría, ascendido, clamado como héroe popular.
Hungría es el alma negra de la actual decadencia europea. Gobierna una derecha populista que escapa a los habituales encasillamientos fáciles para hacer ajustes para el mundito financiero, descargados en la insondable espalda de los trabajadores arios, novedad de época, digamos. Bah, también sucedió durante las más grandes masacres europeas que éstos mismos mundializaron. Se les conoce como guerras mundiales, y más o menos, para su incomprensión, hay que pensar que el pueblo palestino invadió Alemania y China arrojó una devastadora bomba nuclear sobre el heroico pueblo de los Estados Unidos.

Armenia, no por eso hecho, pero sí por esa condensación, anunció que estaba preparada para la guerra contra Azerbaiyán. 

Todo esto es cerca de Irán, naturalmente. E irak. Y Afganistán. Y es, entonces, cerca de China y de Rusia. Y es entonces, cerca de Brasil. Y Argentina tendrá que arbitrar, cuando ocupe el inmoral y necesario asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU -los comisarios bonaerenses del mundo- y el Mercosur no quedará, aunque quiere, afuera de esta situación. Por los vínculos con Irán, por parte de Venezuela y Brasil, por nuestra dependencia China, por la estrategia brasilera aceptada a regañadientes por Argentina de hacer del Mercosur la plataforma de ingreso a lo BIRCS, la reunión de países más desiguales del mundo (con un discurso, a veces, de izquierda: cosas de época). Porque el paraíso financiero, Uruguay, no sabe ni le importa de dónde se nutren sus flujos financieros. Por que vivimos en la globalización. Por que el incipiente industrialismo necesita cuanto menos décadas por recorrer y no puede pensarse, de hecho, la crisis militar mundial devenida financiera, imposibilitó ésto, no puede pensarse con formato agroexportador; esto es, hacia afuera. Porque sudamérica es lo único que políticamente, escapa de los cálculos de guerra de occidente contra oriente. Con sus contradicciones. 

Azarbaiyán y Armenia disputan la propiedad del Nagorno Karabaj, desde la caída de la Unión Soviética.

Y todo por que un tipo mató a otro tipo en el último rincón lejano de este mundo.


martes, septiembre 18, 2012

Capitalización mundial del amor



Los cacerolazos están buscando ser capitalizados por Clarín. Del mismo modo que la Sociedad Rural lo fue de los cacerolazos del 2008, el devenir de la pos manifestación, lleva a que las cosas sean, casi con naturalidad, así.
Muy bien.
Ya sabemos, entonces, de que se trata.
Por supuesto, es una simplificación en el análisis, en tanto no se desarticularán a partir de desarticular o conceder, por caso, o confrontar, con el Grupo Clarín. Como sucedió, con una mezcla, de distintas proporciones según el caso, con la Sociedad Rural. Que se fue depurando de sus, diría Laclau (el londinense, no la esposa de El Diego) "cadenas equivalenciales"; esto es, del resto de las demandas y fuerzas sociales subordinadas.
En la medida en que no se pueda sostener este activismo movilizado de derecha, decantará, entonces, para ese lado. Incluye, claro, la estrategia de debilitar el esquema político que sostiene al kirchnerismo, por eso, ahora, resulta que Paco Pérez es una especie de De La Sota y con derechos humanos. Los intendentes del conurbano pronto van a ser, para esta narrativa desgastada más que desgastante, barones de la constitución y la república. Nada nuevo. Sólo que más chistoso.
El gobierno respondió de manera simétrica y haciendo, se nota, esta lectura (no hablo con nadie del gobierno, manejo la misma información que cualquiera: sólo se trata de saber interpretarla). Y la propuesta de que Sabatella se ponga al frente de la autoridad nacida de la ley de medios es una apuesta fuerte. No hacia Clarín, donde las cosas ya están delimitadas. Sino hacia el resto de los medios. Principalmente, los que tienen una línea editorial cercana al oficialismo pero que incumplen la ley de medios. Casi todos, je.
Sabatella, además, es honesto. Un dato no menor para pensar el entramado de negocios que atraviesan los medios, que no son carmelitas descalzas ni tienen, por lo general, menos aspiraciones monopólicas que Magnetto ni tienen, ay, lo digo, y sí, ni tienen un currículum taaaaaaaaaaaaannnnnn limpio que digamos. Los quiero a todos. Los amo. Aplausos y ovación.
Bueno, la cancha está marcada.
Cada cual sabrá de que lado está.
Me voy a dormir la siesta.

lunes, septiembre 17, 2012

Un taxi hasta la luna




La marketinera acumulación de historias, anécdotas de improbable veracidad pero arrasadora verosimilitud, están construyendo un relato, parcial como todo relato, pero convincente.
Se trata de la lógica de la sucesión.
Donde, necesariamente, se sobreactúa el poder.
Es la dialéctica de la debilidad. La impostura de la fortaleza, por decirlo de algún modo, inversamente proporcional a la teoría, inocua, de la impostura progresista del gobierno.
El llamado mundo se despliega ajeno a estos razonamientos. Como si estuviera en otra parte. Donde la argentina está, efectivamente, aislada. Como si eso fuera, al margen del análisis de la política comercial y exterior del gobierno, posible.
En la nube de tags de tics opositores más inteligentes hay un hilo conductor: el rechazo, a la organización del simplismo oficialista, de su narrativa, hoy desgastada. Ya no da cuenta de la percepción restrictiva de los privilegios de las clases altas y medias altas y su (acotado, cierto, inviable como esquema social, pero a su estricta dimensión, existente) derrame.
Dicho en criollo, hay desgaste, natural, pero más hay un agotamiento táctico. Que inevitablemente perdurará. Aunque se trate de kirchnerismo, el movimiento político que mejor resuelve en términos históricos desde el retorno de la democracia -sin obviar su paraguas peronista, claro- sus inevitables agotamientos tácticos. Perdurará por que hay una sobreexpectativa en lo que suceda el 7 de diciembre, cuando, el Partido Clarín deba abandonar su monopolio comunicacional y transformarse en una usina más de mercado, la más experimentada del, justamente, mercado político.
En ese relato de la derecha, Un taxi hasta la luna, hay alguna posibilidad de reconstrucción política del conservadurismo social, siempre y cuando conecte con el buenaondismo de quienes se oponen al cercenamiento del derecho libertario a una corrida cambiaria, pues se mete en sus santísimos arcófagos de derechos individuales, razón de más para que como nota al pie apoyen la presión extorsiva de la iglesia romana -que es nacional en sus formas políticas e internacional como expresión del multimedios, después de todo, el catolicismo no es más que un multimedios con aspiraciones monopólicas- para meterse en la cama de cualquier persona y regañarlos.
¿Dónde está la narativa de la rebeldía?
Esa pregunta, que requiere el rastreo de un escáner cultural en los círculos autocentrados y vanguardistas, pero aunque de tiempos largos articulados con la construcción de una hegemonía,  es de una naturaleza profundamente política. Y debe ser interrogada a la luz de las presunciones de experiencias cotidianas de los potenciales sujetos sociales que aspiran en el monólogo de la historiasa constituirse en sujetos en sí a sujetos para sí, en tránsito hacia la reconstrucción del conservadurismo social en Argentina y Sudamérica. Para desarmarla.



domingo, septiembre 16, 2012

La primavera menemista





Hay una afirmación extendida en el pequeño mundo de los entendidos en dramas sociales que sostiene que la política rechaza al vacío. No es, afortunadamente, cierta. La guerra, la continuidad de la economía por otros medios, es una prueba. Recientemente Estados Unidos anunció, en el marco de su campaña electoral, que puede invadir y atacar 18 países en simultáneo en la región árabe si se le canta las pelotas. ¿Había, antes, un vacío? No, había ya de por sí una saturación con la política criminal que sostiene el modo de vida de los habitantes del imperio.
La política ni economía no se suspenden del todo durante la guerra, tampoco.


La trama del rechazo a la mera idea de igualdad que bordea los cacerolazos es la primavera menemista, no sólo como chicana sino más constatación de los deseos y realidad de lo antipolíticamnte correcto.


No tiene otro cauce, en los mecanismos intelectuales de la politología académica, que el PRO. Y, en sus demasías, absorbiendo al sector del FAP (el Frente Antiperonista de Binner) que tiene votos. Y a una rama del peronismo conservador. Puede ser. Pero es muy de laboratorio. Habrá que esperar.

El gran ausente, el Partido Militar, sufre la hecatombe interna que tras el gobierno de la Alianza sufrió la UCR, la continuidad del Partido Militar por medios amables. Para terminar de enterrar al radicalismo, el sector que mayor envergadura política, el anti alfincinismo, esperaba en reserva, fue corrido de su razón de ser en la historia por la política de estado más importante del kirchnerismo: la defensa de los derechos humanos. Consolidada esta política en el sentido común bienpensante, esto es, más que mayoritario, algo más importante, hegemónico; la derecha radical perdió su razón histórica de ser, su densidad política. Sólo aguarda el momento de negociar con mayor fuerza con Macri tanto como el sector de la centroderecha socialdemócrata espera lo mismo con Binner o el próximo emergente del conservadurismo tecno.

¿Y si el sistema de partidos no lograra, en definitiva, nunca, o en un plazo largo capturar de manera representativa a este extendido malestar de las gentes conservadoras?
Es una pregunta inquietante.
¿Se puede convivir con el vacío?
Sí, por supuesto.
Es lo que acontece, sin solución, desde la emergencia del kirchnerismo.
Es lo que le sucedió al yrigoyenismo y al peronismo: la oposición era un conjunto de corporaciones articuladas para, sencillamente, derrocarlo.
Conviene traer la historia y sus ecos para recordar que éste, el que transcurre, es el momento de mayor extensión de la vida democrática en toda la historia nacional. Fueron, antes de este período que inaugura tras el suicidio político del Partido Militar en Malvinas, el radicalismo de Alfonsín; antes, fueron Yrigoyen y Perón los que protagonizaron  la escena política de los momentos de mayor tiempo de la democracia. De 1916 al 30 y de 1946 al 55.
Conviene apuntar, también, que ninguna corriente gobernó durante tres períodos democráticos, como está haciendo el kirchnerismo, en toda la historia nacional. En toda la historia. Yrigoyen estuvo cerca, aún considerando -y esto es discutible- el período intermedio de Alvear como continuidad, fue derrocato en 1930 por el único gobierno abiertamente fascista que tuvo este país, el de Uriburu.


La situación internacional, con las otrora democracias más avanzadas, sufre de censuras, estrechez de libertades individuales, ajustes brutales, represiones y guerras. No pinta lindo el panorama. Las primaveras árabes no lograron desplegar los sentidos libertarios que ingenuamente se esperaban. La amenaza de invasión yanqui y el terrorismo que ese país practica dejan como nenes de pecho a los brutales dictadores de la región.
Es un gran momento para el renacer de esta primavera menemista. Que no desconoce la historia, la usa de chicana. Y administra el olvido en la medida de sus propias necesidades.



Para leer el cacerolazo.jpj



Las notas de Horacio González y Beatriz Sarlo
La nota de Mario Wainfeld
Los análisis de Raúl Degrossi y Escriba
Hernán Brienza en Tiempo Argelino y Manolo Barge, en su blog

(Vuelvan en un rato que actualizado esta lista a medida que voy leyendo, putitos. Recién me levanto. No es fácil la vida de un procer, como yo)

Carlos Pagni, como siempre, el mejor analista de la derecha.
Samuel Cabanchick, en Perfil.
Jorge Fontevecchia, también.


Alejandro Horowicz, en Tiempo Argelino. 

Climas web de la política

En las redes sociales, hoy, la oposición a Cristina es mayoritaria. Expresa, claro, el microclima. Pero es el microclima que tarde o temprano impregna el sentido común. El apego a la brevedad y la poca posibilidad de organizar un corpus propio de lectura hacen de las redes sociales un escalón de difusión de otras modalidades de lectura, en el caso de la derecha, generalmente, de los medios de comunicación -no sólo Clarín, sino más La Nación, que tiene una actitud más militante y, consecuentemente, mayor inteligencia política: ahí se encuentran los operativos de prensa que hace el gobierno; pero en general, desde la derecha, se lee todo- y en el caso de la izquierda, el kirchnerismo, es algo más disperso, pero sin darle mucha bola a los diarios oficialistas, que no los lee nadie.
¿Qué pasó para revertir la situación de un año a esta parte, donde las opiniones de izquierda eran mayoritarias? Para formular de manera correcta la pregunta: qué pasó cuando en el interín, las políticas del gobierno (los otros dos poderes del estado se caracterizan por su absoluta prescindencia de políticas progresistas) tendieron de manera radicalizada a acortar la brecha digital, lo que implica el ingreso a estos universos de franjas importantes de los sectores populares.
Sucedieron varias cosas.
Pero, son las 5 de la mañana, no tengo más ganas de escribir. Sólo quería subrayar eso. Y otra conclusión: ésta fotografía de época es, se me hace, demasiado, fugaz. Por que no han cambiado las correlaciones duras   de fuerzas sociales, al contrario, se han galvanizado. Buenas noches, irremediables maricones. 

La oposición deseada




La historia moldea las conductas del presente, las condiciona. En los cacerolos la historia es aquello no dicho, el sobrentendido. El deseo no se realiza porque el sobrentendido se despliega, hacia afuera de esos grandes microclimas, como aquello no dicho. 
Los cacerolos convocaron una impresionante cantidad de gente. Como en los países serios, ja, la derecha es masiva y se moviliza con sus ideas horribles. Entre otras cosas porque en los países serios hay una maquinaria estatal que, a veces, equilibra los rasgos más oscuros del capitalismo.
Ésta es, sin quererlo probablemente, la oposición deseada.
La que anula la política (sus intermediaciones), la que usa las armas de los más pobres -la movilización, la olla como señal de hambre y bombo- la que dicotomiza el campo comunicacional con prescindencia de la clase social.
Ésta oposición, éste sector, demasiado corrido a la derecha, no tiene hoy ninguna posibilidad electoral. Entre otras cosas, por que el dispositivo que podía contenerlos en democracia -el Partido Militar hoy está anulado- el peronismo, hoy está corrido a la izquierda. Y éste sector, entonces, se para en el antiperonismo más pueril.
No agotan el campo de sus posibilidades de crecimiento justamente por los sobreentendidos. Aún, necesitan procesar de una manera más liviana sus contenidos. Como, por ejemplo, el pedido de "memoria completa"; o el diálogo y consenso; como antesala de que todo quede como está. Como estaba en el 2003.
Esa disputa, política, debe anotar como dato al sujeto social ausente. El que hoy no se moviliza. El que defiende al kirchnerismo.
La oposición deseada tarde o temprano quedará capitalizada por el PRO si el mecanismo de relojería no sufre los avatares de la vida y los imponderables; un partido vecinal de negocios con el intendente más estúpido de la historia de la autonomía portuaria.
El problema es que esto no tiene traducción electoral. El neofascismo del PRO es hoy restringido a la zona que rodea el puerto, jamás participó de una elección nacional, no tiene senadores, ni un solo gobernador, un bloque de una decena en diputados, no maneja un solo sindicato en todo el país, no está inscripto, dado que es un partido vecinal, en ninguna organización internacional, de las de renombre o de las otras; no elaboró jamás un diagnóstico de cualquier tipo sobre la situación nacional o internacional, no tiene una política para más del 70% del territorio nacional. No es una promesa, por que el PRO está compuesto por defensores de lo dado. Consecuentemente, no hacen nada por crear los instrumentos que requeriría gobernar el país.
Hoy se restringe, toda la estrategia política del PRO, a que Macri no vaya preso por los graves delitos que cometió. Lo que significaría el final del vecinalismo portuario. Y la peligrosa clausura de los canales de sosiego de esta derecha primitiva, clasista y violenta que extraña la presencia inquietante del Partido Militar como ordenador de la contención del peronismo, leído en clave de partido de los pobres.

miércoles, septiembre 12, 2012

El candombe del teclado




Cuatro de la mañana, se me ha hecho largo el trayecto, desde la radio. Antes de salir estaba escuchando Rimbaud, una canción de Estelares. Estaba escuchando significa, en mi lenguaje interior, que gire y gire, mil veces. Estaba escribiendo algo. Y, alguna vez lo conté. Con Las Horas Perdidas, de Zambayonny. Pero es un viejo truco, para encontrar -más si uno no corrige ni relee, ahora, que los editores de entradas tiene corrector, que es una mierda aún (se irán mejorando, tengo ese optimismo comtiano de los viejos anarquistas) pero que en la hora pico del cansancio torpe de los hombros o cuando duele la yema de los dedos al teclear como un piano- lo que sería algo así como el ritmo de la escritura. Para disfrutarlo. Quién, cómo saberlo, quién mierda puede saber si el lector encuentra ese mismo ritmo, lo que, te cuento, sé que no te importa pero igual te cuento, yo llamo, bah, me llamo, me lo digo para mí, como los chistes, esos tantos, que me cuento para no estar violentamente desesperado, cuando a veces me agarran, ataques psicóticos de soledad, de una profunda, triste, bah, no importa, entonces, en esos días, me pongo firmo y llamo a la comparsa del teclado. Encontrar un ritmo. Hasta para escribir un telegrama de renuncia. Una insignificancia puede desplegar su potencial y borrar con la imaginación su estatuto de puerilidad si le ponés el empeño de hacerlo, quizás, sólo quizás, eh, no exageremos, pero quizás en eso radique el significado de la vida. Como rellenar un formulario bancario. Que tenga música. En el fondo del alma. Si es que existe el alma. Y más todavía, si es que tiene fondo. Si no es, nomás, un trillado, un insondable. Otro más y van. Se me hizo largo el trayecto aunque vivo a una diez cuadras de ese trabajo por que viene uno, u otro, amigo a verme. Y esos son mis horarios de charlar. Mis amigos, los que quieren charlar conmigo, desconocidos, adversarios, cosas así. Puedo llamar con absoluta naturalidad -bueno, ahora lo estoy regulando, mando mail- a las cuatro de la mañana de cosas laborales o de literatura y de que vamos a tomar un café (ahora bajé el consumo descarado de alcohol, no me gusta contarlo mucho a eso: no quiero ser parte de los sobrios aliados a los obvios. Reivindico mis años de oscuridad. Me hicieron aprender más de la vida que tantas cátedras vacías y, carajo, esa angustia infinita te agudiza la mirada. Yo tenía los ojos tristes y la carcajada fácil. Yo miraba desolado cualquier vestido cruzando la calle y el viento pensando en salvarme. Me derretía ingenuo, indefenso, pelotudo, por cualquier labio y cualquier madrugada por que creía que el amor podía salvarme, sacarme, todos tenemos días así, años así, vidas con ratos de este tipo, sólo que algunos, en sus momentos de oscuridad se hacen millonarios o matan a un débil y otros, los pocos, los que se cuestionan, los que se burlan, nos burlamos, de nuestra soberbia, creemos, desacoplados, en los ángeles que pueblan los barrios obreros con una canastita de supermercado y tetas livianas y una flor en la cola del pelo. A todos nos termina yendo mal, yendo insatisfechos. No tengo ganas de seguir siendo mi propio enemigo. De manera que, así, bah, nada. A las calles de mi pueblo, como a mí, las asfaltaron. Perdieron la magia. No perdieron el misterio de las calles de tierra, sólo maduraron).
La canción de Estelares, con sus colores, que no supieron liberar. Habíamos formado, qué se yo cuanto tiempo atrás, era pendejo, una cofradía de poetas. Ahora andan dispersos por ahí. Ey, me acuerdo de los libros de Rimbaud.
Fuimos pocos los que nunca estuvimos listos para volver. Que nunca pensamos una novia que nos abandona como un momento de volver a empezar. Como un fracaso. Una lucha, inútil, contra el tiempo. Estilizado de manera de esterilizarlo. Contra la degradación de la piel y del cuerpo. Como la exaltación, demagógica, de la juventud que se nos iba. Seguimos escribiendo. Donde sea, como sea. Aunque nadie nos lea. Y el sistema, organizado así, para que desde la periferia nunca llegues al cetro, digamos, del prestigio. Siempre apartado. Como llegando tarde. Te hacen sentir eso. Y qué.
Algunos seguimos. Nos defendimos. Como sea. Creímos en lo que hacíamos. Todavía seguimos creyendo. Sospechándonos. Siendo nuestro adversario. Nuestro límite. Tarados, en el patio del conventillo. Y después venía la policía y los psiquiatras a decirnos que estábamos equivocados. Los únicos que no nos rechazaban, allá, en el barrio alejado, casi al borde de la nada, donde estaba la Cofradía Literaria Buenaventura Durruti, cuando ni para el arroz y robábamos libros de la biblioteca municipal; los únicos que jamás nos rechazaron fueron los editores. Directamente no nos atendían el teléfono. Íbamos, con los manuscritos, a máquina de los tiempos de fe proverbial en la escritura, esperando horas ante la mirada piadosa del agente de seguridad y los escritores de verdad que pasaban sin saludar ni la recepcionista, cuando un holograma de alfombras rojas y la secretaria más puta, la del jefe con acento extranjero, se sacaba las tetas para fregar el piso porque pasaba el señor que ni siquiera se rebajaba a mirarnos, en la sala de espera, con desprecio, ni eso, íbamos a rebotar como intentando sacar la mina más linda a bailar. Con un agujero en el zapato. Éramos pendejos. Nos hizo mierda el mundo, la realidad, las cosas así. Y qué.
Se aprende más sin lograrlo que, bueno, hay gente tan tonta, hay que perdonarlos, crecieron sin mayores problemas. No tienen la culpa. De cualquier manera, terminaremos, en la zanja del olvido, sin poder ganarle a la finitud de la vida, todos, por igual. Los que tengan un sepelio de puta madre con muchos tapados de piel llorando y los que terminemos en una fosa común, de esas que te da el estado para estar muerto dos años. Y después te tiran por el inodoro si los que quedaron vivos no pagan unos mangos por los gusanos que te están comiendo. Puede que ahí haya algo socialista. En los gusanos. Adoran las mejores maderas. Prefieren las lápidas con pompa y circunstancia. Y las mariposas -las mariposas son gusanos que se hicieron garcas- expolian a los que tienen guita. A los que mueren a secas, que ni flores, total que importa, pero a esos, los gusanos, los joden menos. Pero los joden también.
Quiero una lápida que diga "llévenle flores al de al lado, que, pobre, dejó una buena herencia y nadie viene a recordarlo". Aunque para destino errante y definitivo quiero mis cenizas en el río Paraná. Y a cargo del estado. Sería imperdonable sino. Y un papel final, también arrojado, en lo posible a un camalote, que llegue hasta cualquier rincón del mundo, que diga: "Vivió para saber si quería escribir o quería que lo lean. Murió sin saberlo".
Y el candombe del teclado se debe hacer moviendo la cintura, cortando los; los punto y coma; con unas palmas, con el dedo meñique haciendo el compás del bajo contra el costado sin teclas de la computadora, recordando novias, amigos, con una culpa encarnada por ese familiar con el que nos equivocamos o deberíamos o etcétera y con un chiste, negrísimo, de madrugada, sobre la inconmensurable mensidad de los pájaros cuando empieza a amanecer. Y querer las dificultades, con amor secreto, loco, que el mundo entero se burle, que se vayan todos a la reputísima patria que los parió. Tiene que haber sosiego, un lugar, si querés sólo en la imaginación, pero un lugar manso, con arco iris, con una doncella que te acaricie la mejilla, con una pantalla inmensa donde pasen tus mejores escenas de la infancia y la sangre, de a poco, se tranquilice. Y que no jodan las profesiones y las pasiones y las emociones y las situaciones, que se queden todos callados, un rato, por favor. Vayan a dormir que mañana tienen que despertarse temprano. Para agusanarse. Para volverse trompeta. Mariscal de escritorio. En la recalcada alfombra del señor empresario. Escoba de mucama triste. Manual de operario necio. Que por un rato seamos solamente el silencio ecuánime y yo. Y que después, recargados, aprendidos ya de la amargura, desayunados, con fuerzas renovadas, vuelvan los lobos al acecho y los profesores y los acreedores y, bueno, no sé, nada más. 
Que muera la patria cuando yo me muera.
 

Montoneros: un cadáver político





Que algunos sectores, marginales, sobreactuados, pretendan conmemorar el supuesto día del Montonero, en la práctica política argentina concreta, sólo tienen cabida por su mayor o menor cercanía con el gobierno. Con, básicamente, la centralidad política narrativa casi inapelable en torno al gobiernocentrismo, en momentos donde el conservadurismo social se siente pelotudamente amenazado. Mañana, bah, ya, hoy, habrá un cacerolazo del odio. Contra la idea, apenitas, ni más ni menos, contra la idea de la igualdad social.
El tapado de la oposición, los tapados: si mañana hace frío habrá un montón de tapados de piel, nada sintético, para pasar brocha gorda al gobierno montonero. Ya somos, señora, Venezuela. Tenemos una oposición casi parecida por su obsecación, intolerancia, imbecilidad.
Montoneros es un cadáver político. El sueño recurrente de la derecha más rancia y acorralada en su paranoia es revivirlo. Señalar al gobierno su cercanía. Es plantear la imposibilidad del diálogo. La confrontación permanente y absoluta. Es la muerte de por medio. Conmigo, para esas cosas, no cuenten. Desde ya.
¿Vale la pena discutir los tópicos idiotas que plantean los comandos civiles delclasismo? Es una pregunta de carácter político estratégico. Yo quisiera discutir la historia. Por ejemplo, la construcción del PBI per cápita, por qué Caba es Bélgica y Formosa África, pero el odio, o su contracara, el alcahueterismo -la querencia genuina siempre es más abierta- cierran las compuertas, hay que hacer debates imposibles y pueriles como la ley de copartipación, hasta que uno les avisa que debatir eso es debatir la reforma constitucional...Quisera debatir la política científica de nuestro país cuando dicen que ya somos Cuba o Venezuela y deberíamos parecernos a Brasil o Uruguay, bueno, yo quiero discutir una especificidad argentina y de este gobierno, la impresionante inversión en ciencia, pero te salen con el día del montonero....Quisiera debatir las estatizaciones como el rol del estado en la economía ante la ausencia, por la globalización fundamentalmente, de una burguesía con intereses nacionales pero te salen con el corazoncito tierno de Paolo Rocca o Héctor Magneto...Quisiera debatir la Asignación Universal como la mejor política educativa desde hace no sé cuántas décadas y te salen con que en la Anses nombraron a fulanito...
Acá nadie es boludo.
Quien pone los términos del debate tiene la mitad de la discusión ganada.
No es un asunto de medios de comunicación, no.
Es infinitamente más grave.
Son nuestras limitaciones como sociedad.
No es ninguna fatalidad ni es inexorable.
Tranquilos.
Tiene sus causas.
Sus explicaciones.
No son cosas, esos mismos límites, muy raras en el mundo. De hecho, si existiera algo como la argentinidad dentro del mapa militar donde conviven muchas argentinas (he aquí la clave: no hablamos el mismo lenguaje ni habitamos el mismo país, cómo mierda, entonces, si todos creemos que sí, ponernos de acuerdo en algunas cosas, imposible) sería un pedazo de los italianos, de los árabes, de los españoles, de las distintas etnias indígenas -perdón, pero ya que estamos: que se vivían afanando las tierras entre sí, a través de guerras muy crueles, para imponer sistemas represivos, autoritarios y extremadamente crueles. Aunque es cierto, no contaban con la tecnología, por su atraso, de los yanquis o los alemanes o los franceses, pueblos que superan quizás en crueldad a toda la historia mundial- de los países vecinos, y de los distintos ensayos de construir un país. Un país que hasta se inventó una fecha de fundación. De consenso. Bue, por decirlo de algún modo. A mí nunca me consultaron. Por cuestiones tácticas, los revisores de cuentas de la historia -que son, ahora, historia oficial: una cosa bastante berreta y subsidiada, por cierto- vendieron su alma al diablo y cambiaron la fecha de fundación del país, en un Gran Acuerdo Nacional, de esos que tantas veces se ensayaron, con rotundo éxito momentáneo (lo de Lanusse fue un ejemplo: TODOS ACORDABAN, hasta que se abrieron las urnas y chau GAN) y efímero, en un Gran Acuerdo Nacional de dejar afuera, ni más ni menos, a quien fundó la Argentina, al gran patriota argentino, Artigas. Macanudísimo. Pero yo no estoy de acuerdo. Me parece muy trucho. Muy guaso. En fin. Escenas de un país que aún no se pone de acuerdo en una agenda mínima, común. Por ejemplo, crear un país. Llevar el estado a todos los rincones. A mí me gustaría hablar del rol en la creación de un país -con expertos en Defensa, en educación, en sanitarismo- de la política llevada adelante, por este mismo gobierno, con las antenas de televisión digital terrestre. Pero te tiran con que Paka Paka es no se qué, la puta madre, es agotador.
Más agotador que a las 4 de la mañana te de hambre y esté todo cerrado y no tenga nada en la heladera más que el recuerdo de épocas mejores.
Maricones de mierda.
Los detesto a todos, na, mentira, los amo. Putitos.

Armar quilombo

Por Martín Yeza




Imaginación política y política imaginativa

La política argentina esta sobrepsicoanalizada, tanto, que si ahondara un poco más en esta sentencia entraría en su trampa  y recaería en una contradicción fácilmente (Bruno Bimbi escribió una columna muy interesante en la que se permite ver de un modo bien gráfico este elemento) . En esta línea ancha es que quiero bordear, hay un tema que me parece seriamente subestimado en nuestra vida política cotidiana: La imaginación.

Mucho se habla de la igualdad, la libertad, honestidad y corrupción, lealtad y traición, diálogo y crispación; poco se habla de imaginación y su ausencia.

Vivimos en una sociedad que confunde picardía con imaginación.

La picardía no solamente no es lo mismo que la imaginación sino que es lisa y llanamente su opuesta, la picardía es uno de los elementos más audaces y sofisticados del pensamiento conservador. Es la manera que permite cambiar algo para que nada cambie.

Imaginación política

La imaginación política debe necesariamente estar inscripta dentro de un contorno lógico fundamental: La transformación. Así se entiende entonces, la imaginación es un elemento fundamental para la transformación.

Roberto Mangabeira Unger, ex Ministro “de las ideas” de Lula Da Silva, famoso por ser “El profesor de Obama”, al asumir como en el Ministerio de asuntos estratégicos del Brasil sostiene que la cultura de pensamiento para el desarrollo brasilero padece de una “enorme frontera de la imaginación” que bloquea los ánimos de progreso. Toma como caso testigo el paradigma alrededor de Amazonas(la gran frontera de la imaginación) y advierte “el falso dilema que surge entre humanización o revolución”, dicho en criollo, o se avanza por completo sobre Amazonas o se lo deja como está.

En Argentina si se quiere, nuestra gran frontera de la imaginación son: el campo; creer que somos “la Europa de Sudamérica”; y la brutal convicción de que somos un pueblo elegido por el destino pero demasiado vagos para asumirnos como tales.

a) En el caso del campo es muy gráfico, no somos capaces de imaginamos sin el campo y cuando nos imaginamos con el campo somos presos devotos de su actualidad. Cuan genial sería generar dos modelos económicos paralelos, uno de emergencia y otro para el desarrollo. El de emergencia basado siempre en la ponderación de la base que es el campo y el del desarrollo como un mecanismo que permita una mayor solidez para la prosperidad y la necesidad de no tener que recurrir continuamente al modelo de emergencia. Estamos en emergencia permanente desde hace 30 años.
Jujuy debería ser como Japón, tiene la reserva de litio más importante del mundo, en cambio, esta Milagros Sala proponiendo un modelo político extinto hace 23 años (socialismo armado).
Chubut debería ser energéticamente la Alemania de la Argentina. En Alemania el 45% de la energía que se consume en los ámbitos urbanos es producida por energías alternativas. En Chubut si bien se esta gestando y apostando desde la gobernación anterior por un parque eólico de jerarquía aún hay mucho camino por recorrer. Este desarrollo, si fuera integral permite generar y considerar un esquema de imaginación regional que integre procesos productivos entre provincias.

b) La Europa de Sudamérica ha sido una trampa para el progreso. No solamente no lo somos, sino que es mucho peor, lo sabemos pero no lo decimos ni aceptamos, fundamentalmente porque no esta dicho si debiéramos parecernos a ellos. Pero es una frontera que nos impide pensar una respuesta autóctona y genuina, que no debe ser necesariamente original.

En el caso del voto a los 16 años, en la Europa de Sudamérica descubrimos que a los 18 años solamente el 32,3% de los jóvenes argentinos terminaron la secundaria. Si la educación es el mecanismo para formar ciudadanos lo primero que debemos repensar es si este modelo educativo sirve para lo que se pretendía originalmente o bien se ha producido un desguace que hoy no se modifica por cobardía y nos amparamos en la idea de que “este modelo triunfó en Europa”. Cualquier persona se puede dar cuenta fácilmente que algo esta mal con nuestros mecanismos educativos. La Europa de Sudamérica sería grande si algún día alguien dijera “La Argentina de Europa” sin que se entienda como un elemento despectivo.

c) El pueblo elegido constituye una de las grandes mentiras. No solamente no somos un pueblo elegido sino que además padecemos al menos hoy, una lógica retrógrada que plantea que además existe el antipueblo. Me recuerda a cuando éramos chicos y jugando a la pelota, uno iba perdiendo por goleada y decía “Bueno, ahora vamos a jugar en serio eh” y terminaba perdiendo por goleada.

La imaginación en la política considero, debe ser un elemento fundamental para el desarrollo y el progreso. Creo que la imaginación une, consensúa, genera cooperación, en detrimento de su ausencia. Cuando no hay imaginación lo que sucede en definitiva a es que triunfan las convicciones por prejuicio o intuición.
¿Estarías dispuesto a cambiar de opinión respecto a un tema sobre el que tenías una convicción si hubiera y apareciera un elemento que modifica tu visión de la realidad?
La respuesta, claramente va a ser sí, pero creo que deberíamos preguntárnoslo todos los días, o al menos, cada vez que surge un debate, es un sano ejercicio de imaginación.

La política de la imaginación o de la tomada de pelo

A veces nos toman tanto el pelo que me gustaría ser pelado. La política de la imaginación no debe ser confundida con la imaginación en la política. La política de la imaginación es la que plantea que en este país se puede comer por $6.

Que lo que #LaCamporaSA hace en las escuelas es adoctrinamiento para la formación de cuadros políticos.
Que si un intendente del conurbano es afín al gobierno nacional es un luchador épico y transformador que defiende los derechos humanos y que si deja de ser afín se vuelve mafioso, patotero y homicida.

O bien el modelo de país que plantean en #Fahrenheit678 (la temperatura a la que el papel de la oposición se inflama y arde”), donde Barone es Susana Gimenez.con tintes de Sartre y siempre sale ileso el Gobierno Nacional, no se equivoca.

La política de la imaginación es la política de la negación, la picardía hecha propaganda para generar un orden conservador.
La revolución que plantea el gobierno nunca puede ser transformadora si es realizada no solo por las mismas personas, sino por las mismas personas que mantienen su “forma de pensar”, porque incluso aceptando que esta forma es sana, lo cierto es que no puede haber un cambio de rumbo en quienes nunca se equivocan.


La imaginación política puede ser la opción que unida al coraje puede generar un anclaje en el que podamos ponernos de acuerdo entre quienes tenemos convicciones distintas con valores idénticos respecto al futuro.

Todo lo que pueda ser dicho en tono taxativo generará inevitablemente una respuesta de idéntico tamaño y mayor o menor fuerza del otro lado. La imaginación junto a la cooperación y el coraje pueden generar que al menos generacionalmente empecemos a pensar nuestra política a través de una moral sin dogmas.

En definitiva, lo más importante es… no hagamos ridiculeces, salvo que nos divierta… Como a Lucas, que me invitó en esta columna para armar un poco de quilombo.
Los quiero.

Video de la entrevista a Sergio Szpolski


martes, septiembre 11, 2012

De La Sota de la lora

El gobierno nacional ya tiene, por fin, oposición. Saquen de los radares a Macri, que es un boludo part time. Solamente las tres cabezas más perversas de este país -Chacho Alvarez, Héctor Magnetto y Carlos Menem- pudieron hacer que un intendente del Puerto como De La Rúa llegara a la presidencia. Pero, en una coyuntura, extremadamente difícil de repetir. Digamos, por ejemplo, que si Binner, el kirchnerista disidente, fuera intendente del puerto y estuviera, como candidato presidencial, a punto de ganarle a De La Sota...No, tampoco. Por que Duhalde estaba a la izquierda de De La Rúa. En fin, es historia contrafáctica, no viene al caso. Vamos al punto. Hoy en día hay solamente tres federaciones de partidos provinciales que, en el marco coordinado de su federación, tienen real alcance nacional: el peronismo (que tiene una sola agrupación de alcance más o menos nacional, La Cámpora), el radicalismo y la iglesia católica. El resto, es decorado.
De La Sota, si sale de Córdoba, no tiene nada armado. Pero, ojo, el show de provincianismo -que muy poco tiene que ver con el federalismo- es altamente redituable políticamente y no busca debilitar a CFK, al contrario, sino a su rival interno, Pimpinella Scioli.
La ecuación de los gobernadores es simple: Scioli pidió más guita, lo cagaron a palos, se peleó con todos y agachó la cabeza. De La Sota hizo un show para periodistas porteños -en Córdoba a un prestigioso chanta como Lorenzetti o Zaffaroni nadie los conoce- que, en términos prácticos, sube el precio de los gobernadores. Los hace más caros. La hace, a Cristina, salir a recorrer el país, compartir, un poco más, con los gobernadores.
Ese es el efecto práctico de la jugada de De La Sota, que también, obvio, busca su Clarín. Todos quieren un Clarín, acá nadie es boludo.
Alguien a quien echarle la culpa, digamos.
Macri, en su desesperación política, se juega, en el banquillo de los acusados, la posibilidad de pasar sus últimos años  de vida en una cárcel, pero además, la liquidación de su partido -ahí, al segundo día de cárcel para Macri o, si coimea bien a los jueces, de condena firme pero libre, al segundo día huyeron todos, al kirchnerismo, seguramente, como el delincuente criminal (¿creo que ahora ya se le puede pegar, no?) de Schiavi o todos los dirigentes principalísimos del kirchenrismo que jamás, tras un profundo cambio ideológico, volverán a sus antiguas formaciones reaccionarias y de derecha, donde fueron, además, tan pobres- y la posibilidad de ver cómo se diluye, rapidísimo, el poder. La lógica de la sucesión, que desespera al círculo de aplaudidores de cualquier gobernante, no está, sólo, comiendo los nervios en el gobierno nacional. También en la intendencia porteña y la mayoría de los principales gobiernos nacionales. Excepto los que tienen votos, la comitiva que los rodea, ya están pensando su futuro. Son seres humanos, y no de los mejores, al fin y al cabo.
El único que tiene, de los grandes jugadores de la política, reelección, es De La Sota. Y la pone sobre la mesa, se burla, digamos, del resto. Los deja estallarse entre sí. Hace su juego.
El punto clave es otro.
¿Puede el peronismo volcarse un poco más a la derecha, con un liderazgo como De La Sota?
Y...no te queda duda.
Sí.
Se arregla en cinco minutos.
Con los cargos se hace magia, muchachos.
Lo saben, justamente, los mágicos.
La reelección de Cristina es la esperanza de continuidad. Pero, no nos engañemos, por ahora, la cosa viene floja. Funcional para que el poder no se le diluya -estos son los dramas de los sistemas presidencialistas sin relección de Latinoamérica, prima el caudillismo y el partido único. En Europa, mis amores, je, eso no pasa- y no es poca cosa lo logrado.
Igual, falta mucho, sobre todo, las elecciones de legisladores.
Cristina es probablemente la presidenta más federal de la historia. Su fuerte liderazgo, opaca el provincianismo, una tendencia coexistente con los dramones federales desde el comienzo de la historia.
Es, también, quien más hizo por la igualdad social y civil.
Es entonces esperable que con estas mismas banderas -nuestro sistema político funciona así- o con un revanchismo asqueroso, se le entre. De La Sota, por ahora, no logra sintonizar ninguna de estas banderas. Macri y Scioli, no están para las grandes ligas. La población los ve como buena gente, que no provienen de la política. O sea, que no pueden, jamás, ser presidentes. A De La Sota, en cambio, lo ven con todas las cualidades (ambicioso, desleal, pragmático, peleador) para ser presidente.
Está demasiado a la derecha para sintonizar, aún, con el electorado. Arrastra, todavía, tics, superados culturalmente, del ucedísmo.
Puede cambiarlos, quién sabe.
En todo caso, nació una oposición.
Y les subió el precio a los gobernadores. Los que tienen la llave de la gobernabilidad en el país. Ni más ni menos. 

De La Sota no es tan reaccionario como Scioli o Binner en materia impositiva y social, es decir, en la materia que le debería interesar a una izquierda inteligente, pero sí es reaccionario en materia cultural para la izquierda boba, la que apabulla el boludismo portuario, dado que De La Sota es católico, culto, ambicioso hasta el colmo, trabajador provincia de la política, o sea, tiene experiencia.